Partida Rol por web

Os reunís, los seis, frente a la linde del bosque. Will está especialmente seria, concentrada en la misión desde mucho antes de empezar. Godwin está nervioso, y no deja de mirar hacia la espesura, como si esperara ver a la bestia corriendo hacia vosotros en cualquier momento. Sigbjörn está en silencio, y si piensa en algo, su expresión no permite leer qué es.

Antes de que os pongáis en marcha, una mujer bastante guapa se acerca a vosotros; en concreto a Saga.

-He oído lo que vais a hacer -se lleva una mano al bolsillo, y saca algo-. Toma.

Acto seguido lo deposita en la mano de llaga hedense. Una especie de pulsera fina hecha con cuero y decorada con cuentas y pequeñas plumas. En la parte central hay cosido un trozo de cuero algo más ancho, en el que está grabada y repasada con tinta una runa del Arkes, normalmente utilizada para representar a Algiz.

-Te dará suerte.

Saga se había demorado unos minutos. Al presentarse frente a la comitiva parecía otra; más resuelta y calmada, y también preparada con las botas altas bien calzadas, la pechera de cuero remendada y una capa gruesa -que no era la suya, ya que había ardido el día anterior- cuya esclavina era la piel de algún animal. Aunque en honor a la verdad, la palidez y los surcos de las ojeras no le hacían ningún bien y delataban un cansancio que empezaba a hacer mella.

-Gracias, Gerdah-. Se deshizo del mitón para poder atarla a la muñeca. Después la abrazó en signo de agradecimiento, demorando unos instantes más la partida-. Cuídate, y al resto también.

Mientras la gente se reunía y se hacían los últimos preparativos, Thorir decidió apartarse, buscar un lugar tranquilo, donde poder, al fin y al cabo, escuchar a los Dioses. Les pidió que protegieran a la expedición, y que le dieran fuerzas para no decaer y enfrentarse a lo que se le presentase. Tras realizar sus oportunas oraciones volvió con el grupo, ajustándose su cota de malla y por último su capa con la piel de aquel primer lobo que mató.

Miró alrededor y se fijó en las caras de los presentes, había de todo, como siempre antes de una batalla, porque a fin de cuentas, era lo que era, una batalla, pero esta vez, contra un enemigo totalmente desconocido. El noble permanecía tranquilo, esperando saber que le depararía aquel bosque. 

Salí de la sala común, motivado, por fin podría salir del pueblo y tener algo de actividad. Los dioses verían mis actos, Thuriz estará orgulloso de mi. Avanzo hasta el linde del bosque, mirando a la gente que se movilizaba en el pueblo, estaba nervioso a la par que impaciente, finalmente íbamos a salir al bosque aunque no para retomar la venganza que deseaba. Mi sangre bombeaba con fuerza por mi cuerpo, ardiente y deseosa de descubrir la que nos deparaba el carromato que dio origen a todo esto.  

Ya en el borde del bosque miré a la espesura y oscuridad de los árboles. 

Esto no acabará así, os daré caza malditos cabrones. - La cara del monstruo cornudo se refleja en mi mente cuando siento un ligero ardor en el pecho, en cual acaricio suavemente, notando aún el vendaje que Ashe puso tan delicadamente en mi cuerpo. -  Os mataré...

Espero apoyado en un árbol, Thorir no esta lejos, le miro despectivamente, sin hacerle mucho caso, permanezco con los brazos cruzados, con la mirada desviada ligeramente al suelo, como si estuviese meditado mirando mi propio reflejo en la nieve.  Mas está mucho más lejos de la realidad, por que iba a volver al bosque, puede que me volviera a encontrar con Baklar.

Cuando todos estamos reunidos tomo aliento y un con un ligero empujón me separo del árbol observando al grupo, que no parece tener mucho ánimo. Antes de dar un paso la nieve cae de las ramas.

Uff... en una de estas me dará.

Cuando la chica finalmente se va me dirijo al grupo.

- Cuando queráis, y anímate Godwin, que estás conmigo jejeje.

Una vez solos, os preparáis para adentraros en el bosque. Sin embargo, antes de hacerlo os llaman la atención unas pisadas que se dirigen en vuestra dirección. Al giraros, veis a Drunfo acercándose al grupo.

Antes de llegar si quiera a la altura del grupo, el gigante pregunta.

-¿Donde vais?

Saga miró a un lado y a otro.

-La carreta de los forasteros. A intentar averiguar algo más. Es lo que se ha decidido.

-Sí. Algo después de que salieras gritando como un energúmeno por la puerta.

Me giro doy la vuelta para entrar en el bosque, cuando un ruido me hiela la cabeza, un grito  que proviene del pueblo que y que resulta muy familiar. Doy la vuelta despacio, como si fuese a cámara lenta mirando de reojo al gigante que se acerca.

¿¡De dónde viene el tonto este!? Te habrías enterado si te hubieses quedado en la reunión. - mientras le miro severamente.

- Te habrías enterado si no hubieses salido como un loco... -digo con tono recriminador. - ¿Que cojones te pasó? ¿Por que saliste corriendo como un pollo sin cabeza...?

Putos yormef... 

-No soporto al sureño, nada más. - sentenció Drunfo - ¿Sabeis algo de Bedelia?

El norteño parecía algo alterado.

La hedense chascó la lengua con una mueca de incredulidad grabada en el rostro.

-Tanto como tú. La viste marchar igual que nosotros. -Se cruzó de brazos intentando parecer más de lo que era (que frente a Drunfo seguía siendo algo muy cercano a minúscula) pero no era la estatura todo lo que contaba-. Andamos a contrareloj, Drunfo. Así que si quieres compartir qué te está pasando, eres más que bienvenido. Si no, tenemos prisa.

Drunfo le devolvió la mirada a Saga algo confundido.

-Estoy preocupado por ella, acabo de ver a la bestia en los lindes del bosque. Si seguís con la idea de ir hacia la carreta os acompañaré pero también me gustaría poner en aviso a Bedelia de que esas cosas nos acechan cada vez más cerca.

Saga se frotó la sien.

-No es a nosotros a quienes tienes que avisar, sino a Ashe. Si esa cosa está al acecho los que más protección necesitan son el pueblo, no yo. No me voy a llevar... -hizo un breve repaso- seis espadas capaces para cubrirme la espalda.

Se acercó a él para ponerle una mano en el antebrazo, suavizando el tono.

-Eres un guerrero más que capaz, Drunfo. Te necesitan aquí. Y no te preocupes por Bedelia, si hay alguien que se puede manejar sola ahí fuera es ella. E Yngrid.

Cuando la mujer le tocó el antebrazo miró la mano con perplejidad. Aquel trato le era extraño.

-No temo por el pueblo, no creo que lo ataquen, pero si temo que ataquen a quien se aleje. Me da igual si no me permitís ir con vosotros, os seguiré desde lejos si es necesario. Aunque preferiría ir a buscar a Bedelia si sabeis por donde puede estar. Es por quien más temo en este momento.

Pestañeó sin terminar de asimilar lo que le acababa de decir. Tanto perdón y concordia para nada.

-Las circunstancias son las mismas ahora que hace una hora. Por qué Bedelia ahora.

Drunfo aparta la mano de Saga y contesta en un tono que vuelve a estar alterado.

-Por que hace una hora no había tenido a la bestia cara a cara a escasos veinte metros de donde estamos de pié en este momento.

-Esperad- dijo Thorir mientras se acercaba a Drunfo y a Saga, -Tengo un caballo, puedo ir a buscar a Bedelia y traerla a lugar seguro- miró a Drunfo, -Tu podrías ir con ellos, creo que harás más que yo en estos momentos- 

Saga puso los ojos en blanco.

-Bedelia corre más que tu caballo en la nieve, te lo aseguro. Ya le ha dado esquinazo dos veces y sin ayuda de nadie. No sabemos donde está pero salir ahí por tu cuenta, Thorir, es un riesgo innecesario y que Ashe ha prohibido. ¿Quieres cambiar tu puesto por el suyo? -Señaló a Drunfo-. Me parece bien. Y agradecería si vas a avisar a Ashe de que hay una cosa de esas dando vueltas por aquí. El resto nos vamos. Ya.

-No será necesario, si no sabéis donde está Bedelia iré con vosotros.