Partida Rol por web

-¡Aaarggh! - gruñó Drunfo con las manos en la cabeza mientras salia de la sala.

La mitad de los presentes da un respingo ante la súbita reacción de Drunfo. El círculo queda en silencio mientras todos los ojos se clavan en él cuando sale por la puerta.

-... ¿Y a este que le pasa?

Fredrick se aclara la garganta.

-Bueno, volviendo al ritual... En realidad sí que hay algo que perder. Por lo que nos contó antes, debe hacerse en presencia de la bestia. Y si falla...

-Eso no es una posibilidad. Os aseguro que funcionará.

-¡¿Pero tú eres imbécil o qué cojones te pasa?! No podemos con una y nos vamos a poner delante de tres, atados a un árbol. Vete a la mierda.

Dicho aquello, Saga siguió el camino de Drunfo.

-Espera.

- A qué. Todo lo que se podía decir ya se ha dicho. No me voy a poner en manos de este junto a las fauces de ese bicho si me quedan opciones. ¿Quieres un plan igualmente absurdo? Sacrifícale a los Dioses, a ver qué tal funciona. Al menos así no tendríamos que escucharle y nos ahorramos un par de vidas. -Se quedó parada un segundo, reflexionando sobre lo que había dicho y algo le hizo sonreír.

Que sería hilarante como poco verle morir sacrificado a unos dioses en los que no creía y en una cultura que le tomaba por charlatán.

Ashe ignora la chanza de Saga.

-Estoy de acuerdo, ya se ha dicho todo. Pero todavía no se ha tomado una decisión. Así que, a menos que todo lo dicho ahí fuera sobre trabajar en equipo y seguir una estrategia común no valga una mierda, vuelve aquí y vamos a ponernos de acuerdo. Estoy harta de que todos actuéis como niños y os cojáis berrinches cada vez que las cosas no salen como os gustarían. El hecho es que lo que haga ese -señala a la puerta, refiriéndose a Drunfo-, me da igual. Pero tu opinión sí me importa.

Saga suspiró y se tomó un momento para recomponerse. Nunca resultaba fácil cuando a uno le leían las cuentas, por muy ciertas que fuesen. Estaba cansada, frustrada y harta de escuchar el acento y la palabrería de aquel tipo. Su cabeza estaba ahí, pero sus pensamientos hacía rato que se habían fugado hacia otra persona y sólo necesitaba una excusa como aquella para tirar la casa por la ventana.

Pero al final asintió.

-Sabes que no es así, Ashe -dijo, de forma mucho más suave y calmada-. Me importa. Y lo siento. Perdón.

-No hay nada que perdonar.

Ashe se gira hacia Ahmel.

-Y el hecho es que estoy de acuerdo con ella. Tu idea es muy peligrosa, y no vamos...

-Os aseguro que...

-Y no vamos a arriesgar la vida de nadie hasta que no estemos seguros de que va a funcionar -le corta Ashe, alzando el tono-. Así que tienes tres opciones: La primera, encontrar alguna alternativa que no suponga riesgo, o alguna otra debilidad que podamos aprovechar.

-Oh, no creo que haya...

-Que te calles, que no he terminado. La segunda, esperar sentado a que nos quedemos sin opciones, y no nos quede otra que probar tu idea. Y la tercera, convencerme de que no hay posibilidad de fallo. Y con convencerme quiero decir -señala a Saga-, convencerla a ella. Porque es la única que parece tener algo de idea de lo que está ocurriendo aquí, y hasta que no oiga de su boquita que este plan tiene sentido aquí no se ata a nadie en ningún lugar. ¿Entendido?

Ahmel aprieta los dientes, mirando por primera vez a Saga desde que empezó la discusión, algo que había evitado hasta el momento, incluso cuando esta se ofreció voluntaria.

-A... ¿Ella? Perdona mi atrevimiento, pero creo que estáis depositando vuestra confianza en una charlatana.

Escupe la última palabra con desprecio.

-Pues mala suerte, amigo.

Se gira hacia el resto, dando la conversación por acabada e ignorando el rostro cada vez más enrojecido de Ahmel.

-En cuanto al resto, este es el plan. Ahora mismo tenemos a algo menos de una decena de personas en condiciones de luchar contra esas cosas. Y excluyo a los heridos y a los que no sabrían si empuñar la espada por el filo o por el pomo. No creo que debamos dejar desprotegida a la gente, así que aquí deberían quedarse al menos cuatro o cinco en todo momento, por si las bestias deciden que ya ha tenido suficiente y deciden atacarnos.

"No habrá más partidas de caza, por ahora. Creo que ha quedado claro a estas alturas que no hay animales en ese bosque, y seguir arriesgando nuestras vidas por una posibilidad tan pequeña me parece absurdo. Sin embargo, la gente tiene que estar ocupada para no volverse loca. Así que lo que vamos a hacer va a ser prepararnos por si viene esa cosa. Y madera nos sobra. Así que todo aquel que no pueda portar un arma se encargará de montar una empalizada ahí fuera, rodeando la sala común, y de montar pequeños puestos de guardia donde guarecerse de la ventisca por la noche, mientras se vigila. Estoy convencida de que muchos tendréis sugerencias al respecto, así que no dudéis en venir y contármelas, y haremos lo que podamos. En los ratos libres, pondré a la gente a entrenar. Así, si llega el momento de luchar contra esas cosas, estaremos preparados, y combatiremos en nuestro terreno."

Se gira hacia Saga.

-Coge a cuatro o cinco voluntarios, e id a investigar la carreta. Cuando volváis, veremos qué hacer a continuación.

Hace una pausa y repasa el círculo con la mirada, para asegurarse de que todos se han dado por enterados.

-¿Algo que añadir?

¿¡¡¡ Que coja un libro...!!!? Te metía todos los libros que pudiera por el culo para ver si así aprendías a hablar menos y ayudar más, GRANDÍSIMO PUERCO DE SUR. - Pienso sin saber como no lo dije en voz alta mientras miro a Ahmel enrojecido por la ira.- Te cogía la cabeza y la golpeaba con una piedra contra el suelo. - Imágenes escénicas de esa cruel y violenta masacre pasa por mi mente en ese momento.

El debate es intenso y mi cabeza se zarandea de uno a otro a medida que hablan e intento contener las ganas de golpear a l sureño hasta que finalmente Saga se decide a irse.

Joder, que sensible, podría esperar al menos a ver más alternativas, aunque me sorprende que Thorir se ofrezca voluntario, mira que confiar en el  ritual pagano... Estaba claro que había una trampa, no podía ser tan fácil.

Por fin Ashe instaura orden y hace callar al maldito bocazas tostado - ¡¡¡ Por fiiiin, alguien hace que se calleeee !!!

La empalizada es una buena idea, estoy deacuerdo, mantendrá a la gente ocupada y nos protegerá y nos dará ventaja todo a la vez. Las partidas de caza no tendrán éxito con la criatura fuera, es lo mejor. Aunque sigo pensando que Ahmel podría decir todo lo que sabe de ese bicho para facilitar el asunto.

- Bien, - doy un paso al frente y con una sonrisa contesto - voy con Saga, me estaba aburriendo de estar en el pueblo y necesito dar un paseo. Que me de el aire. - Aunque ya me lo di antes jejeje. - A ver si Ahmel por fin se decide a contarnos lo que sabe del monstruo cuando volvamos... -  Ni le miro, no vaya a ser que le de por volver a hablar. Lo que si hago es mirar a Saga y guiñarle un ojo mientras sonrío como muestra de complicidad.

Saga asintió ante la propuesta de Resmit, pero cuanto este le guiñó un ojo se quedó mirándole brevemente sin comprender muy bien a qué venía aquello o por qué. En cualquier caso, el gesto duró un instante. Después se volvió hacia la gente del pueblo.

-Necesitaría, si fuese posible, alguien local que se oriente en el bosque. O esperar a que Yngrid vuelva. -Miró a Will, que no había dicho una palabra, y recordó de golpe que ni siquiera le había dado las gracias por avisar-. ¿Cómo tienes el brazo?

Will deja caer la mano sobre el pomo de su estoque.

-Estoy bien. Voy contigo.