Partida Rol por web

La relevancia de aquella revelación todavía no está del todo clara. Vuestras cabezas aún están intentando procesar toda la nueva información, ajustándola a vuestros planes actuales y comprobando el impacto que tiene en ellos. Lo que es innegable, sin embargo, es el instinto subyacente en cada uno de vosotros, ese subconsciente primario y casi animal que ruge con nerviosismo y paranoia cuando uno se siente encerrado. Grabado en fuego en el corazón de la humanidad, el deseo de la libertad y la angustia al ser esta negada, aunque sea de una manera tan amplia, es siempre un motivo de tensión. El león enjaulado se pasea entre los barrotes frenético, ansioso. El pájaro atrapado entre unas zarpas hostiles aletea con todas sus fuerzas, cada uno de sus músculos convulsionando su cuerpo al mismo tiempo en un único objetivo, que domina su mente: Escapar. Liberarse. Huir. La esperanza le dice que hay una puerta, el miedo le advierte que está cerrada. Incluso en la peor de las situaciones, el saber que hay una vía de escape supone un pequeño remanso de paz en el corazón, un asidero al que acogerse cuando todo lo demás falla. Es pura naturaleza humana el buscar, casi sin darse cuenta, un camino despejado, una abertura por la que escurrirse, una luz que indique la salida al exterior. Y un puño fantasmal se cierra sobre el corazón al darse cuenta ese mismo subconsciente de que dicho recurso, quizás, no existe. De que el camino está cortado. De que la abertura está bloqueada. De que la luz es una ilusión.

Will os mira en silencio, intentando evaluar vuestras reacciones.

Pasar de un vago presentimiento a una realidad certera y absoluta fue un golpe demasiado duro. En sus ojos, la alegría y el gozo de haberse reencontrado con Will se desvaneció dejando tan sólo la sombra fúnebre de una sentencia a muerte. Miró sin ver, deshaciéndose cada vez más conforme la idea calaba en su mente.

En cierto sentido ya lo estaban, ya que Saga había asumido que era imposible huir de aquel lugar sin toparse con las garras del invierno, las fauces de la bestia o la inevitable crueldad de aquel recóndito lugar de Goldar. No se había plateado huir, pero ahora ni siquiera era una opción que se pudiese considerar. Estaban cayendo en un agujero sin fondo, a ciegas, sin luz que les guiase y sólo quedaba esperar que tocasen fondo y todo acabase.

-Pero... Eso ya lo sabíamos -comentó, intentando formular una frase esperanzadora que todavía no terminaba de tener sentido. Su mirada recorrió los rostros de sus compañeras, tomándose varios segundos antes de volver a hablar-. Quiero decir, esta mañana ya estábamos atrapados, sin provisiones y acechados por esa cosa. Y decidimos que estábamos juntos en esto. Peregrinar sin recursos y con tanta gente no era una opción esta mañana, y no lo es ahora. Así que esto no cambia nuestro curso de acción: hay que encontrar a la bestia, saber de dónde viene y por qué, y acabar con ella. Es más, nos da información. Ya no es sólo la bestia, tiene que haber algo más detrás de todo esto. Sólo... Tenemos que seguir firmes.

Ashe, que ha cerrado los ojos y se ha dejado caer sobre una de las cajas al escuchar la noticia, no dice nada. Frigda, sin embargo, asiente enérgicamente ante los comentarios de Saga.

-Bien dicho. Nuestra primera prioridad es acabar con esa bestia. Esa tormenta no durará para siempre.

Bedelia tardó en reaccionar. No solo estaban encerrados, sino que había una bestia suelta y sus reservas de comida menguaban alarmantemente. Si no les mataba esa cosa lo haría el hambre, pues si lo que Will había llamado El Círculo era visible desde fuera no podían contar con que los animales lo traspasaran. No sabía quién era el responsable, ni siquiera si había un responsable, pero su situación era cruel.

Aun así, la sureña respiró profundamente y se obligó (como tantas otras veces en aquellos últimos dos días) a resolver los problemas uno por uno.

-Estoy de acuerdo con Saga, nuestra prioridad debería ser acabar con la bestia. Incluso si matarla no nos diera información sobre lo que está pasando sería útil para movernos con libertad e investigar.

Frunció el ceño.

-Pero...a pesar de que no depende de mi la decisión, creo que el pueblo no debería saber lo del círculo. Como dice Saga, no cambiaría las cosas, y no podemos prever cómo afectará la sensación de aislamiento.

Frigda parece sorprendida ante la propuesta de Bedelia.

-¿Qué? No, no podemos ocultárselo.

Ashe interviene sin moverse ni abrir los ojos siquiera, como si fuera una estatua que súbitamente hubiera cobrado vida.

-Tiene razón, Frigda. La gente ya está desesperada. Si les pones más de lo que pueden soportar encima, alguno acabará por hacer una estupidez.

No dice nada más, pero es fácil terminar su frase aunque no llegue a pronunciarla en alto: "Si es que no la hacen ya".

-Oh, Ashe, no me digas que estás de acuerdo -Frigda dirige una mirada de desaprobación a su vecina-. Y es más, aunque tuvierais razón, ¿cómo pensáis ocultárselo? ¿Y si la próxima partida de caza se queda atrapada en...?

-No habrá más partidas de caza, Frigda. Solo estaríamos poniéndoselo más fácil a la bestia.

Frigda frunce el ceño.

-¿Y ya está? ¿Vas a rendirte tan fácilmente?

Ashe abre los ojos, molesta, y se inclina un poco hacia delante para mirar a Frigda.

-Eso lo has dicho tú. Pero las partidas de caza son una mala idea.

Saga contempló la situación sin decir nada, sintiéndose dividida entre ambas opiniones.

-No podemos quedarnos sin comida... -miró a Bedelia brevemente. Después se volvió hacia Ashe-. Si la gente no come se verán arrastrados al canibalismo y... Estamos bastante seguras de que eso es lo que corrompe a la gente y los transforma. Las partidas de caza son una mala idea, pero necesitamos comida. Quizá puedan esperar unos días, pero hay que peinar el perímetro mañana mismo y recoger todo lo que sea comestible. Si no, da igual lo que nos arriesguemos o no.

Permanecí callado, apoyado contra la pared con los brazos cruzados, observando la conmovedora situación de Will y Saga en su reencuentro y espectante a la apasionante historia de la maltrechada mujer. Lo que contaba era increíble, una pasionante historia de supervivencia y venganza. Era lógica que se sintiera mal, mas el alcanzar su venganza en esa situación límite no era nada fácil.

Yo habría echo lo mismo, no tiene por que sentirse mal, en mi opinión... hizo lo correcto. Esos hombres las atacaron, las separaron y  pensó que se habían perdido. No es algo de lo que avergonzarse, si se sintió bien al hacerlo no es algo malo, quizás nos venga bien dentro de poco. Los dioses la guiaron en su lucha.

Pero ese tal Ziu... ¿Quién es? Sabe muchas cosas que nos vendría bien saber. Conocía la bestia y no fue capaz de avisar a la gente del pueblo... Que yo sepa nadie lo ha mencionado.

La historia se vuelve mucha más turbia cuando menciona el "circulo", nadie conocía la existencia de dicha estructura, es cierto que la ventisca que nos asola no es normal, pero con la presencia del monstruo no nos dimos ni cuenta. Sin embargo la noticia que acarrerea no es nada cautivadora...

"¿¡Atrapados...!?" En cierto modo ya lo estábamos...

Por el contrario no es lo mismo, la opción de permanecer era principalmente por la bestia que nos acecha. No puedo evitar descruzar los brazos y mirar al infinito al escuchar la noticia con cierto desánimo. Aprieto los puños por la ira e impotencia por la falta de opciones.

¿Por que los dioses castigan a este pueblo con semejantes infortunios? Estamos atrapados con la bestia, después aparece Baklar, el hambre y la desesperanza nos asola... y ahora esto. No podemos dejar el pueblo. Esto impedirá que me marche mañana.

¡¡¡Maldición!!!

Un problema tras otro... Joder. Nos quedamos sin hombres, sin comida y esto solo le traerá más quebraderos de cabeza a Ashe - la miro de reojo y vuelvo a cruzar los brazos para recuperar mi posición apoyado a la pared esperando que nadie se fijara en mi preocupación.

- Yo... creo que decírselo al pueblo solo traerá más preocupación. Ya estábamos atrapados a fin de cuentas. Nadie iba a salir del pueblo por miedo al monstruo. La gente está acostumbrada a la tormenta, decirles que eso les impedirá salir de aquí no aporta ningún beneficio. - echo un vistazo a los presentes cuando rompo mi silencio.

Frigda se cruza de brazos, reafirmando su postura.

-No estoy de acuerdo. Ocultarlo sólo traerá problemas, y quizás algún accidente. ¿Y cómo crees que reaccionarán cuando se enteren por otro motivo? Estaríamos creando discordia sin motivo. No digo que se lo digamos a los niños. Pero al menos sí a algunos.

Se gira hacia Saga, buscando su apoyo.

-Estás de acuerdo conmigo, Saga, ¿No es así? Tú misma lo has dicho: debemos batir la zona antes de que sea demasiado tarde. Al menos una persona en cada grupo debería estar al tanto de lo que ocurre.

Saga ladeó la cabeza y terminó por asentir.

-Sí, creo que al menos aquellos que vayan a salir deben saberlo. Eskol y Thaldein... -Cayó un momento, al cruzársele una súbita revelación-. Pero al final Frigda tiene razón, si sale de esta habitación tarde o temprano el resto se acabará enterando. Ya sabéis: tres pueden guardar un secreto si dos están muertos. No sé... A la larga traerá problemas. Si lo decimos al menos nos aseguramos de que nadie más intente escabullirse con provisiones.

- No es ninguna tontería decírselo al menos a uno por grupo en la batidas e la zona, pero no creo que sea producente decírselo a Thaldein y Eskol. Bastante tienen con recuperarse, deberíamos esperar a que estén mejor.

Saga ladeó la cabeza, indecisa. Sí, tenían mucho ya de lo que preocuparse, pero seguían siendo quienes eran.

-Eskol sigue siendo el jarl, y Thaldein quien cumplió como tal. Si están vivos y conscientes, deberían saberlo. Es su deber.

-Subestimáis a las gentes de este pueblo -aunque su tono es claramente menos combativo que antes, Frigda parece todavía incómoda ante la idea de ocultar lo que sabéis-. Será una verdad dura... Pero la aceptarán. Si se enteran más tarde, sembraremos la semilla de la desconfianza entre nosotros. Y acabaremos por volvernos locos.

Ashe se levanta, recuperando parte de la energía de la que hizo gala durante el día, y que parecía haberse extinguido tras los últimos sucesos. Es como si al verse rebajado el tono de Frigda algo se hubiera encendido dentro de ella. O puede que se deba a la falta de consenso. Sea como sea, al hablar parece de nuevo la misma Ashe que esa mañana impuso su voluntad en el thing, la misma imagen contradictoria de líder, tan frustrante como inspiradora.

-Puede. Pero es también posible que tú les estés sobrestimando. Mira lo que ha hecho Svik. Situaciones desesperadas pueden desembocar en decisiones desesperadas, y de ellas no suele salir nada bueno. Si ponemos más carga sobre ellos, pronto a alguien se le ocurrirá imponer su voluntad por la fuerza, o empezará a pensar que la bestia es un dios bajado a la tierra que se irá tan pronto como empiecen a ofrecerle sacrificios. O algo peor. La angustia y el horror no son buenos consejeros, eso está claro.

Camina hasta Frigda y le pone una manos en el hombro, con un gesto amistoso aunque firme.

-Solo tenemos que manejarlo con cuidado. Y para eso debemos estar todos -pone especial énfasis en esa última palabra- de acuerdo -pasa su mirada por cada uno de los presentes, deteniéndose un poco más de lo habitual en Resmit-. Por ahora, no creo que nadie se aventure demasiado lejos del pueblo, y más después de ver lo que le ocurrió a Svik. Decírselo no serviría a ningún propósito, y nos pondría en una situación complicada. Coincido con Saga en que las partidas de caza no pueden terminar, pero tampoco podemos dejar que esta noticia se extienda. Encontraremos un compromiso. Mañana, después del juicio, reuniré a unos pocos, los que sepamos que pueden guardar el secreto y ayudarnos. Eskol y Thaldein, como ha dicho Saga. Fredrick. Lamont, quizás, si lo manejamos bien -vuelve a dirigirse a Frigda-. Conocemos bien a los nuestros, mañana podemos discutirlo si quieres. Pero no más de tres o cuatro. Lo justo para que las partidas de caza no se topen con ese extraño anillo.

Frigda aparta la mirada.

-Es... No me gusta, Ashe. Parece que estamos traicionando a los nuestros. Está mal.

Ashe asiente.

-Sí, lo está. Pero lo haré igualmente. Al igual que lo harás tú, lo sé. Porque sabes tan bien como yo que no podemos permitirnos el lujo de ser virtuosos en un momento como este.

Frigda no responde. Su silencio parece confirmar las palabras de Ashe. Ella se gira hacia Saga, aunque al hablar se dirige a vosotros cuatro.

-Debo pedir lo mismo por vuestra parte. No debe haber grietas por donde el secreto escape a la luz, nos jugamos mucho en esto. Confío en poder conseguir esto al decírselo a los míos, porque les conozco. Pero vosotros sois forasteros, así que necesito vuestra palabra de que no se os escapará nada.