Partida Rol por web

Llegas al pueblo una media hora más tarde.

Hay gente trabajando alrededor de casa del jarl. La empalizada empieza a cobrar forma.

Drunfo se acerca a la gente que está trabajando en la empalizada.

-¿Que es todo esto?

-Una empalizada. No detendrá a las bestias, pero sí nos dará algo de tiempo si deciden atacar. Resmit ha tenido la idea de preparar una trampa en la parte frontal, dejando aberturas de forma deliberada para guiar a las criaturas a una encerrona, dentro, desde la que se pueda disparar. También se...

Entonces Eskol empieza a llamar la atención de los presentes.

Un rato después de que Resmit se ponga a ayudar en la empalizada, y unos minutos después de que Drunfo llegue a Sultünge, la gente empieza a reunirse en la parte frontal de la sala común para un breve descanso. Eskol parece querer repasar el plan general con todos.

-Esta noche haremos turnos de dos, como la noche anterior. La idea es que en todo momento al menos uno se encuentre encima de uno de los postes -señala a la fachada del edificio, en donde se han montado dos puestos de vigía muy rudimentarios con cuerda y troncos-, para tener una buena visibilidad de la zona y que la empalizada no nos reste visibilidad. Además, bajo ningún concepto nadie perderá de vista a su compañero de guardia. Las bestias podrían acercarse de forma sigilosa, y son endiabladamente rápidas. Si al hacer guardia descubrís que vuestro compañero no está presente no os esperéis a que aparezca o preguntéis en algo: Dad la alarma, inmediatamente.

Hace una pausa, para asegurarse de que todos se han enterado, luego continúa.

-Todo el mundo debe dormir con sus armas a mano. Los que saben luchar dormirán en puntos estratégicos, cerca de la puerta frontal la mayoría. A cualquier signo de alarma, todo el mundo en pie inmediatamente, con lo que llevéis puesto. Me da igual que estéis desnudos o que no encontréis vuestro escudo: Tenéis que estar fuera, defendiendo la empalizada, en cuestión de segundos. Algunas mujeres ya han estado practicando con armas, así que también participarán en las guardias y en la defensa. ¿Alguna pregunta hasta ahora?

Cuando Eskol comienza a hablar Drunfo repara en que Resmit está ahi fuera tambien.

Eso debe significar que volvieron sanos del carruaje.

Drunfo esperó unos segundos por si alguien tenia alguna duda antes de dirigirse hacia Resmit.

Golpeo la tierra con fuerza, el pico se clava súbitamente en la profundidades del terreno como si estuviese retando a los dioses, clavando una pequeña astilla en su gran espalda. Como un mosquito perforando la piel, incesante, cansino, continuo y molesto. Una y otra vez, clava la herramienta en la tierra, desgarrando el árido y nevado suelo, las gotas de sudor salen volando fugazmente con cada balanceo a la vez que de cuando en cuando suelto un pequeño gruñido por el esfuerzo, una exhalación de ira que libero al golpear. No era la primera vez que tenía que ayudar en la fabricación de una empalizada improvisada, y seguramente no sería la última, el surco para la trampa estaba en proceso y mis fornidos brazos estaban acostumbrados al trabajo.

Pasado un rato, nos comienzan a llamar, nos hacia falta un pequeño descanso y a la hedense no le quedaría mucho. Nos reunimos frente a la sala común, voy acompañado de los hombres con los que he estado trabajando, incluido Thaldein. Al llegar repara en Drunfo, que no puede recibir más que una mirada de asco por mi parte antes de dirigir la vista a Eskol.

¿Habrá encontrado a Bedelia? Puto gigante estúpido, ya podría haber venido a ayudar... Como pensé, hice mal en ayudarles en el juicio.

Mientra Eskol habla permanezco en silencio, observando de cuando en cuando la reacción de la gente. El plan es bueno, no había mucho que discutir.

Al fin podré dormir un par de horas seguidas medio tranquilo, que alivio.

Cuando Eskol termina todo me queda claro y ante el silencio, se me ocurre romper el hielo, para que la situación no fuera tan tensa.

- ¿Y quien irá con Rorar? - pregunto sonriente

El comentario de Resmit parece algo fuera de lugar al principio, pero luego Rorar responde.

-¿Por qué? ¿Tanto te gustó chuparme la verga anoche que quieres repetir?

Se oyen algunas risas apagadas. El ambiente se relaja un poco, aunque la mayoría ni siquiera esboza una sonrisa. La gente ha perdido mucho en pocos días, y la sombra oscura que se cierne sobre el futuro de Sultünge no invita a tomarse las cosas a broma.

Le miro mientras muestro una amplia sonrisa enseñado mis blanco dientes y sin brusquedad contesto.

- Jajajaja hubiese estado bien si se te hubiese levantado, no sé si fue por el frío, pero casi ni se te veía Jejejeje.

Eskol sonríe ante el cruce de comentarios.

-Asignaremos a la gente en parejas según su experiencia. Los más experimentados con los más novatos. Se harán guardias de tres, si hace falta. Thaldein y yo las repartiremos luego.

Mira hacia el cielo, desde donde empieza a caer, de nuevo, la nieve de la ventisca. El pequeño respiro que os había dado durante la última hora parece estar llegando a su fin.

-Hoy ha sido un día duro, pero no podemos parar. Tendremos que terminar de montar la empalizada, al menos lo básico, antes de que caiga la noche. También hay que apartar la nieve para no perder movilidad cuando la defendamos. En cuanto a la defensa...

Se calla durante un par de segundos, luego mira en dirección a Thaldein.

-Bueno, en caso de que ocurra lo peor, tendremos que tener un plan. ¿Thaldein?

El rubio asiente y señala a la parte frontal de la empalizada.

-Esperamos que las bestias ataquen de frente, si atacan. No descartamos que puedan romper la pared e intentar entrar por los laterales o la parte trasera del edificio, pero en ese caso probablemente armarían tanto escándalo que nos despertarían a todos mucho antes de pasar adentro. En ese caso, nos daría tiempo a prepararnos para una defensa improvisada, todos a una. Pero en mi opinión, como ya he comentado antes con muchos de vosotros, el punto más vulnerable es la parte frontal. Las puertas se pueden derribar con facilidad, y esas cosas no parecen tontas. De ahí que hayamos montado la empalizada aquí y no en otro lado.

Se acerca al pequeño semicírculo que hay frente a la puerta, mientras sigue hablando.

-Si las bestias atacan de frente, la empalizada debería disuadirlas de cargar a lo loco. Jugamos a asustarlas aquí: Dos o tres personas pueden no ser suficientes para cubrir todos los frentes, pero bien pueden retener a esas cosas durante el tiempo necesario para que salga más gente. La idea es hacerlas creer que somos más, que estamos mejor armados, y que somos más peligrosos de lo que en realidad somos. Sin embargo, y aunque puede que esto las haga dudar unos preciosos segundos, es probable que al final consigan cruzar la empalizada igualmente, si no estamos todos fuera. Y dudo que nos dé tiempo a salir antes de que eso ocurra.

Se sitúa en el centro del círculo, y esboza una sonrisa confiada.

-Así que en vez de hacer un muro infranqueable, vamos a dejar que pasen. Como veis, en la parte central de la empalizada -señala delante suya-, hay menos troncos, y muchos huecos son obvios. Dudo que esas cosas sean tan inteligentes como para olerse la trampa, así que apostaría a que intentarán entrar por ahí. Es el ataque más directo, y también el más fácil, aparentemente. Una vez crucen la línea, llegarán a donde estoy yo -su sonrisa se ensancha, y enseña los dientes-. Y entonces las tendremos donde queremos.

Señala a sus espaldas, donde un montón de troncos y nieve apilados casi ocultan por completo la puerta del edificio.

-Esto no se ve bien desde fuera, pero una vez dentro del semicírculo se hace obvio que, para acceder a la puerta, hay que rodearlo -señala a los laterales, que están salpicados por varios troncos poco afilados, clavados en la tierra a lo largo de un círculo en intervalos de medio metro-. Y para rodearlo hay que pasar entre estos troncos. Una tarea fácil si se dedican un par de segundos. Pero las criaturas son más grandes, y unos segundos son todo lo que necesitamos.

Señala al suelo, en el exterior del círculo, pero dentro de la empalizada. Apilados a intervalos regulares, unas cuantas lanzas y un par de arcos reposan sobre la nieve.

-La trampa solo tendrá efecto si somos rápidos, y concentramos nuestros ataques en la misma criatura. Dudo que la hagamos perder más de diez segundos, en el mejor de los casos. Tenemos que haber acabado con ella para entonces.

La gente se mira, algo confusa. Thaldein parece darse cuenta, y sale del semicírculo para volver a acercarse al grupo.

-Escuchad, puedo explicároslo luego en privado a todos los que no os habéis enterado. Sé que no es algo muy intuitivo, pero es esencial que todos, sin excepción, conozcamos el plan para reaccionar en cuestión de segundos. No hay espacio para la duda, o la cobardía, aquí. No tendremos una segunda oportunidad.

Hace una pequeña pausa por si alguien quiere decir algo, aunque parece que la mayoría o bien han entendido el plan, o bien reservan sus dudas para luego.

¿Y si las bestias se suben al tejado y atacan desde alli?

Eskol sonríe.

-Si saltan por el techo se las oirá, y podremos refugiarnos dentro de la casa. La empalizada no serviría de nada en ese caso.

-¿Y si no las oímos? Quizás saben moverse en silencio.

Thaldein suelta un gruñido, exasperado.

-Mirad, hay veinte posibles maneras por las que las criaturas podrían pillarnos por sorpresa y superar este amasijo de troncos al que llamamos empalizada. Podemos centrarnos en las múltiples formas en las que podemos morir, o en las defensas que sí tenemos.

Drunfo alza un poco la voz.

-Ese chaval tiene razón Thaldein, las criaturas no dejan rastro alguno en la nieve al moverse, no me parece nada descabellado que no las oigamos si vienen por detrás. Ese es el unico punto debil que veo a la empalizada, reforcemolos, coloquemos a alguien más que vigile el tejado y en caso de que vengan por ahi las tres personas que esten fuera pueden refugiarse dentro y dar la alarma sin que corran peligro de que los tomen por sorpresa.

Aunque intentase alegrar un poco los ánimos, la gente parece que tiene miedo y eso se hace palpable en la incertidumbre y las voces temblorosas que hablan. El plan no es infalible, pero debemos centrarnos en lo que podemos hacer y controlar sino queremos volvernos locos y sucumbir a la paranoia. Es entonces cuando habla Drunfo.

- ¿Y como sabes tú que no dejan rastro? Que yo sepa, la única vez que has visto a las bestias a sido a distancia, en el bosque cerca del pueblo esta mañana. Asique, di... ¿Que rastro no has visto, si apenas sabes como son? ¿O es que las conocías de antes...? Por que cuando yo las vi dejaban buenas marcas - Digo mientras dejo ver el vendaje del pecho que cubre el zarpazo.

Si le quito credibilidad a sus palabras puede que la gente se tranquilice. Su idea de proteger la retaguardia es buena pero asusta a los demás el muy idiota...

¿De verdad es tan imbécil o solo me odia?

La herida parecía ridícula a los ojos de Drunfo, quien pensó que Remit solo quería hacerse notar como luchador.

-Estuve apenas a un metro de ella Resmit y cuando todo parecía que iba a acabar como tú, la bestia se fue. Entonces vi que no dejaban marca en el suelo. - hace una pausa y mira momentaneamente al suelo - de hecho, ahora que recuerdo. Mientras me dirigía al pueblo, antes de conoceros a todos, noté que unos ojos blancos me observaban, creyendo que era un oso o cualquier otra bestia me acerque para cazarla, pero al llegar al lugar no había marca alguna. No me había parado a pensar en ello hasta ahora. Así que si, Resmit, se como son. No necesito una raja en el pecho para ello.

Thaldein alza las manos en actitud conciliadora.

-Mira, esto no es una defensa perfecta, ni pretende serlo. Hemos tenido tiempo para montar lo básico, por hoy. Mañana seguiremos. Pero ahora mismo no tenemos tiempo ni gente para reforzar los puntos débiles, por mucho que nos pese. Así que vamos a tener que hacer sacrificios.

Señala hacia el tejado.

-Pasar allí la noche equivale a una muerte segura. Incluso si hacemos cambios de una hora, el viento y el frío acabarían por congelar a cualquiera. Ya van a pasarlo mal los que se queden aquí abajo, resguardados de la ventisca y protegidos por la empalizada y el edificio. Lo suyo sería montar un puesto para protegerle de las inclemencias naturales, pero hoy ya no hay tiempo. Y ni siquiera sé si el techo aguantaría, porque no está preparado para soportar tanto peso. Incluso aunque así fuera, no tenemos suficientes efectivos para hacer tantas guardias: Las dos o tres de abajo y la de arriba. Si es que ponemos a una sola persona arriba, lo cuál sería un error: Siempre se debe ir por parejas, como Eskol ha mencionado antes.

Suspira.

-Tu idea no es mala. De hecho, ya lo habíamos pensado, al igual que habíamos pensado en otras para reforzar laterales y parte trasera, así como para despejar la zona de los alrededores y mejorar la visibilidad. Podemos ir repasándolos uno a uno, perdiendo tiempo y descubriendo las muchas maneras en las que esas cosas podrían sorprendernos, o podemos centrarnos en lo más probable y trabajar con el poco tiempo que tenemos. La moral es casi tan importante, sino más, que la estrategia.

-No seas así, Thaldein -Eskol dirige una sonrisa burlona a Drunfo-. Si quiere ofrecerse voluntario a vigilar el techo, yo digo que le dejemos.