Los pasos de unas garras afiladas como el acero se escuchan cada vez más altos. El grupo se gira a mirar la parte alta de la escalera, a tiempo de ver seis pares de ojos rojos en la infinidad de la oscura escalera, acercándose a gran velocidad hacia ellos. No es pequeño... y su cuerpo no se diferencia hasta que pasa por delante de una bombilla.
Un enorme monstruo negro como la misma oscuridad que parece sacado de la más profunda pesadilla baja corriendo las escaleras con sus muy muchos pares de patas. En el instante que se ve no se puede saber su longitud pero es más largo que alto y claramente os supera mucho en altura y, lo más preocupante de todo, es que cuando por fin lo mirais, se abre una boca en su parte delantera. Una boca... otra boca... otra boca... y la parte delantera se cubre de bocas que chasquean los dientes, corriendo tan frenéticamente que se sube a la barandilla de la escalera, deformándola con su peso.
No he encontrado ninguna imagen que pueda servir de referencia, no recuerdo de dónde saqué la idea.
Erik observó a Ricardo con preocupación, notando su creciente desvarío. La pérdida de Kiran lo había afectado profundamente, y Erik temía por su cordura. - Ricardo... - murmuró Erik, acercándose a él con cautela, para intentar ponerle la mano en el hombro y calmar un poco sus idas y venidas mentales.
Pero entonces fue cuando Ephi pidió un escudo, Erik no dudó en ponerse delante de ella. La oscuridad de las escaleras ocultaba el peligro, pero Erik estaba dispuesto a enfrentarlo, aunque al ver acercarse a la criatura, un miedo primal recorrió su cuerpo. La experiencia en el abismo, la cercanía de la muerte, lo habían dejado marcado.
Su respiración se agitó, su corazón latió con fuerza. Sintió la necesidad de huir, de escapar del peligro, pero no podía abandonar a sus compañeros.
Recordó la soledad en el vacío, la falta de conexión, la ausencia de un hogar al que regresar. - Si muero aquí, ¿me recordarás como una buena persona, Ephi? - preguntó Erik, con la voz apenas audible. La pregunta no era un signo de debilidad, sino una búsqueda de conexión, una necesidad de saber que su existencia tendría algún significado.
No morirás, si luchamos juntos no lo haremos. Además, si el Raptor no nos ha mentido, incluso si lo hacemos y uno de los buenos sobrevive, el resto también lo haremos. Esa al final es la prueba que dirá quienes somos realmente. Solo espero que antes de enviarnos a nuestro tiempo nos deje despedirnos y ver que salvó a los caídos.
Luego se concentró en aquella cosa, nada más estuviese a su altura usaría la espalda y los hombros de Érik para propulsarse como si fuera una escala y lanzarse al aire para descargar un buen tajo a la araña monstruosa.
Motivo: Atacar arañostruosidad
Tirada: 1d20
Resultado: 12 [12]
Tirada oculta
Motivo: Esquivar
Tirada: 1d20
Resultado: 4 [4]
El monstruo es más parecido a uno de estos que a una araña...
Las bocas del monstruo se abren en un chillido agudo y una de sus patas atrapa a Ephi contra las escaleras, robando el aire de sus pulmones con el golpe cuando está suficientemente cerca, en un movimiento tan rápido que la chica no tiene modo de esquivarlo... pero no le presta atención más allá de mantenerla retenida. Su... ¿cola? se agita un instante antes de trepar por la barandilla y girar, poniendose bajo las escaleras, dando la vuelta más cerca del resto del grupo., estirando una lengua hecha de vísceras con la que lame la espalda de Danilo, cubriendolo de un fluido que huele a putrefacción. Cuando esa lengua viscerosa relame los contornos de la boca más grande, la voz de un chico se oye en vuestras cabezas.
<<Corred. YA>>
Tirada oculta
Motivo: Lenguetazo!
Tirada: 1d8
Resultado: 3 [3]
El monstruo es más parecido a uno de estos que a una araña...
Lado fantasma. Puede contener spoilers de historia (lore) o roles ajenos.
Si alguno no quiere ser incluido en estos mensajes, que me avise
Desde el más allá podéis ver que la criatura no es una sola, está formada por muchisimas formas humanoides hechas de sombras. La lengua, los ojos y hasta la saliva están formadas por piernas, brazos, órganos... Parece una bestia creada uno a uno con todos los jugadores que han caido en el castillo.
En una parte del lomo de la criatura alcanzais a ver a la chica de la estatua de la sala dorada, que se hunde en el resto de cuerpos.
Al leer esto perdeis el derecho a hablar con la medium salvo para responder a sus preguntas.
La voz resonó en la mente de Erik, clara y urgente: "Corred. YA". La lógica le decía que la voz tenía razón, que debían huir, salvar sus vidas. Pero sus instintos gritaban otra cosa. - ¡No pienso dejar atrás a Ephi! - gritó Erik, con una determinación feroz.
Sin dudarlo, lanzó una patada con toda su fuerza contra el tentáculo que retenía a Ephi contra las escaleras. Su objetivo no era dañar a la criatura, sino liberarla. Con la fuerza del impacto, esperaba que la extremidad cediera, permitiéndole rescatar a Ephi.
El impacto resonó en la sala, fue bastante fuerte, pero Erik no se detuvo a evaluar el daño. Rápidamente, se acercó a Ephi, dispuesto a cargarla y huir de la criatura, esperando que aquello fuera suficiente para que la criatura la soltara. Su prioridad era ponerla a salvo, sin importar el costo.
Motivo: Liberar a Ephi
Tirada: 1d20
Resultado: 18 [18]
La criatura, poco atenta a lo que sucede con Ephi tras liberarla para lamer a Danilo, por lo que Erik, aunque golpea, realmente no hace ninguna diferencia contra el monstruo, que ya estaba liberando a la chica, todavía en el suelo.
—Dudo que Francesca tenga nada que ver. —La miro con tristeza.— Lleva en shock desde hace algún tiempo. No habla, se queda en su rincón abrazada a su espada y perdida en su ser, como si estuviese en otro mundo. —Niego con la cabeza tras unos segundos.— No, mi voto no irá para ella.
Todo se precipita. El infierno parece liberarse ante nuestros ojos y un monstruo gigante aparece entre nosotros. Es nuestro fin, hasta aquí hemos llegado. El Anfitrión quiere ver cómo nos desesperamos y no le vale con incluir a espías entre nostros, sino que disfruta atormentando nuestras vidas con nuestras peores pesadillas.
Sí, vivo en Filipinas pero odio los insectos, y más los que tienen muchas patas. Cuando los veo parece que escucho cada pisada contra el suelo: tic, tic, tic, tic... Un escalofrío recorre mi columna y me quedo paralizada.
Aquel ser se relame, tiene ganas de hincarnos el diente, o los colmillos, o su propio exoesqueleto. Cuando consigo reaccionar, saco mi navaja e intento correr hacia él para clavarla donde pueda. No puedo creer que el horror de la planta mutante se repita, no ahora con un insecto.
Motivo: Intento de ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 3 [3]
Mi suerte en las tiradas es legendaria. De aquí al cementerio directa.
El intento de ataque de Ink hace que la criatura se gire hacia ella, cambiando de forma para crecer y cambiar, haciendo sus patas más largas y su cuerpo más corto, reuniendo aún más ojos al frente y modificando sus bocas por fauces similares a las de una araña. La cabeza del engendro gira sin apartar la vista y se lanza a por Ink, atrapandola de una pierna.
Motivo: Ataque a Ink
Tirada: 1d20
Resultado: 16 [16]
Os dije que corrierais xD
Ink, 1d20, debes superar al bicho para liberarte... y podeis atacarle, las armas no tienen efecto sobre él. Ninguna y nada tiene efecto sobre él.
Cómo no, mi ataque falla. Nunca fui buena en ningún deporte, ni tampoco mañosa con las manualidades. Intentar atacar a un monstruo de tal calibre era ir de cabeza hacia sus garras. Y, efectivamente, allá que fui; porque sensata soy y kamikaze también, aunque parezca algo incompatible.
Motivo: Liberación
Tirada: 1d20
Resultado: 13 [13]
Pero dónde corremos si el otro lado es el abismo XDD
-Ya lo recuerdo ¡Oui! ¡Oui! -digo con emoción- lo que vi- Cierro los ojos.
En el ducto de ventilación
Me cuesta trabajo meterme al ducto de ventilación debido a lo estrecho que es, sin embargo me doy maña para acomodarme. Solo espero no quedarme atorado en este sitio. El lugar es oscuro y reducido ¡Que bueno que no soy claustrofóbico! y a estas alturas eso es algo digno de celebrar. Escucho al duendecillo avanzar y, en un primer momento, me niego a seguir pero Diógenes me continúa iluminando el camino. Doy algunas vueltas a través del ducto ¿Cuánto he recorrido? ¿Tan largo es este camino? Para mi sorpresa el ducto empezó a ensancharse cada vez más dejándome más espacio para ponerme en pie.
Una luz proveniente de la otra punta, la salida supongo, ilumina mi camino y es cuando lo veo. El típico hombrecillo chico, barbón, cabello rojo como el mío, vestido de verde y jugando con mi pulsera.-¡Oye, Mu, dame eso!- en ese punto ya puedo estar más o menos de pie y trato de abalanzarme sobre el duende cayendo de bruces. El hombrecillo se rie burlonamente y sigue su camino ¿A dónde crees que me llevas? tu...
Llegamos al final del ducto y del otro lado me sorprendo al ver una estancia repleta de juguetes.
El lugar luce abandonado y en mal estado: un desorden de juguetes tirados por todas partes, la acumulación de polvo, paredes descarapeladas... Entro con precaución, junto al duende, y en eso me percato de que no estamos solos. De los rincones, detrás de estantes y juguetes comienzan a salir otros duendes. ¿En qué me metí?
Mi primer instinto es huir de ahí pero el ducto se encuentra bloqueado. Los duendes se acercan y empiezan a darme de jalones, a hacerme bromas y por poco me quitan mis pocas pertenencias. Recorrí el lugar hasta encontrar una puerta que da a una especie de salón de juegos. Es ahí donde otro duende parecido al que me guió, parece que los imprimen ¡Son iguales! me invita con la mano a su mesa. Toda comunicación con esas criaturas es a base de señas y gestos ya que no comprendo sus balbuceos y ellos se burlan al oírme hablar. Aunque al inicio dudo, me acerco sigiloso. En la mesa hay todo lo necesario para una tarde de juegos: ruleta, dados, naipes y un papel blanco con ciertas instrucciones.
Por lo que puedo alcanzar a leer son las instrucciones para un juego llamado Emperador. Se juega con las cartas de picas del 2 al 9, además del Rey y el as. El Rey es el Emperador, el as es el esclavo y las demás cartas los ciudadanos. Se reparten cinco cartas a cada jugador y estos, una vez iniciada la partida, deben tirar cada uno una carta dando los siguientes resultados: El Emperador le gana a los ciudadanos (las cartas de 2 a 9), los ciudadanos le ganan al esclavo (as) y el esclavo le gana al Emperador.
Una vez termino de leer, el duendo toma las cartas y reparte cinco para cada uno, a la vez que me señala hacia enfrente de nosotros. Entre juguetes, vi seis puertas de diferentes colores.
Estoy a punto de ir a revisar pero el hombrecillo golpea la mesa con su mano y me hace entrar en el juego. En la primera ronda tengo suerte de principiante. Al inicio ambos lanzamos a un ciudadano, el duende tira el tres de picas y yo el cinco, después yo tiro el siete y él el dos, no fue hasta el tercer tuno que el duende lanza el 8 y yo el Rey. ¡gané!. Y así fue como jugamos seis partidas, uno por cada puerta, lo anterior lo intuyo porque al momento de perder un juego desaparece una puerta. Logro ganar cuatro juegos, cuatro puertas.
Al terminar el sexto juego, las cuatro puertas que gané se iluminaron y el duendecillo me anima a elegir una. Indeciso al inicio, finalmente entré a la puerta roja.
Al entrar ahí me topé con un paisaje aún más extraño que la juguetería y el salón de juegos. Este consistía en una especie de superficie lunar desolada y con un cielo de color verde. Camino por las rocas y arena de ese extraño "planeta" sintiendo una especie de viento cálido hasta que doy con una especie de superficie en la que otro duendecillo vestido de verde custodia una caja. No sé qué hacer ya que al quererme acercar a la caja o al duende este retrocede furioso. Observo la plataforma y me percato de una inscripción en la que un duende aparece dando un obsequio a otro y este le da una caja. -Oh, es eso! -busco en mis bolsillos y lo único que encuentro son algunas galletas que por suerte guardé al cambiarme de ropa. El duende las mira con curiosidad y al dárselas, este me extiende la cajita. Curioso la miro e arriba abajo y al abrirla con cautela aparece un pequeño frasco junto a un papel blanco que contiene un dibujo. ¡Si, ese dibujo!
Salgo de la puerta roja y una vez de regreso al salón miro a los duendes jugando y haciendo miles de travesuras y... deciden hacerme una. Oprimen un mecanismo que provoca que el lugar comience a desmoronarse. A ellos no les sucede nada pero yo tengo que salir de ahí de inmediato. Presuroso vuelvo al ducto, que ahora está destapado, y...
¿Despierto? No hay duendes traviesos, ni derrumbes, ni nada, de hecho el ducto parece estar bloqueado, no hay caminos que seguir. Suspiro impresionado por mi imaginación de altos vuelos hasta que mi mano se topa con... ¡El pequeño frasco! Si todo fue un sueño o no por lo menos tenía algo concreto en mis manos y sabría usarlo sabiamente. Tal vez todo ello fue una representación de Diógenes para entretenerme durante ese encierro o para indicarme la utilidad del frasco. O quien sabe, los sueños, sueños son...
En la actualidad
Aquel bicho se abalanza sobre mis compañeros que luchan por sobrevivir y yo, aprovechando la distracción de la criatura, me lanzo en dirección al cuerpo sin vida de Kiran. Recuerdo el papel de instrucciones dentro de la cajita: un duende tirado en el piso y otro llorándole, seguido por otro dibujo del duende que lloraba contento con un foco luminoso sobre su cabeza, después ese mismo duende lanzándole el contenido de un frasco al tumbado y en el último dibujo el duende aparentemente fallecido ¡se levanta! -Amigo ¿Cómo crees que te dejaría atrás? déjame devolverte las atenciones que has tenido hacia mí. Además, tu eres una pieza muy fundamental si queremos salir de esto- Lanzo el líquido del frasco sobre Kiran
Ephi está inconsciente. Supongo que no sufrirá mientras se los comen xD
Aunque ella no es de huir tal como dice Ink tampoco hay donde. En una dirección de la escalera está la puerta cerrada (Llamémosla “Paco” xD) y en otra el avismo (Llamémoslo “Erik”).
Así pués, moriremos entre Paco y Érik u_uU
El liquido que vierte Red sobre Kiran moja el cuerpo del chico que, durante un instante, no parece afectarse por lo sucedido... pero muy lentamente sus heridas se curan y su pecho comienza a moverse.
Kiran vuelve a la vida pero como acabamos hoy la sala, lo dejo inconsciente una hora hasta que pasemos.