Las palabras bailan ante tus ojos cuando terminas de leer. Will te mira preocupada, no sabes desde hace cuanto, demasiado indecisa como para romper tu concentración pero suficientemente empática como para percibir tu turbación.
Saga estaba inclinada sobre el legajo, una mano sosteniendo el trapo frente a su boca, disuadiendo así el olor, y la otra anotando palabras en su propio cuaderno. Al menos durante los primeros párrafos hasta que, tras una corazonada que se fue agudizando con cada palabra, el nombre de Bedelia se vio reflejado en sus pupilas.
A Will no le hacía falta más que ver la preocupación en su mirada para saber que algo iba mal. Terriblemente mal. Incluso el olor pareció perder importancia abruptamente, absorta en la lectura, en su historia... En su desdicha. Aquello significaba muchas cosas, ninguna buena pero alguna particularmente desgarradora. Estaba conociendo a Fredrick a través de sus horrores y supo que por mucho que la voluntad de los muertos importase, Bedelia jamás le perdonaría haberle ocultado la verdad. Y Saga creía en la verdad por encima de muchas cosas. No todas, por supuesto, pero muchas.
Cuando pudo despegar los ojos de aquel pedazo de piel, se dio cuenta de que se le había escapado alguna que otra lágrima. Miró a Will, descompuesta.
-Es... La persona que escribió esto es una de las bestias que anda suelta. Confirma mi teoría pero... Esa persona es el marido de Bedelia. Se... Separaron. Ella vino aquí buscándole y -negó con la cabeza, como si no quisiese aceptar que era verdad, levantándose con las manos a ambos lados del rostro-. Joder. Puede incluso que fuera el que nos encontramos ayer.
Sintió que se le revolvía el estómago.
-Tengo que hablar con Ashe.
-¿Su marido?
Will te acompaña hasta la puerta, aturdida ante la revelación.
-¿Estás segura? Joder...
Y, sin embargo, la coincidencia casi parece anunciada de antemano. Como el hecho de que diez forasteros vayan a dar a un pueblo perdido que recibe apenas media decena de visitas al año. Como el hecho de que la nieve caiga hacia arriba en un círculo alrededor del pueblo. La palabra coincidencia parece haber perdido su significado a estas alturas.
-Ya...
Se quedó parada en el marco de la puerta, mirando hacia la casa comunal donde el resto trabajaban. Con los dados tamborileaba sobre la madera, pensativa. Si iba, el resto iban a comenzar a preguntarle y no era un tema a discutir con nadie salvo con Bedelia y, por necesidad, Ashe. ¿Y si había vuelto y se la encontraba de camino? No podía poner cara de 'aquí no pasa nada'.
-Disculpa. ¿Puedes traer a Ashe? Dile que es algo urgente y personal. Si voy me van a estar preguntando y creo que no es algo que deba saber el resto. Y menos antes que Bedelia... Si vuelve. O si ha vuelto ya...
-Claro.
Will se aleja corriendo. Vuelve unos minutos más tarde, con Ashe. No le habrá dicho nada, pero su cara habrá sido bastante transparente, porque al llegar la jarl te dirige una mirada resignada.
-Cada vez que me dicen "Saga necesita que vayas, urgentemente". Cada vez que lo dicen me da un pequeño ataque al corazón, ¿sabes?
-Tranquila. No es por mí, pero no quería que la gente andase preguntando. -Iba a decirle que se sentara, pero lo cierto es que ni ella misma tenía ganas de hacerlo. Estaba nerviosa, inquieta, y su mirada no dejaba de ir y venir hacia la ventana con el terror de que la figura de la sureña se viese a través del cristal-. El texto confirma lo que vi. Eran dos hombres. Tuvieron un accidente, la caravana se despeñó y uno de ellos quedó impedido. Era tarde así que acamparon y, durante la noche, apareció esta criatura. Su descripción es lo que vimos. Despedazó a uno, del cual encontramos sus huesos. Al otro... Le dejó vivo. A conciencia. Le visitó durante los próximos días, hasta que este sucumbió y acabó comiendo la carne de su compañero. Narra cómo empezó a perder la cabeza y a ganar fuerza y... En el texto está su historia; no es agradable. El problema...
Ahí iba el problema.
-El problema es que esta persona, el que acabó transformado es... Es el marido de Bedelia. Vinieron de viaje, se separaron. Ella me contó hace unos días que le estaba buscando. En el texto él habla de ella e incluso le escribió una carta de despedida. No sé si ha vuelto o no, pero es algo... personal y delicado. Creo que debería quedar fuera del dominio público, a menos que ella quiera compartirlo. Pero, ya sabes. No más secretos contigo así que quería que lo supieras.
-¿Qué? Qué... ¡¿Qué?!
Ashe se lleva las manos a las sienes, desbordada.
-¿Tienes el texto?
Alzó las manos, preocupada, mientras a Ashe procesaba entre aspavientos de esos que empezaban a ser familiares en los alrededores. Esperó a que se calmara.
-Entero no. Tengo la carta y casi la mitad del texto, pero cuando vi su nombre, bueno, lo leí solamente-. Apretó los labios. Se acercó a la mesa para recuperar su cuaderno y con cuidado separó la hoja donde estaba parte del texto-. Toma. ¿Por qué no te sientas un momento mientras termino? ¿Hm? ¿Qué tal va la empalizada?
Que no le interesaba mucho, en realidad, pero todo fuese por mantenerla cuerda unas horas más. Miró a Will con cara de circunstancia, y se volvió a sentar para seguir haciendo la copia.
-¿La emp...? Bien. Al menos en lo que respecta a su función, que es mantener entretenida a la gente.
Ashe se sienta sin rechistar, cogiendo la hoja pero sin leerla todavía.
-El marido de Bedelia... Como no. Como no.
Decide que no tiene nada más que decir, y se pone a leer la carta. No una, sino dos o tres veces la repasa antes de murmurar por lo bajo la mayor de las obviedades.
-Esto es malo.
Se acerca a ti cuando estás terminando de escribir el último párrafo, y empieza a leer por encima de tu hombro, sin pedirte permiso ni preguntarte si te molesta. Termina de leer casi al mismo tiempo en el que tú de escribir.
-Tienes toda la razón, Saga: Esto no puede salir de aquí. Y no me refiero solo a mi gente.
Saga tardó unos segundos en comprender lo que quería decir y su respuesta fue casi inmediata y rotunda.
-No. De ninguna manera. Tiene que saberlo y tiene que saber qué es lo que está ahí fuera. No voy a permitir que salga de caza sin saber a qué se enfrenta, y menos ocultarle la verdad. Es duro. Es brutal, ¿pero te gustaría a ti que te ocultasen algo semejante? ¿Ir a ciegas? ¿No saber? Porque no hay peor condena que no saber.
-Sí la hay.
Ashe suspira, y se sienta junto a ti.
-Mira, Saga, no voy a detenerte. Pero escúchame, por favor. Porque no podemos permitirnos el lujo de cometer un error que no podamos arreglar.
Mira a Will, que parece tan escandalizada como tú ante la idea.
-Pensaste que Saga había muerto, y eso te llevó al borde de la desesperación. Y alguien desesperado puede actuar de manera imprevisible. Tú lo sabes mejor que nadie.
Will aparta la mirada. Ashe inspira, consciente de la dureza de sus palabras, y luego vuelve a dirigirse a ti.
-En este caso, no estamos hablando de una amiga. Estamos hablando de su marido. La persona con la que decidió compartir su vida. ¿Cómo crees que va a reaccionar?
-No metas a Will en esto -tajó con dureza.
No tenía derecho a mentarla en aquella situación y mucho menos a compara un caso con el otro, porque no había por donde cogerlos.
-Mal. Va a reaccionar mal, pero no está sola. Es una situación totalmente diferente. Está con gente y sé que puedo contenerla para que no haga ninguna estupidez. Además, hay algo más. Ese símbolo, no sé por qué lo ha dibujado pero si hay alguien que puede tener una idea es ella. Trabajaban juntos. Eran marido y mujer... No puedo sencillamente enseñárselo, porque si sabe algo lo va a relacionar enseguida con él, y no le va a hacer falta hacer muchas cuentas para llegar a la verdad. No quiero que piense que le estábamos ocultando algo así -Inspiró, hinchando las fosas nasales-. Por favor, Ashe. La identidad de esta persona no es algo relevante para nadie salvo para ella. Confía en mi.
-Confío en la sinceridad de tu convicción -dice Ashe, sosteniéndote la mirada-. Pero creo que estás equivocada. Porque lo correcto sería decírselo. Porque sería lo justo, lo que deberíamos hacer. Pero no lo que podemos permitirnos hacer. No si queremos ser pragmáticos. Quizás Bedelia se niega a atacar a la criatura. Quizás decide que puede volver a convertirla en lo que fue, o que puede intentar razonar con ella. Quizás no puedes controlar esa tormenta, y entonces habremos perdido a una de las mejores espadas que tenemos a nuestra disposición. A la única que ha conseguido enfrentarse a la bestia y escapar para contarlo.
Señala el símbolo.
-En cuanto a eso, está en la espalda de la criatura. Lo dice en la carta. Él mismo parece no tener ni idea de lo que significa.
Baja la mirada.
-Pero si nada de esto te sirve... Piensa en su último deseo.
Te arrebata la hoja de las manos y lee, citando.
-"Decidle que enfermé y morí plácidamente en la cama, en una aldea lejana del norte."
Memorizar, dificultad Fácil (40). Puedes postear igualmente, independientemente de lo que saques
Saga se frotó la sien.
-No, Ashe. No puedo. Si no tuviese ni idea de lo que está pasando lo consentiría, pero estamos todos con el fango hasta el cuello, ella de los que más, y no se merece semejante mentira. No seré yo quien se la dé.
Motivo: Memoria
Tirada: 1d100
Dificultad: 40+
Resultado: 99(+30)=129 (Exito)
Motivo: Memoria BOOM
Tirada: 1d100
Dificultad: 40+
Resultado: 17(+129)=146 (Exito)
Ashe parece dispuesta a insistir de nuevo, pero al mirarte se queda callada. Tras unos segundos, suspira.
-Lo entiendo. No lo comparto, pero... Bueno, si algo ha demostrado Bedelia, es que es fuerte. Quizás más fuerte que nosotras, a su manera.
Se levanta para dirigirse a Will.
-Perdona por haber dicho lo que he dicho. Ha sido un golpe bajo.
Dando, la conversación por finalizada, Ashe se dirige a la puerta.
-Cada vez que me ausento más de diez minutos, alguien intenta matar a alguien o ponerse a sacrificar gente. Así que mejor que vaya volviendo -se detiene antes de salir y te mira-. Imagino que querrás estar sola, cuando se lo digas. Pero si puedo ayudar de alguna manera, no dudes en decírmelo, por favor.
Podemos cerrar la escena cuando quieras. Te abro otra según lo que planee hacer Saga a continuación
Asintió después de agradecerle su comprensión . Entendía su miedo y lo compartía de sobra.
- No lo dudes. Avísame cuando vuelva, y si vas a decir en público lo que he traducido.
Según Ashe sale por la puerta, Will te mira.
-Voy a tomar el aire un minuto.
Y no es para menos. Entre los olores de la piel podrida y tus potingues y el calor de las llamas, el ambiente no podría estar más viciado.
Tú, sin embargo, no la sigues. Hay algo ha dicho Ashe que se ha quedado bailando en algún rincón de tu cabeza, algo que te inquieta, y ni siquiera sabes por qué.
Me tomo un poco de libertad poética para decidir por Saga