Partida Rol por web

Antes de que Sultünge aparezca entre los árboles, ya se oye el sonido de las voces.

Parece que la aldea se encuentra reunida, discutiendo sobre algo en el centro de la plaza. Un reunión del thing, quizás, o algo menos serio. Sea como sea, hay demasiada gente como para pasar desapercibidas, y el caballo no es especialmente silencioso que digamos. Antes de que podáis bordear el lugar para intentar llegar al establo, las voces parecen amainar y varios pasos se oyen en vuestra dirección. Os resignáis: Al fin y al cabo, con tanta gente reunida, era cuestión de estadística que alguno os oyera.

Llegan seis hombres. De ellos, solo conocéis a Rorar, el hombre que estaba con Einar cuando os recibieron, y a Resmit, otro de los viajeros que llegó junto a vosotras. Los otros cuatro os suenan, pero no recordáis sus nombres.

Cuando llegáis al origen del sonido descubrís a Saga y a Bedelia, dos de las viajeras que llegaron el día anterior contigo, sobre un caballo. Durante la reunión, se mencionó que habían desaparecido la noche anterior, y que faltaba un caballo de los establos. Frigda aseguró que habían desaparecido también algunos útiles y provisiones de su casa, por lo que son bastante sospechosas. Probablemente tengan una buena explicación a mano, porque si no, presentarse aquí ha sido una estupidez.

Un hombre rubio, que va a la cabeza de la comitiva, es el primero en hablar.

-... Vosotras.

Repasa a las dos mujeres con la mirada, alzando una ceja. No dice nada más, ni tampoco el resto de los norteños, que parecen algo sorprendidos. Todos van armados.

La norteña, con aspecto de no haber pasado la mejor noche de su vida, era quien manejada el caballo. Detuvo al corcel frente a los guerreros y mostró las manos con las palmas hacia arriba dando fe de que no portaba nada.

-Mis señores, hemos vuelto para explicar nuestro comportamiento. No teníamos intención de huir. Si no es inconveniente, nos gustaría desmontar y retornar el corcel a su dueño.

Los norteños se miran en silencio.

-Bien. Desmontad. Orlen, lleva el corcel al establo.

El más joven se acerca a vosotras y coge las riendas del caballo.

Bedelia sintió un nudo en el estómago cuando vio aproximarse a Rorar, pero se obligó a dominar sus nervios y desmontó del caballo en silencio. Se separó medio paso del mismo, dejando libre el camino para el norteño rubio. Su mirada se desvió hacia Restmit, y después buscó a Einar levantando el mentón. Frunció el ceño al no encontrarle.

Con lentitud, se llevó la mano al estoque y desasió la vaina para descolgarlo de su cintura. Contaba con la ventaja de que allí nadie la consideraría un arma de verdad, pero no quería que sus movimientos fueran malinterpretados como una amenaza. Cuando el estoque quedó suelto, lo levantó y se lo ofreció a los norteños.

Estaba dejando ir su única defensa, pero eso era preferible a caldear más el ambiente.

Saga le echó una mano a Bedelia y después le tendió las riendas a su ex-acompañante.

-Gracias, Orlan -musitó con brevedad. Se volvió hacia el resto, calibró sus palabras y alzó la voz-. ¿Cómo se encuentra el jarl?

-Muerto.

Uno de los norteños recoge el estoque de Bedelia. Una vez las dos mujeres han desmontado, Orlen se lleva el caballo, sin dejar de mirar atrás. Aunque el resto parece guardar las armas, sus expresiones de confusión han dejado paso a unas de desconfianza, sospecha o incluso hostilidad. El rubio se cruza de brazos.

-El thing está reunido. Podréis justificar vuestros actos frente a todo el pueblo. Pero antes de eso, la versión resumida.

Saga asintió con brevedad y cerró los ojos susurrando unas palabras ante la noticia, guardando después silencio. Miró a Bedelia brevemente, tomando el liderazgo en la conversación.

-Lo lamento... -respondió, buscando los ojos del líder con una disculpa sincera-. Nos alejamos para poder demostrar más tarde la verdad y el verdadero problema, ya que la rabia de Einar le estaba llevando al enemigo equivocado. Ese es el resumen: la versión completa no es un asunto a tratar en el thing, sino con quien suceda a Einar... Que en la mesa de los Dioses se sienta ahora. Siento vuestra pérdida y las dificultades a las que os enfrentáis. Estamos aquí para ayudar en lo que podamos pero ruego se nos conceda audiencia una vez hayáis resuelto el asunto de la sucesión, ya que la elección de un jarl no es competencia de forasteros.

El rostro de Bedelia se ensombreció, pero no hizo comentario alguno. Bajó la cabeza en señal de respeto.

Aquella situación era tan delicada que temía intervenir.

-La elección del nuevo jarl ya ha terminado, aunque quedan temas por tratar. Y no, no habrá audiencia privada. Aquí han pasado muchas cosas -Su voz suena grave y firme, aunque su actitud no llega a ser del todo hostil-, y el pueblo merece saber lo ocurrido. Así que vais a venir con nosotros, vais a explicar vuestra historia, y luego decidiremos si vuestro destino se sella en el mismo thing o en una audiencia privada, como pedís.

Hace una pausa y suspira.

-Si vuestras palabras son verdad, y habéis venido a ayudar, entonces no tenéis nada que temer...

-Y una mierda.

Rorar da un paso hacia él, señalando a Saga y Bedelia con un dedo acusador.

-¡¿No tienen nada que temer?! Ya las has oído, Thaldein. "El enemigo equivocado". ¡Han ayudado a esos bastardos...!

-Eso -Interrumpe Thaldein alzando la voz con tono autoritario-, no lo sabemos. Y aunque así sea, te recuerdo que ellos no son los asesinos de Einar.

Rorar escupe al suelo.

-Ya oíste a Eskol antes. No creo que se alegre mucho de oír las noticias. ¿Y Halki y Poika, eh? ¿Te has olvidado de ellos?

Thaldein se encara bruscamente a Rorar, sin decir palabra pero con actitud claramente intimidante. Este último parece darse cuenta de que ha cruzado la línea.

-... Vale, vale. Olvida eso último. Pero lo que deberíamos hacer...

-Lo que deberías hacer -Dice Thaldein, poniendo especial énfasis en el "deberías"-, es calmarte. Eskol está obcecado, pero puede que la historia de estas mujeres le abra un poco los ojos, y a nosotros también. O puede que no, y sus sospechas sean ciertas. Ya veremos -Se gira hacia Saga y Bedelia-. Vamos. El resto está esperando.

Rorar parece aceptar la decisión de Thaldein de mala gana, y no vuelve a decir nada. El resto se mira, en silencio. La situación es ciertamente tensa.

Bedelia presenció la discusión en silencio, con el corazón en un puño. Por suerte para ellas, el tal Thaldein parecía dispuesto a escucharlas y la influencia que ejercía en los demás era suficiente para aplacar a Rorar. La esperanza reavivó en la sureña.

-Os explicaremos todo lo más claro posible. Gracias por acceder a escucharnos.

La voz de la sureña, normalmente cargada de musicalidad, había bajado media octava y salía de sus labios plana. Con todo, no parecía intimidada, sólo preocupada.

Lanzando una fugaz mirada a Saga, comenzó a caminar.

-Gracias, Thaldein -repitió después de Bedelia.

Miró a la sureña asintiendo brevemente y comenzó a caminar a su lado.

Sigo al grupo de hombres hasta el sonido de los cascos, no era un buen momento puesto que el tema que se planteaba era bastante delicado y casi tan importante como resolver el problema de la noche anterior, pero la llegada inesperada podría llegar a agitar más el ambiente, porque según me dijeron nadie había partido a caballo salvo Thorir.

¿De verdad se habrá atrevido a venir...?

Mi sorpresa llega cuando veo a las desaparecidas Saga y Bedelia, que por lo que me dijeron se fueron en mitad de la noche ¿Encontrarían a Hadar? No esperaba para nada volver a verlas y más con lo que hay ahí fuera.

Pensé que les entró el pánico y salieron de Sültunge en dirección a Lagerat.

El recibimiento no es tan cordial como la primera vez y más después de lo sucedido con Einar, aunque lo que no sabía es que se llevaron un caballo.

No parecen heridas, entonces la sangre del rastro que encontré debe ser de Thorir.

Permanezco callado y atento a la  escena sin perderlas de vista, incluso a la subordinación de Rorar a su nuevo Jarl, parece que tendrá que acostumbrarse.

Maldito idiota, ni siquiera ahora es capaz de tener la boca cerrada.

Saga fue la que nos vino a avisar del incendio, quizá pueda iluminarnos sobre quien fue el culpable, ya que fue de las primeras en enterarse del incidente, si fue el bastardo o no. Aunque desde luego que lo ayudaran anoche no me inspira mucha confianza.

Cuando se deciden a andar hacia donde se reúne el thing sigo al grupo, hablaré con Thaldein después, cuando hallamos escuchado porque se fueron así.

Sigo al grupo de hombres hasta el sonido de los cascos, no era un buen momento puesto que el tema que se planteaba era bastante delicado y casi tan importante como resolver el problema de la noche anterior, pero la llegada inesperada podría llegar a agitar más el ambiente, porque según me dijeron nadie había partido a caballo salvo Thorir.

¿De verdad se habrá atrevido a venir...?

Mi sorpresa llega cuando veo a las desaparecidas Saga y Bedelia, que por lo que me dijeron se fueron en mitad de la noche ¿Encontrarían a Hadar? No esperaba para nada volver a verlas y más con lo que hay ahí fuera.

Pensé que les entró el pánico y salieron de Sültunge en dirección a Lagerat.

El recibimiento no es tan cordial como la primera vez y más después de lo sucedido con Einar, aunque lo que no sabía es que se llevaron un caballo.

No parecen heridas, entonces la sangre del rastro que encontré debe ser de Thorir.

Permanezco callado y atento a la  escena sin perderlas de vista, incluso a la subordinación de Rorar a su nuevo Jarl, parece que tendrá que acostumbrarse.

Maldito idiota, ni siquiera ahora es capaz de tener la boca cerrada.

Cuando se deciden a andar hacia donde se reúne el thing sigo al grupo, hablaré con Thaldein después, cuando hallamos escuchado porque se fueron así.

Thaldein y los suyos os conducen de nuevo al thing, en silencio. Durante el corto trayecto, no pierden el contacto visual con las mujeres, como si temieran que fueran a intentar algo.