Partida Rol por web

Se acercaron el uno al otro con precaución, estudiándose. En los caminos de Cardolan uno puede encontrarse cualquier cosa, y en tiempos de guerra todavía más. La cautela era la norma.

A Agnor le pareció que aquel hombre era uno de tantos mercenarios que iban de aquí para allá buscando ganarse una paga. Una espada libre. Pero eso no garantiza ninguna neutralidad. Hasta las espadas libres tienen sus preferidos y se decantan por unos y por otros en una tierra de príncipes y nobles enfrentados.

Lo que no le pareció era uno de aquellos mercenarios sin escrúpulos capaces de ponerse al servicio de los orcos. La peor estofa entre las espadas de alquiler.

– Agnor, de los Guthild de Faerdor –dijo. Dudó si presentarse totalmente pero decidió no mostrar aún sus lealtades, aunque el ribete rojo de Echorion podría ser reconocido por cualquiera que hubiera atendido a las vicisitudes de Cardolan en los últimos años–. Sé lo que les ha pasado. Orcos, muchos. Mis compañeros y yo estamos tras su rastro. Se dirigen al norte y nosotros con ellos. Se acerca una gran batalla. ¿Qué os trae por aquí, Caldrim?

Theon asentía a las palabras del Capitán - Melechtor - dijo, refiriéndose a él por su nombre y no por su rango - nuestras fuerzas son pequeñas pero veloces, lo que dice se puede hacer. Pero no sabemos el tamaño de las fuerzas enemigas, tal vez las cosas puedan complicarse... tampoco sabemos que tan rápido pueden prepararse para el ataque, si están agrupados, puede que ofrezcan resistencia a nuestra caballería...- se quedó pensativo por unos segundos.

- Aaren ha explorado la cabaña antes del ataque y nos comunicamos a la distancia por señales de luz con espejos. Tiene una vista privilegiada y comprende bien el terreno, eso fue clave para evaluar el tamaño de la fuerza enemiga, detectar el movimiento del grupo que usted había enviado y aunar esfuerzos. Hasgon, con quién he peleado codo a codo, ha demostrado ser un excelente arquero y ser astuto a la hora de evaluar las oportunidades, él es quien incendió los establos y mandó la señal para vuestro ataque a la cabaña. Porque no aprovechar esta ventaja? Si podemos enviar a ambos a una posición de altura, ellos pueden ver el terreno, medir el número y posición del enemigo y no solo indicar el mejor momento para el ataque, sin ademas marcarnos con la trayectoria de sus flechas los puntos más débiles de sus defensas, para que avance la caballería en ese punto y dar un golpe aún mas duro. Además podrían atacar a distancia a los que quieran avanzar sobre el paso. Solo necesitan llegar sin ser vistos a las rocas de la retaguardia, y ganar un poco de altura - hizo una pausa, la idea le parecía buena, pero insuficiente.

- Por otro lado, si un grupo avanza de frente, puede generar una distracción para que no vean el ataque que avanza por la retaguardia, siempre que podamos ocultar los caballos el tiempo suficiente. Si el grupo de frente es reducido y se muestra en desventaja, es probable que los orcos, lejos de estar a la defensiva, manden a una parte de ellos a atacar y se dividan, lo cual hará mas fácil el trabajo de la caballería. Aunque el grupo correría mucho riesgo, será una misión peligrosa pero puede darnos la ventaja. Me ofrezco a liderarlo mientras usted avanza con la caballería. Que le parece?- en la escuela militar hablaba libremente de sus planes con líderes de mayor rango que de capitán, eso sumado a un interés en común que Theon y Melechtor compartían, hizo que se atreviera a expresarse mas allá de lo que la prudencia indicaba.

Caldrim observaba a Agnor con cautela propia de los tiempos que corrían. Había conocido a muchos hombres de Faerdor, a más de los que podía recordar. Y siempre se habían mostrado valientes y de fiar. Se acomodó en su caballo, más tranquilo aunque las nuevas sobre los orcos le hicieron arquear la ceja.

-Recién he regresado de En-Egladil. Allí he luchado junto a los buenos hombres de Faerdor para retener la invasión de Ermegil de Rhudaur.

Las guerras de Rhudaur eran conocidas en Cardolan, y esta última ofensiva de era una excepción. Ermegil Brazo de Piedra se había aliado con el caudillo o “Targ-Arm” montañés para conquistar la región estratégica de El Ángulo, al que los eruditos llamaban Dor-En-Egladil.

-Estaba descansando con unos compañeros y conocidos en una posada al este de aquí cuando vimos el fulgor de las llamas en la noche. Así que tomamos nuestras monturas para venir a ayudar, aunque por desgracia hemos llegado tarde.

En Faerdor y en Rhudaur, el invierno era bastante crudo y era una norma no escrita parar las contiendas poco después de las cosechas al finalizar el verano para que ambos bandos pudieran preparar los alimentos para pasar los meses de invierno. Por lo tanto era habitual licenciar a algunos mercenarios en estos meses.

-¿Orcos?, preguntó Caldrim y miró al Norte. -¿Hacia dónde se dirigen? ¿Sabéis cuántos son?. Fue entonces cuando vio el ribete rojo en el antebrazo del norteño. –Así que cabalgáis con Echorion el Desterrado.

Era difícil saber qué opinión tenía del Lord Echorion. Tal vez no la tuviera, o no quería compartirla abiertamente. Se encogió los hombros a pesar de la pesada armadura que portaba, y se ajustó los guantes metálicos como sopesando si sus cansados músculos y huesos podrían aguantar otra contienda más...

-¿Sóis muchos , como para acabar con esa chusma?

Tarbrand dirigió su montura hacia la zona indicada por el Capitán Melechtor. A su izquierda, una colina le tapaba la vista hacia el norte. Pero a medida que se alejaba de la unidad, pudo tener una visión completa hacia las tierras que se abrían hacia su derecha. Era una meseta llana con algunas formaciones rocosas y escasa vegetación. En la distancia, pudo distinguir algunos puntos formados por granjas, casas y posadas. Estaban habitadas, ya que salía humo de las chimeneas.

Por suerte, no se encontraban al paso de la hueste orca.

Al girar ligeramente hacia la izquierda comenzó a avanzar hacia la zona donde podría estar Agnor, sin perder de vista la unidad que aún se veía a una milla de distancia. Tal y como le habían ordenado.

Nombres aciagos que traían el dolor a Agnor. Agnor era joven y había crecido mucho como hombre y también había luchado mucho. Lo suficiente como para que el pasado cercano pareciera remoto. Pero no lo era tanto. No había pasado apenas tiempo desde que su hermano murió defendiendo El Ángulo, ni de que el propio Agnor había visto pasar a los bribones de Ermegil desde lo alto de su torre en Feardor.

Aquel era, entonces, un guerrero curtido en mil batallas. Pero lo más importante para Agnor era que no podría considerarlo, todavía, enemigo. Atreo avanzó lentamente, acercándose al mercenario.

– Si es cierto eso que decís, quizá hayáis conocido a mi hermano mayor. Anghiva, de la casa Guthild de Faerdor. Algunos le llamaban «el Bravo». Otros, «Quemabolsas», por su generosidad. Cayó en batalla, según dicen*, defendiendo El Ángulo de los hombres de Ermegil.

Anghiva era, ciertamente, el polo opuesto de Agnor en caracter. Alegre, jocoso, generoso en las tabernas y en las fiestas de campamento. Un líder que pensaba que a los hombres se les llega demostrando valor en la batalla, incluso temeridad (de ahí, «el Bravo») y siendo dadivoso y comprensivo en la retaguardia y en tiempos de holganza. Nunca se pudo decir que un hombre valioso quedara sin una pinta de cerveza o un trago de licor si Anghiva podía evitarlo. Por eso, Anghiva el Quemabolsas. No dudaba en quedarse sin un céntimo.Y ciertamente así solía ser.

– Soy el último de mi familia. Soy capitán de Sil Auressë, y ahora sirvo al Príncipe Desterrado en estos caminos. Se acerca una gran batalla por Sil Auressë y el buen Echorion parece haber sido el único que ha respondido al llamado de ayuda –se giró en su silla y señaló al sur–. Mis compañeros y yo cabalgamos desde el sur. Hemos dado buena cuenta de los rocos y sus aliados, pero tenemos por delante la prueba más dura. Perseguimos a un batallón que se dirige a tomar el paso antes de Sil Auressë. Son los que han quemado esta granja y sus gentes. Más al norte, parece que se reunirán con otros batallones. Se ha formado en secreto un gran ejército de la oscuridad. Y para respondar a vuestra pregunta: no, no somos suficientes. Pero cabalgaremos y lucharemos hasta la victoria o la muerte. Somos pocos pero valerosos. Si os aburre la holganza de otoño, sabed que hay orcos para todos.

Con mis manos relajadas, sosteniendo las riendas, observé impaciente como Tarbrand se alejaba rodeando la colina por su cara este, tal y como Melechtor le había indicado.

Tras un rato, Theon se dirigió al capitán en términos tácticos, su intención de tomar parte en la estrategia de ataque era inequívoca.
Proponía un doble ataque: un pequeño grupo actuaría de cebo exponiéndose en un asalto frontal, mientras que un segundo, más numeroso, ganaria la espalda de los Orcos dando un rodeo por el exterior.

A mis oídos el plan de Theon sonaba con una coherencia brutal, mantenía la esencia del plan de Melechtor y lo situaba a un nuevo nivel. Pero yo no era un estratega.
En cualquier caso, podía notar en la cara de mi amigo, que estaba disfrutando con aquella reunión.

En su variante, tanto Hasgon como yo tendriamos que desempeñar un pequeño pero importante papel.

Escuche con atención su exposición, agradeciendo sin palabras la confianza que depositaba en mis habilidades...y me limité a asentir cada vez que Theon me nombraba para confirmar que estaba dispuesto a asumir mi parte en aquel arriesgado plan.

Caldrim escuchó con atención. –Lamento la pérdida de tu hermano, Agnor. Muchos hombres han caído defendiendo las torres gemelas de Harnalda y Thuin Boid de los ataques de Ermegil el Usurpador.

Apretó los dientes con fuerza recordando compañeros caídos. –No tuve el honor de coincidir con Anghiva. Tal vez uno de los hombres que cabalga conmigo sí coincidió con él. Su nombre es Bakar, dijo mirando en dirección al este a ver si veía llegar al resto. Aún no se les veía, pero la vista no alcanzaba muy lejos en el terreno irregular.

-Así que un batallón de orcos…, dijo dando golpecitos suaves a su bella montura que se movía impaciente. Una sonrisa se dibujó en sus labios. –Si hay sitio en vuestra unidad y estáis dispuestos a compartir la gloria, podéis contar conmigo y con Pardo para esta contienda.

Le susurró algo al oído de su caballo, y luego añadió: -Convenceré a los demás también. Son dos jinetes de Cruadh Maraich, y dos hombres que se nos unieron en la posada donde nos alojábamos.

A Caldrim se le veía con ganas e ímpetu, y al mismo tiempo se mostraba confiado y tranquilo. Un guerrero experimentado muy bien equipado y con una buena montura. Con los otros, serían un total de cinco jinetes más para la unidad de Melechtor.

-Es una buena idea Theon, dijo Melechtor animado. Tenía fama de buscar la sorpresa y la innovación, a riesgo de descontentar a sus superiores. Pero había encontrado su lugar entre las tropas de Echorion. -El grupo explorador subiría hasta la colina, e incluso podría contactar con los defensores en caso de haberlos. Desde allí coordinaría el ataque. Pero no podemos permitirnos más de dos en ese grupo. Aaren, y le dio un golpe en el hombro, -se ha ofrecido voluntario. Hasgon me parece una buena elección también. No ha cabalgado mucho con nosotros, y la carga puede ser complicada. No obstante, en la avanzadilla su habilidad con el arco puede resultar muy útil.

Se quedó pensando en el resto. -Mi idea era que el grupo más numeroso de la carga sería el que habéis llamado "frente". Y un grupo más pequeño haría la maniobra envolvente. El grupo de ataque de la retaguardia... Necesito que sean mis mejores hombres. Es muy arriesgado, porque cabalgarían a galope seguramente por un pasillo estrecho entre la roca y los orcos. Si además queremos que alcancen la posición de carga sin ser vistos, no pueden ser muy numerosos. Tal vez seis u ocho jinetes. Los mejores. Irían Agnor y Tarbrand, desde luego. Pensaré en el resto.

La principal discrepancia que tenía el Capitán era con el grupo principal. -El frente debe ir a caballo, listo para cargar. Y debe ser lo suficientemente numeroso como para hacer reaccionar a los orcos. No estoy seguro Theon. Pero creo que debo ir en ese grupo, liderando a mis hombres. Puede que seamos arrasados por la marea orca, pero si con eso les damos una oportunidad a los del ataque a la retaguardia, pues que así sea. Y sería un honor si vos cabalgáis a mi lado, Theon.

Agnor sintió alegría, de corazón. Por motivos muy diferentes, pero igualmente repentinos. Por un lado, había encontrado aliados en el momento y el lugar más inesperado. Por otro, quizá tuviera la oportunidad de hablar con algún conocido de Anghiva. Es posible que le pudieran relatar alguna anécdota, alguna historia. Uno de las divertidos cuentos de taberna que tanto protagonizaba Anghiva, o alguna de sus gestas de batalla. Es posible, incluso, que pudiera saber algo sobre su desgraciada muerte. O sobre dónde fue enterrado su cuerpo, si es que no fue pasto de los cuervos.

Se adelantó con una franca sonrisa y le tendió la mano a Caldrim.

– Habrá gloria para todos. Eso no lo dudéis.

Tarbrand partió rápidamente dispuesto a averiguar algo más sobre algún indicio de actividad orca o de su compañero Agnor. No obstante, el sol le deslumbró y no pudo enfocar bien allí donde se suponía que se encontraba el enemigo.

Theon se encontró satisfecho que su propuesta de enviar a Aagen y a Hasgon haya sido bien recibida no solo por el Capitán, sino por su amigo. Iban a ser hombres claves en esa batalla, no siempre las espadas inclinaban la balanza, por lo general era la inteligencia lo que lo hacía.

Cuando Melechtor insistió en que el grupo de la retaguardia fuese pequeño para pasar desapercibido, compendió que estaba en lo cierto, si corrían el riesgo de ser vistos toda la estrategia se caería y seguramente sería una masacre. Por otro lado si el frente era numeroso, había más posibilidades de que sobreviviese. Discrepaba en la idea de cargar, él prefería avanzar con un cebo y luego sumar la caballería, pero confiaba en el criterio y la experiencia de una de los hombres de confianza de Echorión.

- El honor será mío, Capitán- el énfasis en la última palabra dejaba claro que respetaba las directivas de aquél hombre, y que estaba dispuesto a seguirlas. No esperaba estar sirviendo en el ejército del heredero de Girithlin, y se sentía aún más a gusto que la última vez que lo había hecho.

- Aelloth, tu has recorrido estos caminos antes, tienes alguna sugerencia de dónde ocultar los caballos para el ataque que va a dirigir Agnor y por dónde conviene que Aaren suba hasta una posición ventajosa? - preguntó al otro hombre de confianza de Echorión. 

Tarbrand bajó la suave cuesta, tratando de ubicar las referencias de terreno. Por un momento, se había perdido entre las formaciones rocosas. Tuvo que dar un pequeño rodeo, y entonces se dio cuenta que ya no veía la unidad de Melechtor.

No estaba lejos, pero estaba en hondo. Tenía que regresar y subir a un lugar más elevado. Se bajó del caballo para hacerlo ya que había muchas rocas sueltas.

No pudo evitar lamentar cómo una simple exploración se había complicado por un despiste. Entonces, escuchó una voz que le heló el corazón…

-¡Alto! Ni un paso más, y las manos donde las podamos ver. No te des la vuelta.

Le habían tendido una emboscada. Escucha la voz detrás de él, a unos veinte pasos, tal vez menos. Había muchos lugares donde esconderse a su alrededor, y él mismo les había facilitado el trabajo volviendo sobre sus pasos.

-Mi nombre es Bakar, dijo una voz diferente desde el otro lado. Tarbrand vio de reojo a un hombre barbudo de constitución fuerte salir de su escondite. -Tu vida depende de tus siguientes palabras, joven. ¿Por qué los hombres de Echorion el Desterrado han quemado granjas y asesinado a inocentes en estas tierras?

Había ira contenida en sus palabras, pero también una duda genuina.

Caldrim le agarró el brazo con firmeza, y asintió con la cabeza. Era un saludo entre caballeros ahora convertidos en aliados. En hermanos de batalla que se avecinaba. Sobraban las palabras.

Entonces miró al este. -Mis compañeros se han quedado rezagados al parecer, comentó. En esa dirección había algunos riscos y el pendiente bajaba por detrás. Era fácil perderse.

-Mejor vamos a su encuentro, ¿no te parece?

-Llegando desde el este, hay riscos que permiten acercarse sin ser vistos. Incluso con caballos, comentó Aelloth tratando de recordar los detalles de aquella zona. -La entrada del Paso de la Loma está en hondo, y precisamente en el este es donde esté el pendiente que le da nombre. En el oeste es más despejado, y sería difícil llegar sin ser visto. Pero desde el este es posible. Además, con poco de viento se levanta una nube de polvo que puede jugar a nuestro favor. Recuerdo haberlo visto cuando crucé el desfiladero del Paso.

Flashback Abel

Las llamas de los establos se estaban extinguiendo, había en el aire un aroma a carne quemada que se mezclaba con el nauseabundo hedor de la sangre orca que estaba impregnada por doquier. Todos estaban preparándose para partir hacia el Paso de la Loma, de acuerdo a las indicaciones de Capitán Melechtor. Theon le había dado una mirada mas a los mapas sobre la mesa y terminaba de repasar las tres cartas que acababa de escribir. Luego tomó el sello que llevaba con sigo, y lacró cada una de ellas con su firma. No usaba su símbolo de nobleza desde hacía tiempo, y no era algo que usara a la vista de otros, menos en una misión como esa, pero el Lobo que las llevaría a su destino era un hombre de fiar, el propio Theon había arriesgado su vida por él y los suyos, ahora sería su turno de arriesgarse por los hijos de Cardolán.

Abel entró a la sala, Menegor y Egnadán lo acompañaron hasta la entrada dudando de acercarse. Theon les hizo señas que entrasen los tres, pero era al veterano a quién miraba al hablar - Me alegro que hayamos llegado hasta aquí con vida, hemos tenido un duro combate y una importante victoria sobre estas bestias. Salieron de Arthedain para ayudar a sus pueblos hermanos, y eso han hecho, los felicito, hacen falta mas hermanos como ustedes para que Cardolan pueda defenderse de los males externos que lo acechan, la sangre de verdaderos lobos corre por sus venas - los males internos son aún peores, pero en eso nada pueden hacer - Voy a pedirles a los tres que se comprometan una vez mas con nuestra causa, nuestro Comandante nos pidió información y la tenemos, debe recibirla cuanto antes. Debe preparar las defensas del vado, porque puede que estas fuerzas se dirijan para allá, y le solicitaré que nos brinde ayuda, para ello tengo un mensaje para él que les pido se lo entreguen en mano y en privado - Theon extiende dos cartas lacradas con una leyenda en adunaico en su exterior - Es una gran responsabilidad la que les estoy dando, sé que están heridos y solo puedo darles el caballo de carga que nos dio Minastir en el Vado, no es suficiente ni es veloz, aún así debo pedirles que entreguen esto lo mas pronto que puedan y que no caiga en manos enemigas por ningún motivo-

Tras esto abrazó con fuerza a cada uno de los tres - Ha sido un placer servir con hermanos como ustedes, son un ejemplo viviente de que podemos ayudarnos, de que somos familia. Cuidense, y que nuestros pasos vuelvan a cruzarse - Sus ojos se enrojecieron, había compartido mucho con ellos, eran su equipo y ahora se separaban, tal vez para siempre. 

Carta Lacrada con leyenda en Adunaico, dirigida a Minastir

Comandante Minastir, 

Si lees estas letras es que los valeroso hombres de Fornost que me han acompañado han cumplido su labor. Corazón noble y espada de guerreros es la sustancia con que están hechos, un valor que es difícil de ver en estos tiempo, espero Arthedain sea justo con estos hijos que ha dado a luz. Lo que hemos vivido es preocupante y quiero daros mi propio informe como os prometí.

En un desprendimiento del Barnaduin al sudeste del vado y al sudoeste de Metraith hay una aldea que parece ser el epicentro de un ataque a gran escala por parte de los vestigios del ejército del señor de la guerra, que ha sido unificado y organizado bajo algún general. Orcos, trolls, uruks y huargos han sido convocados y están prestos a atacar. Quien o como pudo organizar y unir a estas bestias es algo que ignoro, pero esta claro que una vez que tomen la posición que esperan, tendrán vía libre para tomar Dol Tinaré conquistando Metraith o invadir Arthedain desde vuestra posición. Los movimientos de orcos que se notificaron desde Rhudaur no pueden ser ignorados, tal vez estén trabajando en conjunto.

Hemos dado con una rama del ejército del príncipe desterrado, y estamos prontos a bloquear el ataque que provenía desde el sur, pero nuestro número solo permitirá contener esa posición, no podremos hacer diferencia en la defensa de la ciudad. Os bosquejaré las posiciones que hemos descubierto.

He cumplido con la misión que me ha dado, Minastir. Ahora camino junto a Melechtor, el Capitán de Echorión colaborando con las defensas esta aldea. Me atrevo a pediros dos favores, quedo en manos de vuestro noble corazón y sabio juicio. El primero es que hagas llegar la carta que acompaña a esta que está en tus manos a mi prima Olanwen en Fornost cuanto antes, es de vital importancia para la supervivencia de mi pueblo.

El segundo es mas delicado y un verdadero atrevimiento de mi parte, que espero sepas disculpar, y es solicitar ayuda vuestra. Se que vuestro padre, el Rey Argeleb II es prudente y sabio, os pido que le hagas llegar estas palabras, porque si los vestigios del ejército del señor de la guerra se reagrupan en esta aldea y se suman a los remanentes  en Rhudaur, no solo Cardolán está bajo amenaza, también lo está Arthedain, pero si este levantamiento es frustrado a tiempo, los grupos de orcos aislados y desunidos no representarán una gran amenaza para ninguno de los dos. 

Si vuestra respuesta es favorable, un contingente de refuerzo desde el vado, que avance por el brazo del Baranduin podría llegar rápido al castillo que esta en los alrededores de Sil Auresse, el cual seguramente estará resistiendo un sitio por parte del enemigo, si es que no ha caído aún. Vuestras fuerzas son las únicas que pueden llegar a tiempo, y podrían marcar la diferencia entre una victoria y una derrota.

Ten en cuenta mis palabras, confío en que tomes las desiciones mas sabias y justas. Ha sido un placer serviros y espero haber logrado satisfacer tus expectativas en esta misión. Un saludo de este hermano dúnedain, hasta que nuestros caminos se vuelvan a cruzar.

Theon Vilarion