Partida Rol por web

Thaldein se ha apartado hasta una esquina del salón, y reposa contra la pared, con los ojos cerrados. El esfuerzo de haber intervenido en el juicio parece haberle dejado exhausto. Marja, preocupada, le acaricia la mano con ternura.

Avanzo entre la gente apartándola mientras se retiran, sin perder de vista a mi amigo, el cual ahora está reposando. El juicio se resolvió de forma satisfactoria, había conseguido lo que quería, que los Yormef nos ayudaran en la lucha contra la bestia. No quería mostrar mi verdadero motivo puesto que de tratarse de pura supervivencia a pasado a ser venganza, ya perdí a suficientes compañeros en el pasado y no iba a permitir que volviera a suceder. Odio a los Yormef, en especial a  Thorir y los de su sangre, pero por desgracia no me queda otra opción si quiero que salir vivo de Sultünge y matar a Baklar y su clan.

Ya delante de Thaldein y su esposa me paro con semblante tranquilo, echo un vistazo a mi alrededor antes de hablar para comprobar quien nos observa después de la movilización de la gente y quien queda en la sala. Doy un profundo suspiro de alivio.

- Me alegra que ya estés mejor compañero, siento lo de ayer, pero no era el momento. Al final el juicio  ha salido como queríamos jeje. Por cierto, ayer... ¿Que querías decirme?

Thaldein respira con cierta dificultad, pero una breve mirada antes de volver a cerrar los ojos te da a entender que te presta atención. Tras unos segundos, responde en voz baja.

-Resmit... -dirige una mirada a Marja, que niega con la cabeza con vehemencia.

-Ah, no. No me voy a mover de aquí. Dile lo que quieras, pero conmigo delante.

Su tono no deja lugar a réplica.

A pesar de su estado, Thaldein sonríe.

-Je... No esperaba otra cosa.

Tras una breve mirada a su esposa, en la que queda patente el amor que se profesan el uno por el otro, acrecentado aún más si cabe ante las circunstancias, cierra los ojos y vuelve a dirigirse a ti.

-La noche... La recuerdo con dificultad. Todo se mezcla en mi cabeza. Vi... Cosas. Cosas que no puedo explicar.

Abre los ojos y te mira durante unos segundos, como evaluando tu reacción.

-Pero algo sí recuerdo. Y eres tú. Lo que quería decirte, Resmit... Es que no olvides lo que hablamos ayer. Lo que te dije.

Algo sorprendido doy varios parpadeos seguidos, no me quedaba nada claro.

"Lo que me dijo..." ¿A que se referirá...? - espero unos segundos, pensando a que podría referirse, pero por alguna razón no llego a iluminarme. Miro a mi alrededor por si alguien nos estuviera escuchando o pusiera más atención de la que debía.

¿Se referirá a la reunión...?

- ¿Viste "cosas"? No entiendo amigo, ¿A que te refieres? Ayer hablamos de muchas cosas.

-Tu destino... Tu deber.

Hacía memoria pero no conseguía recordar a que se refería, durante el día de ayer hablamos mucho, en la reunión, durante el camino tras la bestia, ¿¡Mientras le llevaba de vuelta a Sultünge!? Iba haciendo memoria de las conversaciones que tuvimos ese día en busca de lo que me quería decir.

Quizá no quiera mencionarlo delante se Marja...

Tarde o temprano me acordaré, asique decido pasar de ese tema.

-Decías que viste "cosas" ¿A que te refieres? ¿Que viste? ¿Las llamas negras?

Justo cuando estás terminando de preguntarle, el recuerdo llega a tu mente. Tu destino...

"no creo que esté aquí por casualidad"

Thaldein clava sus ojos en los tuyos, guardando silencio. Entre los dos, la chispa de la comprensión parece brotar, iluminando tu mente.

"Es una corazonada. Pero si en verdad nuestro destino está escrito, entonces el suyo es el de acabar con esa cosa"

-Vi...

De repente, cierra los ojos, mortalmente pálido.

-¡Basta! -Marja se inclina hacia él, posando una mano en su frente-. Estás helado. Tienes que descansar...

En su voz se nota la angustia por la posibilidad de perder a su marido. Su salud sigue pendiendo de un hilo. Como Thaldein no dice nada, se gira hacia ti.

-Valoro todo lo que has hecho por mi marido, Resmit, pero no está en condiciones de hablar. Eres bienvenido si quieres quedarte, pero te ruego no le disturbes más.

A pesar de sus palabras educadas, su tono no deja lugar a réplica.

Ante la reacción de Thaldien acudo rápido a sostenerle por si se cayera. El tono y carácter de Marja no me deja mencionar palabra dejando mi boca abierta unos segundos sin emitir sonido alguno.

- Tranquila, solo quiero lo mejor para vosotros. Llevémoslo a algún sitio para que descanse. Ya hablaré con él cuando se recupere.- Paso su brazo por encima de mi hombro y le paso el mio por detrás para llevarle a una cama.

Después voy a ver a Eskol.

Marja agradece tu ayuda y se queda con su esposo, que te dirige una última mirada significativa antes de que te vayas. Sus palabras aún siguen resonando en tu mente cuando te encuentras con Eskol, que parece acabar de dispensar a los Yormef, en lo que probablemente ha debido de ser una de las conversaciones más incómodas que ha visto Sultünge en los últimos años. Cuando llegas, está hablando con Fredrick.

-... pero no debemos...

Se calla cuando llegas a su altura, y hace un gesto con la mano para restarle importancia.

-Bueno, lo hablaremos más tarde. Resmit. Quería hablar contigo, la verdad. Tus palabras en el juicio han sido... Interesantes. ¿En qué puedo ayudarte?

Cuando estoy a la altura de Eskol me planto frente a él, mirándole seriamente a los ojos mientras  termina de hablar. Después le repaso con la vista en su asiento, las heridas y vendajes que aún se puedan apreciar. Este hombre no es una de las personas en las que confíe, pero no me queda otro remedio ya que ahora es el Jarl. Miro a Fredrick de reojo antes de dirigirme a él.

- Hola Eskol, hijo de Einar, supongo que ya sabes a lo que he venido ¿Que va a pasar con el monstruo? ¿Cuando vas a organizar la partida de caza? Cuanto más tiempo pase más débiles estaremos, más hambre pasaremos y menos seremos, tenemos que solucionarlo hoy.

Eskol sonríe, divertido.

-Vaya, cuanta agresividad. ¿Tantas cosas malas te ha contado Thaldein de mí?

Extrañado hago una mueca y le miro fijamente a los ojos, no de una forma desafiante, sino mas bien para comprobar hasta que punto tengo razón al sospecha en los motivos y razones el nuevo jarl.

¿esteremos a salvo bajo su techo ahora que él está al mando...?

- Al contrario de lo que puedas creen, Thaldein te admira y no ha dicho una sola palabra en tu contra, mas bien al contrario. No se ve preparado para ocupar tu cargo, ni tiene interés alguno. - digo serio, sin apartar la mirada.-  La agresividad que encuentras en mi tono es por que quiero vengar a mi amigo y puesto que ahora eres tú el jarl has de decidir cuando irán los guerreros tras la bestia. Por ello propongo que sea en cuestión de horas. - Cuando acabo la frase hecho un vistazo de reojo a Fredrick para ver como reacciona ante mi propuesta.

Solo espero que no esté tan loco como creo.

Eskol sonríe.

-Claro. Tus sentimientos son más que justificables. ¿De cuantas horas estaríamos hablando?

- De las menos posibles, dos o tres horas, lo que tardemos en preparar la partida de caza y planteemos una estrategia. Cuanto más esperemos más nos afectará el hambre y más débiles estaremos. Cuanto antes solucionemos esto antes se podrá ir a cazar y solucionar uno de nuestro problemas. Cuentas conmigo y los Yormef, Bedelia también es una buena guerrera y por lo que dijo la mujer de anoche, Will, también es una guerrera. Nosotros junto a unos cuantos hombres del pueblo debería ser suficiente.

Es como si no hubiese pensado en acabar con el monstruo, ¿Hasta cuando pretendía estar bajo su sombra de terror? Si duda ahora es lo que más le conviene.

La sonrisa de Eskol no muta en lo más mínimo.

-Dos horas pues. Reúno a algunos hombres para entonces. Gente que pueda luchar, como Godwin, Sigbjörn y Rorar. Ocho en total, si eso es lo que tienes en mente. O llévate también a Fredrick y Lamont. ¡Y a Jostein! ¿Por qué no? Luego partís todos hacia el bosque, a buscar a la bestia... ¿Y cuál es el plan, luego?

Miro pensativo a Eskol, intentando deducir una estrategia, al contrario que él mi rostro ni se inmuta y permanece serio, cruzo los brazos en señal de reflexión y tras unos segundos de nuevo miro a Fredrick de reojo antes de contestar.

- Godwin, Sigbjörn y Rorar creo que serán suficientes, no deberíamos dejar el pueblo desprotegido por lo que pudiera pasar. En cuanto al plan.... Encontramos las pertenencias del viajero  Hadar siguiendo un rastro apartir de donde luchaste contra los yormef, pensamos que nos llevaría a la guarida del monstruo, pero nos atacó antes de llegar o discernir alguna gruta. Si seguimos el mismo camino la encontraremos. Permaneceremos juntos y si alguien sabe preparar trampas prepararemos el terreno donde combatir. ¿Tenéis un buen trampero?

Godwin, Sigbjörn y Rorar... Su perro faldero, el perro de Einar y el silencioso... veo que los ha elegido bien, pero será mejor que me los lleve yo y que se encarguen los yormef antes que dejar a Thaldein sin alguien de confianza.

Eskol ignora tu última pregunta.

-¡La guarida de la bestia, entonces! Vaya, eso no me lo esperaba. Así que, básicamente, lo que propones es internarnos en un territorio que esa cosa conoce, en donde puede cazarnos uno a uno en medio de la ventisca... Y cruzar los dedos para que no nos ataque cuando estemos montando las trampas, y que luego sea tan tonta como para caer en una argucia tan obvia. Y mientras, todas esas horas, dejamos aquí... ¿A tres hombres, no? Uno de ellos un jovenzuelo que no sabe si coger la espada por el filo o por el pomo. Ah, bueno, y los heridos... Sí, un gran batallón. Seguro que la bestia huye aterrada.

Suelta un bufido, y la sonrisa desaparece de su rostro. Ahora resulta obvio que, desde el primer momento, no estaba tomando en serio ninguna de tus palabras.

-¿Y este es el plan de Thaldein, no? Como ganado al matadero. Diría que es irreflexivo, pero viniendo de él, no me extraña.