Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

F10 (Bedelia) - Piesuave

Cargando editor
23/05/2017, 20:01
Recuerdos

El tercer día. El puto tercer día que llueve. Como si el tiempo hubiera decidido burlarse de ti y tus "No creo que unas botas de repuesto sean necesarias para una misión de tres días, Timothy". Probablemente Timothy se esté riendo ahora de tu decisión, y más teniendo en cuenta que la "misión de tres días" ya va por el quinto. Y puede que al principio detalles como que fuera tu primer trabajo "serio" (esto es, con probabilidad de muerte) o que solo fuerais tres (otro recluta y el cabo que os supervisa) en lugar de las acostumbradas escuadras de cinco te hubieran puesto nerviosa, pero a estas alturas lo que más te preocupa no es el peligro que el grupo de desertores presenta, ni tu inexperiencia, sino más bien la horrible sensación de tener los pies repletos de barro.

Pero no se consigue nada quejándose, así que allí estás. Esperando. Calada.

-No os confiéis -la cabo, Genara, te dirige una mirada reprobatoria-. Puede que todo esté muy tranquilo, pero podrían estar en cualquier lugar.

El otro chico que os acompaña, un chaval bastante corpulento llamado Petronio, suelta un bufido.

-Eso llevas diciendo desde hace cuatro días. Quizás alguna de las otras escuadras ya les han encontrado, y ni nos hemos enterado.

-En ese caso -responde Genara, entrecerrando los ojos-, te aconsejo que des las gracias a Dios por no haber tenido que enfrentarnos a ellos.

Petronio se encoge de hombros.

-¿Por qué? No son más que dos desertores. Ni siquiera tienen experiencia, y probablemente van mal equipados. Les haríamos papilla.

Notas de juego

Nos remontamos aún más atrás en el tiempo, pues

Cargando editor
30/05/2017, 23:28
Bedelia

Bedelia se limitaba a escuchar la discusión, esforzándose mucho por no temblar. Los pies eran importantes, se lo decía siempre su madre. Si los pies están calados poco importaba lo demás. Y aun así la había ignorado.

Miró a su alrededor, evitando el contacto visual con la cabo, pues pensaba exactamente igual que Petronio. Ya llevaban cinco días viajando, y estaba deseando hacer algo que no fuese dar vueltas o montar campamentos. Necesitaba acción, por lo más sagrado, pero la acción les rehuía. Aunque tal vez Genara supiera algo que ellos no, si no, ¿por qué tanta cautela?

Tanteó con cuidado.

-¿Podéis recordarme una vez más quiénes son nuestros objetivos?

Cargando editor
07/06/2017, 19:41
Recuerdos

Genara te dirige una breve mirada de reojo, agradeciendo en silencio tu intervención. Puede que ya lo hayáis repasado como una decena de veces en los últimos días, pero es un ejercicio común en las misiones el repetir una y otra vez los objetivos hasta que la información se quede grabada en el cerebro. Aunque a veces resulta tedioso, es una muestra de profesionalidad y una salida elegante ante la fastidiosa actitud de Petronio, que suelta un suspiro de fastidio ante tu pregunta.

-Jandro y Philena Guineal. Hermanos, se alistaron a la compañía hace menos de un año. Hace unas semanas desobedecieron las órdenes de su superior en medio de una misión, provocando el fracaso de la misma. Temiendo represalias...

Petronio interrumpe.

-... desertaron de la compañía de forma ilegal. Sí, ya nos sabemos la historia. Lo que no entiendo es por qué tanto alboroto por dos don nadie como ellos.

Genara aprieta los labios, pero decide pasar la salida de tono de Petronio, haciendo gala de una paciencia de santo.

-El alto mando quiere dar ejemplo con su castigo. Y es una buena oportunidad para que los piesuaves como vosotros se estrenen.

Esboza una sonrisa siniestra. Petronio, esta vez, tiene el buen sentido común de ahorrarse el comentario. Genara continúa.

-Aunque los dos son inexpertos, Jandro tenía cierta fama entre sus compañeros de ser diestro con los cuchillos. Philena robó una espada antes de desertar, pero ninguno lleva armadura o armas de largo alcance. Sin embargo, como ya he dicho antes, no se os ocurra confiaros. Vosotros no tenéis mucha más experiencia en el combate, y aunque mi presencia aquí nos dé la ventaja, nunca se debe subestimar a un enemigo acorralado. Estarán desesperados, y luchan por su vida. Incluso el más inútil de los novatos puede tumbar al más experimentado de los guerreros en un golpe de suerte. Venga, ya hemos descansado lo suficiente.

Petronio suelta un bufido.

-Si a esto le llamamos descansar...

Genara se levanta, recogiéndose el pelo en una coleta.

-Venga ya, no seas debilucho. Andando.

Cargando editor
01/08/2017, 14:33
Bedelia

Bedelia asintió y comenzó a caminar. Deseaba que su cara no delatase los nervios que sentía, por empezar aquella misión y estar al fin en activo, pero también por acechar a dos personas. No era fácil saber que estaba expuesta a la muerte, y menos con Genara recordándoselo constantemente, pero no le parecía mal. Tal vez esa era la diferencia entre vivir un día mas o acabar allí mismo, recordar su propia mortalidad.

Acarició su estoque, no estaba segura de por qué había elegido aquel arma. Se complementaban bien, pero no era tan fuerte como una espada o tan letal como un mandoble. Y no es que ella fuera débil como para blandir ninguna de las dos, pero su padre siempre decía que nació brincando y había decidido aprovechar eso a su favor. Ahora se arrepentía. Se sentía insegura y débil con aquella aguja al costado. Era difícil ensartar o cortar con el filo y el arma no tenía el suficiente peso como para causar heridas de gravedad.

Tampoco estaba segura de poder dañar a nadie. Todos aquellos días practicando en el patio con sus compañeros parecían una broma, un teatrillo que se había aprendido a la perfección pero que la dejaba completamente expuesta si la función cambiaba.

Sin embargo, por alguna razón observar a Genara la tranquilizaba. No sólo por la protección que brindaba estar a su lado, sino porque la admiraba de alguna manera. Fuerte y recia, segura de si misma...A su lado se seguía sintiendo una chiquilla, pero por lo menos tenía claro dónde quería llegar.

Suspiró discretamente. Si es que terminaba aquella misión con vida...

Cargando editor
01/08/2017, 14:51
Recuerdos

La mano levantada de Genara te saca de tus pensamientos. Te detienes inmediatamente, un segundo antes que Petronio el cuál parecía algo distraído y tarda un poco más en advertir el gesto de vuestra cabo. Hace un minuto que habéis salido del bosque, llegando a una pequeña granja abandonada cuyo edificio principal, probablemente la casa en la que antaño vivieron sus propietarios, se encuentra en estado ruinoso. Parte del techo se ha derrumbado, y la puerta principal se ha visto reducida a un pedazo de madera partido, que se balancea de un lateral mientras emite un melancólico gemido intermitente.

Genara permanece así durante unos segundos, quieta como una estatua, observando vuestros alrededores con la tensión de un felino que caza... O de una gacela que se siente amenazada. No queda del todo claro en cuál de los dos escenarios os encontráis. Entonces se agacha, mientras cierra el puño, y los dos respondéis con rapidez a la señal: Posible peligro, esconderse y prepararse. Perfil bajo, nada de ruido. Sea lo que sea lo que ha debido oír o ver, no ha debido de gustarle mucho... Y el hecho de que tú no oigas más que el viento, el graznido de un cuervo lejano o el lastimoso quejido de la madera te pone bastante nerviosa.

La cabo se incorpora y da unos pasos al frente, intentando mantenerse oculta entre la maleza pero lo suficientemente expuesta como para poder tener buena visibilidad si algo capta su atención. No da muestras de cobardía o duda, más bien al contrario: Su cuerpo se mueve con decisión, cada uno de sus músculos preparado para activarse al más mínimo indicio de peligro. Una profesional en plena faena.

A tu lado, Petronio contiene el aliento.

Cargando editor
03/08/2017, 23:04
Bedelia

Bedelia contuvo el aliento. Si se ocultaban en aquella granja podrían sorprender a Genara, y en ese caso serían dos contra uno. Tal vez fuera una guerrera experimentada pero no se sentía cómoda dejándola sola.

Sin pensarlo demasiado (y tan solo vagamente consciente de que su movimiento podría alterar los planes de la cabo) se deslizó tras ella, siguiéndola de cerca.

Cargando editor
04/08/2017, 02:15
Recuerdos

Petronio parece quedarse bloqueado ante tu decisión de seguir a Genara, y no te sigue. Genara, por su cuenta, gira la cabeza levemente y te mira de reojo, pero no dice nada. Si aprueba o desaprueba que la sigas, no queda claro. Tampoco es que pueda permitirse el lujo de hacértelo saber. Sea como sea, hecho está. No te vas a echar atrás ahora.

La suboficial se detiene bruscamente al borde de unos matorrales, cerca del muro de la casa. Te quedas quieta, a solo un metro de ella, conteniendo la respiración. Tras unos segundos, Genara alza la cabeza, lentamente... Y luego suelta un gruñido.

-Joder. Falsa alarma, chicos.

Un gato sale disparado desde la otra parte del muro y desaparece por el lateral de la casa. Petronio se incorpora, suspirando. Incluso a esta distancia, percibes las gotas de sudor que le caen por la frente. Genara, por otro lado, te sonríe.

-Veo que eres un culo inquieto, soldado. Eso está bien: me gusta la gente con iniciativa. La próxima vez, sin embargo...

Un zumbido. El cuerpo de Genara da una sacudida, y algo caliente te mancha las manos. Las dos miráis abajo, ella sujetándose el estómago, tú levantando la mano derecha para ver lo que la ha manchado.

En tus dedos, sangre. En el lateral izquierdo de la barriga de Genara, un cuchillo clavado.

Cargando editor
04/08/2017, 02:25
Bedelia

-¡Joder!

Lo más rápido que pudo (aunque con las manos enervantemente temblorosas) desenfundó el estoque y corrió hasta ella, preparada para hacer frente a la amenaza. Sólo esperaba que Petronio les siguiera.

Cargando editor
04/08/2017, 02:40
Recuerdos

Genara se dobla y cae al suelo de rodillas, sujetando el pomo de la daga con una de sus manos pero sin llegar a extraerlo de su cuerpo. Atrás oyes el ruido del metal chocando, y al mirar descubres que una mujer acaba de saltar sobre Petronio, que apenas si ha podido levantar su arma a tiempo para bloquear el ataque. Un par de rápidos movimientos, y tu corpulento compañero está desarmado, y a merced de ella.

Sin embargo, algo más capta tu atención, cerca del mismo muro junto al que Genara y tú os encontráis: Una sombra, que surge de su escondite dispuesta a rematar lo que empezó. En cada una de sus manos un cuchillo similar al que lanzó contra Genara... Y ahora te apunta a ti.

Notas de juego

Siéntete libre de narrar acciones y resultados (sin pasarte, tampoco digas ahora que Bedelia se mueve a la velocidad de la luz y acaba con los dos en un abrir y cerrar de ojos), que esto es un flashback y puedes tomarte libertades.

Cargando editor
24/08/2017, 21:02
Bedelia

Bedelia se quedó anclada en el sitio, tan bloqueada que no podía moverse o pensar. Tenía miedo, pero sabía que aquel miedo sólo podía resolverse de dos formas, luchando o huyendo. Y estaba claro que no iba a huir, así que sólo quedaba una opción.

Impelida por los nervios, saltó como si escapara de un nido de serpientes y corrió zigzagueando en dirección al atacante de Genara. Consideraba mucho más prioritario acabar con él primero porque podía atacar a distancia, y aunque le hubiera gustado contar con algo remotamente parecido a un plan era lo único que tenía claro. Maldición, si hasta le costaba mantener el estoque agarrado...

Los siguientes momentos fueron demasiado confusos. Un destello plateado y el fluir de algo caliente y pegajoso por su mejilla, pero ella siguió corriendo. El pelo no le dejaba ver, el corazón dolía al latir y se había olvidado de respirar lo suficiente como para empezar a hiperventilarse. Otro destello y un grito de mujer que Bedelia identificó posteriormente como suyo. Si la suerte existía de verdad estaba gastando toda la de un año...siempre y cuando pudiera seguir corriendo.

Con una descarga de adrenalina se dio cuenta de que el hombre preparaba un tercer cuchillo, pero ella ya estaba allí, suficientemente cerca como para actuar. Recordó a su padre, y aquel pensamiento involuntario y casi desesperado fue lo que le hizo deslizarse, rodar y finalmente saltar hasta quedar milagrosamente colocada detrás de su enemigo. Resbaló, y de no haber sido por aquel muro ya estaría en el suelo. Seguramente degollada.

-¡¡Aléjate de él!!-El grito, dirigido a la mujer, acompasó a su estoque presionando la espalda del hombre-¡Aléjate o le mato!

Pero su voz temblaba lo suficiente como para desmentir la amenaza.

Cargando editor
25/08/2017, 23:34
Recuerdos

La mujer ya no está allí. Tampoco Petronio.

El hombre alza los brazos, rindiéndose inmediatamente.

-¡No me hagas daño, por favor!

Sin embargo, antes de que puedas responder o girarte para buscar a Philena, ves una sombra entre los arbustos, justo al lado tuya.

No tienes tiempo de reaccionar. El pomo de una espada se estrella contra tu sien, y luego es todo oscuridad.

...

Despiertas con un dolor de cabeza increíble. Debes de estar en una especie de sótano, sentada en el suelo y atada por las manos a una viga de madera. Aunque está oscuro, por una ventanilla alta entra algo de luz del exterior, dándote algo de visibilidad. Sin embargo, tus ojos tarda unos valiosos segundos en acostumbrarse.

Al otro lado de la habitación, voces.

-... dejarles aquí, Philena. Revelarían nuestra posición.

-Estoy deseando oír un plan alternativo, hermanito. Lo único que haces es quejarte. ¿Qué propones?

-Yo... No sé. ¿Podríamos cargar con ellos?

La mujer bufa.

-Vale, sé que no es una opción. ¿Pero qué otra cosa podemos hacer?

Tu vista se va acostumbrando mejor al ambiente. Notas que hay otras dos personas atadas a la viga, una a la derecha y otra a la izquierda, aunque tu posición te impide girarte para ver quiénes son. Sí que te permite contemplar a los dos hermanos, que siguen discutiendo sin darse cuenta de que te has despertado. La mujer, que debe ser Philena, se cruza de brazos.

-Bueno...

Acto seguido se lleva la mano de forma disimulada al pomo de su espada. Su hermano, que debe de ser Jandro, abre los ojos de par en par.

-¡No! Pero... ¿Es que te has vuelto loca? Dios mío, Philena. Esto se nos está yendo de las manos.

-Se nos fue de las manos en el momento en el que decidimos escapar. Deberíamos habernos quedado y recibir el castigo. Ahora no hay marcha atrás.

-No... ¡No! Una cosa es matar luchando... Y otra hacerlo a sangre fría. Me niego.

-La cabo no aguantará mucho en su estado, igualmente.

Notas de juego

Hago pausa por si quieres hacer algo, si no sigo

Cargando editor
26/08/2017, 08:55
Recuerdos

-No... No podemos dejarla morir.

-¿Y qué propones hacer, eh? ¿Es que acaso has estado aprendiendo a ser curandero en los últimos meses? Pues qué calladito te lo tenías.

-Yo no. Pero hay un pueblo a solo cinco kilómetros de aquí...

La hermana suelta un gruñido, exasperada.

-¡Lo estarán vigilando, Jandro! ¿Acaso quieres que nos cojan? Porque es lo que pasará si vamos allí.

-No podemos dejarla morir.

-Quizás ya está muerta, joder. Lleva inconsciente un rato, y mira su herida. Puede que ni los curanderos puedan ayudarla.

-...

-No me mires así. Vale, se me fue la pinza con lo de matarles a todos. Pero no pienso dejar que te cojan. Y si para ello tengo que dejar que muera, entonces créeme que así será.

-Philena...

-¿Qué?

-...

De repente, una voz masculina que no conoces llega de tu izquierda.

-Soltadnos.

Sea quien sea, también está atado a la viga. Philena y Jandro se giran bruscamente para mirarle.

-¿Ya te has despertado, eh? ¿Qué has escuchado?

-Que no sois monstruos, eso he escuchado. Dejadme llevar a la mujer al pueblo, y no diré nada sobre vuestra localización.

-Claro que no -responde Philena, con tono irónico-. ¿Y por qué te iba a interesar esta señora? Ni siquiera la conoces.

Notas de juego

De nuevo, si no intervienes sigo.

Cargando editor
27/08/2017, 20:43
Bedelia

Bedelia botó en el sitio tras la intervención de aquella voz, sobresaltada. Se reprendió a si misma por no haberle descubierto antes (cosa que consideraba un fallo grave dada su situación), sin embargo, la conversación le había recordado que Genara estaba herida (muy herida) y que no sabía cuánto tiempo llevaba inconsciente. Tal vez no le quedase mucho más. Haciendo de tripas corazón, se preparó para intervenir.

-Pero a mi si me importa-rezó por que su voz sonase tan firme como pretendía-Si la dejáis aquí, morirá, y por cómo habláis no tenéis un plan, no sabéis qué hacer y estáis solos. Si conseguís escapar todos salimos ganando, pero si no la muerte de una cabo sólo empeorará las cosas. Además, me tenéis a mí. Más rehenes complica las cosas.

Cargando editor
30/08/2017, 21:17
Recuerdos

Jandro mira a su hermana, visiblemente preocupado, pero Philena no parece alterarse lo más mínimo ante tus palabras.

-¿Crees que vamos a caer en una treta tan burda? No te conocemos de nada. Los cuatro sabemos como se las gastan en la compañía: Cada uno mira por sí mismo. Puede que seas la excepción, pero lo que yo creo es que os faltaría tiempo para volver con dos patrullas y llevaros la gloria de atraparnos.

Su hermano no parece estar de acuerdo.

-¡Se está ofreciendo como rehén, Philena!

Philena da un pisotón, frustrada.

-¿Y qué más da? ¿De qué nos sirve ella? Mírala, es una novata, como lo éramos nosotros. No les importa una mierda. La única que nos podría servir como rehén es la cabo, y no tengo claro que vaya a pasar de esta noche.

-¡Pues vamos a liberarles entonces! Aunque sea al hombre y a la herida, deja a la otra atada. Y nos vamos de aquí. No quiero tener más sangre en mis manos, Philena.

-¿¡Y te crees que yo sí!?

El hombre que hay a tu lado interviene.

-Pues si la dejáis morir no seréis mejor que asesinos. ¡Dejadme libre, vamos! Os doy mi palabra de que no alertaré de vuestra posición. Diré que me cubristeis los ojos durante todo el tiempo, que no sé dónde estáis.

Los dos hermanos se miran con cara de tontos, probablemente pensando como no se les ocurrió algo tan obvio. Sin embargo, Philena parece haber tenido suficiente, y coge del brazo a su hermano, arrastrándole a las escaleras.

-Vamos a discutir esto en privado. Suficiente hemos dicho ya.

Notas de juego

Te edité el post, porque no sabes si Petronio está allí. Sabes que hay dos personas a tu lado, que una no está diciendo nada (probablemente está inconsciente) y la otra es el hombre que ha hablado, al cuál no conoces de nada. Puede que haya otra persona en el lado opuesto de la viga, o puede que no, pero eso no lo sabes.

Si no dices nada más, se piran.

Cargando editor
04/09/2017, 22:02
Bedelia

El panorama puso nerviosa a Bedelia, quien veía su situación cada vez más inestable.

-¡Cuanto más tardéis más se complicarán las cosas! Una rehén es mejor que nada, y desde luego muchísimo mejor que nada y una muerta. Además, cuando el informe de la misión no llegue a nuestros superiores tal vez no nos busquen a nosotros, pero buscarán a la cabo.

Cargando editor
04/09/2017, 22:22
Director

La puerta se cierra. Os quedáis solos.

Notas de juego

Vamos, que te ignoran tanto que te quitan pvs.

Cargando editor
04/09/2017, 22:42
Bedelia

-¡Joder!

Bedelia se revolvió en el sitio, intentando aflojar las cuerdas que la ataban y desollándose las muñecas en el intento. Cuando un fino hilo de sangre comenzó a brotar de las mismas decidió que era inútil y dedicó sus esfuerzos a intentar palpar el entorno con los pies.

-Gracias-musitó mientras se estiraba todo lo posible para buscar pareces u objetos-por ofrecerte a ayudar a la cabo.

Y era tan novata y tan sincera que ni siquiera se planteó la posibilidad de que fuera un truco para quedar libre.

Cargando editor
05/09/2017, 08:27
Recuerdos

Es entonces cuando te das cuenta de que el tipo lleva un rato forcejeando, a su vez. Cuando le hablas, se detiene.

-Tenemos que llevarla de vuelta al campamento rápido o se nos va. Escucha, necesito que hagas algo.

Oyes como mueve la pierna, y algo metálico rueda por el suelo. Al estirar la mano, notas el frío tacto de lo que debe ser un clavo oxidado y rugoso.

-Llevo un rato intentando desatarme con eso, pero soy incapaz. Mis manos están inmovilizadas. ¿Podrías intentarlo tú?

Cargando editor
07/09/2017, 21:22
Bedelia

Bedelia asintió antes de darse cuenta de que no podía verle la cara.

-Si.

Empezó a contorsionarse como podía para acercar el clavo con los pies y cuando lo tuvo a una distancia prudencial se descalzó. Ella también tenía las manos atadas pero contaba con la suficiente habilidad como para coger el clavo con los pies, así como con la suficiente flexibilidad para pasárselo a las manos. Con muchísimo cuidado de no dejarlo caer, rascó la cuerda que la aprisionaba.

Cargando editor
07/09/2017, 21:42
Recuerdos

Tardas unos minutos, pero al final la cuerda se rompe. Eres libre.

-¡Bien! Ahora desátame a mí.

Arriba, Jandro alza la voz. No entendéis lo que dice, pero parece que sigue discutiendo con su hermana.