Partida Rol por web

En cierto momento de la mañana, los Yormef se acercan a Saga.

Para ser tan de mañana, Saga tenía aspecto de haber pasado un horror de día y no hacía tanto desde el juicio, donde se había mostrado vital y dispuesta para la batalla y lo que hiciera falta. Ahora, sin embargo, estaba pálida, sudorosa, y había algo en ella que le pesaba en los años.

Aun así, cuando los Yormef se acercaron, se incorporó también. Su mirada se detuvo en Thorir, después en Drunfo y finalmente volvió a posarse en el bastardo.

- En qué puedo ayudar -dijo sin preámbulos.

Aún con el pulso algo acelerado Thorir se acercó a Saga e inclinando levemente la cabeza a modo de saludo pidió con la mano que Saga se sentara. 

-Por favor Saga, no te levantes- dijo con tono tranquilo, -Ante todo quería agradecerte la gran ayuda que nos has dado, sin ti posiblemente estaríamos yaciendo en el frío- tomó asiento y tras unos segundos en los que se colocó volvió a dirigirse a Saga, -Dime, ¿Cual es la situación?, y ¿qué tienes en mente para salir de esta?- 

La norne asintió a lo primero y guardó silencio ante lo segundo, alternando la mirada entre ambos varones mientras encontraba las palabras adecuadas.

-Si te soy sincera, no sé si vamos a salir de esta -admitió bajando el tono. Se pasó los dedos por el pelo, echándolo hacia atrás y cerró los ojos un momento. Suspiró, como quien deja escapar una esperanza-. No hay comida; quizá varios días, algo más de una semana si sacrificamos los animales. Tenemos una tormenta que no parece ir a ningún lado y las partidas de caza no pueden salir. Es un intento inútil, especialmente con eso ahí fuera. Imagino que Bedelia os contó a noche. Ingur perdió una pierna, Thaldein... Resmit logró traerlo de vuelta con vida de milagro. En combate apenas lograron tocarlo y no creo que sea el único que hay ahí fuera. La única ventaja es que estamos bastante seguros de que durante las escasas horas de luz no se mueve pero... No estamos como para perder espadas que no tenemos.

Dejó unos segundos de intermedio para permitirles absorber la información. Momento en el que ella misma aprovechó para darle un trago largo y sentido a la cerveza.

-En cuanto a qué tengo en mente... -resopló de nuevo-. Hay algo que vimos a noche, Bedelia y yo, y que me gustaría comprobar. Podría ser algo o podría ser nada. Estoy esperando a que vuelva de donde quiera que haya ido. -Otro trago-. ¿Cómo están tus heridas?

Drunfo se sentó junto a Thorir y aguardó un momento para poder hablar.

-Mis heridas...- suspiró, -Mis heridas se cerrarán algún día, intentaré hacerme alguna cura más tarde-, se acercó un poco más al rostro de la sureña, -Pero..., ¿Qué es lo que visteis anoche?- preguntó intrigado. 

Hizo un gesto ambiguo.

-Los restos de una carreta extranjera. Creo que podría haber algo ahí, algo que nos indique una dirección. Pero, de nuevo, suposiciones. Por cierto -Se volvió hacia Drunfo-. Encontré tu espada. Era demasiado grande para llevarla yo -puntualizó. Y en efecto, Saga era en comparación ligeramente bajita y más bien del tipo escuálido. No parecía ni de lejos acostumbrada a portar armas de ningún tipo-. No sé qué pasó con ella. Cuando apareció la bestia echamos a correr hasta que nos acorraló y... -Sacudió la cabeza como si quisiera olvidar ciertas partes de aquel encuentro-. Quizá Thaldein recuerde algo.

-Espera- Thorir se interpuso ante una posible intervención de Drunfo, -Un momento- miró al norteño, casi pidiéndole perdón por la interrupción.

-Cuando venía hacia Sultünge encontré algo, un campamento, abandonado, por aquel entonces no sabía nada de la bestia, por lo que pensé que habrían huido por lobos o por maleantes- hizo una pausa, -Esperad, darme un segundo- entonces Thorir se levantó y fue hasta donde se encontraban sus pertenencias, tras rebuscar en la mochila encontró lo que andaba buscando.

-Mira, esto fue lo que encontré, un libro en latín y estos mapas- dijo mientras los extendía por la pequeña mesa, -Espero que tu entiendas algo más de latín que yo, puede que la desaparición de esta gente tenga algo que ver con la bestia- 

Saga esbozó una media sonrisa y antes de que pudiese empezar a extenderlos, puso la mano con suavidad en su antebrazo.

-Los leímos Bedelia y yo la noche en que os rescatamos. Eran mercaderes. Pararon en Sültunge y después fueron atacados por la bestia. El que lo escribió hablaba de una sombra, de algo que parecía seguirles y observarles desde entre los árboles. Probablemente no sobrevivieron. En cualquier caso, no son ellos, pero gracias por compartirlo. -Cogió uno de los mapas, mirándolo sin prestar demasiada atención-. Quizá puedan ser de utilidad si logramos zafar con vida.

-Vaya, creí que podrían ser de utilidad- Thorir tomó asiento de nuevo, -Entre los viajeros iba un niño, este debía ser su juguete- dejó sobre la mesa la figura de oso que encontró en aquel campamento, -¿Qué clase de ser es esto?- se preguntó para sí mismo mientras volvía a coger el pequeño oso, -Pienso cazarla, sea como sea- miró a Drunfo y a Saga, para al final detener su mirada en esta última.

Drunfo se carraspeó la garganta y se inclinó levemente hacia Saga.

-Gracias por buscar mi espada, pero ya me la han devuelto. En cuanto a Resmit y el jarl,¿Que opinas de ellos? Me da la sensación que solo vosotras sois las únicas que haceis algo por intentar buscar un punto debil de la bestia.

Saga carraspeó.

-Sin ánimo de ofender, no creo que Eskol esté en posición de hacer nada excepto guardar cama. De todos modos, deberíais comprender una cosa. Hay personas cuya función es diferente. Ashe, por ejemplo, está conteniendo la situación. Frigda ayuda a calmar los ánimos y cuida de su pueblo. Yo no valgo para pelear, pero Resmit... nadie habría sobrevivido al ataque de ayer sin él. Es una espada que necesitamos -puntualizó, incidiendo en la palabra 'necesitamos'-, igual que os necesitamos a vosotros con vida. No obstante, no vamos a cazar a la bestia yendo de frente y a gritos, porque no es una bestia. Era humano. Es inteligente y cuenta con cualidades sobrenaturales. Y probablemente haya más. Por eso estoy intentando dar con el origen y ver si eso ayuda en algo. Pero las pistas que yo estoy siguiendo no las puede seguir todo el mundo.

Cerró los ojos y suspiró, tratando de recuperar el punto principal de aquel discurso.

-Lo que quiero decir es, cada cuál tiene un papel aquí y deberíamos tratar de colaborar. Sé que no es fácil. Pero es lo que necesitamos para sobrevivir.

-Es cierto lo que dices,yo había pensado un plan, pero el estado de los guerreros es lamentable, entre los cuales me incluyo, por este motivo deberíamos de esperar al menos un par de días, a que nos recuperemos algo- suspiró, -Antes pregunté a Resmit, pero su respuesta fue..., vaga, ¿Que sabes tu de la banda que habita en el bosque?, creo que pueden tener algo que ver en todo esto- 

Saga se encogió de hombros.

-Ni idea. Lo comentaron a noche cuando logramos regresar, pero no presté mucha atención. Tienen algo que ver con Resmit, algún tipo de venganza, creo. Le dieron la oportunidad de batirse a duelo como iguales, pero eso hubiese condenado a Thaldein a morir. Optó por posponer sus asuntos personales para salvarle la vida. Más de eso... Ni idea.

Thorir asintió, -Vaya...-, hizo un leve chasquido con la boca apartando la mirada de Saga, -Está bien, ¿Hay algo en lo que te podamos ayudar?- preguntó volviendo a mirar a la norteña.

-Ahí queria llegar, ¿Podemos ayudar en algo?

-Hum... -La hedense se quedó pensativa, tratando de dar con algo que fuese de utilidad para todos, pero lo cierto es que sin permiso de salida sólo cabía esperar entre aquellas paredes-. Podéis intentar amigaros con el pueblo, para empezar. Ahora mismo no hay partidas de caza ni hay que salir, pero la gente necesita distracciones. Mantener la mente ocupada. -Se encogió de hombros sin saber muy bien qué más añadir-. Si tenéis fuerzas, podéis patrullar. O hablad mejor con Ashe; es la que está organizando a todo el mundo.

Thorir asintió y miró de reojo a Drunfo, -Hablaré con Ashe entonces- 

-Sólo una pregunta, Thorir, si me permites -añadió la norteña-. Totalmente fuera de todo este asunto. ¿Conoces el nombre de las espadas que portas?

-Mmmm- Thorir se encorvó hacia Saga, con gesto serio, -Claro- esbozó media sonrisa, -No sabía que te gustaran las armas-