Partida Rol por web

El círculo, compuesto por algo más de una quincena de personas, guarda silencio esperando a que Ashe ejerza sus nuevas responsabilidades. Allí están Thaldein y Eskol, sentados los dos a causa de sus heridas. También Fredrick, Lamont, Frigda, Sigbjörn, Renmo, Rorar y Godwin. Además de la propia Ashe, eso hace una decena de personas de la aldea. Luego estáis los forasteros: Ahmel, Drunfo, Resmit, Saga, Thorir y Will. Seis notas discordantes, seis añadidos de última hora que, sin embargo, compartís el destino de aquellos desgraciados por alguna extraña casualidad. O no.

-Vale... Creo que lo mejor será repasar, rápidamente, lo que sabemos sobre nuestra situación actual. Podemos aguantar dos o tres días más hasta que se acabe la comida, para empezar, si seguimos racionando como hemos estado haciendo hasta ahora. Eso no nos deja mucho margen de maniobra, teniendo en cuenta que, visto lo visto, no es muy probable que encontremos nada más. Lo que no quita que podamos seguir intentándolo, pero claramente no podemos poner nuestras esperanzas en esa posibilidad. Llegados a un punto de desesperación, tenemos cuero y pieles. Pero deberíamos trazar algún plan para no llegar a ese extremo.

"El problema, sin embargo, es la criatura. O las criaturas, porque al parecer son varias. No solo son extremadamente fuertes y ágiles, sino que apenas parecen tener dificultad para sobrevivir ahí fuera. Por lo que no podemos confiar en que se vayan así por las buenas. Es más: Posiblemente estamos enfrentándonos a algún tipo de maldición, y si alguno de nosotros prueba la carne humana podría acabar convertido en una de esas cosas. Nuestra teoría de que podíamos combatirlas con el fuego está en duda, y tampoco tenemos claro que no estén activas por el día. Así que salir ahí fuera, ahora mismo, da igual con qué medios y a qué hora, supone siempre un gran riesgo."

Se cruza de brazos, antes de dar una vuelta con la mirada a todos los allí presentes, deteniéndose un instante en cada uno.

-Recalco esto porque quiero que entendáis que no hay una salida fácil a esta situación. No podemos esperar a que esas cosas se vayan por sí solas, pero sea lo que sea lo que hagamos, será peligroso. Muy peligroso. Mentalizaos.

Hace una pausa, para recalcar esa última palabra, y luego mira hacia el suelo, pensativa.

-Vale, si nadie quiere puntualizar nada más, creo que sería buena enunciar las distintas estrategias que sé que algunos ya tenéis en mente. ¿Por dónde deberíamos empezar? Veamos...

-No conozco la idea de Resmit y Thaldein, me gustaría saber de qué se trata- dijo Thorir mirando a Ashe y a los dos hombres que acababa de nombrar. 

Estoy atento a Ashe durante su discurso; hago un repaso rápido a los presentes, esperando que alguien hablara el primero, sin embargo no pudo ser otro que Thorir... Permanezco apoyado en la pared con los brazos cruzados, silencioso, y cuando éste se refiere a mi no puedo evitar mirarle con asco.

Pero que patada en la boca tienes... Bueno, alguien tendrá hablar primero.

Cojo un pequeño impulso empujando la pared y descruzo los brazos para mirar a todos antes de hablar. 

- Bueno, por donde empiezo... - digo mientras pienso en la forma de comenzar. - Creo que la comida es un gran problema y lo que nos impide ir a cazar para conseguir más es la bestia. Por eso creo que debemos ir a por ella para quitarnos ese problema antes de que el hambre nos haga mella. - paro un segundo mientras tomo aliento para reflexionar. - El fuego no le afecta especialmente, parece que le es indiferente el día y la noche y parece solo le come la carne humana. - Con la de ricas comidas que existen... - Por lo que dijo Saga, su origen aquí es por el ataque a unos viajeros en carreta, donde la bestia que atacó su pueblo, "la madre", comenzó este circulo de desgracias y convirtió al primer hombre. Si es así, Bedelia dijo que eran seres estúpidos, pero ésta, por la descripción que ha dado Saga, puede ser más inteligente o incluso que tenga razón. Así que... por ahora se pueden contar 3 monstruos: "la madre", el que hirió a Thaldein e Ingur ayer y si Bedelia tiene razón, el que ha visto hoy.

Suspiro con desánimo, es cierto que herimos a la que nos enfrentamos, pero ella casi mata a dos de los nuestros y aún así hay más. La cosa no pinta peor que esta mañana.

- Hasta ahora lo hemos relacionado con dos historias, la que Hjalmar nos contó la otra noche, por la que pensamos que es una maldición, y con la de Aslof el ciego, que venció a una criatura en las cumbres de Miürenheim en la época en la que luchó contra Kraeghul y su ejercito de demonios. No sabemos como venció a esa criatura, pero por lo visto empleó un arma de luz. - pausa - Esto es todo lo que sé de la criatura, y me pedís un plan... Tenía algo pensado esta mañana, pero con la aparición de más monstruos cualquier cosa que pensara queda descartada. No he tenido mucho tiempo para pensar... pero la única forma que veo de vencer a la bestia es por superioridad numérica, si la rodeamos a una podremos con ella. Por lo que eso implica tenderla una trampa y solo funcionará con un cebo... - bajo la cabeza con una mueca triste. - Yo, por ejemplo. La última vez la herí y seguro que me tienes la ganas la muy perra. -muestro una leve sonrisa al recordar como se quejó.-  Aunque también es cierto que acabar con una no servirá de nada, hay que acabar con la madre y nuestra mejor pista se encuentra en la carreta de los viajeros, puede que tenga la guarida cerca o que obtengamos alguna pista. Y Saga ha dicho que sabe donde está.

Miro los rostros de los presentes, analizando sus expresiones y como se han tomado la idea que planteo.

Thaldein asiente.

-Bien, seguiré yo. Antes de nada, debéis entender que, en mi postura, ante todo me mueve la fe. Lo admito sin tapujos ni mentiras. ¿Y cómo no hacerlo? Después de todo lo ocurrido, de todas estas... Coincidencias. Creo que, a estas alturas, quien niegue que la aparición de una decena de forasteros en el mismo momento en el que empezó la pesadilla es una señal del destino, o bien está ciego o bien se empeña en engañarse a sí mismo.

Se gira hacia Saga.

-Tú podrás corroborarlo, sin duda. ¿Cuántas sagas de leyenda empiezan con la conjunción de tales coincidencias?

Vuelve a dirigirse al resto, sin esperar la respuesta de la hedense.

-Nos empeñamos en escuchar esas historias junto al fuego en las noches apacibles, pero nos mostramos incrédulos ante la posibilidad de que nos ocurra a nosotros. Pues bien, esto es lo que creo, amigos: Estamos viviendo una, aquí, ahora mismo, en este lugar alejado del resto del mundo, y todas estas personas tienen un papel que jugar en Elsa. Todas mis sospechas se disiparon la misma noche del incendio, cuando Einar, Resmit y yo nos enfrentamos a la bestia.

Se acerca al norteño y le posa una mano en el hombro.

-Muchos ya sabréis que este hombre no es normal. No sé cómo puede hacer lo que hace, pero el hecho es que lo hace. Y hasta los dioses quedarían asombrados ante dichas proezas. ¿He dicho antes que consideraba que todos los forasteros tenían un papel que jugar? Bien, pues ahora añadiré: Estoy convencido de que el papel de este hombre es el de acabar con esos demonios.

Ante la mirada de Eskol y el suspiro de Ashe, sonríe y se aparta de Resmir, volviendo a sentarse para recuperar el aliento.

-No espero que compartáis mi fe. Pudieran ser los delirios de un loco que lleva toda la noche bailando con la muerte. Pero creed esto: Ningún plan magistral, por enrevesado y brillante que sea, saldrá como estaba planeado. Porque los dioses nos observan, y nuestro destino ya está decidido de antemano. Así que me pregunto... ¿De qué sirve retrasarlo, o intentar evitarlo? Sólo nos causará sufrimiento. Tenemos dos caminos que llevan al mismo lado: La vía fácil y la difícil. La segunda pasa por quedaros aquí, tramar, intentar retorcer las reglas y evitar nuestro sino. El resultado será el mismo.

"Yo propongo la vía fácil. Armémonos y salgamos allá afuera, esta misma tarde, hacia la guarida de esas cosas. Luchemos por nuestro pueblo, con nuestros últimos alientos si es necesario. Y si ese es el caso, bien podremos regocijarnos, pues sabremos que caímos defendiendo a los nuestros, luchando contra la más oscura maldad que estas tierras han visto. ¿Qué honor más grande puede haber?"

Saga había permanecido en silencio, apoyada en Will y a ratos con los ojos prácticamente cerrados. Pero escuchaba con atención a cada cual y sus argumentos. Cuando llegó su turno, se aclaró la garganta recomponiéndose en apariencia para alzar la voz.

-Coincido en parte con Thaldein, y ya le comenté a Eskol en su momento que opinaba parecido. Somos muchos y estamos aquí por circunstancias completamente diferentes. Y creo que no es casualidad. Yo conocí a la bestia siendo niña. Y Drunfo -señaló al pelirrojo-, por lo que tengo entendido también. Además, el jovencito, Hadar. Encontramos sus pertenencias y entre ellas había objetos que ni en el Imperio son corrientes. No parecía ser quien decía ser. Hay... demasiadas coincidencias y cabos sueltos como para ignorarlo.

"Sin embargo... Creo que no es el momento de salir todavía a por ella. No sé si sería de uso, o si sería un viaje en vano, pero lo que he visto me dice que ir al origen de todo, la carreta que menciona Resmit, y tratar de averiguar por qué aquí y por qué ahora, es lo más sensato. Al menos para asegurarnos de que nuestras siguientes acciones van a ser lo más acertadas posibles. Y, sí, creo que tendríamos posibilidades llegado el momento. Pero no quiero que se pierdan más vidas en mano o que Sültunge desaparezca del mapa.

"Thaldein, dices que este hombre hombre no es normal. Y te creo porque lo vimos ayer en batlla. Bedelia, la sureña, tampoco lo es. Aun cargando con alguien más, es prácticamente tan rápida como un caballo al galope. Por eso confío en ella si hace falta hacer una escaramuza al bosque. Y aquí el semi-gigante debería estar, si no muerto, postrado en cama por sus heridas. Pero está en pie y los dioses saben que yo no obro milagros de ese tipo. De Thorir desconozco sus habilidades, pero posee unas espadas como poco peculiares. Yo misma... No hablaba en vano cuando mencioné las raíces de nuestros ancestros. Llevo estudiando lo oculto desde que tengo memoria y soy capaz de ver lo que la gente ignora. Incluso, me atrevería a decir, que aquí nuestro parlanchín amigo del sur cuenta con conocimiento de utilidad."

Saga se tomó un momento, los ojos puestos en Ahmel no se le fuese a subir el orgullo en demasía.

-Mi punto es: sí, tendríamos posibilidades. Pero todavía queda una pizca de tiempo que podemos aprovechar a nuestro favor para saber qué está pasando aquí y de dónde ha venido esa bestia, y así estar seguros de que la siguiente vez que alcemos las espadas, vamos a darle muerte. 

Drunfo se aclaró la voz para que todos se fijaran en él ya que se encontraba en la parte externa del circulo.

-Coincido con Saga, deberíamos aprovechar el tiempo que tenemos antes de lanzarnos en un ataque final contra la bestia, tenemos tiempo, poco, pero tenemos, aprovechémoslo para prepararnos.

Hizo una pausa y repasó a la gente con la mirada.

-Además, yo necesito un tiempo para poner mis recuerdos en orden, no se si a lo que me enfrenté tiempo a atrás fue la misma bestia o no, pero si estoy seguro que mi padre le dio muerte y si es así, puede que pueda recordar algo que nos ayude. Por desgracia yo no soy mi padre, ni porto a Falkirk, su descomunal espada con la que dio muerte a la aquella cosa tiempo atrás - volvió a hacer otra pausa y junto con un soplo sentenció - Esa es mi idea, prepararnos uno o dos días y luego atacar con todo.

Acto seguido se sentó a un lado y se puso una mano en la cabeza, como si repasara algo.

Kraeghul, que opinión tienes de todo esto. Tú debiste estar aquel día cuando mi hermano murió.

-Vaya, ¿Ahora quieres hablar, eh?

No es la primera vez que te he preguntado.

-Sí, parece que ya no estás tan respondón como al principio. Curioso. ¿Y todavía piensas que soy Kraeghul, eh?

-Ese era también mi plan -interviene Eskol, que hasta el momento había parecido callado-. Prepararnos bien, en vez de salir ahí fuera en desfile como si fuéramos borregos hacia el matadero. Y puede que no sea una locura, todo eso que decís del destino y demás. Pero no soy tan arrogante como para pensar que sé lo que nos reserva: Es lo que tiene el destino, que no sabes lo que te depara hasta que ya ha ocurrido. Puede que Resmit vaya a ser nuestro amado salvador y que todo vaya a acabar con un final feliz. O que os equivoquéis y acabemos todos enterrados en la nieve. O lo que quede de nosotros No en vano, ¿por qué habría de ser tan benévolo el destino? ¿Cuántas leyendas oscuras se oyen por los Yermos, en las cuales los héroes sufren muertes indescriptibles a causa de su insensatez? Incluso en el caso de que, en efecto, los forasteros estuvierais destinados a vencer a esas cosas, lo más probable es que no haya nada escrito sobre el resto de nosotros, los mortales de a pie -pronuncia las últimas palabras con cierta sorna-. Y permitid que exprese mi total rechazo a cumplir la función de distracción, a ser destripado por alguna de esas cosas mientras nuestros bellos y legendarios protectores pasan a formar parte de las leyendas.

Suspira.

-No digo esto con acritud, de verdad. Solo intento poner un poco de sentido común en la mesa -mira a Saga-. La solución que propones me parece un compromiso aceptable. Una pista que puede no llevarnos a ningún lado, pero que es mejor que nada. Y, sin duda, mejor que un suicidio colectivo. No estamos tan desesperados, todavía.

Ahmel suelta un bufido.

-Francamente, considero que toda esta discusión no es solo fútil sino totalmente innecesaria. Reconozco que todas estas creencias y pintorescas supersticiones podrían llegar a ser fascinantes en una situación diferente, pero dado el contexto en el que nos encontramos hasta un fervoroso estudioso de la cultura nórdica como puedo afirmar que soy está más que sobradamente excusado en caso de perder la paciencia. Me parece completamente inaudito que las vulgaridades de esta señora -señala a Saga sin dignarse a mirarla siquiera-, hayan conseguido borrar cualquier retazo de sentido común que pudiera restar en esta sala de un simple plumazo. ¿Es que acaso no es suficiente crimen contra nuestra herencia racional el reconocer la ignorancia, como para también regodearse en ella? El hecho es que, y bien orgulloso lo afirmo, ni comparto esta infundada fe a la que parecéis suscribiros con tanta facilidad, ni entiendo la causa de que parezca haberse convertido en una premisa compartida. Si de algo me enorgullezco es de mi total rechazo a toda falta de sustento, y mi análisis metódico de las posibles soluciones prácticas y fundamentadas -recalca cada sílaba de esa última palabra-. Por tanto, confieso mi estupefacción al oír tanto cuento y tanta teoría apresurada. ¿El relato de un anciano y una antigua leyenda de hace siglos? ¿Tal punto de credulidad hemos alcanzado que damos crédito a los delirios de una mujer que se enorgullece de descender de charlatanes, adivinos y místicos? Y no solo está ausente el propio sustento de la teoría, sino también la mismísima razón de elucubrar. Pues, ¿no os lo he dicho antes ya? Ya he encontrado la solución a este enigma, esta misma mañana, tras una investigación dedicada y concienzuda. Y todo el tiempo que esperemos hasta poner a prueba mis conclusiones es tiempo perdido.

Saga sonrió de una forma ciertamente inquietante.

-Que me creas o no me es absolutamente indiferente, pero si alguien más tiene dudas, no tengo problema alguno en probar mis aptitudes. -Miró a Ashe, que era quien tenía el poder de decidir en aquel momento-. Si es que es necesario o relevante para la decisión que nos concierne ahora.

Drunfo se revuelve en su asiento cuando Ahmel habla y se le queda mirando, acto seguido mira a Saga con curiosidad y lentamente vuelve a llevarse la mano a la cabeza.

¿Quien eres si no? Siempre me has respondido cuando te he llamado con ese nombre.

-Siempre te he respondido cuando te has dirigido a mí. Sutil diferencia.

Ahmel ignora deliberadamente a Saga.

Ya tienes mi atención

Cuando Thaldein toca mi hombro, asiento con orgullo, sus palabras me inspiran confianza y seguridad, aquel hombre. Aquel hombre, aunque le conocía de nada más que unos días, me había tratado, había confiado en mi, hasta el punto de enfrentarse a su jarl, en estos momentos era casi como un hermano.En muy pocos días habíamos pasado lo mejor y peor juntos, desde compartir bebida en la fiesta y disfrutar de una gran velada, hasta perder a compañeros y luchar juntos, sangrando juntos y apoyándonos mutuamente. Sin ninguna duda hace unas horas habría apoyado su plan de asaltar con todo a la bestia, pero el descubrimiento de que había varias hacía muy peligroso ese plan.

No obstante, la idea de quedarnos en el pueblo buscando más información me parecía una idea demasiado pasiva.

¿Que ibamos a encontrar en el pueblo que no hayamos encontrado ya? Quedarnos aquí solo nos expondría a que las bestias se animaran a atacar el pueblo. Además, agotar las reservas de comida no volvería frágiles y débiles, ya las estamos racionando y el pueblo busca soluciones.

A medida que Ahmel habla solo consigue que me arrepintiera de haberle roto la nariz de un cabezazo tal y como pensaba hacer al entrar en la sala. El hombre quemado me pareció curioso en su momento, pero a cada palabra que soltaba me resultaba más pedante.

Cuando Saga termina y Ahmel no responde vuelvo a hablar.

- Yo disiento de esa idea he de admitir. Nuestra mejor fuente de información ahora mismo es esa carreta que mencionaste. Poco más podremos sacar en el pueblo, nada que conjeturas y suposiciones que no podremos demostrar. Además, las partidas que hagamos no nos llevarán todo el día, si queréis buscar información aquí podríais hacer cuando volvamos. -digo mirando a Saga y después me dirijo al resto.- Atacar sin conocimiento de lo que nos espera tampoco es una idea muy lujosa, yo la apoyaba cuando contaba con solo una bestia, pero viendo que hay más de una... deberíamos investigar donde se mueven, si tienen algún hábito o algún lugar al que vayan. Si formamos un grupo de unas 6 personas que sepan luchar podríamos acabar con una de ellas perfectamente y estaríamos seguros al internarnos en el bosque para averiguar lo que necesitamos. - Entonces me dirijo a los miembros del pueblo. - Vosotros conocéis bien la zona ¿Sabéis si hay cuevas o sitios en que pueden usar para guarecerse cerca de aquí?

-Apoyo la idea de esperar, por dos motivos, el primero, creo que tenemos demasiados interrogantes todavía y confío que Saga, Bedelia y Drunfo encuentren algo que podamos usar contra ese ser, y segundo, tenemos pocos guerreros sanos, por ello, creo que estaría bien que los que estamos algo peor tengamos tiempo de reponernos- hizo una pausa y buscó la mirada de Resmit y de Thaldein, -Por otro lado está vuestro plan, que si me permitís añadiré algo, ya que creo que ir a buscar a la bestia a su guarida y luchar en su terreno es un gran error, no sabemos que puede tener allí- miró al resto de los presentes, -Creo que deberíamos atraer a la bestia a nuestro terreno, no se, pensar un lugar donde tengamos la ventaja. Sería fácil, consistiría en ir a buscarla y como aquel que pesca lanzarle el anzuelo y atraerla hacia la red-

Se llevó la mano a la barba y comenzó a mesarsela, -Si ese ser sangra se puede matar, sí por lo que decís es tan ágil deberíamos llevarla a un lugar pequeño, donde nosotros multipliquemos nuestra fuerza y ella se vea acorralada y su agilidad quede anulada, además, sería ideal que fuera un lugar donde podamos encender fuego, para contrarrestar el frío que genera, además de quién sabe, dañarla con él-

Suspiró y miró a Ashe, -No conozco estos terrenos, ¿Existe algún lugar que pueda servirnos?-