Partida Rol por web

Thorir caminaba casi imnotizado por aquel lobo, como si aquel animal fuera lo único que existía en ese momento. Cuando llegaron hasta la cascada Thorir se detuvo durante un instante, en que miró a Bedelia.

-No estoy seguro de lo que puede ser, pero desde que mi padre fue asesinado y vivo desterrado he tenido experiencias similares, en las que animales me guían en momentos de duda-, volvió su mirada hacia la cascada y suspiró, -Me gusta pensar que es mi padre quien me guía- dijo con tono triste. 

Acto seguido se dirigió hasta el hueco donde se metió el lobo.

-Oh. Siento lo de tu padre...

Bedelia dedicó una sonrisa apagada a Thorir y le acarició el brazo en un gesto de apoyo. Mantuvo silencio mientras le seguía, respetando lo íntimo de aquel momento.

Thorir agradeció el gesto con una sonrisa, hacía mucho tiempo que nadie la daba un atisbo de apoyo. 

A continuación, se metió por el hueco de la cascada.

... O lo intentó.

Por el hueco entraría bien un niño. Por desgracia, Thorir no es un niño, y apenas si puede deslizarse unos centímetros entre el hielo hasta casi quedar encajado. 

Aprovechas para echar un vistazo al interior del hueco. La oquedad que hay tras la cascada helada no tendrá más de un par de metros de longitud, y en su punto más profundo se estrecha hasta hacerse impracticable. Podrías entrar hasta la mitad, reptando quizás, pero dudas que merezca la pena: Hay no hay nada. Ni rastro del lobo, ni objeto alguno que te llame la atención. Solo un espacio vacío, musgo y piedras.

Thorir intenta reptar por el agujero, pero es en vano: La abertura es demasiado pequeña. Antes de quedar encajado, decide dar media vuelta y volver a incorporarse, momento en el cuál pisa mal y resbala en el hielo. Está a punto de caer, pero logra sujetarse en el último momento contra la cascada congelada. Bedelia, por otro lado, parece no tener problema alguno a la hora de andar por aquella superficie resbaladiza.

Al apoyarse contra el hielo, algo extraño capta tu atención. Dentro del hielo, por un instante, has creído ver...

Pero no es posible. Tu padre está muerto.

Observas la fría superficie cristalina durante unos segundos, conteniendo el aliento. Y pronto entiendes la confusión: Tu reflejo. Tu rostro, distorsionado, devolviéndote la mirada desde aquel mundo paralelo, helado... Y entonces te das cuenta de algo.

Eres la viva imagen de tu padre.

Por un instante Thorir se quedó mirando al hielo, casi hipnotizado, llega incluso a alargar la mano hacia el suelo helado, pero pronto se da cuenta y esboza media sonrisa, acto seguido devuelve la mirada a Bedelia, -Creo que aquí dentro hay algo- se volvió a girar hacia el agujero, -Pero maldita sea, no soy capaz de pasar-  

Cuando Thorir volvió y estuvo a punto de resbalar, Bedelia le agarró con fuerza para evitarlo, a pesar de no ser necesario. Aún le mantuvo cogido un poco más mientras se estabilizaba, momento en el que le soltó con una sonrisa.

-Voy a intentarlo yo, a ver si el hielo quiere dejarnos pasar. Podríamos romperlo, pero la cueva de dentro podría hundirse...

Ladeó la cabeza medio segundo antes de deslizarse hasta el hueco.

-De acuerdo- dijo Thorir mientras le devolvía la sonrisa.  

Reptas sin dificultad por la pequeña abertura. Por desgracia, allí no parece haber más que piedras y musgo. La pequeña cueva se estrecha hasta que al final incluso a ti te es imposible seguir avanzando... Y ni siquiera has conseguido entrar entera, todavía tienes los pies fuera. Buscas durante unos minutos, pero no encuentras nada reseñable. ¿Por qué habrá tenido Thorir esa visión concreta?

Según Bedelia repta dentro de la cueva, te apartas para dejarla pasar. A cierta distancia, observas con curiosidad como la sureña se desliza sin problemas a través del agujero, tan fácilmente que casi te entra algo de reparo debido a lo difícil que te resultaba a ti. Casi parece una lengua gigante, recogiéndose con rapidez dentro de una gran boca formada por labios de nieve y puntiagudos dientes helados...

De dientes...

Te sorprende aquel pensamiento. Pero es cierto que aquella cascada parece una gran boca, y el agua congelada que cae en agudos pilares, sus afilados colmillos. Tu imaginación vuela, situando los rasgos faciales. Como si el invierno te enseñara su rostro amenazador. Como si...

"Cuando el frío enseñe sus dientes".

-¡Aquí no hay nada, es muy pequeño!-Gritó Bedelia, sin salir por el momento-¿Qué te ha parecido ver?

Thorir se quedó pensativo, con la mirada perdida en aquel agujero, "Cuando el frío enseñe sus dientes", repetía constantemente, hasta que tras unos segundos murmuró para sí mismo, -Busca la respuesta en la sangre desterrada- 

Metió la cabeza en el agujero para intentar ver a Bedelia, -Vi como el lobo se metía aquí-, aguardó unos segundos hasta asegurarse de que la mujer le había escuchado, -Creo que tengo algo, pero debemos asegurarnos que aquí no hay nada, quizás sea una locura pero puede que haya algo escondido-

No. Nada.

Bedelia se deslizó de vuelta hacia el exterior y se limpió la ropa antes de mirar a Thorir.

-Nada de nada. Ni siquiera era profundo.

-Vaya...- 

El noble se giró hacia Bedelia y la miró a los ojos, -Te voy a contar algo que nadie a parte de mi sabe- hizo un silencio para captar su atención, -Hace unos años tuve un encuentro con una völva y me dio tres consejos para tres situaciones, una de ellas se cumplió tal y como ella dijo, fue la noche que mi padre murió, la segunda está ocurriendo ahora mismo, "Cuando el frío enseñe sus dientes", está claro a que se refería, y su consejo para esta situación fue, "Busca la respuesta en la sangre desterrada"- dibujó media sonrisa, -¿Sabes a quien se refería?-

Bedelia entrecerró los ojos, haciendo memoria.

-Te viste obligado a dejar tus tierras porque tu hermano te arrebató el poder. ¿Eres tú el desterrado?

Sus ojos se deslizaron hasta las manos del norteño.

-¿Debes sangrar sobre el hielo?

-Creo que no soy yo- dijo Thorir con voz pausada, -Apostaría por Drunfo, creo que con sangre desterrada se refiere a toda una familia, y su padre fue desterrado, al igual que él, además, según el propio Drunfo su padre ya mató a una de esas cosas-

-Entonces todo nos lleva a encontrarle, pero seguimos sin tener ni idea de donde podría estar...

Levantó la vista hacia la cascada. Después, sacó su cuaderno y dibujó un pequeño mapa sobre cómo habían llegado hasta allí tan detallado como pudo recordar.

-Sigamos andando. Tenemos que encontrarle antes de que lo haga esa cosa