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Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

F9 (Thorir) - Traición

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10/02/2017, 20:53
Recuerdos

Cierras los ojos, refugiándote en el silencio de tu mente. Durante unos segundos, todo es serenidad. Un pequeño remanso de paz en la tormenta, un oasis en aquel mortífero desierto.

Luego oyes el zumbido, y abres los ojos.

El filo de una espada se dirige, directo, hacia tu rostro.

Notas de juego

Esta ya si es en serio. No hace falta que hagas tiradas, solo narra.

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11/02/2017, 11:57
Thorir Espada de Hielo

El brillo de aquel metal se reflejaba en los ojos de Thorir, el sudor y la sangre resbalaban por su rostro, mientras su pelo revuelto y empapado por la fina lluvia ondeaba al compás de la pequeña brisa. La mente vacía, sólo el instinto de supervivencia prevalecía en aquel momento, entonces apartó su cara de la trayectoria de aquel filo y como un acto reflejo alzó una de sus espadas y ambos filos chocaron saltando entre ambas unas pequeñas chispas y chirriando por un instante. 

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13/02/2017, 21:23
Recuerdos

Combate.

Los ojos de aquel adversario y los tuyos se cruzan, y el mundo parece detenerse. Un combate, dos guerreros. Un resultado, dos destinos. Una vida que termina, otra que acaba. Apenas un instante que recoge el misterio de la existencia, el verdadero propósito del guerrero. Cortar a los demás, cortar lo que le rodea, y cortarse a sí mismo para transformarse en nuevas formas aún más poderosas, refinadas y mortíferas.

El fuego en tu interior ruge. El miedo que te embriagó años atrás, en tu primera batalla, sigue ahí, pero ahora está rodeado por algo más. La naturaleza combativa de tu alma, el furor que bulle por tu sangre, clama por un único objetivo... Prevalecer. Sobreponerte a tu enemigo. Aniquilar antes de ser aniquilado, obtener la victoria o morir en el intento. No hay lugar en los salones de los dioses para aquellos que no son capaces de mirar a la muerte a la cara.

Y, sin embargo, nunca es fácil.

Tu espada gira, en completo silencio. Aquella burbuja que te rodea, aquel diminuto ecosistema que se ha creado a tu alrededor, en el que ningún ruido invade tu serenidad, tu concentración, tu determinación, se tambalea mientras el metal corta a tu enemigo. Sus ojos pierden la chispa en apenas un segundo, mientras su alma gotea al suelo junto a su sangre, siéndole arrebatado el derecho a la vida por una sentencia pronunciada en voz baja, casi en silencio... Por tu espada.

No le odias, pero tampoco le compadeces. No le conoces de nada, no tienes nada en contra de él. Quizás en otra vida, en otro mundo, habríais sido enemigos acérrimos, o amigos inseparables, o vecinos indiferentes, o hermanos juramentados. Quizás habríais compartido la cerveza frente a una fogata, o puede que hubieras sido traicionado por él. En otro mundo. Para ti, ahora, no es más que otro desconocido... Un enemigo. Le asesinas sin dudar, como tantas otras veces, pues es tu vida o la suya. Que los dioses le juzguen con honestidad, y que reciba lo que merece. Su lugar ya no está entre los vivos. Tú puedes seguir respirando durante otro minuto.

Y, sin embargo, nunca es fácil.

Entonces la burbuja se rompe, y los ruidos vuelven a inundarte. La batalla ruge a tu alrededor, una mezcla horrible de gritos de ira y dolor, metal contra metal, sangre en el suelo y golpes, pisotones, empujones. El ejército enemigo sigue presionando para abrirse un hueco entre vuestras filas, y el ordenado perímetro que habíais mantenido durante los primeros segundos se ha difuminado en un mar de caos, en el que amigos y enemigos luchan por doquier, en el que cualquier momento de duda puede suponer la muerte, en el que un golpe mal dirigido puede acabar con la vida de un camarada. La melé se dispersa a tu alrededor, y ellos son más que vosotros. Pero tus guerreros resisten, ocupan el lugar de los caídos y aguantan el terreno... Porque si falláis, entrarán en el cerco. Si falláis, llegarán a vuestra retaguardia. Si falláis, la batalla está perdida.

Un chico, frente a ti, es decapitado por un imponente mastodonte de casi dos metros de altura. A tu lado, tus hombres dan un paso hacia atrás, dominados por el miedo hacia aquella bestia, un guerrero musculoso que porta un mandoble mellado y herrumbroso, pero no por ello menos mortífero. El cuerpo de aquel soldado cae al suelo, muerto... Apenas un niño. ¿Cuántos años tendría? ¿16? ¿17? Quizás la misma edad que tú en tu primera batalla... Y, sin embargo, apenas si puedes recordar su nombre. ¿Farik? ¿Holik? El haberlo olvidado casi parece una ofensa a su memoria. Y, sin embargo, no puedes pensar en él, pues tus hombres te miran, esperando tus órdenes. Esperando que les digas que no deben enfrentarse a ese demonio, esperando que ordenes la retirada, esperando salvar sus vidas. Nadie mira al cadáver de vuestro compañero caído. Todos habéis perdido a compañeros en la guerra.

Y sin embargo, nunca es fácil.

Notas de juego

No me deja ponerte el vídeo para que empiece en el segundo que quiero, así que directamente te meto el link y nos dejamos de tonterías.

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13/02/2017, 22:02
Thorir Espada de Hielo

Thorir bajó la espada, tomó aliento y miró casi de reojo a sus camaradas, el mastodonte seguía allí, observando, su espada bastante llamativa estaba cubierta de sangre, la sangre de los hermanos que aquel malnacido había matado. Entonces Thorir dio un paso al frente y se posicionó delante de él, agarró con firmeza su espada y volvió a tomar aliento, entonces avanzó y se lanzó contra aquella mole humana, se impulsó en el escudo que uno de sus enemigos tenía alzado y casi como si tuviera alas cayó contra aquel hombre. 

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15/02/2017, 20:26
Recuerdos

El ataque es detenido por aquella horrible masa de metal, y la potencia del golpe recorre tus brazos como una descarga eléctrica. Tus músculos se tensan, pero los de aquella bestia son mucho más poderosos, y de un empujón te lanza hacia atrás. Luego suelta un grito de guerra y empieza a andar hacia ti, mirándote desde arriba como si no fueras más que un insecto. Le tanteas y le mides, rodeándole y apuntando tu propia espada como un dardo, obligándole a mantener las distancias para no exponer sus zonas vulnerables. Aquellos ojos se clavan en tu acero, luego en tu rostro. Rebosan furia, arden con la misma llama que los tuyos.

Los hombres, a vuestro alrededor, se apartan. Amigos y enemigos por igual, nadie osa acercarse a aquel inmenso paladín. Puede que incluso los suyos le teman. Sea como sea, el círculo que se forma a vuestro alrededor, aunque constantemente mutable e inconstante, os ofrece un terreno perfecto para maniobrar... Algo que te favorece, pues te permite usar tu habilidad y agilidad innatas para contrarrestar la fuerza superior de tu contrincante. Realizas una finta y atacas por la derecha, realizando un fino corte en su costado. El hombre suelta un gruñido de dolor, pero acto seguido contraataca con un temible barrido que pasa rozando tu pecho. Trastabillas y caes, y un nuevo golpe desde arriba casi te parte en dos, pero consigues rodar en el último momento. El filo del mandoble queda enterrado por la fuerza desenfrenada de aquel ataque, levantando en el proceso un buen puñado de piedras, tierra y polvo que se esparcen por el aire. Si te hubiera alcanzado, no lo habrías contado. Quizás aquel pensamiento es el que te impide reaccionar a tiempo y aprovechar la ventaja, pues cuando ya te has levantado y te dispones a tomar la iniciativa, tu enemigo ya vuelve a tener su arma bien sujeta entre las manos.

Durante unos segundos, os volvéis a medir, con renovado respeto, o puede que miedo. Dos emociones que a veces se mezclan, pero que en este caso actúan como dos fuentes de energía bien distintas. Una te impulsa a correr, a esconderte entre tus huestes, a abandonar aquella batalla sin esperanza. Otra te obliga a mantener tu honor, a enfrentarte a aquella sentencia de muerte con la cabeza bien alta. Al final prima esta última, y con un movimiento rápido desencadenas una nueva oleada de golpes, a cada cuál más mortífero que el anterior. Por primera vez, empiezas a llevar la voz cantante, y ganas terreno mientras tu enemigo se limita a retroceder, paso tras paso, hasta el límite del círculo. Entonces vuestras espadas se traban y quedáis a pocos centímetros el uno del otro. Su fuerza, anulada por tu posición ventajosa. Estáis bloqueados, pues al soltar la presa sus brazos volverían a quedar libre, y tú serías vulnerable. Pero tampoco puedes atacar...

Entonces su cabeza se echa hacia atrás, y acto seguido golpea la tuya con fiereza. Todo se vuelve negro por unos segundos, y notas la sangre correr por tu nariz rota. Das unos pasos hacia atrás y caes en el centro del círculo, llevándote la mano del escudo al rostro, intentando orientarte, intentando recuperar el equilibrio. Entre la sangre y las rojas brumas del dolor distingues como aquella figura se incorpora y empieza a acercarse a ti. Escuchas los gritos de ánimo en el bando enemigo, y las respiraciones contenidas en el tuyo. Parece que la guerra se ha detenido a vuestro alrededor, y todos los hombres allí presentes os prestan atención, habiéndose olvidado al parecer de que se supone deberían estar combatiendo. Tantos ojos clavados en vosotros... Y allí estás, indefenso, incapaz de reaccionar a tiempo.

Pero el golpe no llega. Aquel titán no aprovecha su ventaja, quizás por respeto, por arrogancia, o por simple y llana estupidez. Se gira y alza el mandoble, aclamando a los suyos, que le responden con una ovación de júbilo. Luego se gira hacia ti y alza su espada, dispuesto a rematarte, mientras increpa a sus hombres.

-¡NO SON MÁS QUE CARNE!

Pero tú ya estás preparado. Y ves un hueco en su defensa.

Notas de juego

Aleh, describe si quieres como acaba la pelea ;)

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16/02/2017, 10:38
Thorir Espada de Hielo

La sangre corriendo por la cara, el sudor frío por la espalda y una mirada, la mirada del cazador, esa que observa a su presa crecida y que piensa que será ella la que gane la batalla, pero no será así, Thorir respiraba lentamente, sus ojos fijos en los de aquella mole que se venía encima suya con la estada en alto y dispuesta a terminar con su vida. 

El gigante descargó su espada con toda la fuerza que pudo reunir, pero ya era tarde, al mismo tiempo Thorir levantaba su hoja del suelo con el filo de la misma dirigido al cuello del gigante, trazando un arco perfecto, el universo parecía haberse detenido, sólo dos miradas y dos hojas parecían tener vida en aquel momento. Tras un instante aquel hombre, se paralizó de inmediato, y un río de sangre empezó a manar de su garganta, dejó caer su espada al suelo, a pocos centímetros de Thorir y cayó de rodillas, llevándose una mano a su garganta en un intento de detener la hemorragia.

Thorir se levantó medio jadeando del suelo cogió firmemente su espada y tras unos segundos para tomar aliento alzó su espada gritando para animar a sus huestes que aclamaban la victoria sobre aquel gigante. 

Por último se acercó a aquel hombre que se debatía entre la vida y la muerte, le puso una mano en el hombro y le dijo -Has luchado con valor y por eso estoy seguro que irás al gran Salón ha reunirte con otros grandes guerreros, un honor haber luchado contra ti- acto seguido clavó su espada en el corazón de aquel hombre, para evitarle un sufrimiento innecesario. Acto seguido, Thorir se giró y volvió con sus hombres que le aclamaban y vitoreaban. 

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16/02/2017, 19:31
Recuerdos

Tu victoria parece devolver la fuerza a tus hombres, que se levantan por encima de vuestros caídos y rehacen la línea contra un enemigo cada vez más desmoralizado. Rápidamente dos hombres ocupan tu lugar en la primera línea, mientras otro se acerca y te ayuda a retirarte a una zona algo menos abarrotada.

-Mi señor, está herido.

Puede que fuera una obviedad, pero el hecho es que hasta que no lo dice no vuelves a reparar en tu nariz rota y la sangre que corre por tu pecho. Las contusiones de las caídas y golpes, así como algunos cortes que te hicieron antes del duelo, empiezan a escocer y el cansancio te hace mella. Sin embargo, has sufrido heridas peores.

-Debería regresar a la retaguardia.

Te giras y observas el panorama. Aunque la batalla continúa, parece que lleváis la voz cantante. Al otro lado del campo de batalla, en el flanco izquierdo, se distingue humo y movimiento. Erik estaba a cargo de ese flanco, lo cuál te ofrece cierta seguridad, pero el hecho de que todavía no tengáis noticias del resultado te preocupa. Allí en la parte central, el grueso del ejército liderado por el propio Hakon, el combate parece estar decantándose a vuestro favor. La altura os da la ventaja, y ni siquiera la escasa caballería de los Solvgilftanden ha conseguido quebrar las filas de los que probablemente sean vuestros mejores guerreros. Algunos grupos ya se baten en retirada, lo cuál te hace pensar que el resto no tardará en hacer lo propio... Algo inútil, pues vuestros hombres están menos cansados. Perseguirles colina abajo será coser y cantar. Y una vez tus chicos hayan asegurado el flanco derecho, podréis cortar la vía de escape, eliminando cualquier posibilidad que tuvieran de reagruparse. Pan comido.

Demasiado fácil, de hecho...

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17/02/2017, 10:31
Thorir Espada de Hielo

-Espera, ¿No sabemos nada del flanco de Erik?- preguntó Thorir a al soldado que le acompañaba.

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17/02/2017, 18:14
Recuerdos

El soldado niega con vehemencia.

-No, entramos en combate antes que ellos. Puedo ir a comprobarlo...

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18/02/2017, 11:25
Thorir Espada de Hielo

Thorir negó con la cabeza, y tras un segundo observando el humo y el polvo que venía del flanco izquierdo se giró hacia aquel soldado, -Mi caballo, ¡Rápido!

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01/03/2017, 19:59
Recuerdos

Tu orden es recibida con la mayor celeridad. Mientras caminas hacia tu montura, el mismo soldado te sigue, visiblemente nervioso.

-Señor, deje que vaya yo. Le necesitamos aquí, liderando este flanco.

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01/03/2017, 22:03
Thorir Espada de Hielo

Thorir se rodeó y miró por un instante a aquel soldado, después dirigió su mirada hacia la posición que él mandaba para evaluar la situación, todo parecía bajo control, el enemigo no avanzaba y parecían desmoralizados por verse frenados de aquella manera, acto seguido miró hacia el flanco de Erik y aquel extraño humo, entonces Thorir buscó con la mirada a Rök, uno de sus capitanes de confianza, -¡¡Rök, tienes el mando, voy a apoyar a Erik!!- gritó firmemente, tras asegurarse de que le había oído se volvió hacia su montura y se dirigió hacia aquel flanco a galope tendido. 

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03/03/2017, 19:31
Recuerdos

Los cascos de tu montura desprenden terrones de tierra mientras os impulsan hacia el flanco izquierdo de la batalla, en lo que cada vez más empieza a parecer una argucia imprevista por parte de bando enemigo. Tras pasar el tiempo, acabarías por recordar aquella como una mala decisión, una que por poco supuso vuestra derrota total. Pero la suerte quiso que, en ese mismo momento, los fuertes vientos procedentes del este te hicieran girar el rostro hacia un lado. También quiso que tu caballo se encontrara en una zona con buena visibilidad, en una de las laderas más peligrosas y por tanto menos transitadas de la colina. Por último, quiso que la luz incidiera en el ángulo correcto en el punto adecuado. Todo ello da lugar a un reflejo metálico que te hace tirar de las riendas para detenerte en seco.

Puede que la suerte no tuviera nada que ver con ello, a decir verdad. Puede que los dioses quisieran darte una oportunidad.

Sea como sea, al mirar hacia el origen del destello no ves nada... Y, sin embargo, estás seguro de que no te lo has imaginado. ¿Pero qué podría haber allí? Una zona apartada, alejada del campo de batalla... Lo suficientemente alejada y frondosa como para poder mover un gran número de tropas sin ser descubierto. Lo suficientemente discreta como para poder realizar movimientos de larga duración mientras el enemigo está entretenido. Lo suficientemente llana como para que la inmensa distancia que supondría rodear la colina por completo deje de ser un escollo.

Tu corazón empieza a latir a gran velocidad.

No es el flanco de Eirk el que está en peligro. El el grueso del ejército. Están rodeándoos, probablemente con la caballería. Cargarán por la retaguardia, destrozarán a vuestras tropas. Matarán a tu padre.

Y están haciéndolo a través de tu flanco.

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03/03/2017, 22:43
Thorir Espada de Hielo

Thorir apretó los dientes y soltó un bufido, espoleó a su caballo y se dirigió lo más rápido que aquella montura daba de sí hacia la posición de su padre, dónde en teoría debían de estar los hombres de la reserva, aquellos que eran usados cuando las cosas se ponían feas. 

Al llegar observó con rapidez todo el frente de aquella posición, buscando a su padre, tenía que localizarlo, y lo antes posible. tras unos segundos de búsqueda lo vio luchando en las primeras líneas, se batía como un joven, ágil, fuerte, movía sus dos espadas a la perfección, aquellas espadas que habían pasado de generación y generación y que solo las podría portar el jefe del clan, por desgracia estaba demasiado lejos, así que Thorir decidió actuar por su cuenta ya que aquello podría decantar el resultado de la batalla. 

Se dirigió presto hacia el Capitán al mando de la reserva y bajándose del caballo con gran rapidez le llamó, -¡Capitán!, os necesito urgentemente, nos están rodeando- hizo una pausa para señalar el punto por el cual se presumía que vendrían, -Coged las lanzas y los escudos, creo que puede tratarse de caballería, ¿entendido?

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05/03/2017, 13:47
Recuerdos

El capitán parece dudar durante unos segundos, pero rápidamente parece comprender la urgencia de la situación y asiente.

-¡De acuerdo, Espada de Hielo! ¡Guíanos!

El grupo de hombres de la reserva no es numeroso. Apenas dos docenas de hombres te siguen, preparados para enfrentarse a un enemigo desconocido. Cuando llegáis a la parte baja de la colina, los veis subiendo: Decenas de jinetes que se cabalgan colina arriba, azuzando a sus caballos tras ver que su treta ha sido descubierta. Os doblan en número, y todos van montados. Si consiguieran subir esa ladera, destrozarían a vuestro ejército al caer sobre su retaguardia desde la parte superior de la colina. Es cierto que vosotros tenéis la ventaja de la altura... Pero son demasiados.

Tus hombres se miran nerviosos. Aquella tarea parece imposible. Intentar detenerles es enfrentarse a la muerte...

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05/03/2017, 18:18
Thorir Espada de Hielo

Descabalgando de su montura Thorir vio como el enemigo subía rápidamente la ladera de la colina, entonces se puso delante de aquellos hombres que le habían seguido, sujetando fuerte el escudo y clavando con firmeza una lanza en el suelo se dirigió a ellos, -¡Soldados!, la vida de nuestros hermanos depende de nosotros, se que somos pocos, pero confío plenamente en vuestra fortaleza, hagamos que los Dioses se fijen en nosotros y que nos recuerden como aquellos hombres que detuvieron con sus escudos y lanzas una carga de caballería. ¡Permaneced firmes, no decaigáis, sujetad fuerte el escudo y mantened la lanza en ristre!, y por último, el primero de nosotros que suba al Valhalla, que vaya pidiendo cervezas para todos- hizo una pausa para dibujar una sonrisa en su rostro y observar a sus hombres, -¡¡Por el honor y el valor!!, ¡¡Por los Dioses y el Clan Yormef!!- terminó Thorir levantando y agitando su lanza, acto seguido se giró y se puso al frente de aquellos pocos valientes, con el escudo bien pegado al pecho y la punta de su lanza apuntando al primero de aquellos jinetes.

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06/03/2017, 20:08
Recuerdos

El valor regresa a los corazones de tus hombres al escuchar tu inspirador discurso, y cuando terminas responden con rugidos de furia y determinación. Si aquella es vuestra última batalla, que así sea. Mientras los caballos avanzan hacia vosotros, casi puedes sentir la mirada de los dioses, fija en cada uno de vuestros movimientos. ¿Seréis dignos? ¿Qué os espera, la gloria o la muerte? Ya puedes oler al enemigo, ya puedes contemplar sus miradas decididas, sus muecas de rabia, el brillo de la guerra en sus espadas. Ya están aquí...

El choque es brutal. Muchos jinetes caen al suelo al tropezar sus caballos, otros quedan ensartados en las lanzas. Pero tus hombres se llevan la peor parte, pues cada pecho aplastado por unos crueles y duros cascos, cada cabeza decapitada por un hacha que viene desde lo alto, supone uno menos en vuestras filas, un lujo que no podéis permitiros. Tú mismo eres arrollado por la carga de uno de las monturas que, tropezando y cayendo al suelo, se te lleva por delante y te lanza al vuelo. Al caer, quedas sin respiración durante unos preciosos segundos... Segundos que, por desgracia, suponen decisivos, pues al incorporarte puedes contemplar que tus hombres están siendo masacrados. La mitad han sido derrotados, y aunque cada uno ha conseguido llevarse a tantos otros enemigos por delante antes de caer, ni toda la determinación ni toda la ventaja táctica del mundo podrían superar aquella desventaja numérica.

El enemigo os rodea, y los que todavía quedan montados empiezan a realizar pasadas con fiereza, rompiendo cualquier intento por reestructurar las líneas, por lograr formar un nuevo perímetro defensivo...

Notas de juego

Me he tomado la libertad de añadir música a tu post

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07/03/2017, 10:46
Thorir Espada de Hielo

Al ver el caos que allí reinaba Thorir se levantó de un salto y sacando su espada rápidamente ensartó con furia a uno de los enemigos que tenía más cerca, mientras sacaba con ira desatada la espada de aquel cuerpo, ya sin vida, soltó un grito para arengar a sus tropas, -¡¡No decaigáis mis valientes!!- en los ojos de Thorir se encendió la llama del guerrero indómito, aquel que vive para la guerra, sus ojos brillaban, con un extraño brillo oscuro, como los ojos de un lobo salvaje al verse acorralado y dispuesto a pelear hasta la muerte si era preciso.

Durante los siguientes minutos se limitó a deshacerse de los enemigos que tenía más cerca, luchando ya totalmente a la ofensiva, habiendo lanzado su propio escudo contra uno de los jinetes que hostigaban sus líneas para derribarlo, pero todo aquello parecía venirse abajo, no había manera de parar aquello, solo un milagro de los Dioses podría hacer que ganasen esa batalla. 

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07/03/2017, 19:00
Recuerdos

Y el milagro llega.

Al principio los gritos, mezclados con los otros ruidos de la batalla, son apenas imperceptibles, pero pronto percibes que algo está ocurriendo. Al ver como los hombres de tu bando empiezan a crecer, te tomas un segundo de respiro para intentar entender lo que ocurre. Cargando por la izquierda, un puñado de guerreros se estrella contra el enemigo, ofreciéndoos el apoyo que tanto necesitabais. No son sino los hombres que habías dejado en el flanco derecho, que ahora se reúnen contigo liderados por una figura decidida, que grita órdenes a diestro y siniestro: Tu hermanastro, Henrik.

La batalla no tarda en acabar. El enemigo, habiendo perdido la oportunidad de atacar al grueso de vuestro ejército desde la retaguardia, ahora lucha más bien por sobrevivir, asediado por un grupo de rabiosos guerreros que ahora le supera en número. No tardan en batirse en retirada, pero en la parte trasera de la colina, al final de la bajada, más de vuestros hombres les esperan para cortar su paso: El batallón de Erik, que parece haber acabado con la resistencia en el flanco izquierdo, y ha aprovechado la inercia para rodear la colina. Atenazados entre las dos masas de muerte y metal, la mayoría son masacrados sin piedad, y solo unos pocos, los más rápidos o más cobardes, consiguen encontrar alguna ruta libre por la que huir. No es muy común la práctica de hacer prisioneros en el norte.

Con los tres grupos mezclados, una vez la cosa empieza a calmarse un poco y solo quedan un par de grupos reducidos de resistencia enemiga, tu tío Erik asume el mando con rapidez, y empieza a dar órdenes para que unos cuantos vayan a reforzar el cuerpo central del ejército.

Es entonces cuando te permites recuperar el aliento, y considerar tus heridas, múltiples y dolorosas. Estás hecho una pena, y la recuperación será dolorosa, pero no hay nada demasiado grave. En un par de días estarás como nuevo.

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08/03/2017, 12:34
Thorir Espada de Hielo

Una fina y fresca brisa recorre el campo de batalla moviendo lentamente el pelo enmarañado y sucio de Thorir mientras que él cierra por un momento los ojos para tomar el tan merecido respiro, acto seguido guardó su espada y limpiándose algo la cara, sucia de polvo, sangre y sudor se dirigió andando lentamente hacia los pocos supervivientes que quedaban de los hombres que le habían seguido hacia aquella acción tan temeraria. 

-Lo que hoy habéis hecho aquí solo es digno de los verdaderos hijos del norte, sentíos orgullosos porque estoy seguro que los Dioses han visto vuestra hazaña y han quedado complacidos, ha sido todo un honor luchar con hombro con hombro con valientes como vosotros- les dijo mientras les estrechaba la mano a cada uno de ellos, -No estemos tristes por nuestros hermanos caídos, ahora mismo estarán bebiendo y comiendo junto a los Dioses en el Varhalla, les haremos el entierro que merecen y serán recordados como los héroes que fueron- seguidamente se llevó el puño al pecho en señal de respeto.

Tras despedirse de aquellos hombres Thorir se dirigió en busca de su tío Erik que se encontraba en la cima de la colina reorganizando el ejército y ordenando las últimas acciones, -Tío- dijo mientras se acercaba, -Gracias por vuestro apoyo, de no ser por vosotros hubiéramos fracasado- y alargándole la mano esperó su respuesta. 

Notas de juego

Supongo que no viene nadie a hablar conmigo antes de que suba a hablar con Erik, de ser así borra el último párrafo