Partida Rol por web

Alrededor de un cuarto de hora después de salir, os encontráis con una escena dantesca: árboles arrancados de cuajo, nieve derretida, piedras ennegrecidas y ramas quemadas. La sangre en el suelo no deja lugar a dudas: allí es donde Resmit atacó al resto.

Parece haber dos rastros, bastante obvios debido a lo reciente de dichos sucesos. Por un lado, algo de nieve derretida y unas cuantas marcas de hollín parecen señalar el lugar por donde Resmit se fue. La nieve está muy removida, y un par de huellas de cascos indican que Saga, Thorir e Yngrid le siguieron.

El otro rastro va en una dirección distinta, y parece fácil de seguir debido a la sangre y a un surco, ya medio cubierto por la nieve, que indica que algo fue arrastrado por allí. No hace falta ser un genio para deducir de qué se trata: el cuerpo de Drunfo no está por ningún lado, y si lo que contó Yngrid es cierto, la sangre bien podría ser suya. Sin embargo... ¿Quién podría ser tan fuerte como para arrastrar al gigante a lo largo de todo el bosque?

La respuesta es tan preocupante como fácil de deducir.

Sin embargo, de todos los detalles que percibes al llegar el que más te llama la atención es el olor a carne quemada, que inunda el lugar. Alguien ha construido una especie de pequeña pira improvisada compuesta por ramas y algunas rocas, sobre la que todavía arden los restos de lo que debió ser Rorar, a juzgar por su tamaño. Sobre él, el filo de su hacha, que es lo único que no ha ardido todavía de sus ropas y pertenencias.

En un árbol cercano hay una nota, escrita con lo que Will no tarda en identificar como la caligrafía de Saga:

"Esperad aquí"

Bedelia arrugó la nariz. Aquel olor era vomitivo, y el cuerpo calcinado de Rorar no hacía sino aumentar esa sensación. Sintió un pinchazo de lástima por él a pesar de no haber tenido contacto y de que sus personalidades eran muy distintas. Pensó en dedicarle una plegaria, pero no conocía ninguna adecuada a la situación, así que simplemente bajó la cabeza en señal de respetó y deseó que hubiera encontrado paz.

Avanzó un par de pasos hasta la nota y desvío su atención hacia los rastros, reflexionando un segundo. Al final, y suspirando al preveer la reacción que sus palabras iban a tener, se giró hacia el grupo.

-Saga, Thorir e Yngrid han ido a por Resmit-señaló los cascos semienterrados en nieve que sin duda todos habían advertido-Eso significa que a Drunfo se lo han llevado por ahí. Necesitamos a todos los extranjeros para completar el ritual pero no sabemos si el gigante ha muerto. Porque si, contra todo pronóstico podría seguir vivo, aguanta bien.

Giró completamente sobre si misma, atenta al entorno antes de continuar.

-Voy a ir a por él. Necesitamos saber qué ha pasado para poder planear, y quizás necesitemos también su cuerpo, pero hay algo más. La bestia raptó a Dag, y lo más lógico es que se haya llevado a los dos al mismo sitio. Incluso si hay más de una lo más probable es que compartan cubil. No tenemos tiempo que perder y no sabemos cuándo van a volver los demás.

-Antes de que me digáis que es una locura, no voy a luchar. Si me la encuentro huiré, volveré al pueblo y seguiré el rastro que ha dejado el trineo hasta aquí, dando opción a Dag y a Drunfo para escapar. Si os movéis dejad marcado el camino o poned notas para que pueda seguiros.

Y entonces, en aquel momento, Bedelia fue plenamente consciente de que estaba herida y cansada. Se había golpeado dos veces en dos días y la herida de la cornamenta no había sanado del todo. No estaba en plenas facultades y eso le hizo sentir un acceso de miedo, pero, paradójicamente, no disminuyó su decisión de ir a buscarles.

-No. No podemos separarnos otra vez. Puede que ahora Drunfo no esté aquí, pero si empezamos a separarnos la que no estarás serás tú, y luego el que vaya a buscarte, y así. ¿Y qué pasa si esta vez no eres capaz de escapar de la bestia? ¿Qué pasa si allí hay más de una, y te arrinconan? No podemos resolver un problema añadiendo uno nuevo. Saga lo ha dejado muy claro: "Esperad aquí". Tenemos que estar todos para el ritual.

Ahmel suelta un bufido.

-Sí, la charlatana tiene un peculiar gusto por el mando y las órdenes, aunque nada de lo que haya propuesto tenga sentido alguno. Yo propongo una alternativa -te mira-. Vamos este buen señor -señala a Add-, tú y yo. Preparados para hacer el ritual de control de forma inmediata en caso de que algo salga mal. Si podemos encontrar la guarida de la bestia sin que esta nos atrape, mejor: más tiempo para organizar todo. El resto puede seguirnos cuando se reúna aquí si tanto afán tenéis por estar todos juntos. Aunque si me preguntáis por mi opinión creo que lo único que aportaréis serán molestias.

-No.

-ME PARECE UNA IDEA INTERESANTE.

-¡No! ¿¡Es que os habéis vuelto todos locos!?

Pues un poco loca si que me estoy volviendo, la verdad.

Y ese pensamiento le causó tantísima gracia que a muy duras penas consiguió no echarse a reír allí mismo. Y ese acceso de risa le hizo sentirse horriblemente mal consigo misma. Que Rorar seguía de cuerpo presente, por favor...más o menos.

-Will, no es tan mala idea si lo piensas. Saga ha tomado el control, pero hay demasiado que controlar ahora mismo y no puede con todo. No sabemos cuánto más pueden aguantar Dag y Drunfo sin ayuda, cada segundo que les esperamos es tiempo perdido y la posibilidad de no abrir el círculo jamás. Además, un ritual de control ahora mismo nos daría más libertad para enfrentarnos a la bestia original. De hecho, creo que deberíamos ir los cinco y dejarles una nota para que vayan a buscarnos. Así el grupo se fragmenta menos y ganamos seguridad. Lo que está claro es que no nos vamos a quedar parados, al menos yo.

-¡El ritual de control no existe, Bedelia! ¡Este hombre -señala a Ahmel sin dejar de mirarte-, está equivocado!

-¡Falso! Depositas tu fe en cuentos de brujas, sin llegar a considerar por un momento...

Bedelia se encogió de hombros.

-Pero creéis que está equivocado sólo porque dice que la bestia es un djinn en vez de...lo que sea. Que más da cómo se llame.

Will ni siquiera mira a Ahmel antes de que le interrumpas, ignorando sus palabras por completo y demostrando lo que le interesa su opinión.

-¿Y qué pasa si nos encontramos con la bestia, eh? ¿Podemos escapar los cinco? ¿Dejamos a Ingur como carnaza? Buena manera de cerrar el círculo.

Ingur, que parece estar pasándoselo en grande, suelta una carcajada.

-Más os vale no estar cerca entonces, porque pienso agarrarme a las piernas del que tenga más cerca. Ración doble para el bicho.

Bedelia se giró hacia Add.

-¿Tú sabes luchar?

-ALGO.

-Pues ya está, es la bestia contra tres e...Ingur-miró al hombre de reojo-Que mucho no puede hacer, pero supongo que si menea la espada lo suficientemente rápido molesta. Ganamos tiempo más que suficiente para que Ahmel haga su ritual.

-¡El ritual no funciona! -repite Will, frustrada-. Y da igual cuantos puedan luchar. Tenemos que estar todos.

-¿Tan difícil es de considerar el que, en esta ocasión, tu señora se equivoque? Tu lealtad es admirable, pero llega a un extremo absurdo. Y dos personas pueden morir si no nos damos prisa, una de ellas un niño inocente.

Will suelta un grito de rabia.

-¡No... te importan las personas! ¡Lo único que quieres es demostrar que tienes razón!

-No me importa Drunfo, lo admito, al igual que no me importa cualquier salvaje que haya dedicado su vida a la violencia y la intimidación. La vida de un niño, sin embargo, vale más que cualquiera de las nuestras, y así las tratamos en el sur. Dejar que se apague es cortar una semilla antes de que pueda convertirse en árbol. No hay mayor crimen, y no actuar en este caso es equivalente a ejecutar la sentencia.