Partida Rol por web

Cuando sales de la cabaña, la ventisca parece apartarse a tu paso. Como si al haber tomado esa decisión, algo se hubiera puesto en marcha. La última pieza del puzzle, el inicio del fin. El frío no importa, y la pregunta de Will se pierde en la distancia: Tu mente comprende, y aunque los detalles aún parecen borrosos, la figura general empieza a aparecer, clara y nítida, frente a ti. Y aunque es solo una sensación, sientes que te transformas. Mutas a un nivel más etéreo que el físico, más profundo que el mental. Portadora de calamidades, tus ojos perciben un camino, sellado desde tu nacimiento, que tus pasos siguen de forma inconsciente. Por unos instantes, no hay miedo, solo decisión. Voluntad.

Gnosis en estado puro.

Luego, cuando apenas si has recorrido diez pasos, un grito rasga el aire.

La voz de Ashe rasga el aire, de nuevo. Procede de la distancia, de la linde del pueblo. Congelados en aquel momento perdido en el tiempo, nadie es capaz de reaccionar. Solo escuchan con estupefacción, sintiendo como el vello se eriza en la nuca, como el miedo crece en el corazón.

-¡Dag! ¡Daaaaaaaag!

Se detuvo por completo viendo en su mente cómo aquella determinación se extinguía abruptamente, dando paso a lo incierto y un instante después al miedo. Miró alrededor en busca de una fuente, una persona. Después a Will, perdiéndose unos instantes en su mirada.

No. No podía dejar que algo más ocurriese y lo primero que llegó a su mente fue aquel niño. Y Bedelia. Y todos a los que necesitaba vivos para salir de allí. Y de repente, en un estallido de energía, fue capaz de hacer acopio de toda la determinación y resolución que había sentido hacía unos instantes para salir corriendo hacia el grito.

De nuevo, un grito, esta vez formando una palabra. Esta vez reconoces la voz: Ashe.

-¡Dag! ¡Daaaaaaaag!

Dag. Diminutivo de Daggon, un nombre antiguo, con un significado muy llamativo.

Amanecer.

No. No, no, no. Dag no. Aquel crío de entre todas las personas de la aldea no... Corrió a duras penas sobre la nieve, hundiéndosele los pies casi hasta las rodillas, hasta llegar 

-¡Ashe! -gritó, dejándose la voz en ello, arrodillándose en el suelo junto a ella, cogiéndola por los hombros-. Ashe, dónde está Dag. Qué ha pasado.

Ashe te mira, con el rostro desencajado. En sus manos sostiene un pedazo de tela, que debió formar parte de algún abrigo o camisa.

-S-se lo ha lle-llev-v-vado, Saga.

Sus ojos empiezan a cubrirse de lágrimas. Se gira hacia el bosque y vuelve a gritar.

-¡DAAAAAAAG!

Mierda. Ahora sólo quedaba una cosa por saber.

-No. Ahse, mírame -dijo en tono autoritario. Cogió su rostro con ambas manos-. Tengo la solución. Sé cómo sacarnos de esta, ¿me oyes? Vamos a salir de esta. Quién se lo ha llevado, Ashe. Quién se lo ha llevado.

Y si la respuesta no era quién sino qué, entonces estaban jodidos de verdad.

-¡La bestia!

Se derrumba en tus brazos, llorando desconsoladamente.

Saga inspiró profundamente mientras sostenía a Ashe, desde la base de su estómago hasta hinchar la cavidad torácica por completo. Cerró los ojos, ignorando todo unos preciados segundos y se repitió: esto tenía que pasar. Ha pasado porque estaba escrito.

Cuando expiró aquel vaho helado, supo qué tenía que hacer.

-Will, podemos parar esto pero necesito a todos los extranjeros. Todos. Bedelia, Ingur, Ahmel, Add, Remist y Thorir y Drunfo. Reúnelos y que le den de comer a Ingur. Necesito que se ponga en pie. -Esperó a ver un asentimiento por su parte antes de volverse hacia Ashe, dándole unos segundos más para desahogarse. Pero eso fue todo, unos segundos más. Después su tono se volvió todavía más firme e imperativo. Si Ashe no podía liderar, ella lo haría-. Ashe. Esto tenía que pasar. Iba a pasar y no había nada que pudieses hacer al respecto, ¿me oyes? Os voy a sacar de esta, pero tenemos que darnos prisa. Levántate. Vamos. Arriba. Tu pueblo te necesita en pie.

Y mientras lo decía, tiró de ella para que se levantase.

Escuchaba atento a Eskol, justo después de que Thaldein rebatiera las tonterías del yormef intentando eliminar el miedo de la gente del pueblo, no obstante, Drunfo hacia gracia, puede que tuviera razón en alguna cosa pero las ideas que planteaba era sin duda destornillantes, aunque en muchos habitantes del pueblo no hacia más que sembrar la semilla del pánico.

Vaya personaje jejejeje... Por muy grande que sea, ni siquiera él podría "asomarse" por encima del tejado - no puedo evitar mostrar una risa burlona al oírlo - además, con la ventisca de estos días... me sorprendería que no saliéramos volando jejejeje.

Mientras escuchaba al jarl mis pensamientos me inundaban y cuando estaba a punto de perder el hilo de la conversación algo me sobresalta. El grito de una mujer hace que gire la cabeza súbitamente. Durante un segundo intento verificar de donde se producen los gritos, dudando extrañado de que sucede.

Esa... ¿Era Ashe...?

Desenfundo la maza de mi cinturón, desabrochando rápidamente la correa, justo antes de salir corriendo en la dirección de donde provenían los gritos.

Voy para allá Asheee...

El súbito grito hace que Drunfo se gire y acto seguido mire al resto de la gente, algunos se dirigen hacia el grito otros se quedan quietos por un instante. Drunfo acompaña al primer grupo.

Will asiente, y parece dispuesta a marcharse cuando un montón de pasos empiezan a oírse, acercándose a vosotras. Procedentes de la sala común empiezan a llegar varias personas, armas en mano, atraídas por los gritos de Ashe. Entre ellos, Drunfo y Resmit, aunque también Fredrick, Godwin y varios de los guerreros que todavía no están heridos. Algunos miran a su alrededor, buscando a la bestia, y parecen calmarse un poco al ver que no se la ve por ningún lugar. La mayoría, sin embargo, corre hacia Ashe, dispuestos a proteger a su jarl de cualquier amenaza, visible o invisible.

Will parece dudar, y  no se mueve del sitio. Por unos instantes, pareciera que no quisiera dejarte sola ante todos esos hombres armados. Sin embargo, rápidamente parece darse cuenta de que no hay peligro, y asiente antes de salir corriendo a la sala común, ignorando a todos los que se paran a preguntarla. Ninguno de los tres sureños está allí, ni tampoco Thorir, pero Ingur probablemente se encontrará en la sala común. Es un buen sitio como cualquier otro para empezar a buscar.

Ashe, por otro lado, niega con la cabeza enérgicamente. Impermeable, inmune a tus palabras, parece sumida en un estado de desesperación profunda, incapaz de pensar con claridad.

-¡No, no! ¡Daaaaag!

Se intenta incorporar, mirando al bosque como si se dispusiera a perderse en la espesura, corriendo, buscando al pequeño. Pero sus piernas le fallan, y vuelve a caer en tus brazos. Ashe, con toda su fuerza y decisión. Ashe, que mantuvo al pueblo unido. Ashe, la escéptica y pragmática, la mujer de piedra. La superviviente.

Rota.

Según corréis en dirección a los gritos, Ashe vuelve a gritar de nuevo.

-¡Dag! ¡Daaaaaaaag! ¡DAAAAAAAG!

Acompañados por Fredrick, Godwin, y algunos de los guerreros que todavía pueden permitirse un sprint como aquel, apretáis el paso, temiéndoos lo peor. Al girar un edificio, las veis. Saga sostiene a Ashe entre sus brazos, hablándola con voz suave, intentando hacerla reaccionar. Will os mira mientras os acercáis, luego de nuevo a Ashe, y luego de nuevo a vosotros. Por último, parece tomar una decisión y sale corriendo en dirección opuesta a la vuestra, ignorando cualquier pregunta, dirigiéndose a la sala común con rapidez.

Ashe, por otro lado, niega con la cabeza ante las palabras de Ashe, y se remueve entre sus brazos. Pero no tiene fuerzas para luchar.

-¡No, no! ¡Daaaaag!

Fredrick se acerca a Saga, todavía mirando en derredor para asegurarse de que no hay ningún peligro inmediato.

-¡¿Qué ha ocurrido?!

Entre lágrimas, Ashe mira al norteño sin llegar a verle del todo.

-¡Se lo han llevado! ¡Se han llevado a...!

No termina la frase. Sus llantos resuenan contra la ventisca, que sigue rugiendo y cortando vuestras pieles, indiferente a su desdicha.

Entendiendo lo ocurrido, varios se llevan la mano a la boca o sueltan maldiciones por lo bajo. En las manos de Ashe, un pedazo del abrigo del niño, desgarrado. No se ve sangre, lo que puede ser una buena señal, pero la bestia no parece ser de las que cogen rehenes. Y, al parecer, tampoco parece hacer distinciones entre niños y adultos.

Frigda se arrodilla junto a Saga y Ashe.

-Vamos -dice mirando a la hedense-. Tenemos que llevarla a la sala común.

Sigbjörn se arrodilla también para ayudar, dando oportunidad a Saga a dejar a Ashe en sus manos si así lo desea.

Saga les dejó ir. Al menos allí estaban Drunfo y Resmit, y si alguien podía traerlo de vuelta eran ellos.

-Escuchadme -dijo casi en un grito y en un tono imperativo que no dejaba lugar a discusión-. Sé cómo podemos combatir a la bestia pero NECESITAMOS a ese niño con vida. Y también a todos los forasteros. Eso os incluye a vosotros dos -señaló a Drunfo y a Resmit-. Y a Thorir, Ahmel, Add, Will, Bedelia, Ingur y yo. Necesitamos estar todos, ¿me oís? Pero necesito tiempo para terminar de entender el ritual y si alguien puede salir ahí fuera y rescatar a ese crío sois vosotros dos. -Les miraba fijamente, hablándoles a ellos prácticamente-. Nuestra oportunidad está en él. Así que... Traed. A. Ese. Niño. Con vida. ¡Ya!

-¿Qué niño?

Yngrid se acerca corriendo, desde el bosque. Al ver como Fredrick y Frigda se llevan a Ashe, que sigue llorando de forma desconsolada, su expresión se torna en una de rabia, mientras comprende lo ocurrido.

-Joder.

Cuando llego después de correr a toda prisa, la escena es confusa, pensaba que la bestia se encontraría allí, pero para mi sorpresa no era así, al menos ahora. No puedo apartar la mirada de Ashe mientras habla entre sollozos, la pena me invade al verla, pero algo peor había sucedido.

No lo tenía muy claro, pero por el pedazo de abrigo de que sostenía Ashe podía llegar a imaginar lo que ha pasado.

¿La bestia estuvo aquí...? ¿Y se llevó a un niño...? ¿Y la empalizada...? ¿Cómo la pasó? - pienso mientras busco el rastro de la criatura que se ha llevado al pequeño.

Observo como se llevan a Ashe desde cierta distancia y es entonces cuando miro a Saga. - ¿Que hace aquí...? No debería estar traduciendo la... "mierda" esa...

Ya... como si acatara tus ordenes... No voy a jugarme la vida sin saber si quiera por que.-  Me adelanto hacia Saga.

- ¿Y por que ese chico es tan importante? ¿Por que necesitamos al niño? ¿Quien es ese pequeño?