Partida Rol por web

Sultünge despierta.

Ha sido una noche dura para sus habitantes, pero el día ha llegado. Y no hay tiempo para lamentarse de las pérdidas. Se deben tomar decisiones que condicionarán el futuro de la aldea, para bien o para mal.

Poco a poco, la aldea se va reuniendo en la explanada central, en donde se celebrará el thing.

Estoy agotado, me vendrían bien unas horitas de sueño, sin embargo, aunque no sea asunto mio, quiero enterarme de que va a suceder con Sultünge.

Permanezco cerca de Thaldein mientras todos se reúnen, supongo que querrá ver a su mujer antes de thing, así que aprovecharé ese momento para preguntar por el estado Eskol y Renmo, puede que tengan cosas que decir. Cuando tenga un momento busco a Ashe para preguntarle.

En cuanto al thing, seré un mero espectador a menos que se me pida participación u opinión. Me mezclaré ente la gente en un segundo plano donde ver todo.

Encuentras a Ashe en el salón de Einar, ahora relativamente vacío desde que la gente volvió a sus casas, a primera hora de la mañana. Está recogiendo todo el desastre, ayudada por algunas otras mujeres. Tiene la cara manchada, y los ojos enrojecidos, y dudas por su aspecto que haya pegado ojo en toda la noche. Te recibe con expresión seria aunque amistosa.

-Buenos días, Resmit. Tengo que darte las gracias por ayudar a los hombres con la guardia. No olvidaremos tu apoyo en estos tiempos difíciles.

No habrá pasado ni una hora desde que amaneció.

- Buenos déas, no te lo tomes a mal Ashe, pero tienes mala cara, tiene pinta de que no has dormido nada esta noche, - digo mientras la mira con ternura y con tono suave - aunque que te lo diga yo, que tampoco he dormido no tiene mucho sentido jejejeje. Seguro que mi cara esta mucho peor, - sonrío - no te preocupes, si no fuese por vosotros hoy habría dormido en la nieve y no habría tenido una buena cena. 

Aunque puede que sí...

- Es lo menos que puedo hacer. Venía a ver como estabas y a preguntar por el estado de Eskol y Renmo.

Ashe tuerce el gesto cuando le dices lo de su cara, pero no dice nada más. Parece que la broma no le ha hecho mucha gracia. Cuando le preguntas por Renmo y Eskol mira en una dirección. Al seguirla, descubres que los dos parecen haber decidido presentarse al thing, a pesar de su estado que es, como podría esperarse, pésimo.

-Bueno, han estado al borde de la muerte... Los dos -Suspira, y luego te mira con expresión resignada-. Pero sobrevivirán. Cuando Eskol se ha enterado de lo de su padre... Bueno, ha dicho que tenía que venir al thing. No ha habido forma de convencerle. Ni a Renmo tampoco. Y, a decir verdad, mejor así: Los dos deben estar. Sobre todo...

-Ashe -Interrumpe uno de los hombres que estuvo contigo el día anterior-. Vamos a empezar.

Ashe asiente, y luego se despide de ti con una inclinación de cabeza, antes de dirigirse al círculo.

Bien, al menos podrán responder algunas preguntas más tarde - mientras miro a Eskol y Renmo.

Es entonces cuando interrumpe el hombre y devuelvo el gesto a Ashe - Suerte - uso como despedida.

Echo un último vistazo a la sala y a los dos hombres heridos.

Parece que esta noche a trascurrido sin percances aquí dentro. Aún que ahora que lo pienso, espero que no se mencione lo de mi "don" en el thing. Espero que al menos los pocos que lo vieron lo respeten, no quiero que que me tengan miedo como les pasó a ellos anoche.

Miro a Eskol y Renmo antes de salir para reunirme con los demás en el circulo - Hablaremos luego.

El cansancio comienza a hacer mella en mis ojos, cuesta mantenerlos abiertos, por eso busco un lugar donde apoyarme y estar relajado y donde pueda escuchar todo, una pared de una casa cercana, un pilar de madera o incluso un árbol cercano. Busco un sitio en el que pueda tener un poco de apoyo para aguantar unas horas de pie mientras escucho. Mientras observo a la gente que se sitúa en el circulo, a los hombres ya los conozco, los cuales tendrán cerca a sus familias, por suerte la ventisca ya a pasado y podremos celebrar esta reunión en un ambiente más agradable, aunque sinceramente preferiría que fuese dentro del salón.

Parece que soy el único viajero que queda, Hadar es posible que esté muerto, Bedelia y Saga desaparecieron en la noche, si salieron al bosque es probable que sigan los pasos del chaval. Thorir y Drunfo ni siquiera se pudieron quedar a la fiesta, y es probable que los acabara el monstruo, o por lo menos que hiriera a Thorir; y Aad y Ahmel Bal’Karim no les veo por ningún lado. Un historiador y un erudito, menuda combinación se ha reunido aquí. Quizá cuando todo esto acabe pueda partir con Ahmel Bal’Karim como su guardaespaldas y sacar algo de dinero para mi viaje hasta que encuentre alguna pista de los bandidos. Menudo personaje, se aburría en su casa y viene a las tierras más peligrosas del continente para... buscar, comprender y registrar.

Los pensamientos sobre este último individuo no paran de fluir en mi mente, es un tipo extraño en una tierra extraña, eso provoca que un sonrisa se dibuje en mi rostro mientras espero a que el thing comience.

Alguien como él no desaprovecharía esta oportunidad, aparecerá tarde o temprano, para satisfacer su curiosidad.

Thing.

¿Quién sabe cómo se inició esta tradición, tan antigua como los clanes? La Gran Asamblea, el Consejo de los Hombres Libres, el Círculo de los Dioses. Tiene muchos nombres, pero todos aluden a la misma celebración, compartida por todos los pueblos de Goldar. Una reunión de hombres y mujeres, de carácter casi sagrado, en la cuál se celebran los más importantes eventos y se toman las decisiones más relevantes. No es algo que se convoque de forma habitual, más de una vez al año, como es costumbre.

No es una situación habitual, sin embargo. Condiciones excepcionales requieren de medidas excepcionales.

Lentamente, todo el pueblo se va acercando a la explanada central, en donde varias rocas y troncos rotos marcan los lugares donde algunas personas podrán sentarse, si así lo desean. Reservados para aquellos hombres de mayor edad o para algunas personalidades que gozan de cierto respeto, el resto deberá conformarse con sentarse en pequeños grupos, normalmente en familias o pandillas, en el suelo. Todo el mundo está allí, incluidos los niños, a los que se empieza a traer desde bien pequeños para que conozcan las leyes y costumbres del clan.

El thing suele ser motivo de celebración. Es habitual que se prepare alguna boda o se celebre algún nacimiento frente a los dioses, y se realicen juramentos de honor y ofrendas a los dioses. Esta vez, sin embargo, el ambiente es más tenso, más sombrío. No hay bodas, no hay risas, solo miedo en los ojos de los presentes. Einar ha sido asesinado, y también otros tres habitantes de la aldea. Los ojos de algunas personas están cubiertos de lágrimas.

Y, sin embargo, no por ello es la ocasión menos solemne. Quizás incluso más, ya que los tiempos de necesidad que corren suponen que aquel momento sea incluso más importante. Es posible que las decisiones que se tomen allí sellen de forma definitiva el destino de Sultünge, para bien o para mal. Por tanto, es posible que, en este momento, incluso los dioses estén pendientes de aquellos mortales.

Cuando ya están todos sentados, en un círculo más o menos informe, te permites un tiempo para dar un repaso a todos los allí presentes. La aldea de Sultünge es, como ya habías podido ver la noche anterior, bastante escasa en habitantes.

Eskol y Renmo se sitúan el uno cerca del otro, ayudados por algunos hombres debido a su pésimo estado. El primero lleva todo el torso vendado, y apenas si puede susurrar, mucho menos andar. Sus heridas y la pérdida de sangre han debido ser bastante graves, pues se encuentra peor incluso que Renmo, aunque los efectos son, desde luego, menos vistosos. Y es que Renmo tiene la cara totalmente destrozada. O eso parece intuirse bajo los vendajes. También se encuentra extremadamente débil, y el dolor debe de ser horrible. Pero al menos puede mantenerse en pie, aunque no sin ayuda. Con ellos están Sigbjörn, Rorar y el hombre que interrumpió vuestra conversación minutos antes. Ninguno de los cinco parecen tener esposa o hijos.

Ashe está a no mucha distancia de ellos, junto con un niño de aspecto inquieto, que mira a su alrededor con curiosidad y algo de nerviosismo. A su lado hay otra mujer y otros tres niños, que presentan signos de haberse pasado llorando toda la noche. No cuesta mucho deducir que, posiblemente, será la viuda de alguno de los fallecidos, y los niños serán ahora huérfanos. Las pérdidas parecen haber afectado a todos, pero obviamente se han cebado más con aquellas cuatro almas, que parecen apiñarse frente al frío al sentirse, súbitamente, desvalidas y abandonadas frente a un mundo cruel e implacable. Quizás por eso está Ashe, que actúa en muchas ocasiones, como pudiste ver el día anterior, con actitud maternal y protectora hacia sus vecinos, junto a ellos.

Fredrick, el hombre que intervino varias veces la noche anterior, está en otro lado del círculo, con su familia: Una mujer y el joven muchacho que parecía tan nervioso la noche anterior. Cerca de ellos hay otras tres mujeres, de distintas edades, que parecen formar una extraña familia femenina. La más joven es realmente bella, al menos en comparación al resto de las mujeres de la aldea. Un poco más allá hay otra familia, consistente en un hombre, una mujer, un niño y un anciano, siendo este último el más viejo de la aldea casi con toda probabilidad. Por último, hay otras dos familias completas, una con dos hijos pequeños y la otra con tres, dos de estos últimos ya bastante crecidos. A excepción de la familia de Thaldein, y de una mujer solitaria, parece que ya no hay nadie más. No es un círculo muy grande, a decir verdad.

Por supuesto, Thaldein te invita a colocarte junto a ellos, entrando dentro del thing aunque sea solo como un mero observador. Junto a él está Marja, con una expresión seria aunque bastante preocupada, que quizás se debe a que su marido ya le ha contado algo sobre lo ocurrido en realidad la noche anterior. Junto a ella están los dos hijos de la familia, una adolescente, ya casi una mujer hecha y derecha, que ha heredado el cabello rojizo de su madre, y un muchacho de aspecto robusto y unos doce años que ha heredado el pelo rubio de su padre. Los dos tienen los ojos azules, como era de esperar.

También te sorprende ver, aunque no lo habías advertido en un primer momento, a tres forasteros, como tú, lo que en una reunión tan pequeña como esa parece un gran número, en verdad: Add, Ahmel y el último viajero que llegó el día anterior, cuyo nombre no recuerdas bien. El primero tiene los ojos entrecerrados y cara de sueño, y no parece entender nada de lo que está ocurriendo. De hecho, dirías que le da un poco igual todo el ritual, y ha asistido solo porque no tiene nada mejor que hacer. Ahmel, sin embargo, se ha sentado en una roca apartada y no deja de escribir notas con una energía bastante admirable. Parece bastante pasional en lo que se refiere a su trabajo, a pesar de sus excéntricas ideas. Es algo respetable, desde luego, aunque no le hace parecer menos loco, más bien al contrario. En cuanto al viajero, un hombre fuerte de aspecto rudo y la cara llena de cicatrices, se apoya contra un árbol cercano, observando la reunión a poca distancia con los brazos cruzados. Los tres se han situado fuera del círculo.

Un último recuento te permite deducir que, en total, sois treinta y ocho personas allí presentes, entre los que solo hay una quincena de hombres, de los cuales dos son historiadores, dos están heridos y otro es viejo para luchar. A pesar de todo, allí todos parecen ser iguales, y ante la ausencia de un líder la mayoría cruza las miradas, sin saber qué hacer.

El hombre viejo se levanta y alza las manos, reclamando la atención de todos los presentes. Los murmullos desaparecen.

-Hoy -Empieza, con voz firme aunque débil-, nos reunimos aquí, en el centro de nuestro hogar, para responder a las hebras del destino, que se han tejido a nuestro alrededor mientras nos preparábamos para el invierno. Hoy -Mira hacia el cielo, en actitud solemne-, pedimos a los Valdyr que presten atención a nuestras decisiones, y las juzguen con su eterna sabiduría. Que los Njordt nos concedan la protección contra el invierno, que despejen nuestras mentes y nos ayuden a afrontar los desafíos que se presentan ante nosotros. Que Mannaz se apiade de sus hijos, que los Valhein le acompañen en su misericordia.

Se gira hacia el vé e inclina la cabeza. El resto de Sultünge le acompaña en el gesto.

-Es a ti, Eihwaz, a quien nos encomendamos. Si los otros dioses deciden torcer la mirada, humildemente te pedimos que al menos tú contemples nuestras obras. Concédenos tu bendición, si así te place. Observa nuestros padecimientos, y juzga nuestros esfuerzos.

Tras un momento de silencio, vuelve a alzar la mirada, y esta vez mira a sus vecinos.

-Que comience el thing.

Todos se miran, de nuevo. Cuando parece que nadie va a empezar, Ashe da un paso adelante y habla con voz firme y segura.

-Hermanos. Amigos. Vecinos. Hoy nos enfrentamos a una dura situación. Nuestro jarl ha sido asesinado -No sabes si te lo has imaginado, pero jurarías que su voz ha temblado ligeramente al decir la última frase-, y nuestras reservas de comida para el invierno han sido destruidas. Nos enfrentamos al frío, al caos y, posiblemente, a una muerte segura. A menos que tomemos medidas. Pero antes de eso, debemos oír la verdad sobre lo ocurrido ayer. Pues es solo con la verdad que podremos esclarecer nuestras mentes y tomar decisiones sabias y justas.

Mira a Thaldein, y asiente.

Espero apoyado en el muro de una de las casas con los brazos cruzados, observando con los ojos entre abiertos a los habitantes del pueblo mientras cierran el circulo. Entre el gentío consigo ver a Thaldein, que me invita a situarme con ellos dentro del circulo. Sonrío y asiento, con un balanceo del cuerpo despego la espalda de la fría y dura pared. Mientras camino en dirección a mi amigo veo a Ahmel posicionándose para el thing. Por lo que no me sorprende cuando empieza a tomar notas apresurádamente.

Es un hombre excéntrico, pero curioso.

Me sitúo cerca, al lado de la familia de Thaldein, no sin quitar la vista de Renmo y Eskol antes de que nadie comience a hablar.

¿Que le diría Renmo a Halki ayer en la tarde? ¿Fueron ellos los que provocaron el incendio? ¿Por que lo harían?

Saludo a la familia antes de que empiecen y noto el gesto de preocupación de Marja.

¿Le habrá contado ya lo del monstruo?

Es entonces cuando el anciano comienza a hablar y escucho atento al comienzo de la reunión.

Finalmente cuando Ashe llama a Thaldein miro con convicción  a mi amigo para brindarle mi apoyo.

Thaldein toma aire. Luego empieza.

-Como ya muchos sabréis, ayer hubo una serie de... Sucesos, que no se contaron en público. Solo los que íbamos a montar guardia lo sabíamos, para no alarmar al resto y permitir algo de descanso para todos en una noche tan difícil. No sé si gracias a esto habéis podido pegar ojo, pero creo que, una vez reunidos aquí, en el thing, frente a los ojos de los dioses, no se puede hacer más que relatar toda la verdad sobre lo ocurrido, esperando que mantengamos la calma.

Mientras va hablando, se intercambian miradas. Algunos parecen estar ya al tanto, pero la mayoría tiene la vista clavada en el cazador, y contiene el aliento. Thaldein se toma unos segundos para pensar, como si estuviera intentando encontrar la mejor manera de decirlo. Sin embargo, al final decide optar por la vía más directa.

-Los Yormef no fueron los que asesinaron a Einar. Algo, más oscuro, más peligroso, acecha entre estos bosques. Una bestia primigenia, una criatura sobrenatural.

Se oyen murmullos. Miradas de incredulidad por un lado, miradas de sorpresa por el otro, y un brillo de temor en cada una. Los niños se agarran a las ropas de sus madres según el cazador va relatando la historia, y las mujeres se llevan las manos a la boca, horrorizadas ante la descripción de la criatura. Thaldein intenta ser lo más delicado posible, pero el hecho es que, aunque sabe expresarse correctamente e ir al grano, la oratoria no parece ser su fuerte. Esto hace que, a la hora de relatar algunos de los momentos más escabrosos de la noche anterior, se escuchen gritos ahogados, por parte de las personas más impresionables, y movimientos inquietos por parte del resto.

Cuando termina, un silencio sepulcral ha descendido sobre el lugar, y el frío parece haberse hecho más intenso. El terror hacia lo desconocido, hacia las fuerzas ocultas del mundo sobrenatural, reina en el lugar, y la línea que separa la serenidad del pánico más descontrolado se ha vuelto más fina y difusa. ¿Habrá sido inteligente contar todo aquello? ¿O, al hacerlo, se ha fomentado un clima propenso a la histeria, a la irracionalidad y al caos?

-Como veis -Dice Thaldein, con la voz tensa y la mirada cansada después de haber hablado tanto-, en estos momentos nuestra aldea se enfrenta a algo más que el ataque del invierno. Tengo fe en nuestra fuerza, y sé que podemos vencer a esa cosa. Pero tenemos que actuar ya. Cuanto antes.

Termina con esas palabras, y luego mira a sus compañeros de armas, esperando una respuesta por su parte.

Tras un breve silencio, una voz débil se alza sobre las demás.

-Si es verdad... Que esa cosa... Existe -Eskol apenas susurra, pero el silencio del resto del pueblo, la buena acústica de la explanada y la tenue brisa invernal parecen arrastrar sus palabras hasta los oídos de los allí presentes, pareciendo que susurrara a vuestras orejas-, Entonces son ellos... Los responsables. Luchan con la fuerza... De demonios... Y demonios han traído... A nuestro pueblo... 

Parece estar haciendo un gran esfuerzo por hablar y mantenerse erguido al mismo tiempo, pero su actitud es firme y orgullosa. Está convencido de sus palabras.

Thaldein parece dispuesto a protestar, pero Ashe le interrumpe antes siquiera de empezar.

-Antes de nada -Dice, mirando a los dos guerreros de forma sucesiva-, tenemos que decidir quién va a ser el nuevo jarl.

Se oyen algunos murmullos. La gente se remueve, incómoda.

-No hay nada que decidir, ¿no? -Dice uno de los hombres que estuvo el día anterior-. Eskol es el hijo de Einar. El puesto de jarl le corresponde por derecho.

De nuevo, murmullos. Menos expresiones conformes de las que podría esperarse.

-No quiero que se malinterprete lo que digo -Dice Fredrick, dando un paso al frente-. Eskol, eres nuestro líder, por legitimidad. Nadie lo pone en duda. Pero ahora mismo necesitamos a alguien fuerte que nos dirija. Estás herido y... Bueno, con esa cosa ahí fuera, quizás lo más sensato es elegir a alguien en mejor estado, para que nos dirija de manera provisional.

Eskol clava su mirada en Fredrick, una mirada inmutable que no dice nada y al mismo tiempo parece decir muchas cosas. Entre los murmullos, se acerca al hombre en el que se está apoyando, el mismo que os interrumpió antes a Ashe y a ti, y le susurra algo al oído. Este asiente y retransmite lo que ha dicho en voz alta para que todos lo oigan.

-Eskol pregunta por el nombre del candidato al que propones.

Fredrick no dice nada, bajando la mirada, pero otro chico da un paso al frente y responde por él.

-Bueno, la elección es obvia, ¿no? -Mira a los lados, como buscando el apoyo de sus compatriotas-. Thaldein.

Entonces el volumen del thing parece incrementarse de forma repentina. Los murmullos se convierten en voces, y súbitamente todos parecen tener algo que decir al respecto. Algunos asienten seguros, apoyando la propuesta del chico. Otros niegan de forma vehemente, indignados o estupefactos. Unos pocos miran a su alrededor, sin saber qué decir. Pero, entre todos, hay dos figuras que parecen destacarse: Thaldein, que ha mudado su expresión a una de completa perplejidad, y Eskol, que clava su mirada en él, en silencio. No te gustaría entrar en ninguna de sus cabeza, pues es posible que haya un volcán entrando en erupción en ese mismo momento. Aunque por razones muy distintas.

Cuando la gente parece calmarse un poco, Thaldein se aclara la garganta y habla de nuevo.

-Escuchad... No... No soy ningún líder, ¿vale? No voy a hacerme cargo de todos vosotros -Mira a Eskol, y muestra las manos vacías como para demostrar que no tiene malas intenciones-. No quiero ser jarl, Eskol. Ese puesto te pertenece a ti.