Oigo a Paco soltar tacos y quejarse de algo, pero me cuesta prestar atención. De pronto lo tengo al lado, ofreciéndome ayuda para ponerme de pie.
Bueno, parece que se acabó el descanso...
Tomo aire bien hondo y retiro el brazo de la cara frotándolo sobre los ojos de la forma más disimulada que puedo, por si queda algún rastro de lágrimas.
-Si, estoy genial, aunque no diría que como una rosa, dadas las circunstancias -acepto la mano que me tiende y me incorporo hasta quedar sentado, y me quedo por un momento mirando esas pequeñas bocas floreadas devorando a su compañero vegetal, un poco mareado-. Me va a costar seguir siendo vegetariano después de esto. O no. A lo mejor me lo tomo como una venganza personal. Espera... ¿Duke también ha cruzado? -resoplo: ya sé por qué blasfemaba Paco-. Pues ala, otra vez igual...
Da que pensar la prisa que tienen siempre esos dos por quedarse solos, cualquiera diría que tienen algo de qué hablar... me había prometido que no iba a pensar de momento en el tema de los infiltrados (los problemas, de uno en uno, por favor), pero ya me estoy comiendo la cabeza con ello otra vez. Me paso la mano por el pelo; definitivamente, lo tengo demasiado largo para este tipo de actividades.
-Gracias, tío -le digo a Paco-. Por lo de antes. Vi como ibas a por la rama que me agarró -miro hacia arriba y balanceo la cabeza-... Más o menos, porque me dio tantos meneos que creo que se me apagó el cerebro un rato. Ya creía que el bicho ese se me comía.
Red no está llevando bien lo de las asfixias recurrentes (no le culpo) y encuentra consuelo en Lyria, pero se ve que cuando le dan cuerda simplemente no puede parar. Se acerca a nosotros y me tiende la mano para ayudarme a levantarme. Me da la impresión de que lo que Red necesita es un buen plato de comida casera, una peli tranquila y una buena noche de sueño. Es una pena que lo que tenga en cambio sean luchas a muerte con engendros antropófagos.
Me estaba apoyando en Paco para ponerme trabajosamente de pie, pero tomo también la mano que Red me ofrece.
-Mu, efectivamente -le digo con seriedad, apretando su mano-. A falta de otra cosa... Pues mu es tan buen resumen como otro cualquiera.
Al fin y al cabo, no hay forma de definir nuestra situación, así que tampoco hay palabras adecuadas que expliquen como afrontarla.
Debo hacer algo con este hombro. Me pregunto si alguna de las salas incorporará un botiquín de primeros auxilios o algo así... En los videojuegos siempre hay algo parecido. Si no, me temo que a este paso ninguno llegamos a la última sala, ni siquiera los infiltrados. Se me pone un nudo en las tripas al pensar en las pocas posibilidades que tengo de salir con vida de aquí. Iremos cayendo uno en uno, y trato de imaginar cuando seré yo. Es solo cuestión de tiempo. Y no queda mucho, en realidad.
Así que... Eso. Mu. Por qué no.
Me arranco la manga del brazo herido aprovechando que está rota, y la uso para empezar a intentar vendarme el hombro un poco de mala manera, al menos lo suficiente para no ir chorreando por ahí hasta que pare la hemorragia. Me da la impresión de que sangra mucho menos, menos mal. Se conoce que eso de no estar siendo sacudido como un sonajero ayuda mucho a la hemostasia.
Fran también se une al Grupo Cruzamos Juntos, una vez más.
-Bast llegó con una herida en la pierna -habría que mirarle eso-. ¿Y dónde está Lian? -pregunto, buscándola con la mirada-. ¿Visteis lo que hizo...? -ya nada debería sorprenderme en este sitio, pero aún así sigo intentado encontrarle una explicación.
La sensación general tras mi pregunta es que estamos bien, o al menos todo lo bien que podemos estar después de lo ocurrido. Creo que no ha habido ninguno de nosotros que no haya salido con, mínimo, un rasguño de la planta. Observo cómo Kiran se venda la herida después de que le ayuden a levantarse del suelo y me levanto yo, dirigiéndome después hasta donde él se encuentra para colocarle mejor la manga de su camiseta y anudarle los extremos.
—Espera, yo te echo una mano. —Duke y Erik han cruzado ya la puerta. Creo que lo que han visto en esta sala es tan fuerte, que quieren despejar de su mente el dolor que hemos vivido y de la imagen de Zöe siendo devorada. Me limpio mis manos de sangre en la parte trasera de mi pantalón para manchar lo menos posible la manga de Kiran. Cuando termino de apretar, le miro a los ojos y me doy cuenta de que los tiene humedecidos. —Te he apretado un poco mejor el vendaje, así te ayudará a cortar antes la hemorragia.
No tenía experiencia alguna en ello, pero de pequeña había visto a mi madre muchas veces curando las heridas de mi padre al volver de su jornada de pesca. Los anzuelos y las herramientas que utilizaban no eran muy seguras... se podría decir.
Asiento a la pregunta de Kiran sobre Lian. Sí, vi lo que hizo, aunque seguía sin entender que alguno de nosotros pudiese hacer algo así. ¿Sería ella la infiltrada y el Anfitrión le había otorgado algún tipo de habilidad especial?
—¿Alguien más necesita una mano? —pregunto, observando al resto. —¿Todos podéis caminar sin problema? ¿Alguno necesita ayuda?
Ephi finalmente se levantó ayudándose de su guadaña y se dirigió al resto mientras escuchaba qué decían y sus comentarios. No pareció gustar que dos de sus compañeros se adelantasen así que se lo apuntó mentalmente. Ella misma lo había hecho para acceder donde ellos estaban, más porqué lo consideró peligroso y pretendía ayudar que por otra cosa, pero viendo que aquella acción incluso estaba mal vista no pensaba repetirla. Observó como se ayudaban unos a otros y se daban las gracias y se dio cuenta de que seguía sola, incluso allí.
Ink es la única que volvió a preguntar por los demás y también se lo apuntó mentalmente. Aunque estaba segura de que eran muy diferentes en cuanto a carácter le reconoció su capacidad de cohesionar aquel grupo tan dispar y le respondió con un movimiento de cabeza Estoy entera respondió como un trámite, porqué la comunicación sería esencial para sobrevivir como grupo, le gustase o no. Lo que tenía claro es que no volvería a ser la primera en lanzarse al peligro, aún serían capaces de ver algo malo incluso en aquello.
Tras eso caminó entre el resto, observando la puerta que se había abierto allí, esta le hizo recordar a la compañera caída. Lo único bueno que había en aquello era que no habían tenido que votarse entre ellos. El resultado estaba casi segura de que hubiese sido similar, o Zoë o ella, por cualquier estupidez como aquella de cruzar las primeras. O ser demasiado seguras o resueltas, quien sabe... La misma basura de siempre.
-Gracias -la forma en que me mira Ink hace que me suba el color a las orejas; parece que se da cuenta de todo lo que pienso con solo mirarme-. Es difícil con una sola mano... -me justifico estúpidamente, y reprimo un gesto de dolor cuando aprieta el vendaje-. Deberíamos echar un vistazo a la pierna de Bast. Puede que necesite ayuda para caminar. Lo mismo que Danilo... -recuerdo su tobillo sangrando la primera vez que usé la honda-. ¿Y tú? ¿Necesitas ayuda con eso? -señalo a su cintura, aunque tiene aspecto de que ya se ha encargado de ello con bastante eficiencia.
Ephi es de pocas palabras; su actitud decidida contrasta con su rostro dulce, y sigue trayéndome a la mente imágenes surrealistas de mi hermana con una guadaña repartiendo leña.
-Tú también estabas herida. Las flores te mordieron -comento al verla pasar-. ¿Tienes alguna... avería más?
Poco a poco, el cerebro vuelve a empezar a funcionarme. Miro de cerca el cuello de Red y lo rozo un poco con los dedos.
-¿Te duele? -le pregunto, y aspiro el aire entre los dientes por pura empatía al verlo-. Tienes suerte: esa parte del zarcillo no debía tener muchas espinas -no sangra, pero una fea marca le rodea el gaznate como un grotesco collar, con algún pinchazo entre medias a modo de desperdigadas cuentas de adorno.
Fran y Lyria parecen preparadas para cruzar, así que busco con la mirada a Danilo y a Bast. A lo mejor Ink puede echarles una mano. Se le da bien eso de los vendajes. Mejor que a mí, en cualquier caso.
Por fin localizó a Lian, bastante alejada del grupo y hecha un ovillo en el suelo. Me acerco a ella, me acuclillo (si me siento igual vuelvo a necesitar ayuda para levantarme) y le pongo una mano en la espalda.
-Ya se ha ido -digo, porque decir "ya ha terminado" no sería del todo cierto-. Tenemos que seguir... Vamos, iremos todos juntos. ¿Vale?
Puede que no sea el mejor momento para preguntarle qué narices fue lo que le pasó hace un momento, cuando se puso modo superheroína eléctrica de cómic.
Lo primero es reagruparse.
Me preparo para cruzar.
Ephi negó vehemente con la cabeza ante la pregunta de Kiran para luego responder Todo bien con una pequeña sonrisa. Toda su furia y enfado con el mundo se había disipado en un segundo gracias a la magia de la adolescencia más temprana. Ephi, además, viendo la altura del chico casi pudo sentirse reflejada en él. Allí, entre las demás, Ephi no destacaba físicamente más para nada, podría haber pasado por tener una edad semejante a la del resto si no fuera por su rostro. En su escuela había sido bien diferente: verla a ella sentada con los demás era como ver a una universitaria sentada en una clase de primaria.
Y, bueno, en el ambiente del norte más norteño de los Estados Unidos, ya de por sí con su color hubiese llamado la atención. Se decía que en el resto del país ya se había normalizado la presencia de gente de color en la educación (¡Incluso maestros!), pero allí no. Desarrollarse rápido fue una bendición y una maldición, para Ephi. Notó como cada vez más, los amigos de su padre la miraban más y más, incluso él -evidentemente- que siempre negó ser su padre ("Los hijos de los blancos solo pueden ser blancos, todos lo saben"). Pero todo el resto de familia había muerto -directa o indirectamente por culpa del mierda de su padre- y solo había quedado ella. Ella, que a sus ocho años ya parecía tener quince y que era la única mano de obra que le quedaba. Y esa sí fue su salvación, la necesitaba fuerte, sana y salva, para hacer -ella sola- el trabajo de dos personas. El trabajo que él, vago hijo de puta, no pensaba hacer.
Pensó que seguro que aquel chicho no lo había pasado fácil, en el instituto, y seguramente en ningún lugar. Y aquello le hizo que le pareciese fiable. Igual como Ink se preocupaba de los demás, pero al contrario que ella sí tenía cosas en común ¿Será porqué es chico? Se ruborizó al darse cuenta de que estaba pensando demasiado en él (por suerte su color de piel lo escondería, o no) y decidió alejarse de él para aparentar indiferencia.
Sus piernas, por contra, desecharon traicioneramente esta decisión y siguieron a Kiran como un ratoncito siguiendo al flautista de Hamelin hasta la puerta, donde asintió con más vehemencia aún a su pregunta de cruzar todos juntos.
Ephi se dispone a cruzar cuando Kiran y los demás lo hagan
Esbozo una pequeña sonrisa a Kiran.
—No te preocupes. Para hacerlo con una mano lo has hecho bastante bien. —Cuando habla sobre mis heridas, miro entonces hacia mi cintura y niego tras unos segundos. Parece que he dejado de sangrar, aunque no vendría nada mal una ducha para limpiarlas bien. No me importaría ni que fuesen con agua fría a base de cubos como solemos hacerlo normalmente en casa porque no tenemos agua corriente.
Echo una mano a Bastian y Danilo. Tendrá que pasar un tiempo para que sus heridas se curen, como al resto de nosotros; y no solo me refiero a las heridas físicas. Corto parte de sus propias ropas con mi navaja para hacer vendas improvisadas. No creo que ayuden realmente a que se curen, pero al menos sería bueno que la hemorragia se cortase y diera margen a que alguien con conocimientos de medicina les eche un vistazo a fondo.
Una vez estamos todos preparados y con el aliento recuperado, me acerco hacia la puerta dispuesta a cruzar junto al grupo.