Partida Rol por web

La hedense asintió y antes de dejarle continuar, le dio un sentido abrazo.

-Cuéntame.

Bedelia correspondió el abrazo y tardó unos segundos en soltar a la hedense. Era extraño, ahora que lo pensaba. Había pasado mucho tiempo sin tocar a nadie a pesar de que ella misma siempre decía que eso le daba sentido al mundo. Creía que el contacto con los demás nos construía en cierto modo, además de imbuir confianza.

-He ido a verles y he hablado con el pelirrojo. Me ha dicho que una de esas cosas le atacó cuando era niño y que casi le mató, pero que su padre le salvó en el último momento decapitando a la bestia. Comenta que dejó allí el cadáver y que le trató las heridas durante muchos meses hasta que se recuperó.

Se esforzó por mantener la mirada fija en Saga para no revelar pistas con su lenguaje no verbal.

-Dejó su huella en él de alguna manera...Por eso creo que debemos vigilar muy de cerca al jefe y al tullido.

Saga escuchó con atención, sentada a su vera y manteniendo la voz en susurros. Sus ojos se desviaron levemente hacia Thaldein para después saltar hasta el lugar donde Resmit compartía bebida con el tullido. QUedó en silencio unos momentos, meditando sobre lo que eso podía significar.

-Ayer, cuando te fuiste a por el caballo vi a mi hermano -comenzó mientras rebuscaba en su mochila-. Lleva un par de días diciendo cosas muy raras. No es que tenga mucho sentido cuando habla otras veces pero...

Al final dio con su cuaderno, por el cual divagó hasta encontrar las notas que buscaba. Era un lenguaje de líneas curvas y puntos que más parecían garabatos artísticos.

-"El hombre que parece un lobo. Misma casta, misma bestia. La sangre podrida..." "Malditos" "Sangre llama a la sangre" "Misma bestia, mismo destino". No dejaba de repetir cosas así y al final me cogió la mano y me ayudó a ver. A verle, al pelirrojo. No sé muy bien cómo explicarlo pero... Es como si dentro de él hubiese algo creciendo, removiéndose. Bocas hambrientas y... El fantasma también pudo sentir que había algo extraño en él, algo que no está bien. No sé si será muy pronto para saberlo con ellos, pero deberíamos hacer algo con el gigante.

Bedelia se mordió la yema del pulgar, reflexionando sobre las palabras.

-Misma casta, misma bestia..., si esa cosa antes era humana, ¿crees que el pelirrojo y ella pueden tener algún tipo de parentesco? Tal vez sea una maldición de ascendencia familiar, aunque entonces lo de la carne dejaría de tener sentido.

Negó con la cabeza para si misma, frunciendo el ceño. Aquello era un galimatías.

-En cualquier caso, la parte en la que dice "el hombre que parece un lobo" parece referirse a...-Lanzó una rápida mirada a Resmit-él.

Supongo que el viejo no ha asustado a todos... - mientras miro a Ingur sin saber como puede evitar emitir ronquidos.

Suspiro.

Miro a mi alrededor en busca de Ashe, a ver si ya no está con Thaldein para que me cure la herida antes de dormir un poco y hacer una guardia.

El salón está en penumbra, así que tienes que darte una vuelta para ver donde está Ashe. Curiosamente, tras recorrer la sala te das cuenta de que Ashe no está allí. Qué extraño.

Saga meneó la cabeza en un gesto que no denotaba más que confusión.

-Lo pensé cuando le vi ayer, pero no tenía sentido. Somos todos extranjeros y... Quizá esa sea la clave que no terminamos de encajar. No lo sé, hay demasiadas piezas sueltas, como Hadar... o el pelirrojo. Pero creo que algo o alguien lo ha traído aquí. Llevo, cuánto, casi veinte años tratando de rastrearlo. Vagaba por Hendell, después llegó a Goldar y se esfumó. Y ahora ha vuelto a aparecer. No es una constante, ¿sabes? O no lo parece, pero se menciona en relatos y en leyendas.

¿Donde se ha metido Ashe? Aun tiene que curarme la herida... aunque sea una vendita o un sana sanita...

Me acerco de nuevo a la mesa y cojo la botella que sostenía Ingur antes de pasarme por el almacén  y la cocina  para buscarla. Si no está en ningún lado dentro del edificio salgo fuera.

Algo en el discurso de Saga pareció hacerle recordad.

-En el bosque, antes de que nos atacase la bestia vi algo en un árbol. Era una especie de figura con cuernos...cuando la toqué oí susurros que nos instaban a correr, y justo después nos atacó.

Bajó la mirada con el ceño fruncido.

-En ese momento pensé que la figura nos estaba protegiendo, una especie de amuleto. Pero luego, antes de que tu hermano atacase a la bestia volvimos a oír los susurros y yo no estaba tocando nada.

Miró a Saga.

-He estado pensando en aquella figura y en la relación que podría tener con todo ésto. Tal vez no nos proteja de ella. Tal vez la atraiga.

Saga despegó los labios sin llegar a pronunciar palabra, sopesando todo aquello sin llegar a ningún lado.

-Quizá el chico no estuviese allí por casualidad -musitó, trayendo a la memoria los fragmentos previos a la carrera-. Esas gafas eran muy extrañas. Creo que deberíamos recuperar sus cosas aprovechando la luz del día.

Cuando te acercas al almacén escuchas un sonido bajo, prácticamente inaudible, que procede del interior. La puerta no está del todo cerrada, y al asomarte un poco con disimulo puedes distinguir una silueta, agazapada en un rincón. Sus hombros bajan y suben de forma rítmica mientras solloza.

Parece una mujer, lo que te indica que quizás es Ashe, aunque la oscuridad no te permite confirmar tu teoría. Como estás fuera de la habitación, parece no haber advertido que la estás observando.

Bedelia asintió, recordando a Hadar y frunciendo los labios. No podía estar muerto...

-Recuperaremos sus cosas por la mañana para intentar averiguar algo más, pero la sangre no era fresca. Puede que no fuera el quien lo pintara.

Algo dijo que a los pocos segundos hizo que Saga frunciese el ceño y sacudiese la cabeza ligeramente, mirando a su compañera.

-¿Sangre? ¿Estaba dibujado con sangre? -inquirió.

Se pasó los dedos en forma de peine, desde la línea frontal hasta la nuca, echándolo hacia atrás y estirándose en el proceso sin poder contener un bostezo.

Es débil sonido del llanto me hace acercarme a la puerta del almacén, a la que me acerco disimuladamente de espaldas con pasos cortos, asegurándome que nadie se fije en mi. Aun con la botella de licor en la mano, miro de reojo por el hueco de la puerta entre abierta, los sollozos parecen de una mujer y a vistas de no encontrar a nadie puede que sea Ashe. Doy un trago delante de la puerta antes de entrar, abriendo la puerta lentamente para no sobresaltar a la mujer. Miro a la mujer para intentar identificarla mientras cierro la puerta y digo:

- Hola

Bedelia tardó unos segundos en responder porque Saga le había pegado el bostezo.

-Si, se me ha olvidado comentarlo. Estaba dibujada con sangre en la corteza del árbol, en la parte baja. A pesar de ser un niño Hadar era alto, casi tan alto como yo.

Se encogió de hombros. Aquello no significaba nada, podría haberlo dibujado él agachándose, o podría no haberlo hecho.

-¿Te dice algo?

La norne negó en un gesto lento.

-No. No sé... 

Su mirada se perdió entre los presentes, pasando por Ashe, Thaldein, algunos otros rostros que era incapaz de asociar a un nombre determinado, y terminando por detenerse en Resmit e Ingur. Su vida se acababa de ir a pique por completo y por un momento determinó que hubiese sido mejor para él y para el resto que se hubiese desangrado allí mismo.

-No sé qué más podemos hacer.

Bedelia desenfocó la mirada en algún punto de la sala. Sentía urgencia por prepararse, pero también estaba agotada.

-Tal vez lo mejor que podamos hacer sea descansar un poco. Aunque tendremos que estar alerta, si esa cosa no encuentra alguien con quien entretenerse esta noche-sintió una punzada en el pecho-probablemente nos ataque.

Saga cogió la mano de Bedelia.

-Hay treinta hombres ahí fuera acampando, si lo que dijo Resmit es cierto. Aquí... estamos seguras y si... Si es necesario, podemos marcharnos. Pero estamos juntas en esto, ¿de acuerdo? -Apretó con suavidad, esmerándose por esbozar una sonrisa-. Será mejor que descanses. Vamos a necesitar tu estoque en ristre mañana.

Le devolvió la sonrisa y el apretón.

-Estamos juntas y hasta el final. Descansemos, porque también vamos a necesitar tu perspicacia.

Le guiñó un ojo. Si, aquella ya parecía Bedelia, y Saga tal vez ni fuese consciente del peso que sus gestos tenían en el ánimo de la sureña. No las tenían todas consigo, pero la llama de la esperanza volvía a arder después de haber titilado peligrosamente durante unas horas.

La luz del día haría el resto.

Ashe se incorpora con rapidez, limpiándose el rostro lo más disimuladamente que puede con la manga de su vestido.

-Resmit. ¿Hay algún problema?