Partida Rol por web

Resmit se encuentra junto al calor del hogar cuando los Yormef se acercan a él. Parece pensativo.

-Hola Resmit- dijo Thorir mientras se sentaba enfrente, -Espero no molestarte- sonrió levemente, -Quería agradecerte que intercedieras por nosotros en el juicio, otros muchos hubieran permanecido callados- los ojos de Thorir se clavaron en los de Resmit esperando la reacción del norteño. 

El frío no me había venido mal para calmar el animo, un poco de aire para enfriar el temple fue la mejor opción, sin embargo no hizo que la ira desapareciera. No iba a permanecer mucho tiempo fuera, solamente quería perder de vista a aquel tío.

Maldito sea, nos va a condenar a todos...

No pasó mucho tiempo cuando volví a entrar, le dirigí una mirada furtiva al entrar y con la cabeza cabizbaja caminé en silencio hacia la hoguera, necesitaba pensar antes hablar con los demás, y calmarme, sobre todo calmarme. Los dientes apretados hacían que me doliera la cabeza o quizá el frío por haber salido. De cualquier manera me senté ante el fuego perdiendo la mirada en su infinidad con un semblante brusco y apoyando las manos en las rodillas.

Al rato oigo pasos que se acercan, pero no alzo la cabeza, pero una figura se interpuso en mi rango de visión, veía poco más que unas botas, asique alce la vista para ver de quién se trataba. Miré a Thorir a los ojos durante un segundo con cara de pocos amigos y por el rabillo del ojo otra figura a su lado.

Será Drunfo, al menos me han ahorrado el ir a buscarlos.

Me acomodo mientras Thorir se sienta frente a mi, aún mi humor no ha mejorado mucho desde hace un rato.

- No creas que lo hice para salvaros, sigo pensando que yormef que mejor me caen son los muertos, pero podéis ser útiles al fin y al cabo. Necesitamos buenos guerreros para matar al monstruo y con lo que le hicisteis a Eskol espero que lo seáis. - es entonces cuando me fijo en los vendajes. - Aun que no parece que podáis luchar.

El peso de tantas batallas, presente desde el primer día aunque a estas alturas algo normalizado, cae de forma brusca entre vosotros. La sangre acumulada entre vuestros clanes, los puños apretados ante las atrocidades cometidas... Los tres conocíais a alguien que murió a manos del eterno enemigo. Puede que esa persona muriera en vuestros brazos. Una enemistad que se remonta hasta más atrás del Imperio, cuando la magia inundaba el mundo, cuando los dioses caminaban entre los hombres y el poder de los clanes no conocía límites.

-jeje- Thorir se rió con sorna ante el comentario del Solvgilftanden, -Mira Resmit, voy a ir al grano- cambió el tono de voz a uno mucho más serio, -Me han dicho que conoces a esos forasteros que vagan por el bosque, los mismos que de una u otra manera tiene algo que ver con esa maldita bestia, ¿Quienes son y que andan buscando?- 

La risa de Thorir provocó que la sangre empezara a hervir de nuevo, propinando una mirada asesina que muy pocos aguantarían. Drunfo siguió en silencio, en este momento parecía más su guarda espaldas que un compañero o hermano de clan. Extraño teniendo en cuenta la relacción entre sus familias. Pero ya odiaba a Thorir lo suficiente como para hablar lo justo con él.

Puto bastardo, no estoy para hacer bromas. En otras condicionas aplastaría con mi bota tu puta boca contra el suelo hasta que perdieras todos los dientes. Ya no tienes a "papi" para que te proteja.

Cuando termina escupo al fuego de forma desagradable, en muestra despectiva y vuelvo la mirada lentamente hacia el yormef herido. Con tono grosero se le respondo:

- ¿Forasteros...? ¿Y tu que sabrás? Has estado encerrado prácticamente desde que llegaste aquí. Además, hay cosas más apremiantes que ellos. - Me giro hacia Drunfo.- ¿Que pretendéis hacer? En el juicio os ofrecisteis voluntarios para luchar contra el monstruo... ¿Vendréis conmigo? -estas últimas palabras sabía que tarde o temprano debería decirlas, pero igualmente cada sílaba era como una puñalada.

Ambas miradas se cruzaron como dos espadas, demasiada enemistad, demasiada sangre, ...

Thorir mantuvo la mirada durante unos segundos sin decir nada, escrutando, analizando, y sobre todo, manteniendo la cabeza fría, era lo que le diferencia de aquellas clase de gentes, los Solvgilftanden.

-Es cierto que he estado encerrado, pero me ha dado tiempo a informarme- suspiró, -Me han dicho que les conoces, que te andan buscando y que milagrosamente, después de dejar a Thaldein inconsciente y matar a Viggo te dejaron huir, ¿Qué buena gente verdad?- Thorir dibujó media sonrisa en su rostro, -En realidad no me importa el porque te persiguen, pero quiero saber, como diablos permanecen en los bosques sin que la bestia les ataque, y sé, que tú sabes algo-

En ese momento Drunfo, todavía callado, caminó lentamente hasta colocarse también frente a la hoguera, Thorir a su derecha y Resmit a su izquierda, finalmente, se quedó mirando a este ultimo, aguardando su respuesta.

Sin ninguna sorpresa me quedo mirando a Thorin en silencio mientras Drunfo se posiciona, el yormef se cree muy listo aunque no sabe nada. Me recuesto en el sofa antes de contestar, su sonrisa burlona comienza a producirme asco.

Le quedaría mejor con un par de dientes menos.

- Veo que has hablado con Bedelia y Saga, no me sorprende que te cuenten lo que quieran, pero deberías asegurarte de que las cosas sean verdad. Si no además de salvaje quedaras como idiota. - Sigo serio y de algún modo consigo no lanzarme a su cuello. - Estuviste en la reunión cuando llegamos. -  digo con tono pausado e intentando tranquilizarme a medida que hablo. - Ya dije ahí que vine tras una banda de asesinos, si por eso los conozco... entonces sí. Pero no me extraña alguien como tú sea engañado fácilmente. - muestro una leve sonrisa antes de volver a mi mueca seria.

Pero que idiota... jajaja

- Además, si supiera como sobrevivir ahí fuera con la bestia tampoco te lo diría. Él es un cazador y nosotros su presa, si hay alguna forma de sobrevivir en el bosque es cambiando las tornas. Aunque en tu estado tampoco llegarás muy lejos.

De ser otro lugar, otro momento y otra situación enseñaría a aquel engreído y estúpido de Resmit a tratar con un Yormef, pero por desgracia tenía que aguantarlo, al menos durante unos días más.

Thorir asintió serio -No pienso entrar en tus provocaciones- se inclinó levemente hacia delante, -Y si, obviamente creería antes a Saga y a Bedelia que a ti, me han demostrado mucha más valía y honor en unos días que todo tu Clan en siglos- Thorir frunció el ceño, -Pero lo desesperado de la situación me obliga a colaborar contigo, tengo un plan, el cual comunicaré a Eskol- señaló con el dedo a Resmit, -Será él y este pueblo quien decidirá que hacer, no tú- dijo con la mirada clavada en los de ojos de Resmit.  

-No has contestado. ¿Por que te dejaron libres los saqueadores?

Una llama se enciende en mis ojos al oír el nombre de Eskol, aprieto la mandíbula y mi sangre vuelve a enervarse. La mirada asesina resurge y se centra de nuevo en Thorir.

Miro a Thorir manteniendo la mirada, ignorando la pregunta de Drunfo.

- Adelante, ya hablé con él y no pretende hacer nada, le gusta mucho su silla nueva. Pero resulta gracioso que después de intentar mataros dos veces os volváis sus perritos falderos. - suelto una pequeña carcajada - Pero dime, ¿Que plan tan maravilloso es ese? Quizá hasta podamos usarlo cuando nos vayamos en unas horas tras la presa.

Miro a Thorir manteniendo la mirada, ignorando la pregunta de Drunfo.

- Adelante, ya hablé con él y no pretende hacer nada, le gusta mucho su silla nueva. Pero resulta gracioso que después de intentar mataros dos veces os volváis sus perritos falderos. - suelto una pequeña carcajada - Pero dime, ¿Que plan tan maravilloso es ese? Quizá hasta podamos usarlo cuando nos vayamos en unas horas tras la presa.

Thorir sigue con la mirada en los ojos de Resmit. 

-Antes responde-

Dejo la mirada fija en los ojos de Thorir, agresivo y desafiante tras sus palabras, permanezco en silencio, desafiandolo en duelo de miradas durante varios segundos que fácilmente podrían ser minutos. El ambiente está tan tenso que se podría rascar con las uñas.

Puto engreído de mierda, no solo no ha respondido ninguna de mis preguntas, sino que se me pone chulito el muy bastardo y querrá que le responda ¿¿¡¡¡Se atreve a bacilarme!!!?? Un puto yormef de mierda que ha estado toda la vida protegido por su papi. Que asco me das niñato asqueroso... ¿¿¡¡El delincuente este me va a interrogar a mi...!!??

Giro la cabeza lentamente hacia Drunfo como buscando una respuesta a su estúpida pregunta. Apenas le miro un par de segundos cuando vuelvo la vista a Thorir. Es como si el gigante no estuviera en sala y solo me encontrara ante el hijo de mi mayor enemigo, aquel que sesgó tantas vidas de los míos, de mi gente, mis amigos, mis hermanos, mis padres... 

Muestro una leve sonrisa burlona, mostrando mis blancos dientes donde se refleja el fuego de la hoguera, justo antes de abalanzarme contra el bastardo y propinarle un puñetazo en la mandíbula. Me quedo depié frente a él mirándole y acabo diciendo:

- Ahí tienes tu respuesta bastardo...

El puño de Resmit vuela hacia el rostro de Thorir, que apenas si tiene tiempo a reaccionar... Solo para ser detenido por un rápido movimiento de Drunfo, que agarra la muñeca de Resmit con fuerza. Sus nudillos quedan a unos centímetros del rostro de Thorir, que abre los ojos, sorprendido, y da un paso atrás. Durante un segundo, todo se queda congelado, como si los tres no fuerais más que estatuas que algún retorcido escultor ha decidido capturar por toda la eternidad, condenados a nunca finalizar aquella tensa escena inacabada. Luego Resmit se gira hacia Drunfo, visiblemente contrariado ante la intervención del Yormef, y se libra de su presa con un fuerte manotazo.

Mantengo una mirada asesina y llena de ira en Drunfo tras retroceder y zafarme de su agarre. La sangre me hierve por dentro, el corazón funciona al máximo y la vena de mi frente pronto se hace visible, aprieto los dientes que rechinan un par de veces antes hablar alzando la voz, pero sin llegar a gritar.

- ¿Que coño haces puto despojo...? ¿Quien te dio vela en este entierro? ¿Ahora eres su perrito...? ¿Se la estuviste chupando en la celda no? ¿O él a ti...? Ya no te acuerdas que mató a tu familia. - le miro fijamente a los ojos, parece que saltan chispas en el cruce de miradas y permanezco en guardia, como un lobo antes de saltar hacia su presa.

Sorprendido y preguntándose todavía que había pasado Thorir se lleva sus manos a los pomos de sus dos espadas, mirando por un instante a Drunfo, quien imponente se interponía entre él y el perro rabioso en que se había convertido Resmit. Acto seguido Thorir vuelve a dirigir su mirada a los ojos de Resmit, y reprimiendo su rabia aprieta con todas sus fuerzas ambos pomos de sus espadas. 

Sin alzar la voz lo más mínimo Drunfo, vuelve a repetir:

-Responde a mi pregunta.

- ¿¡Que te responda!? Sois unos delincuentes, unos renegados, antes incluso de llegar a Sultünge. Os hice preguntas y no me respondisteis. Me faltáis al respeto con vuestros aires de superioridad y pretendes que te responda. - Entonces miro como Thorir acaricia los pomos de sus espadas, lo que me provoca una risa sarcástica y vuelvo a mirar al gigante. - Veo que era él el te chupaba la verga en la celda, has sido un buen sustituto de sus espadas. - mientras señalo con la cabeza a Thorir. - Que os den, no sois más que perros.

Doy un paso hacia atrás antes de darme la vuelta y echar un vistazo a la sala en busca de Bedelia, si no está salgo afuera.