Partida Rol por web

El norteño de las cicatrices se vuelve hacia Einar, acariciando su hacha sin dejar de sonreír.

-Déjame ir a por ellos. Te traeré sus cabezas con gusto...

Durante unos segundos, nadie dice nada. Luego Einar suspira, y la furia parece desaparecer de su cara, dando paso al cansancio.

-No. Trae a los chicos. Me reuniré con ellos en cuanto pueda.

Rorar se encoge de hombros, y, sin rechistar, apresura a obedecer, dirigiéndose a la salida principal del edificio, por donde han salido los dos norteños del clan Yormef. Einar, mientras, se gira hacia vosotros con expresión seria.

-Lamento que hayáis tenido que contemplar esta escena.

Hadar había mantenido la compostura durante un buen rato sin apenas inmutarse, había presenciado más de una vez escenas parecidas en el salón del Jarl en su pueblo. Aun que Haufman y Goldar eran territorios distintos, las costumbres eran parecidas, variaban en la denominación pero mantenían su esencia.

Cuando Einar termina de hablar, el joven se levanta y empieza a hablar lentamente, con un tono distinto al utilizado hacía unos minutos cuando se presentó -No tiene por que disculparse por nada Jarl Einar, creo que ha actuado de la manera más beneficiosa para su pueblo y este altercado es ajeno a su voluntad. Dejándonos entrar en su salón y compartiendo esta jarra con nosotros ya es un signo de amistad y respeto altruista ya que apenas nos conoce, es usted un hombre honorable Jarl Einar - Dice el chico recalcando la ultima frase y haciendo una breve parada en la interlocucion-  que ningún hombre cegado por la rabia le haga dudar por su dedicación. 

Dando unos pasos al centro de la sala, Hadar mira a Einar - Viejo, quieres casarte conmigo?- sus ojos plateados denotan un aura de madurez impropia de su edad y una seriedad que anteriormente había sabido ocultar o que había olvidado por la emoción de encontrar a tanta gente tan dispar. Llevándose la mano al pecho, el chico asiente como gesto de respeto al Jarl y espera a la respuesta de este. 

Jejeje soy el mejor, mira sus caras... ¡Hadar concéntrate! y deja la broma de que tú tambien eres del clan yornef para otro momento. 

Quería comentarle algo Jarl Einar, de camino a Sultünge encontré... algo que me llamó la atención -El chico traga saliva y hace una pequeña pausa antes de continuar- En un recodo del camino había una acumulación de nieve, ocultaba un cadáver dentro, no soy ningún experto en averiguar signos por los que ha podido morir una persona por lo que no investigué mucho. Le di un entierro improvisado y continué con mi marcha. 

Tras terminar, da unos pasos hacia atrás y vuelve a sentarse en el taburete dedicando una mirada rápida a los semblantes de los otros viajeros. Había movido ficha descubriendo que había encontrado en su camino, ahora era turno de los demás. 

¿Que nuevas historias traerán estos seis? Mejor dicho cuatro, los otros dos son un poco coñazo. 

El jarl se toma unos segundos para responder.

-Posiblemente un viajero. Hay muchos que emprenden la marcha sin ir preparados, y el invierno les atrapa a mitad de camino.

Aunque no es algo muy obvio, alguien que fuera un buen observador podría haber observado, en la expresión de Einar, cierta turbación al oír sobre la existencia del cadáver.

Bedelia se dejó caer en su silla, aliviada. Aprovechó aquellos minutos para respirar profundamente y calmarse.

-Gracias por acceder a verles...otra vez-Dijo simplemente.

De repente, toda la tensión acumulada sumada al cansancio anterior hicieron mella en la mujer. Tenía la sensación de que, una vez se echara a dormir, no despertaría en al menos una semana.

Dio un gran trago a su cerveza y desenfocó la mirada en algún punto de la sala, pensativa.

Einar alza una ceja.

-Cuando he dicho de reunirme, no me refería a ellos dos.

Bedelia abre la boca formando un mudo "oh". Si, aquello tenía más sentido.

Asintió sin añadir nada más, respetando la decisión del jarl.

Saga, que permanecía todavia de pie, regresó lentamente a su asiento sin mediar palabra dejando un suave apretón en el hombro de la otra mujer, la cual había parado su atención de algún modo. Aunque parecía distraida, un buen observador podría haber dicho con facilidad que alguna otra preocupación la mantenía lejos de aquella mesa.

Bedelia volvió a la realidad con el apretón de Saga. Le dedicó una sonrisa y agradeció en silencio el gesto.

Einar se derrumba sobre su silla, aparentando ser un poco más viejo que antes.

-... Esta noche -Añade sin levantar la vista, tras unos segundos de silencio- se reunirá todo el pueblo, en este mismo salón. Es tradicional que, antes de empezar la parte más dura del invierno, realicemos una modesta celebración en honor a los dioses. Este año la fecha se ha adelantado un poco, puesto que el frío ha llegado pronto, por lo que la cena será menos abundante que otros años...

Intenta relajar su expresión, esbozando una media sonrisa y volviendo a miraros.

-Aún así, espero que los cinco podáis asistir. Hace muchos meses que no pasa nadie por aquí, y mi gente está hambrienta de nuevas historias. Aunque os aviso que probablemente deis mucho de qué hablar. Nunca habían coincidido seis viajeros en nuestras tierras, y menos siendo dos de ellos extranjeros.

La salida de Thorir se hacia de rogar, Drunfo en cierto modo no me importaba tanto, pero seguía siendo un yormef. Solté un suspiro de alivio cuando estos salieron por fin por la puerta. Permanecí callado, mirando a los presentes, parecía que el ambiente se había calmado, pero era lógico, los dos animales ya se habían ido y ya nadie incitaba a la ira del Jarl.

¿Un cadáver? puede que no solo el clima fuese su enemigo, es posible que los bandidos que atacaron a Saga también tuvieran algo que ver, aunque... ¿¿otro viajero?? al final tenía razón yo con lo de la fiesta... Si no estuviese demasiado lejos podríamos ver el cadáver mañana si la ventisca no lo consume.

Ya decía yo que para que viniera tanto viajero tendría que haber una fiesta jejeje. No os preocupéis Jarl, puedo ayudar en las cocinas para esta noche,- dije alzando la jarra -  así podré mostrarles un plato de mi tierra con la receta de mi madre, jabalí relleno de manzana, una autentica delicia. Además tengo bastantes historias que contar, - agarro con la mano que no sostiene la jarra el collar de 6 colmillos que cuelga de mi cuello -  la más reciente es la de como cace al lobo azabache más negro que la noche - señalo la piel del lobo enrollada en lo alto de mi macuto. - Sin embargo, me gustaría pediros un pequeño favor... La piel del lobo está sin tratar y sería un gran desperdicio puesto que es una buena pieza ¿Podría alguien en el pueblo hacerse cargo? O si le interesa podríamos llegar a un acuerdo. De cualquier forma, podría colaborar a la cena con la carne de la bestia y que así sea más abundante y rica.

Doy el último trago de cerveza y apoyo la jarra vacía en la mesa, mientras miro al Jarl a la cara sonriente.

La mujer, que hasta ese momento había estado observando la escena en silencio, da un paso al frente.

-Una habilidad poco común en un norteño, la de la cocina. Sea como sea, nos faltan manos para preparar la cena de esta noche, así que vuestra ayuda es más que bien recibida, Resmit. En cuanto a la piel, podemos llegar a un acuerdo más tarde, si lo deseas.

-Conozco la tradición escalda Goldariana. Mis abuelos pertenecían al clan Ygnling y será un honor amenizar la velada con historias y bailes. Pero ahora, si no es mucho pedir, me gustaría descansar. Fui herida en el asalto y llegar hasta aquí ha sido muy duro -explicó con calma-. Pero si requiere de mi ayuda o alguno de los extranjeros necesita asistencia lingüística o cultural, por favor, no tengan reparos en hacérmelo saber.

-Jajajajaja  - Miro a Ashe a le había perdido de vista durante la reunión - Se podría decir que no soy una persona corriente mi querida Ashe, como ya descubrirás, tengo habilidades inusuales entre la gente del Norte. - muestra una gran sonrisa que asoma entre la barba cobriza del guerrero -  Como dices no muchos tienen dotes del arte culinario, no se si habrás ido a una partida de caza, pero es de agradecer que halla alguien que pueda hacer un buen guiso o que pueda preparar la caza para que no se estropee durante el camino de vuelta si esta se alarga. Como comprenderás, en estos tiempos que corren es una habilidad útil y con mucho gusto os ayudare a preparar una gran cena para después alimentaros con mis historias. Aunque es posible que no sean de las más interesantes teniendo en cuenta que contamos con dos extranjeros que puedan contarnos historias de tierras lejanas. - hago una pequeña pausa - En lo que a la piel se refiere,  ya habrá tiempo de hablarlo más tarde.

Espero una respuesta y si no es así me giro hacia Saga

- Bueno Saga, antes de que vallas a descansar, como ya mencioné antes, mi viaje es en busca de un grupo de bandidos, . - con tono algo más serio - has dicho que fuiste atacada cerca de aquí, es posible que se trate del mismo grupo.  Estos se identifican con un estandarte con una calavera, capas carmesís y ente ellos se encuentra un hombre gigante como Drunfo que se hace llamar Baklar. ¿crees que puede tratarse ellos? Aunque no lo fueran, un grupo de bandidos en estas tierras tan inóspitas puede suponer un problema para el pueblo. - Dirijo la mirada al Jarl - Sería conveniente tomar medidas antes de que suceda una desgracia, Hadar ha dicho antes que encontró un cadáver, es posible que fuera una ataque de este grupo.

-Por supuesto, mi señora -Dice Einar, al escuchar el comentario de Saga-. Temo no poder ofreceros más que un lecho improvisado, pues como ya he dicho antes no estamos acostumbrados a las visitas. Sin embargo, hablaré más tarde con una de las viudas del pueblo, Frigda. Puede que ella tenga algún hueco para vos, si deseáis algo más confortable. Por ahora, podéis reposar aquí, si lo deseáis.

-O en mi habitación, si queréis reposar -Añade Ashe, dirigiendo una breve mirada ceñuda a Einar, como si estuviera censurando su última sugerencia, mientras se acerca a la hedense-. ¿Podría echar un vistazo a vuestras heridas? No soy ninguna entendida, pero quizás puedo ayudar.

Entonces interviene Resmit, antes de que Saga pueda responder. Ya al lado de esta, Ashe le devuelve una media sonrisa, y cuando este acaba le responde con un simple asentimiento, antes de volver a centrarse en Saga.

Bedelia sonrió, y con ese gesto su cansancio se hizo aún más patente.

-Una celebración en honor de los dioses. Suena a algo que no puedo perderme. Será un honor asistir como invitada.

Giró un instante la cabeza, con los labios todavía entreabiertos.

-¿Seis viajeros?

Ellos eran cinco. Siete al principio, pero cinco ahora. ¿De dónde salía el sexto viajero? ¿Alguien había llegado a la aldea antes que ellos?

-En efecto. Como indiqué al principio de esta reunión, hace unos días recibimos la visita de otro extranjero, de ropas extrañas y piel tostada. Se hace llamar Ahmel Bal’Karim, y actualmente se encuentra hospedado en la casa de Fredrick. Aunque reconozco que estos asuntos de eruditos me son algo ajenos, creo que no yerro demasiado si afirmo que, por lo que he oído de su boca, practica el mismo oficio que el señor Madow, aquí presente.

Esboza una sonrisa, algo más sosegado que antes al haber cambiado de tema.

-Afición común la historia, al parecer, en las tierras del sur. Aquí somos más afines a la leyenda.

El corazón de Bedelia se saltó un latido. Frederick...agradeció estar sentada, porque de otra forma las piernas habrían empezado a temblarle.

No, aquel no era su Frederick, estaba claro. Durante un instante se había permitido fantasear con aquella posibilidad, pero había sido un instante muy corto. ¿Cuál era la probabilidad? Ninguna. Y si estuviera allí de verdad sería otro viajero más, no tendría casa propia.

Llevaba poco tiempo en el poblado pero ya había sido toda una experiencia para ella. Necesitaba dormir urgentemente. Tantas emociones juntas no eran buenas...