El velo del más allá se despierta...

La marca la hice yo en Duke porque desconfío de él y de Ink, espero puedas ser astuto y no creas en el acto de bondad que hizo aquella chica. Fue adecuado para ganar credibilidad y camuflarse. He muerto inocente, solo vigila a esas personas porque buscarán que caiga otra persona como yo.

Tu también...

Un alma recién segada se une al pequeño encuentro detrás del velo de los muertos...

Soy el espíritu de la navidad pasada: mi cuerpo se queda atrás, mis ojos en blanco, el rostro lívido y los miembros atenazados por el rigor mortis. La muerte me alcanza cuando soñaba con aquellas navidades que pasé con tía Vivian y papá… Papá y mamá discutían acaloradamente sobre dinero para tratar la enfermedad de tía Vivian. Tía Vivian me tapó los oídos y me sacó del salón. Sacó de su bolso el mazo de cartas y me enseñó las ilustraciones. Ahora sé que lo hizo para distraerme, para que no escuchara, para evadirse ella misma. Las cartas eran preciosas, me fascinaron. Desde aquel día comencé a dibujar cuando estaba estresado para expresarme, para desahogarme. Siempre intentaba enfrentarme a las injusticias como hacía mi padre, siempre me peleaba con los abusones del instituto. Más desde que murió tía Vivian. Papá no sabía que hacer y me inscribió en el dojo del señor Takeshi para canalizar mi furia. Pero no siempre iba por el dojo, me gustaba escaparme para ir a pintar grafitis, para desahogarme.

Soy el espíritu de la navidad presente: mi cuerpo lucha por unos segundos más. Me ahogo. No me da tiempo a sacar las garras, me amordazan con uno de los calcetines y rodean mi cuerpo con las luces de navidad del árbol. Peleo con el atacante, pero tiene la ventaja del cobarde que ataca por sorpresa. El señor Takeshi no me enseñó ninguna kata para defenderme de un calcetín en la boca mientras estás inmovilizado con el cable de las luces del árbol de navidad.

Las cartas. Las cartas son importantes. Desde que he llegado aquí me han guiado cada vez que alguien moría. Lyria, Templanza. Equilibrio, moderación. No debería de haber muerto, no fue ella quien atacó a Lian. Creo que Lyria no era una espía del Anfitrión, y no la voté. Pero no puedo explicar cómo lo sé, quizás me equivoque, quizás no. También sé que mi marca desapareció la misma noche que ella murió, pero desconozco si esas dos cosas están relacionadas. Ojalá tener una segunda oportunidad, como Lian. Ella tampoco puede ser una de las espías del Anfitrión. A los dos intentaron matarnos de la misma forma: asfixiados. ¿Por qué?  

Soy el espíritu de la navidad futura: mi cuerpo se enfriará y yo me iré. Mi cuerpo está cada vez más lejos, lo veo todo a vista de pájaro, la cabaña se hará cada vez más pequeña, hasta que desaparecerá y solo quedará la ventisca aullando allá fuera. Ten cuidado en quién confías. Mientras pierdo la conciencia no dejo de pensar en todo lo que me quedaba por hacer, tenía que lideraros de alguna forma para conseguir sacaros a todos con vida de esta pesadilla. Quizás alguien haya cogido las cartas de tía Vivian, quizás aún haya esperanza y todos volvamos con vida como prometió nuestro captor. No lo sé, solo se que quiero reunirme con tía Vivian, con mamá y con Lyria.

Otro espíritu se sienta a la mesa de la medium cuando las luces se apagan.

Repentinamente, dos personas más dejan atrás sus cuerpos para unirse a los fallecidos...

Lo siento. Lo siento. Tenéis que ganar. Lo siento. Querría haber podido daros algo más. Había algo que podía hacer, que quería hacer esta noche. Luz, ruido. Oportunidad. Sabía que podía. Algo que creo que habría ayudado. Pero no me dio tiempo. ¿Me dio tiempo? No lo sé. Aquí podemos hacer cosas. No os preguntéis cómo. Podemos. 

...Hacedlas antes de que también sea demasiado tarde para vosotros. Dile a todos que las hagan. Quemad vuestros cartuchos antes de morir.

Y ganad.

Ganad, por favor. 

Lo siento.

Dale mis cartas a Red. Las cartas de Duke. Tenemos que devolvérselas. 

Lo siento.