No hay tirada de suerte en esta ocasión. Espero que eso os perturbe en cierta medida
Bedelia respiró profundamente y se obligó a calmarse.
-Vale, teníamos más o menos claro que no iba a estar aquí después de haber salido hace tanto. Pero el bosque es enorme...¿Ha comentado algo más?
-No que yo recuerde- dijo Thorir mientras examinaba todo su alrededor, acto seguido se volvió hacia Bedelia, -Se marchó muy alterado cuando la explicación del sureño, y al volver seguía alterado, diciendo que había visto a la bestia y que tenía que ir a buscarte-
Bedelia miró a Thorir con una extraña mezcla de nervios y curiosidad.
-¿Qué sureño? ¿Ahmel? ¿Qué dijo?
-Sí...- asintió Thorir con desgana al pensar en aquel hombre, -Ese sureño ..., no nos daba buena espina- suspiró, -Habló de un ritual, mediante el cual podríamos no solo terminar con la bestia, sino además controlarla a nuestro antojo, dijo que necesitaba a dos voluntarios, que deberían ser atados y colocados de cierta manera. Y además tomarse alguna clase de pócima, ruwhi, creo recordar- dejó unos segundos para que Bedelia ordenara sus ideas, -Después, se marchó corriendo como si algo le persiguiese, aunque, anteriormente nos contó que su padre había dado caza a una bestia similar, y que tenía vagos recuerdos de aquello- apartó la mirada y dibujó su media sonrisa, -En mi opinión, se acordó de algo, puso la excusa de que no soportaba al sureño, pero no parecía que dijera la verdad, lo que ocurrió después ya te lo he contado, vino avisando de la bestia y de que tenía que buscarte, y Resmit creo recordar fue quien le dijo que podría empezar a buscarte en la cabaña de Yngrid- soltó un gran suspiro, -Eso es todo lo que se-
Bedelia puso cara extraña, como si hubiera comido algo extremadamente amargo.
-¿Y por qué querría alguien controlar a una bestia cuya única finalidad consiste en desgarrar y consumir la carne de una víctima a la que, después, dará muerte?
Tras aquel comentario inicial, recuperó una postura reflexiva, mirando en la distancia, hacia la espesura.
-Cuando llegué la primera vez del bosque salí a hablar con Ashe y poco después nos seguisteis todos. Mencioné que había vuelto de intentar buscar el símbolo. Tal vez haya probado a ir ahí.-frunció el ceño--Pero acabo de llegar de ese mismo lugar. Cuando nos hemos encontrado acababa de estar, y no le vi. Además, ya no hay símbolo. Lo he destruido.
Miró a Thorir, evaluando la situación.
-Tal vez deberíamos ir. Tampoco puedo decir que se me ocurra otro sitio, a parte de obviar que tal vez esté totalmente perdido en el bosque.
Thorir se encogió de hombros, -Se podría controlar a una de ellas para acabar con las demás, no sería mala idea- a continuación se giró hacia la cabaña, -Es posible que esté con Yngrid, ¿Cuando fue la última vez que la viste?-
Bedelia se giró hacia Thorir.
-¿Entonces hay más? Es cierto que creíamos que se podían "reproducir", por llamarlo de alguna manera, ¿pero lo habéis confirmado?
Se mordió una uña.
-Vi a Yngrid, la dejé, y después fui al símbolo. Desde el símbolo al pueblo otra vez, y ahora aquí. Tal vez hayan pasado unas tres horas, no estoy segura.
Thorir asintió con gesto preocupado, -Saga está segura, hay más de una-
Acto seguido, anduvo unos pasos por los alrededores de la cabaña, examinando todo, además miraba al bosque, en busca de alguna señal, desde huellas, hasta rastros en la maleza que crecía en la base de los altos árboles.
Motivo: Inteligencia
Tirada: 1d10
Resultado: 8(+6)=14
Motivo: Advertir
Tirada: 1d100
Resultado: 67(+40)=107
Bedelia masculló una maldición. Thorir tenía razón, por mucho asco que le diese la idea, si había más de una tal vez necesitasen controlar a la bestia. Querría haber esperado, pero dada la situación prefirió que fuera el norteño el primero en enterarse. Comenzó a hablar mientras se unía a la búsqueda de pistas.
-Fui al símbolo porque esperaba oír algo. La última vez que estuve allí me habló, y pensé que tal vez podría hacerlo de nuevo. En vez de eso encontré a un hombre que, a modo de presentación, me dijo que aquello que había ido a buscar era una marca que hacen esas cosas cuando se asientan en un lugar durante mucho tiempo. Por eso lo destruí.
Clavó la mirada en los ojos de Thorir, con gesto preocupado.
-La conversación no duró mucho, pero sólo pude sacar algo en claro. Me dijo que, de entre todas las personas que estamos aquí, "mi compatriota" era quien estaba más cerca de la verdad. No sabemos si hay otro sureño, pero Ahmel parece ser una baza a tener en cuenta.
Motivo: Rastrear
Tirada: 1d100
Resultado: 62(-25)=37
Motivo: Buscar
Tirada: 1d100
Resultado: 40(+15)=55
Me he equivocado y en rastrear tengo -20, no -25, así que llego a fácil (como si eso marcase alguna diferencia)
Un par de ojos fijos en ti, en la distancia, entre los árboles.
-¿Dices que Ahmel podría decir la verdad?- preguntó sorprendido Thorir, -Vaya, ...- el norteño se quedó pensativo y se giró hacia el bosque de nuevo, donde vio aquellos ojos que les observaba, entonces instintivamente se llevó la mano al pomo de la espada, mientras con la otra mandaba guardar silencio a Bedelia.
Fijó sus ojos en los de aquel depredador, uniendo sus miradas, fijando aquel vínculo milenario, presa y cazador. Su rostro se volvió serio, pero relajado y mientras se posicionaba delante de Bedelia examinaba todas las opciones posibles, -Hay un lobo, quédate detrás mía, sí viene corre hacia la cabaña-
Acto seguido Thorir dió un paso al frente y abriendo los brazos dijo, -Tú decides- con un tono casi imperceptible para Bedelia, aquel mensaje sólo iba destinado a aquel lobo.
Miras en la dirección en la que señala Resmit. Allí no hay nada más que nieve, y árboles.
Tras la advertencia de Thorir y antes de ver nada, antes siquiera de saber cuál era la amenaza, el estoque de Bedelia ya estaba fuera con el suave fluir metálico que caracterizaba aquel arma. Ni siquiera permitió que el norteño se colocara delante de ella, dando un paso lateral dispuesta a luchar.
Sin embargo, cuando siguió la mirada de Thorir no pudo más que parpadear, descolocada. Con cuidado de no hacer movimientos bruscos, se acercó al hombre para susurrar.
-Ahí no hay nada, sólo lo estás viendo tú-La naturalidad de aquellas palabras resultó chocante teniendo en cuenta el contenido-Tal vez quiera ayudarnos, o ayudarte.
El animal no enseña los dientes ni parece reaccionar ante vuestros movimientos. De hecho, su postura transmite más paz que desafío, más calma que agresividad. Te mira durante unos segundos, luego inclina la cabeza ligeramente, como si estuviera asintiendo. Acto seguido se gira y empieza a caminar en dirección opuesta a vosotros. Tras un par de pasos, se detiene y gira la cabeza para volver a mirarte.
Sorprendido por lo que acababa de ver, Thorir relajó sus brazos, bajándolos lentamente y respondió al lobo con una leve inclinación de cabeza. Miró a Bedelia, pero no dijo nada, no era el momento de las palabras. Tras ese pequeño instante Thorir se dirigió hacia aquel lobo misterioso.
Bedelia dudó, insegura sobre si debería seguir al norteño en aquella especie de visión. Al final se encogió de hombros y comenzó a caminar.
Andáis durante unos quince o veinte minutos, siguiendo al lobo que solo Thorir puede ver. Llegado a cierto punto, Thorir se detiene. Frente a vosotros, a unos treinta metros de distancia, se distingue una pequeña cascada congelada, que va a dar a un riachuelo, también congelado.
El lobo se gira de nuevo, para mirarte. Luego camina por encima del riachuelo, sin resbalar, hasta llegar a la base de la cascada. Parece contemplar su reflejo durante unos segundos... Y luego se introduce entre dos gruesas columnas de hielo, entre las cuales hay un hueco no demasiado grande.
Bedelia miró el lugar con curiosidad, pensando que después de haber pateado tanto bosque era extraño no haber visto algo tan grande.
-¿Crees que nos habrá traído hasta Drunfo o quiere que hagamos otra cosa? O que lo hagas tú, la verdad es que no se si ésto es algún tipo de espíritu guardián o...
La sureña alzó la cabeza y, pese a no ser baja, se puso de puntillas buscando al gigante.