Partida Rol por web

Los dos llegáis a la altura de Thaldein casi al mismo tiempo. En ese momento, está supervisando la construcción de aquella singular estructura en la parte frontal de la empalizada.

Al llegar a aquella construcción Thorir la observó durante unos instantes más, ¿Para que sería aquello?, entonces se giró hacia Thaldein y le preguntó, -¿Qué es esto?, llevo varios minutos mirándolo y no consigo adivinar su función- dijo bastante interesado.

Thaldein esboza una sonrisa cordial.

-¿Esto? Nuestra primera línea de defensa contra la bestia. La idea no fue mía, sin embargo.

Señala a Resmit.

-Él te podrá explicar mejor de qué se trata.

No sin sorprenderse Thorir miró a Resmit, -¿De qué se trata?- preguntó habiendo crecido su curiosidad por saber ahora que aquella idea había sido de Resmit.

Según me voy acercando a Thaldein, no puedo evitar sentir una mala sensación en el cuerpo, como si algo estuviese saliendo mal, o que fuera a suceder así, una extraña sensación de un mal augurio. Al llegar a la altura de mi amigo rubio todo encajaba, la persona que más asco y odio tenía en aquel pueblo estaba justo a mi lado por alguna extraña razón. Más incluso que el vacilón y bravucón de Rorar que no para de meterse con Thaldein y mando a Hadar a la muerte, más incluso a Ahmel  y su prolongada y absurda palabrería. El hijo del rey Yormef, aquel que atacó el destacamento de mis padres, aquel que acabo con la vida de tantos amigos y hermanos, aquel que provocó que me perdiera durante una semana en la montaña pasando los peores días de mi vida, el que me arrebató mi familia, un enemigo de nacimiento...

No podía evitar mirarle con odio, desprecio y asco, el que no se hubiese presentado en el bosque no hacía más que cabrearme y a la vez demostrar lo cobarde que es. Desde el día en que mataron a mis padres, siempre que pude matar un yormef ni siquiera lo dudé, por ello me acabaron llamando el "carnicero"; pero por las circunstancias y por la hospitalidad de Sultünge no podía acabar con este bastardo.

¡¿Que cojones haces aquí?! Puto cobarde... te cogía y te pateaba los huevos hasta quedarme sin aliento.

Todo quedó claro cuando su boca empezó a emanar pestilencias sonoras.

¿¡Asique quieres saber para que sirve esto!? Bien, igual Gebo me a sonreído, a visto lo sucedido esta mañana y está inclinando la balanza en mi favor, y esta vez no está Drunfo para defenderte bastardo... le devolveré el vacile y la ofensa de esta mañana.

- Asique... ¿Esto es a lo que te has dedicado mientras hemos salido al bosque? A darte paseos y mirar como trabajan los demás...

Según me voy acercando a Thaldein, no puedo evitar sentir una mala sensación en el cuerpo, como si algo estuviese saliendo mal, o que fuera a suceder así, una extraña sensación de un mal augurio. Al llegar a la altura de mi amigo rubio todo encajaba, la persona que más asco y odio tenía en aquel pueblo estaba justo a mi lado por alguna extraña razón. Más incluso que el vacilón y bravucón de Rorar que no para de meterse con Thaldein y mando a Hadar a la muerte, más incluso a Ahmel  y su prolongada y absurda palabrería. El hijo del rey Yormef, no podía evitar mirarle con odio, desprecio y asco; el que no se hubiese presentado en el bosque no hacía más que cabrearme y a la vez demostrar lo cobarde que es. 

Desde el día en que mataron a mis padres, siempre que pude matar un yormef ni siquiera lo dudé, por ello me acabaron llamando el "carnicero".

¡¿Que cojones haces aquí?! Puto cobarde...

Todo quedó claro cuando su boca empezó a emanar pestilencias sonoras.

¿¡Asique quieres saber para que sirve esto!?

- Asique... ¿Esto es a lo que te has dedicado mientras hemos salido al bosque? A darte paseos y mirar como trabajan los demás... -digo mientras escupo cada palabra con dureza y con un tono rudo mientras le miro de reojo y con los brazos cruzados.

-Ja- sonríe Thorir mientras encara a Resmit, -De verdad, no me explico como un tipo tan estúpido como tú ha logrado sobrevivir tanto tiempo- dijo mantenimiento un tono de voz severo, -Mi paciencia contigo se me está acabando, así que mide tus palabras cerdo, porque sino puede que algún día te corte la lengua- 

Me giro hacia Thorir con la mirada desafiante pero sin inmutar el gesto, al contrario que esta mañana, no estaba tan cabreado como para que las idioteces de un necio cobarde me afectasen. Sin embargo, sus palabras estaban fuera de lugar, a fin de cuentas, estaría habituado a que todos le respondieran y besaran por donde pisase, y es algo a lo que no está acostumbrado.

- He sobrevivido haciéndome fuerte, luchando contra mis rivales, fuesen fuertes o débiles, - muestro una leve sonrisa burlona - no luchando tan solo contra los que elegía mi papi para que no me hicieran daño... - le miro fijo a los ojos y tras una leve pausa - ¿Cerdo dices? Valientes palabras de alguien que mató a su padre.

-Vaya,..., jaja, veo que tienes que recurrir a las mentiras, no pienso entrar a tu juego, y respecto a mi valía en el combate, bueno, dime de qué presumes y te diré de qué careces-, Thorir dio un paso hacia Resmit, hasta quedar a un palmo del Solvigtanden, -Aunque bueno, tu Clan puede dar cuenta de ella- y dibujó una media sonrisa mirando fijamente a los ojos del despreciable norteño.

Thaldein se interpone entre los dos, visiblemente debilitado debido a sus heridas.

-Vamos a calmarnos, ¿vale? Resmit, Thorir ha estado ayudando en la empalizada toda la mañana. De no ser por su buen ojo y su experiencia, la bestia tendría ocho huecos por los que pasar sin que pudiéramos hacer nada para evitarlo. Y Thorir, Resmit ha propuesto una de las mejores ideas que he oído desde que empezó todo este embrollo.

Mientras habla, os mira de forma sucesiva, cuando se refiere al otro.

-Os necesitamos aquí, a los dos. Yo soy el primero que estará encantado de oficiar un duelo formal si esto acaba bien, pero ahora no podemos permitirnos ese lujo. Si no aprendéis a toleraros al menos aseguraos de no coincidir más de lo necesario, y si lo hacéis guardad silencio. Por favor.

Suspiro y miro a Thaldein dando un paso para atrás y altivo le contesto.

- Yo no he empezado nada... ha sido el bastardito que se ha puesto chulito y aún cree que le vamos a tratar como a un príncipe, al menos yo no. Y como tu dices, no nos podemos permitir el luchar entre nosotros, solo le hace falta bajarle sus aires de grandeza. Solo le pregunte por que se ofreció voluntario a venir para luego dejarnos tirados. - finalmente miro a Thorir con la expresión de asco a la que ya estará acostumbrado para escuchar su respuesta.

Durante la intervención de Thaldein Thorir no apartó sus ojos de los de Resmit, sosteniéndole la mirada, tienes suerte de estar en esta situación maldito.

Cuando Thaldein terminó, Thorir asintió lentamente y mientras tenía que volver a escuchar al miserable de Resmit, cuando terminó, soltó una pequeña carcajada, -No te preocupes Thaldein, no causaré más problemas, pero quizás deberías mantener atado a este perro- dijo mirando a Thaldein, acto seguido puso la mirada de nuevo en Resmit, -No eres nadie para que tenga que explicarte mis acciones y tampoco pienso entrar en tu juego- acto seguido inclinó levemente la cabeza aThaldein, para despedirse, lanzó una mirada de odio a Resmit y se marchó.

Observo sonriente mientras Thorir habla sin perder de vista al yormef, tranquilo y calculador descruzo mis brazos lentamente, para alzarlos suavemente hasta agarrar la capucha del lobo blanco, aquel que conseguí en aquellos malos tiempos hace cuatro años. Retiro la capucha antes de que termine de hablar, mostrando mi cresta mohicana de color bronce y dejando ver los tatuajes de los laterales y dorsal de mi cabeza.

Entonces, antes de que siquiera de un paso atrás le digo con una sonrisa que muchos calificarían de loco:

- Los Solvgiftanden no somos perros... somos lobos... - y giro el lateral izquierdo de mi cabeza, resaltando así el tatuaje del lobo que se situaba encima de mi oreja y que era el símbolo del clan. - No te preocupes, te entiendo, los cobardes solo sabéis huir... - Termino  diciendo mientras le veo retroceder.

Al escuchar aquello Thorir se rodeó, -jaja- rio mientras se daba la vuelta, para volver a mirar a Resmit, -¿Lobos dices?, no me hagas reir- miró al suelo mientras una reía, -He de reconocer que me has hecho gracia- dio un paso hacia adelante mientras intentaba volver a la seriedad, ya que aquel espectáculo de la capucha y los tatuajes le había hecho mucha gracia, vaya tío ridículo, pensaba, -Más bien perros rabiosos, eso es lo que sois, asesinos y violadores, cobardes y traicioneros, malditos- escupió con furia esta última palabra, -En los años en los que he combatido a tu maldito Clan no he conocido por vuestra parte ningún atisbo de honor, no os diferenciaís mucho esas las bestias a las que vamos a combatir- hizo una pausa, -Y ahora que lo pienso, ¿No te recuerdo de ninguna de esas batallas?, si fueras tan buen guerrero como dices te habría conocido, pero no es así, sería porque estabas en brazos de tu mamá- sonrió y apoyó su mano derecha en el pomo de su espada. 

Menudo impertinente o es que está loco el pobre... puede que solamente sea idiota. - Veo como baja la mano hasta el pomo de su espada, lo que provoca que ria hacia dentro sin perder la sonrisa. Miro a Thaldein de reojo un momento, lo que me recuerda que no debo incitar la pelea. - Ya está tocando otra vez la espada,  ¿Será por que la tiene tan enana que es la única forma de sentir algo entre las manos...?

Apoyo la mano en el mango de la maza y me inclino hacia atrás sacando pecho, a modo de burla.

- Mi madre murió hace 4 años, la matasteis junto a mi padre y unos cuantos guerreros más cuando invadisteis nuestras tierras. 3 a 1 erais si no recuerdo mal. Muy valientes... si señor, era la única forma de teníais de ganar, hasta estaba tu padre creo. - Hago una ligera pausa y vuelvo a mi posición, imitar la posición estirada de los nobles era agotador, pero dejo la mano en el mango de la maza, apoyando solo un dedo. Tras un profundo suspiro continuo - Es normal que no hayas oído de mi, todos los yormef que me encontraba morían... Pero yo sí oí algo de ti, decían que el rey Hakin tenía un hijo bastardo al que mimaba mucho y que solo se enfrentaba a los guerreros jóvenes e inexpertos.  Parece que no estaban tan equivocados jejeje. -Me quedo mirándole, sonriente.

Thorir puso sus brazos en jarra mientras escuchaba a Resmit y le mantenía la mirada, cuando este terminó dibujó una sonrisa en su cara, -¿Ya has terminado?- preguntó con cierta sorna, -Perfecto, porque no pienso seguir en esta discursión, no quiero continuar echándonos mierda el uno al otro, así no, mientras estemos en esta situación tu por tu lado y yo por el mío, como dijo Thaldein, después, ya veremos- sonrió, -Y ahora, si me disculpáis, hay cosas que hacer- 

Le miro fijamente a los ojos, desafiante pero sin perder la sonrisa y la paciencia, entendía perfectamente la situación y que no era el momento apropiado para saldar cuentas. Al fin y al cabo, fui yo quien los salvó en el juicio, hasta que todo acabase debería convivir con los yormef.

- Está bien.  - Digo mientras agarro la capucha de lobo con ambas manos. - Lo estoy deseando. - termino de cubrir los tatuajes y me quedo mirándole.

Ya saldaré cuentas contigo, tu familia y tu clan en otro momento.

-Lo mismo digo- dijo Thorir y acto seguido se dio media vuelta para marcharse.