Al fondo de la sala, sin que nada haya sucedido, una puerta aparece en uno de los paneles de la pared. Los ojos de todos se clavan en ella y en el nombre que hay marcado en ella.
'LYRIA AVELINE'
El silencio se extiende nuevamente por la sala hasta que Lyria retrocede un paso para alejarse de la puerta, por puro instinto. Todas las armas de las vitrinas, salen de sus expositores lentamente y, una a una, se lanzan a por la aludida, esquivando a todos los demás como si no existieran. Ninguna la atraviesa pues Lyria sale corriendo para evitarlo, gritando por ayuda mientras los demás no pueden hacer absolutamente nada por evitar el sacrificio.
Cuando la chica pasa por delante de la puerta, una de las espadas cambia de dirección bruscamente y se clava en Lyria, travesando su brazo y su torso, clavandola a la madera de la puerta. Tras esa primera arma, la siguen el resto de armas, ddjando un cada vez más grande charco de sangre en el suelo, que inunda la parte baja de la puerta, que se abre, echandola a un lado.
El interior de la nueva sala es una apacible cabaña de piedra, por cuyas ventanas se ve nieve cayendo. La temperatura es fresca pero hay una agradable hoguera encendida en la chimenea frente al sofá, con varios calcetines navideños sobre la repisa. Está acogedoramente decorada con colores cálidos, figuras de renos y hasta hay palomitas y nubes para el fuego.
Un árbol de navidad ilumina la parte que el fuego no alcanza.
En vuestro apartado, haced las tiradas necesarias para la noche, pero, en el primer post, una tirada basica. Dificultad 17.
No podeis apartar la mirada, teneis que verlo.
Erik observó con horror cómo Lyria era sacrificada, su cuerpo atravesado por las armas y clavado a la puerta. La escena lo dejó en shock, incapaz de reaccionar. La brutalidad del acto lo dejó sin palabras, preguntándose qué clase de mente retorcida podría idear semejante espectáculo.
Cuando la puerta se abrió, revelando una acogedora cabaña de piedra, Erik sintió un ligero alivio. Prefería mil veces aquel ambiente cálido y hogareño a la opulencia fría y peligrosa de la sala del tesoro. - Al menos aquí parece que podemos descansar un poco - comentó Erik - aunque después de lo que hemos visto, no sé si podré dormir tranquilo...
Con la voz cargada de desánimo, Erik se dirigió a sus compañeros. - ¿También vamos a hacer turnos esta noche para investigar? - preguntó - Esta vez me da igual en cuál acabe, pero me gustaría estar con Ink. Ha hecho un sacrificio enorme y me gustaría intentar cuidar de ella, ya que podrían acecharla.
Erik miró a Ink con preocupación, si realmente Lyria era una de los espías del anfitrión, ella iba a ser claramente el próximo objetivo, querrían venganza. Pero todo aquello era una preocupación que no podía resolver ahora mismo, por lo que se decantó por coger una bolsa de nubes y con el propio atizador de la chimenea, empezó a calentarse uno. Aunque no necesitaran comer, la azúcar le podría animar.
El grito de dolor de Lyria resuena en mis oídos mientras observo horrorizado como las armas se clavan en su cuerpo, inmovilizándola contra la puerta. Una tras otra, las armas se van hundiendo en su carne. La sangre brota como un géiser de sus heridas, rociando chorros escarlata, y empapando el suelo. Es una escena brutal e impactante de la que no puedo apartar la mirada. No puedo evitar ver cómo sufre con cada impacto y como la vida se va apagando en sus ojos, escapándose rápidamente. Siento sudores fríos y el estómago revolviéndoseme. Vomitaría, pero no tengo nada dentro.
La pobre chica muere ante nuestros ojos. Miro a los demás consciente de que esto ha sido obra nuestra, de nuestras desconfianzas y recelos. Al pasar al lado de Lyria siento su mirada vacía. Me agacho para cerrarle los ojos.
—Lo siento. No quería que pasase esto. No sé muy bien quién eras, pero creo que decías la verdad cuando dijiste que no habías atacado a Lian. —le susurro, pero sin importarme que los demás lo oigan. La chica no me parecía una espía del Anfitrión. Miro a Red, se que va a ser un trago muy amargo para él, estaban haciendo muy buenas migas.
Cuando se abre la puerta, revelando la acogedora cabaña de piedra con su chimenea y adornos navideños, me quedo momentáneamente sorprendido por el cambio radical de escenario. La nieve cayendo afuera parece una burla cruel en contraste con la violencia que acabamos de presenciar.
Con cautela, me acerco a la entrada de la cabaña de piedra, garras en mano, listo para enfrentar lo que sea que este lugar tenga reservado para nosotros. Pero cuando entro tras Erik me doy cuenta de que no hay nada peligroso ni amenazador. Es solo una cabaña de piedra en navidad, con nieve fuera.
Miro los calcetines con curiosidad mientras investigo la cabaña, todavía conmocionado por las dos brutales muertes que acabo de presenciar. Manchado de sangre, con la ropa rota y el brazo vendado de forma provisional. Entonces me fijo en el brazo: la marca con forma de X ya no está. Pero, ¿cómo...? Frunzo el ceño, extrañado mientras continuo investigando la cabaña. Cojo un puñado de palomitas y me las llevo a la boca, recordando cuando iba con mi padre y la tía Vivian al cine al ver películas en el cine de barrio. Siempre íbamos en Navidad, era el regalo que podían permitirse Vivian y papá. Sé que no necesito comer, y que posiblemente sea otra trampa, pero el olor es tan hogareño, tan apetecible y me trae tantos recuerdos, que, ¿por qué no?
Escucho a Erik y asiento mientras me dejo caer en una de las esquinas del sofá.
—Es posible que las represalias vayan contra ella, o contra cualquier otro... Si es que siguen con el juego de Anfitrión. Que me temo que sí. Tenemos que estar preparados para protegernos. Yo me ocuparé de la segunda guardia, si no os importa. Podéis usar mis cartas si queréis echarlo a suertes. —digo sacando la baraja del pantalón y poniéndola sobre la mesa al alcance de todos. Es un recuerdo de la tía Vivian… pero yo no tengo el valor de Ink para sacrificar un recuerdo así. No este.
Motivo: Tirada
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 6 (Fracaso) [6]
La imagen es espantosa. Doy un paso hacia atrás cuando escucho el primer grito y el horror se apodera de mi cuerpo. Ilusa de mí, pensé que con mi sacrificio podría librarnos de más muertes y salvar a la mujer enjaulada en la estatua, pero ni una cosa ni otra. Aprieto la mandíbula frustrada por el juego macabro del Anfitrión. Se divierte viéndonos sufrir y jugando con nosotros. Si en algún momento de mi vida pensé que había conocido a un sociópata, no tenía ni punto de comparación con quien estaba detrás de todo esto.
Cuando la vida de Lyria abandona sus ojos agarro cuatro monedas y las coloco sobre los ojos de las fallecidas. Espero que puedan trascender y pagar por su viaje pero, sobre todo, espero que no vuelvan a sentir ningún tipo de sufrimiento.
Salgo junto al resto del grupo de la sala de las riquezas para llegar a una muy próxima a las películas de Navidad que ponen en la televisión, y muy lejana a cualquier Navidad que haya podido vivir. O que recuerde, mejor dicho.
Paseo por la sala observando todo, mirando curiosa dentro de los calcetines y en los muebles que rodean las zonas iluminadas. Quizá encuentre algo interesante, algún libro u objeto que pueda sernos de ayuda en un futuro.
—Sí, creo que deberíamos seguir con los turnos para que todos podamos descansar un poco. Después de lo vivido nos viene bien desconectar nuestra mente de... —Pienso en la muchacha de la estatua, en Zöe y en Lyria. —De todo esto.
Motivo: Tirada inicial
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 15 (Fracaso) [15]
Todo ha pasado muy rápido, el sacrificio de una, la chica que sale y el ataque.
France, no esperaba la crueldad del ataque, los gritos y la sangre. Tomara mucho tiempo para que los saque de la cabeza.
Al pasar al costado del cuerpo, igual que Duke. France se agacha le acaricia la cara.
-Descansa en paz y que donde estes, ojala no tengas recuerdos de esto- le dice mientras sonrie y entra en la nueva sala. Ya se dio cuenta que no sirve de nada ser buena.
-Yo hare guardia en el turno que me digan o lo dejamos a la suerte como la vez pasada-
Motivo: Tirada
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 11 (Fracaso) [11]
Cuando las armas comenzaron a volar en dirección a Lyria, Paco ya sabía lo que iba a pasar a continuación. Pero a pesar de ello fue incapaz de apartar la mirada. O cerrar los ojos. O mirar para otro lado.
No, estaba totalmente absorbido por la escena macabra y no podía apartar la mirada de las armas que se clavaban en la carne de la chica por todos los huecos imaginables. Brazos, piernas, ojos, vagina....
El cuerpo se convirtió en una masa sanguinolante que, ensartado como estaba, nos contemplaba como una cruel estatua. Pero esta vez en vez de oro estaba recubierta de roja sangre...
La siguiente sala era una cabaña sacada de una peli americana.
Joder, sólo falta el puto Rudolph y Santa dándoles la bienvenida tocando la campanita... Bienvienidos a mi humilde cabaña jugadores... pasad, pasad... veréis que calentitos estamos toooodooooosssss....
Otra vez Erik entró el primero en la sala (y ya iban 3), y otra vez se postulaba para hacer la guardia eligiendo acompañante. Ni de coña haces la guardia otra vez sin mí chaval....
- Yo completo la guardia con vosotros.- le dijo a Erik.
Exhausto por todo se dejó caer en un sillón orejero que había junto al fuego y se quedó mirando la hoguera para intentar que se le fuera de la mente la imagen de Lyria...
Sí, el baile de las llamas le ayudarían.... seguro que sí.....
Motivo: Superar trauma Lyria
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 18 (Exito) [18]
Cuando Paco se ofreció a acompañarlo en la guardia, Erik asintió con un ligero suspiro. - Genial, bienvenido a la guardia, compañero - dijo Erik, con una sonrisa desganada. - ¿Quieres una nube? - comentó ofreciéndole la bolsa.
A pesar de la tragedia, Erik intentaba mantener el sentido del humor. Sabía que debían mantenerse alerta, pero también entendía la necesidad de encontrar momentos de ligereza en medio de tanta oscuridad. - Espero que esta noche sea más tranquila que la anterior - comentó Erik, mirando a Paco. - Necesitamos un respiro, aunque sea breve.
Con esa idea en mente, Erik se preparó para su turno de guardia, dispuesto a enfrentar lo que fuera que les deparara la noche. Pero ¿qué turno iban a tener? - ¿Te parece bien escoger un turno al azar y adoptarnos a mí y a Paco? - preguntó mirando directamente a Ink.
- No tío. No quiero una puta nube. No sé como cojones puedes, después de ver lo que hemos visto en la anterior sala, sentarte aquí, coger un palo y comenzar a tostar la jodida nube como si fueras un boy scout,joder...
Paco se levantó y comenzó a pasear por la cabaña fijándose en todos los detalles.
Incluso intentó abrir una ventana. Quería descubrir si los copos de nieve eran reales o no.
Quien sabe, quizá están rallando corcho en una grúa allá arriba a tomar por culo de ellos.....
No podía apartar la mirada. Quería hacerlo, necesitaba hacerlo, pero no podía. Lyria fue traspasada de lado a lado. No hubo clemencia, tregua o ayuda. La ayuda nunca llegaba. Eso lo sabía bien. ¿Había sido ella su asesina? No lo sabía. Dudas, sospechas. Y si era culpable ¿Merecía aquello? La otra chica muerta había dicho que el Anfitrión la había obligado a actuar así. De alguna manera, se lo debía. Mirar, contemplar su horror, sus lágrimas, sus gritos, y como, pedazo a pedazo, era asesinada, traspasada, ultrajada, hasta que su mirada quedó rota y cristalina como un acuario sin vida.
Todo terminó. El arrepentimiento tomó forma…aunque nadie parecía especialmente arrepentido. La habían matado entre todos. Inocente o no. Se consoló pensando en las palabras del Anfitrión. Si ganaban, todos vivirían. Quizás, solo quizás, en aquel extraño mundo de normas, los muertos pudieran volver a la vida. Como ella. Quizás podían ganar. ¿Y la chica atrapada en la estatura de oro? ¿Su grupo había perdido? ¿O el Anfitrión los había castigado igualmente?
Miró el cadáver de Lyria, también el de la desconocida. En silencio, pasó a la siguiente sala. La cabaña era reconfortante. Se sintió sucia. Sucia por vivir un día más, por sentir ese calor reconfortante, por poder mirar aquella nieve, aunque fuera de mentira, mientras que otras ya nunca lo harían. Se dio cuenta entonces de que había llorado y de que tenía el rostro sucio. Se limpió con la manga del jersey.
Se sentía cansada. Los demás hablaban de guardias. Ella negó con la cabeza.
—Hacer guardias no sirve de nada. Si quieren matarnos, lo harán igualmente. A mí nadie me salvó —miró hacia atrás, hacia la otra sala —. No hemos salvado a nadie.
Se apartó de todos y se fue a una esquina. Ella vigilaría por si cuenta y sobretodo, esa noche, se cuidaría de que nadie se acercase a ella.
Motivo: ?
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 8 (Fracaso) [8]
Aunque la casa tiene ventanas y puerta, ninguna de estas se abre de ninguna forma, tampoco los cristales se rompen, pero al golpear la ventana, queda claro que son pantallas, del mismo modo que lo eran en las otras salas. No hay exterior, solo la cabaña.
Mensaje solo para ti por que eres el que está investigando. Puedes, o no, compartir está información con el resto.
Ephi aún no se había repuesto de ver morir a la desconocida entre tormentos cuando sucedió una nueva muerte. Casi como si una mano le cogiera la cabeza y la obligara a mirar vio como la lluvia de armas traspasaba a Lyria y la clavaba al marco de la puerta como quien clava un tablón con clavos. Con ella era la tercera muerte, la tercera chica. No pudo evitar ponerse a llorar, la muerte de Zoe había sido dura pero no tenía nada que ver con aquello. Yo le he clavado una de esas espadas. Yo la voté. Dijo con voz temblorosa. No se había atrevido a participar en la discusión por la culpabilidad de la chica pero necesitaba decir aquello, necesitaba cargar con su parte de culpa, no podía desentenderse de aquello. Con pasos inciertos se dirigió a la pared donde había dejado la guadaña y luego travesó la puerta. Miró con lástima ambos cuerpos Espero que ambas fueran agentes del Raptor Necesitaba creerlo.
Cuando entró en la habitación y vio que algunos estaban comiendo nubes le pareció más irreal que las canicas invisibles o las fotos vacías. Las palabras de Paco podrían haber salido de su propia cabeza. Lo había considerado un bullero hasta ahora, pero no podía haber estado más acertado al decir aquello.
Cogió una de las cartas de la mesa y la puso boca arriba, luego habló con voz mecánica Si queréis puedo hacer dos turnos Sus ojos estaban rojos de haber llorado y su voz ausente La pasada noche al final nadie me despertó y alguien hizo mi turno. Además, no creo que esta noche pegue ojo...
Tras eso se puso de cuclillas cerca de la hoguera, aguantando el equilibrio ayudada de su guadaña.
Motivo: Sorpresa
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 17 (Exito) [17]
Motivo: turno (o turnos) Si solo es uno el primer número
Tirada: 2d20
Resultado: 13, 4 (Suma: 17)
Una puerta aparece de la nada, con el nombre de Lyria en ella.
-Oh, no... -musito con un hilo de voz temblorosa, aún de rodillas en el suelo junto al cuerpo sin vida de La Desconocida.
La miro por un segundo, angustiado. Su piel pálida, su cabello claro, sus alegres mechones verdes, sus ojos color miel. El terror que veo en ellos es probablemente lo peor, peor incluso que lo que sea que le vaya a pasar, porque la anticipación, el pánico de saber que es tu final y la impotencia de no poder hacer nada por evitarlo es algo contra lo que nadie puede luchar, es algo humano.
En el fondo era de esperar que el sacrificio de Ink no nos permitiera salir sin pagar un... tributo, pero era inevitable tener esperanza. También era humano.
Las armas de las estanterías cobran vida, pero no puedo mirarlas. Apenas puedo respirar. Estoy paralizado, aún de rodillas en el suelo. Lyria echa a correr, sin salida, sin esperanza, pero el instinto manda. Lo que tiene toda la pinta de ser un hacha vikinga pasa junto a mí, adelantándome por la izquierda desde mi espalda con un silbido, y, aunque ni siquiera me toca, puedo sentir la corriente de aire que ha levantado agitar mi pelo como una ráfaga.
Tengo que hacer algo. Tenemos que intentar impedir que...
Empiezo a levantarme, mirando a mi alrededor, desesperado. Una enorme espada hace un quiebro y ensarta a Lyria contra la puerta: dejando escapar un débil grito ahogado que es más un gemido aspirado, me cubro la boca con las manos y doy un paso atrás. Afortunadamente, su agonía no dura mucho. No va a sufrir como La Desconocida. Una vez inmovilizada, las demás armas se precipitan contra ella. Consciente de que está perdida, recupero algo de sensatez. Me lanzo a por Red, porque me preocupa que corra para ponerse delante de ella y también se lo lleven por delante. Si hace falta, pienso agarrarle por la espalda haciendo presa con los brazos, sujetándome con fuerza las muñecas para mantener la presa e impedirle liberarse y avanzar. Es alto, pero yo lo soy más. No soy fuerte y estoy delgaducho, pero él tampoco es un chachas, y además no parece estar precisamente en su peso adecuado. Espero que sea suficiente para detenerlo.
Una vez todo ha terminado, me interpongo en su linea de visión para bloquearle el terrible espectáculo del cuerpo de Lyria clavado como un insecto por demasiados alfileres (y, de paso, para dejar de verlo yo, al menos un rato, aunque la imagen sigue en mis retinas como los fosfenos provocados por la luz de una explosión) y le sujeto por los hombros, buscando su mirada.
-Ya está. Se acabó. No podemos solucionarlo -le digo, porque no encuentro palabras de consuelo y solo quiero que nos llegue a los dos al cerebro que está muerta-. Lo siento. Lo siento. Tenemos que seguir. Tenemos que intentarlo. Si no era una infiltrada, volverá a la vida cuando terminemos el... -no puedo llamarlo juego, simplemente no puedo-... esto. Así que tenemos que terminar. Tenemos que hacerlo por ella -busco algo de comprensión en sus ojos; espero que lo que acaba de ver no haya acabado de fracturar su mente, porque es obvio que ya venía bastante tocada de casa... hace apenas un par de minutos había encontrado un bonito sombrero para ella, y ahora... Sacudo la cabeza-. Yo no la voté. No lo hice. ¿Vale? -no me importa que los demás lo sepan, y en ese momento me parece importante que Red esté calmado y tenga alguien en quien confiar, al menos el tiempo suficiente para darle algo de tiempo a asimilar lo sucedido-. No podía. No sin estar del todo seguro.
Nunca he matado a nadie en mi vida, ni siquiera accidental o indirectamente. No sé si podré soportar ese peso. Me dan ganas de vomitar solo de pensar que seguramente tendré que hacerlo tarde o temprano. Y eso ni siquiera reducirá las posibilidades de morir de forma horrible como Lyria, como Zoë, como La Desconocida. Siento que se me aflojan las tripas, y estoy bastante seguro de que ahora mismo me cagaría encima si no me hubieran privado de ciertas funciones fisiológicas.
Ink coloca monedas en los ojos de las muertas, una tradición antigua y, desde mi punto de vista, un poco macabra. Pensar que tu alma podría estar condenada solo por no llevar dinero para el autobús al más allá no es precisamente muy reconfortante. Pero entiendo su gesto de piedad y respeto. Ha demostrado con creces ser una persona resolutiva, abnegada y altruista. Ojalá yo tuviera su valor y su determinacion. Me faltan agallas para hacer lo que es necesario, para enviar a una persona a la muerte. Aún así...
La miro buscando las palabras, boqueando como un besugo idiota. En mi mirada atormentada puede verse tanto mi admiración y agradecimiento hacia ella como mi aprensión hacia su papel en la muerte de Lyria. Al fin y al cabo, Ink fue quien puso a todos en su contra. Quiero decirle que espero que no se haya equivocado, o estaremos un paso más cerca de nuestro final. Sin embargo, no lo hago, porque también espero que sí lo haya hecho y que, como le he dicho a Red, Lyria pueda volver a la vida cuando ganemos. Si ganamos.
Uno a uno, van atravesando la puerta. Erik el primero. Escucho las palabras que Duke le dedica a Lyria al pasar frente a ella, y mi rostro se tuerce en un gesto de dolor. Ink se vuelve y me da la espalda para seguirles sin que haya sido capaz de decirle nada. La sonrisa de Fran me inquieta.
Quiero aportar algún consuelo a Ephi, que llora desconsoladamente, pero si hablo, si simplemente abro la boca, se que yo también me echaré a llorar, y no estoy seguro de que vaya a poder parar, así que mejor no empiezo.
No me siento capaz de pasar por delante del cuerpo de Lyria, por encima del charco de su sangre. No me puedo ni imaginar cómo será entonces para Red hacerlo, tras las declaraciones de afecto que se han dedicado en las últimas horas. Le tomo del brazo e intento seguir bloqueando su línea de visión, ocupando el lado más cercano al cadáver antes de cruzar.
Pongo un brazo en el hombro de Ephi, los labios apretados y mi mirada líquida a duras penas contenida en la comprensión y la compasión, y hago un gesto a Lian con la cabeza, apremiándola a abandonar aquel lugar cuanto antes. Espero que el trauma de lo que acabamos de ver no le haya arrebatado lo que el sacrificio de Ink pareció hacerle recuperar, al menos en parte. Ya no espero que confíe en mí ni que acepte consuelo, pero al menos sí que conserve algo de esperanza.
Al otro lado ha reventado una Navidad yanki.
En mi familia ni siquiera se celebraba la navidad, al menos no hasta que Naisha tuvo edad suficiente como para pedir toda la parafernalia, abeto incluido y pataleta mediante. Aún así, siempre me ha gustado pasear por el centro de Jaipur en esas fechas para ver las luces y a veces nos hacemos algún pequeño regalo.
De nuevo, el entorno es demasiado hermoso como para no desconfiar. Lo que lo hace aún más inquietante es que esta vez también es... acogedor. El fuego arde en una chimenea, y las paredes de piedra dan sensación apacible de seguridad y refugio. Todo invita a relajarse y bajar la guardia. Pero yo todavía tengo el cuerpo como si me lo hubieran puesto todo del revés como un guante. Ni siquiera aspiro alcanzar a comprender como Erik y Duke tienen estómago para plantearse comer, y menos aún para hacerlo. Pero tampoco tengo fuerzas para discutirlo, como hace Paco. El nudo de mi garganta sigue ahí, cada vez más grueso y pesado, impidiéndome hablar y amenazando con desatarse.
Silencioso y visiblemente afectado, asiento a la propuesta de mantener los turnos de guardia, derrotado. Visto lo visto, estoy de acuerdo con Lian en que dudo que sirva de mucho. Sé que tengo que recuperarme; no puedo dejar que todo me perturbe tanto o no podré pensar con claridad. Pero, en este momento, solo tengo ganas de que alguien me de un abrazo y echarme a llorar como un crío.
El detalle de los calcetines sobre la chimenea se me antoja especialmente espeluznante. Tras acomodar con delicadeza a Red en uno de los sillones frente a la calidez de la lumbre, me acerco para comprobar si nuestros nombres están en ellos.
Sinceramente, espero que no.
Motivo: Tirada
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 1 (Fracaso) [1]
Vengaaaa >.<
Alzo la mirada de uno de los calcetines hasta Erik para responder a su pregunta.
—Sss... —Mi contestación afirmativa se queda en el aire cuando Paco espeta a Erik su ofrecimiento de comida. —Haya paz. Bastante hemos pasado y pasaremos como para saltar por una nube. —Y lo digo con calma, a nadie en concreto y a todos a la vez. Hemos visto demasiadas muertes y hemos sufrido tanto en los últimos días, que lo único que quiero es que haya las menos discusiones posibles entre nosotros. Aunque no sé si eso será posible.
Las palabras de Lian se clavan en mi pecho. Ella había sufrido el primer ataque de aquellos que obedecían órdenes del Anfitrión y, aunque había tenido la suerte de volver de entre los muertos, el trauma de la agonía vivida la acompañaría para siempre. Cada vez que pienso en que posiblemente la mitad de los que estamos en la sala no acabemos con vida en unos días, se me nubla la vista.
—No te preocupes por no haber hecho el turno la pasada noche. —Observo cómo Kiran asiente a las palabras de Lian y me acerco a él para ponerle una mano en su antebrazo en un gesto amable. No ha dicho nada desde que hemos pasado la puerta y su gesto parece desencajado. —Deberíamos de hacer solo uno, así podremos descansar el resto de la noche. No sé si conciliaremos el sueño, pero al menos debemos de intentarlo.
Escucho a mis compañeros mientras miro hipnotizado las llamas danzarinas en la chimenea.
—Quizás tengas razón, Lian —digo con voz grave—. Hacer guardias no servirá de nada, porque, aunque evitemos que los espías nos ataquen, seguiremos teniendo que sacrificar a alguien para poder avanzar. El Anfitrión nos tiene bien cogidos por las pelotas.
Me paso una mano por el rostro, tratando de borrar de su mente la imagen de Lyria siendo empalada por las armas.
—Pero eso no significa que debamos bajar la guardia. Tenemos que estar preparados para defendernos de los traidores y descansados para enfrentarnos a lo que sea que nos espere en la siguiente sala.
Cuando veo entrar a Kiran me acerco a y le pongo una mano en el hombro para reconfortarle.
—Oye, Kiran. Lo siento mucho, tío. Yo tampoco quería que pasase. Lo entiendo. Todos nos sentimos responsables de alguna manera. Pero tienes que dejar de culparte a ti mismo o te volverás loco aquí dentro. Lo único que podemos hacer es seguir adelante e intentar ganar este maldito juego por todas las personas que hemos perdido. Sé que no es fácil. Pero no podemos tirar la toalla, colega. Si nos rendimos ahora, será como si hubiésemos muerto con ella. No podemos dejar que su muerte haya sido en vano. Tenemos que ganar este puto juego y salir de aquí con vida. Y para hacerlo, necesitamos mantenernos unidos. Cada uno de nosotros es importante para sobrevivir en este lugar.
Vuelvo a sentarme en mi hueco del sofá, cerca del fuego y lo suficientemente confortable como para quedarme en duermevela. Cierro los ojos durante unos instantes, tratando descargar todas las preocupaciones y los flashes recurrentes de las muertes que hemos presenciado. Tengo que estar descansado para mi guardia.
Si localizamos a los espías, podremos sacrificarlos a ellos.
Respondió con frialdad a Duke. Había estado callado desde el espectáculo dantesco que había acabado con Lyria sin tener siquiera una opción de salvación.
Haré guardia contigo.
Añadió. Miró hacia el fuego, los calcetines... parecía algún tipo de celebración de gente con demasiado dinero. Miró a unos y otros y sentía el estómago revuelto, con lo que se sentó cerca del fuego. Su respiración se volvió pesada. Deseaba volver a un lugar más natural y fresco, quizá también amenazante pero ya conocía de esas amenazas. El ser humano era una amenaza aún más peligrosa.
Asintió a las palabras de Ink.
Quien no descansa, se convierte en presa fácil del Cazador.
Motivo: Suerte
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 16 (Fracaso) [16]
¿Medidas de vasos para helado? ¿En serio? Me cuestiono internamente y, para desviar el tema, decido mostrarle a Lyria algunas prendas que encontré. Le explico como algunas de ellas me recuerdan al outfit que utiliza el señor V, el de las initials, y me rio ante aquella ocurrencia.
-¡Jajaja! el señor de las iniciales V, es un conductor de televisión que se las da de caballero del siglo XIX, incluso imita esa forma de hablar. Deberías verlo. Aquí entre nos, y no es por juzgar, pero el si es un loco hecho y derecho.
¿Helados? ¿Ahora el señor de las iniciales? vale más que vayas al grano y de una, total ¿Qué tienes que perder? me armo de valor y entre tantos objetos preciosos, y haciendo caso omiso al juicio de los demás, finalmente hablé:
-Perla- me llevé la mano a la boca de inmediato y corregí- quise decir, Lyria. -siento como el corazón se me sale por la boca pero aún así continuo- ¡Muuu...mu.. ¡MIERDA! ¡Al carajo! ¡Al diab... -me detengo persignándome- ¡No, eso no! -Tomo aire- Me he partido la cabeza todo el día pensando en la ligera posibilidad pero... me di cuenta que de ligera no tiene nada. -Paró de hablar pero continuo mirándola a los ojos- ¿Dos días? ¿Eso es suficiente? ¿Soy un fresco? ¿Soy un playboy como el señor V.?, que está lejos de ser un boy pero bueno..., no podía encontrar la respuesta ¿Agradecimiento? ¿La necesidad de tener alguna especie de apego con alguien en este sitio? o la simple y llana química... ¡No! La respuesta era más simple: tu, Lyria Aveline, has sido una de las pocas personas en mucho tiempo que ha sabido ver en mi algo más que el loco al que todo mundo huye, ignora o mira con cierta condescendencia. Me has recordado que yo también puedo ser querido y que sentirme completo -Caigo de rodillas ante ella- ¡Maldición Lyria! Creo que me estoy enamorando de ti y a pesar de lo que se diga de ti siento que puedo terminar por hacerlo sin importar que me vea como un tonto que ignora el peligro...
La emoción me embarga y la abrazo fuertemente. Me aferro a Lyria como si fuera un niño pequeño abrazando a un oso de peluche o a su madre buscando consuelo luego de algún contratiempo.
-En dos días de compañía y algunas alegrías, a pesar de tanta calamidad, has logrado que me olvide, en parte, de más de una década de dolor. Estoy totalmente cautivo.
Pero... no todo sale como queremos ¿Verdad? Aún abrazo a Lyria, y así me quedaría todo el día, cuando aparece una extraña puerta. Ambos nos miramos sorprendidos acercándonos, muy despacio, a ver de qué se trata aquello. La llevo tomada del brazo. Ella portando aquel sombrero azul con plumas falsas que encontré para ella y yo aún con mi sombrero y alas mecánicas. A unos pasos de llegar a la puerta veo con horror su nombre : Lyria Aveline.
Ella retrocede con espanto al tiempo que las armas comienzan a perseguirla.
-¡No! -grito espantado e intento desviarlas con mi tridente, lo cual es inútil ya que estás parecen atravesarlo. Finalmente Lyria es abatida. Kiran me impide hacer una locura, otra, impidiendo que me interponga entre Lyria y las armas. El pasado nos vuelve a pasar, una frase de la que estoy más que consiente y más en esta ocasión ya que revivo aquella maldita noche del incidente de la esmeralda. El niño de siete años que intentó salvar al señor Cázares reintroduciendo sus sesos salientes en el abollado cráneo volvió en ese instante.
-¡Por favor! ¡Hay que hacer algo! ¡Por piedad! ¡Va a morir! -grito mientras trato de tomar las vísceras salientes de Lyria, no obstante Kiran me detiene y dice unas palabras que por el momento me hacen entrar en razón. Lo único que rescató es su sombrero. Salgo de la habitación con Diógenes y la caja del outfit Steampunk que llevo puesto.
Entro a la siguiente sala y ¡Oh no! ¡Navidad! ¿Por qué? Después de lo que acabo de vivir. Desconsolado me dejo guiar por Kiran. Camino como autómata aferrado al sombrero de Lyria hasta que Kiran me deja cerca del calor.
"Jajaja" oigo al señor González en mi cabeza "está vez duro menos que otras ocasiones ¿Tienes una especie de récord?" Déjeme en paz, ahora no ¿Hasta cuándo va a dejar de molestarme? Ya perdí al señor Cázares, a mi padre, a mi amigo Luis y a este ángel..." "Cállate, falta tu hermanito, tu madre, tu amiga Sor Angelique y tú. Entonces, tal vez, ahí si estaremos más o menos empatados"
Trato de no prestar atención al señor González y me pongo a observar a mis compañeros y la decoración de la sala. Al ver el árbol recuerdo cuando me regalaron a Diógenes, un lindo recuerdo para compartir. Por inercia volteo en dirección a la nada, donde apenas momentos antes me acompañaría Lyria y digo:
-Recuerdo cuando Diógenes llegó a mi vida Lyria...
Me detengo al comprobar una vez más su ausencia. Ningún ¡Mu! lograría calmar lo que siento. Me quedo mirando, perdido en la nada, en dirección al fuego y abrazo el sombrero entre sollozos.
Todos seguimos estupefactos por lo sucedido. Parece que vivimos continuamente en una pesadilla. Cuando parece haber algo de silencio, alzo la voz.
-Mi turno de guardia será el primero, así lo hago como la otra vez
Las palabras de Paco resonaron en la cabaña, pero Erik no se inmutó. Comprendía que cada uno lidiaba con el dolor y la pérdida de manera diferente, algunos encontraban consuelo en el humor, otros en la ira y otros simplemente se encerraban en sí mismos.
No voy a enfadarme - comentó - no va a solucionar nada. Lo que necesitamos ahora es mantener la calma, la cordura, colaborar e investigar. Solo así podremos salir de este lugar. - Cuando Ink intervino para calmar los ánimos, Erik asintió en silencio, con una sonrisa hacia ella. Agradecía su intento de mediar, sabía que la verdadera solución estaba en encontrar respuestas, no en discutir.
Al final, los tres estamos en el primer turno - observó Erik con una sonrisa irónica. - Parece que la historia se repite para mí, aunque lo prefiero, no os voy a engañar.
Erik se preparó para la guardia, dispuesto a enfrentar lo que fuera que les deparara la noche. La compañía de Paco e Ink sería un desafío después de las rencillas, pero Erik confiaba en que podrían superar sus diferencias y encontrar la forma de sobrevivir.
Ephi se había quedado mirando la antigua habitación a través de la puerta abierta casi como hipnotizada, con un gesto de miedo en el rostro cada vez más visible. Finalmente se obligó a salir de su ensimismamiento y asintió, así pues haría un turno.
Como Liam no va a hacer guardia tomaré su lugar, así será más fácil de organizarnos
Nadie había intentado organizar los turnos así que creyó que aquello era lo más sencillo. Puede que cómo decía Liam no sirviese, pero tenían que intentar alguna cosa. Lo contrario sería ponerle las cosas más fáciles a los asesinos.
Cuando veo la sangre correr de Lyria solo pensé que al principio del día estaba apunto de pedirle a todos que no votamos por nadie, todos sobrevivimos a la noche, sin cadáver no había crimen que seguir Pero ahora sí había un cadáver y se hizo por votación popular - Demonios!
Motivo: Tirada
Tirada: 1d20
Dificultad: 17+
Resultado: 9 (Fracaso) [9]