La expresión de Átropos se queda mirando fijamente a Duke, con una clara evidencia de que no ha entendido una sola palabra de lo que el chico ha dicho sobre "una movida muy tocha", pero sí sobre detener a su hermano.
-No podéis detenerlo y no hay nada en el castillo capaz de vencernos -Recalca, siendo completamente directo como quien explica cosas a un niño y con las palabras de Ink, resopla y se gira a Burnell -¿No decías que los humanos se guiaban por el amor? -Replica, casi molesto -, tu intentas salvar a las sombras y estos solo entienden que tienen que matarte, déjalos morir y pasemos a los siguientes -Gruñe molesto -, solo salva a la pequeña Aisha* y vámonos antes de que llegue mi hermano -Maldice, haciendo un gesto hacia Ephi, que parece ser la única que le produce algo de empatía, si es que puede sentirla, pero por el gesto de Burnell, suspira una vez más.
-Esta dimensión tiene reglas que nos afectan a todos, incluidos nosotros -Dice, casi molesto -, hasta ahora, todas las almas que han venido han sido traídas desde el exterior y han quedado aquí atrapadas, pero el grupo de este -Señala al Anfitrión actual, Burnell -, consiguió que los jugadores ganasen, abriendo la puerta para que se fueran. Padre había muerto pero el castillo seguía actuando por su voluntad, así que Burnell ocupó la silla del Anfitrión para poder salvar a las sombras que viven en él, perdiendo su propia humanidad para ello -Explica a toda velocidad -Si os quedais aquí, un jinete puede salir por vosotros, pero el resto de sombras tendrán que pasar por el mismo juego para tener la oportunidad -Les explica -Mi hermano no os puede hacer nada mientras estais jugando, tampoco puede hacerle nada al Anfitrión o a las normas que le imponga, pero ahora estamos en tiempo entre juegos, Láquesis no tiene ninguna limitación contra vosotros o contra mi, solo en presencia de su dueño -De nuevo, hace un gesto hacia Burnell.
*Átropos habla de un personaje de la partida anterior, por si quereis cotillearla más adelante para enteraros un poco de lo sucedido, os dejo aquí el link directo.
Laquesis. La primera vez que Ephi escuchó el nombre no le dijo nada. La segunda notó un pequeño pinchazo en el fondo de su subconsciente. La tercera notó el pánico de aquello que la habitaba y, junto con él, un aluvión de recuerdos, de siglos de torturas, vejaciones, abusos físicos mentales y sexuales. Ephi entendió perfectamente porqué la había elegido a ella, sus vidas habían sido tan paralelas, tan despiadadamente crueles y retorcidas. La única diferencia era que el dolor de aquella alma había durado muchísimo tiempo más. De repente, se escuchó hablar, aquella dualidad en su tono de voz había disminuido y era apenas imperceptible. Sus ojos no cobraron vida propia.
Perdona su juventud y sus palabras, Átropos, entendió mal tu idea sobre reemplazar al Anfitrión. Quiere luchar pero ahora sabe cual es el objetivo: Laquesis. Si bien creo que seríamos, sería, buena Anfitriona con tu guía y la eternidad por delante, esa elección es, a mi parecer, de Burnell. Si Laquesis fué creado por un Anfitrión, él tiene que tener la llave para debilitarlo y darnos una oportunidad, por mínima que sea. Quiero luchar con Laquesis, lo ne-ce-si-to, por favor, no encontraré otro recipiente mejor, ni otro momento de claridad. Y no hay nada que pueda hacerme que ya no me hayan hecho. Jamás volveremosp a tener esta oportunidad.
Nunca vi tanta cobardía en seres tan sabios y poderosos. Si no hacemos nada, nada cambiará. Las últimas palabras habían resonado con la voz clara y nítida de Ephi, mientras empuñaba su guadaña. Si hablaba ella sola o, de alguna manera, las dos almas que habitaban aquel recipiente habían llegado a fusionarse, era difícil saberlo.
Asintió, sin apartar la vista de Kiran. Lo había entendido. No todo, tal vez, pero lo suficiente como para que una chispa de orgullo -amargo, quizás- le cruzara el pecho. Luego escuchó a Duke. Sopló aire por la nariz, conteniéndose más de lo que le habría gustado.
- Bastian… se rompió. A algunas sombras les ocurre. Y esa criatura… -hizo una pausa, como si midiera el veneno de sus propias palabras- Es una amalgama. Un cúmulo de las almas que ha devorado, todas reviviendo su muerte, su dolor, su carne desgarrada, una y otra vez. Me va a llevar tiempo… demasiado.
Lo reconoció sin orgullo. Apenas una verdad desnuda. Sus ojos buscaron por un segundo a Ink, justo cuando ella guardaba el bote. Sonrió, breve, sin calor.
- Ilusa. Cree que le sobra tiempo.
Entonces miró a Ephi. Negó con la cabeza. Una risa seca, cargada de resignación y rabia.
- ¿Sabios? Ojalá. Al universo le importa una mierda lo que necesites. Igual que le importa una mierda lo que yo quiera. Si Láquesis cruza esa puerta, no voy a poder protegeros. No mientras todo se deshace al mismo tiempo.
Se quedó un momento en silencio. Y entonces, con una gravedad distinta, añadió:
- Ha llegado el momento de tomar la última decisión. Vuestro último voto. El único que importa… es el que hacéis por vosotros mismos.
Se irguió, su sombra pareció alargarse más de lo natural, como si algo en él no perteneciera del todo a este plano. Hizo un gesto, simple, casi casual… y en su mano apareció un reloj de arena metálico. Viejo. Frío. La arena bajaba con un sonido chirriante que recordaba más a huesos quebrándose que a granos deslizándose.
Se agachó. Lo colocó frente a ellos con cuidado. Como quien deja una sentencia.
- Un minuto. Es lo que tenéis para decidir si os vais... o si os quedáis. Si al menos uno de vosotros se queda, Ephi podrá marcharse.
Hizo una pausa.
- Tic, tac.
Escucho con atención las palabras del Anfitrión mientras el sonido de la arena del reloj fluye. No hay tiempo, no queda tiempo. Llevo mi mano al bolsillo donde he guardado el vial y lo saco con cuidado. Me permito perder unos segundos observando el líquido; ¿soy la única que ha perdido algo durante la partida, o hay alguien más que necesite el frasco para recuperarse?
La arena sigue cayendo.
Trago con dificultad y vuelvo a mirar al Anfitrión, luego a Ephi, a Duke, a Erik y a Kiran. La decisión está tomada.
—Ephi, vete. Me quedo yo. —Justo después, abro el vial y me lo bebo. Ya no me importa si la consecuencia es no salir de allí, porque he decidido que no voy a hacerlo.
Cuando la última gota se desliza entre mis labios, aparto el vial de mi boca y me giro a mis compañeros.
—Vamos, chicos, tenéis que iros. No hay tiempo. —Giro la mirada hacia el reloj—. Hemos ganado. Ahora tenéis que iros de aquí u os quedaréis para siempre en este lugar.
Todos veis, ante vuestros ojos, como el cuerpo de Ink se regenera lentamente. Sus heridas se curan y su brazo va apareciendo como si estuviera cubierto por una ilusión óptica que no os permitiera verlo. La chica recupera el color sano que tenía al comienzo, sus ojeras se van e incluso su cansancio desaparece.
Me llevo una mano al pecho y la palidez fantasmal vuelve a mi semblante. Si, morí, reviví y pronto volvería a casa, pero... El elefante blanco en la habitación sigue ahí. Las cosas son como son y no como queremos que sean
-Gracias por todo a todos. Ink no te avergüences por tu pasado. Eres tan virtuosa como Raba. Erik, nunca me dijiste si la masa estaba en su punto. Ephi, te lo repito... sin rencores. Duke, definitivamente tengo que ver ese grafiti. Y Kiran, no me equivoqué al utilizar ese frasco contigo, siempre fuiste mi carta fuerte- lo abrazó emocionado. Quién sabe si volvería a ver algún día al que fue mi gran amigo y figura de autoridad en este infierno. El día que murió sentí que algo se había roto en mi. No sé que hubiera sido de mi si no hubiera tenido aquel frasco.-Me gustaría quedarme a ayudarlos pero apenas y me estoy enterando de lo que sucede. Mi mente y mi cuerpo ya dieron todo lo que podían. Además, no puedo arriesgarla. Si me quedo ella no me dejara solo y si le sucede algo jamás podría perdonarme.
Me acercó al anfitrión, auna distancia más o menos razonable e intercambio unos susurros con el. Mismos que no pueden ser escuchados por nadie, especialmente por Lyria. -señor Anfitrión, usted o cualquiera de sus acompañantes que pueden saber muchas cosas, solo contésteme una pregunta- Pregunta que explicaría mi delgadez, ojeras, palidez, debilidad en algunos momentos, algunos desmayos, algunas actitudes de autosacrificio, temor al infierno -¿Cuánto me queda? escucho su respuesta y asiento resignado porque bien se que no dormir, no comer, las desveladas, los "polvos mágicos", y una cajetilla de cigarros tras otra ya le habían dado al traste a mi corazón ya de por si con un leve error de fábrica.
Sin embargo a estas alturas me encuentro tranquilo con respecto a esta cuestión y es ahí donde vi, como un relámpago, la verdad de las cosas. Dicha verdad surgió gracias al amor y confianza de Lyria y a las palabras de Kiran "no santifiques a ese hombre".
LA VERDAD
Visitemos por última vez la sala de armas del señor Cázares en aquella noche que lo detonó todo. Veo jugar de forma tranquila a los mayores con sus cartas. Hablan, hablan y hablan. Luego dicen que yo soy el que no puede parar de hacerlo. Presente está mi santo personal, el señor Cázares, el insufrible señor González, otros dos que no recuerdo, uno que se me antoja muy familiar y ¿Mi padre? No puede ser, no está. ¿Cómo llegué ahí? La respuesta la tienen los hombres desconocidos que entre risa y risa dicen que se encuentra en la habitación de al lado arropado en el éxtasis de ¡Los polvos mágicos!
La situación se tuerce cuando el señor González quiere apostar la esmeralda y... ¡a mi! "Todo lo que contiene por dentro este niño vale millones". Nunca me gustó, ese hombre nunca fue trigo limpio y los otros... tampoco. "algo se escucha mal" dijo poniendo su oído en mi pecho "no se, cuando lo abra podré corroborarlo. Yo siempre se distinguir cuando un corazón tiene algún fallo" ¿Abrirme?. El señor Cázares, mi padrino, me miró sonriendo "estamos jugando". Pero no era un juego. "Daniel no se dará cuenta.Está tan metido en su "delirio místico" que no sabe ni que pasa. El niño no lo encontró salió a la calle y ya..." decía el señor González para después retar al señor Cázares a apostar su esmeralda.
Mi padrino abre un pequeño cajón que contiene ¡Varias esmeraldas idénticas! ¡solo baratijas! "Después de la esmeralda apostaremos al chico". El señor Gonzáles y los otros desconocidos me miraron fijamente de seguro pensando en su negocio turbio personal. El único que me vio con preocupación fue ese señor que no logro recordar quien es ¿Dónde lo he visto?
"El barón verde no está en condiciones de reclamar nada. Después de que falló en ese negocio... es justo que nos pagué con mi ahijado" ¡No puede ser cierto! Los malos se disfrazan de buenos. El señor Gonzáles ganó la esmeralda y yo, desesperado ¡seguía mi turno! la tomé de la mesa sin que se diera cuenta en el júbilo de su triunfo y ahí las cosas se descontrolaron. lo que sigue pasó tal y como lo recuerdo, con el señor González fuera de si tomando un arma, parecida a un tridente, y amenazando a todos lo presentes. Después un hacha y... los sesos...
El desconocido más benevolente ¿Dónde lo he visto? me escondió en una de las piezas y le voló la tapa de los sesos al señor González con un rifle. Permaneció en shock unos instantes mientras yo, creo que empezando a disociar trataba de reintroducir los sesos de mi padrino dentro de su cráneo y fue ahí que el desconocido reaccionó. Veo su cara... la cara de.... ¡EL SEÑOR V! ¡No puede ser! Ahora si he quedado loco. El señor de las iniciales V. V. [Por fin lo puedo poner entero sin delatar mi usuario xd].
Me llevó a su auto y trató de tranquilizarme. Lo único que encontró a la mano fue un camión de juguete de su hijo Cristóbal. Aunque yo ya no era un niño tan chico lo tomé mientras sufría un ataque de pánico que por poco hace que mi corazón colapsara. En el camión hay varios botones en forma de animal. El señor V me dice para calmarme :" mira hijo, la vaca ¿Cómo hace? ¡Muuuuu!". Le salió tan gracioso que no pude evitar reír. Y el, a pesar del susto, secundó mi risa. "SOLO DI MU". Me regaló también un osito de peluche ¡Diógenes!
Cómo en este "juego", el señor Cázares resultó ser mi jinete y el señor V. V. siempre fue mi aliado.
CONFIAR Y ESPERAR
Tiro la pulsera que hice con las reliquias del señor Cázares y le digo al Anfitrión --Lo siento, no debí tirar aquí la... BASURA.
En el límite del vórtice tomo la mano de Lyria. Quisiera nunca dejar de tomarla. La mira con lágrimas en los ojos y le digo:
-Cuando llegues al camino que va a la bahía pregunta por Ricardo Noriega Boulesteix, el barón ro... -interrumpo mi discurso y volteo la mirada hacia Kiran que me puso mi nuevo alias- Red. Puede que me encuentres con otro corazón pero con la misma alma y si no me ves siéntate a mirar las aves. Ten por seguro que yo estaré a tu lado.
Doy un último vistazo a los presentes y me introduzco en el vórtice junto a Lyria mientras pienso que todo al final se resume en dos palabras, que aparecen al final de El Conde de Montecristo, confiar y esperar.
El vórtice que tomáis os hace sentiros completamente mareados. Perdéis el conocimiento en el viaje de cierta forma, soltando vuestras manos, aunque sois capaces de notar como si una fuerza extraña tirase de vosotros desde vuestro estómago, arrastrándoos en el tiempo y el espacio. Las voces de los que se han quedado atrás son lo último que recordáis antes de perder del todo el rumbo y que todo vuestro mundo se quede negro.
......
Una voz conocida te llama con suavidad. Sea quien sea esa persona, te está despertando con mucha calma, con mucho cariño, acaricia tu mano, el brazo o quizás el pelo. Dice tu nombre como si temiera pronunciarlo y casi rompe a llorar cuando por fin abres los ojos. Buscas alrededor y te encuentras en una cama de hospital, entre un montón de máquinas y sientes una incomodidad creciente, como si te doliera todo pero tu cuerpo no fuera tuyo. El dolor de cabeza crece y necesitas medicamentos para dejar de sufrir ese calvario.
Intentas averiguar lo sucedido, pero nadie se atreve a contarte nada, los trabajadores evitan el tema, tu familia te insiste en que debes primero recuperarte y las dos siguientes semanas requieres de rehabilitación para poder ponerte en pie. Un mes después, se te permite, por fin, volver a casa bajo supervisión con visitas periódicas para recuperar por completo tu estado físico.
Y ese es el día que descubres todo.
La información llega de forma imprevista, otro conocido, emocionado por verte despierto, pregunta si has soñado algo durante el coma. La conversación es rápidamente interrumpida por esa persona que se ha propuesto para ser quien te supervise, pero un par de horas después, consigues que acepte contarte lo que sucede, a cambio de dejar el tema aparcado.
El día que desapareciste, ese que para ti fue hace poco más de una semana, encontraron tu cuerpo tirado en la calle donde te tragó el vórtice, en coma, casi sin respiración y sin un solo signo de que fueras a despertar, pese a la gran actividad que pudieron encontrar en tu cerebro. No hay ninguna explicación médica con todas las radiografías, pruebas cerebrales y demás intentos de averiguar lo sucedido. No han pasado nueve días. Ha pasado casi un año desde que te encontraron.
Los recuerdos del castillo, que estaban ligeramente borrosos cobran fuerza al pensar en ellos y una picazón en la muñeca hace que te la mires. En ella hay una pequeña marca, un muy pequeño tatuaje que no recuerdas haberte hecho pero que sí has visto antes. En tu reloj. Por más que para ti es una alarma, nadie ve el tatuaje cuando hablas de él y tan solo se remueven inquietos.
Ahora, solo queda volver a la normalidad... ¿pero puedes olvidar todo y seguir como si nada?
Mensaje solo para los tortolitos, os dejo en destinatarios ya que ambos quereis seguir leyendo.
Si quereis, os dejo una sala a parte para el reencuentro en el mundo real, así encajais la base del epílogo con las historias de vuestros personajes como más os guste.
Levanto la mano como última despedida con un nudo en la garganta al ver marchar a Red, orgulloso de él por ver cómo tira aquella pulsera al suelo... y estúpidamente orgulloso de mí mismo por algo tan simple como haberle proporcionado un nuevo alias. Al menos, sé que siempre me recordará: no tendrá más remedio, lo hará cada vez que alguien lo llame por su nombre.
Niego con la cabeza al escuchar a Ink decir que para vencer al mal que mantiene girando el macabro ciclo de almas hay que matar al Anfitrión. Él es necesario, es un cortafuegos. El djin lo confirma, y el orgullo en los ojos de Burnell al escucharlo es amargamente breve.
Ephi vuelve a hablar con esa inquietante voz bifónica. El... "jinete" dentro de ella parece menos agresivo, al menos con nosotros. Ya no se jacta de haberme matado. Dirige su odio hacia Láquesis.
-¿Cómo te llamas...? -pregunto, entrecerrando los ojos-. Tú no, Ephi, tú ya sé cómo te llamas... -hago un gesto con el dedo, como si rebobinara algo en el aire-. El otro. El de dentro. Me mataste; qué menos que saber tu nombre -hay un leve sarcasmo en mi voz, pero apenas sirve para cubrir el miedo que siento-. Es que... no le falta algo de razón, Djin -digo volviéndome hacia el que ha llamado Átropos; espero que no se ofenda por la forma en que mi mente le ha bautizado sin querer-. Si dices que a vosotros tres os creó un Anfitrión... también un Anfitrión podría tener poder para destruiros. ¿Por qué... por qué Láquesis es más poderoso que sus dos hermanos y Burnell juntos? ¿Acaso las tres Moiras no son... equivalentes, tres lados de un mismo triángulo?
He hablado un poco atropelladamente, porque no necesito visualizar el reloj de arena del anfitrión para darme cuenta de que el tiempo apremia. De que, si sigo por el mismo camino, probablemente a este paso mis ansias por encontrar una solución global, de dar con el código de programación correcto capaz de arreglar el "bug", van acabar con mi vida. Siempre he sido un completo idiota perfeccionista, me digo a mí mismo.
Maldita sea, quiero irme. Quiero seguir a Red: más aún, quiero salir corriendo por ese portal como alma que lleva el diablo. Pero si he de quedarme, preferiría hacerlo sabiendo que hay algún plan, alguna esperanza, por vana que sea.
Miro a Ink entre sorprendido, preocupado... y cabreado. ¿Es valiente hasta la estupidez? Seguramente. ¿Vamos a permitir que se quede en vez de Ephi? Diría que no. Se ha ganado su billete de vuelta, más que nadie. Veo crecer su brazo, incrédulo. Hay algo grotesco e incómodo en el proceso, como si mi cerebro se resistiera a contemplar algo tan antinatural. Sin embargo, después se la ve tan... fresca, saludable, vigorosa.
Tan guapa.
Siempre ha sido guapa, vaya; pero está claro que este sitio no nos ha tratado nada bien a ninguno, y a ella menos que a nadie. Y ahora parece haberle devuelto gran parte de lo que le había quitado.
-¿Recuerdas... a tu padre? -espero que sí: los recuerdos son importantes, incluso los malos. A veces representan el único pilar que mantiene en pie la cordura-. Duke... No tiene sentido que nos condenemos todos por puro altruismo mal dirigido. El esfuerzo del Djin y del Anfitrión no habría servido para nada -sacudo la cabeza y añado con urgencia y frustración, mirando alternativamente a Átropos y a Burnell-. Vamos... Algo tiene que haber que se pueda intentar. Siempre lo hay.
Las palabras de Ephi no afectan en absoluto a Átropos, que tan solo asiente cuando Burnell explica que no se trata de cobardía, pero tampoco da ninguno de los dos más explicaciones sobre ello. No han tardado años en conseguir usar sombras para jugadores y jinetes en base a cobardía sino a constancia y, en caso de Burnell, sacrificio. Pero la insistencia de parte del grupo, incluso si ya era esperada, no hace que el tiempo se pare ni ralentice y se está acabando y las preguntas apresuradas de Kiran no parecen fáciles de responder, pero Átropos tampoco parece tener paciencia para todas las que vienen si no hacen algo. Ya.
-Yo nunca he dicho que mi hermana pelease a mi lado -Aclara, mirandolo a los ojos fijamente -, traicioné a mis hermanos y a Padre por sacarlos de aquí y pagué por lo que hice con un trozo de mi -Su voz es mucho más dura de lo que ha sido antes, quizás por la asunción de que no luchan por pereza o miedo -¿Porqué tengo que perder a mi hermano también solo para que os sintáis mejor? Nos crearon así, yo encontré alguien que me ayudó a ver algo más allá de lo que creía que había pero él no -De nuevo, la electricidad estática cubre el ambiente y los ojos de Átropos se iluminan con luz de tormenta.
-No sois mejores que nosotros si vuestra primera respuesta es la destrucción -Por suerte, la tensión desaparece lentamente cuando Ink se toma el contenido del frasco y su cuerpo recupera todo lo que ha perdido en ese juego. Con la insistencia de todos en que "algo habrá", el tiempo del reloj se agota y Átropos se gira repentinamente a su espalda, a la vez que Burnell.
-Se acabó el tiempo -Vuelve a girarse al frente -, si vais a seguir jugando hasta pagar la victoria de 5 teneis que moveros ya -Dice, ya sin medias tintas -Con llegar a la sala del Anfitrión debería ser suficiente -Mira a Burnell, buscando confirmación y este asiente, aunque no parece del todo seguro, todavía atento a lo que haya a sus espaldas -Pues moveos, nosotros no podemos ayudar, la puerta se abre a nuestro paso y no contará como sacrificio -Lentamente, el vórtice de salida se cierra y todo el que no haya cruzado pierde la oportunidad de hacerlo. El cielo se ilumina con la luz de la mañana y la sala se reinicia, comenzando de nuevo el ciclo de juego.
Vale, nueva dinámica!
El día y la noche es irrelevante pero ira cambiando de vez en cuando. No hace falta asesinar PERO sí teneis que sacrificar cosas para avanzar, pagando a la puerta. Como "premio", Átropos o Burnell os indicarán la sala que debeis elegir para ir hacia la zona final, pero aún debeis superar los puzzles de las salas que cruceis, si tienen.
Burnell permanecía erguido, firme como un centinela en la tormenta, observando el caos desplegarse ante él con la quietud de quien ha visto ya demasiadas batallas. Sus ojos, endurecidos por el deber, brillaban con una chispa de ironía. Una sonrisa leve, cargada de amargura y resignación, se dibujó en su rostro mientras dirigía la mirada hacia Átropos.
- Te lo advertí. Donde hay odio, florece el amor. Donde reina la desesperación, nace el valor. Los humanos... son tercos. Y a veces, demasiado necios como para rendirse.
Sus palabras, aunque sarcásticas, no llevaban crueldad. Solo un cansancio profundo.
Luego, su mirada se posó en Ricardo. Su voz fue grave, medida.
- Te queda lo mismo que a todos los que ya partieron: una vida. Haz que cuente.
Entonces evaluó al grupo restante. Eran menos que antes, sí. Pero algo había cambiado. Había vínculos donde antes solo había desconfianza. Cerró los labios un instante, contemplando las posibilidades.
- Si decidís continuar con el juego... no podré protegeros. A partir de aquí, será solo vuestra voluntad contra el castillo. Cada sala os exigirá un precio. Siempre lo hace. Una pérdida a cambio del avance. Y si caéis... no habrá redención. Vuestro viaje terminará ahí.
Mientras hablaba, sus ojos se posaron en la Moira, sabiendo que sus palabras hurgaban en recuerdos antiguos, y que removerían emociones difíciles de silenciar.
- Iremos con vosotros. Nuestra presencia puede entorpecer el ojo de Láquesis... ocultaros, al menos por un tiempo.
Miró el reloj de arena. Sabía que había preguntas aún sin responder. Pero cada cosa a su tiempo. Si sobrevivían a esto, quizá habría margen para la verdad.
Pienso en las palabras de Burnell sobre la naturaleza de la criatura que devoró el brazo de Ink. No se me ocurre una condena mayor, una amalgama de dolor, muerte y sufrimiento. No me gusta la idea de abandonar el castillo y volver a mi vida dejando atrás a toda esa gente abandonada a su suerte, a un castigo eterno. Veo la mirada del Anfitrión, el peso sobre sus hombros ante la inmensa tarea que le queda por delante, la tarea de salvar a todas aquellas almas atrapadas. Parece cansado, pero resuelto a seguir luchando hasta el último aliento.
Cuando pone el reloj en el suelo miro la arena negra como la noche caer. Ha llegado el momento de tomar la decisión, pero me doy cuenta de que la decisión ya la he tomado hace rato. No quiero irme de este sitio sin haber contribuido a cambiarlo, sin haber hecho mi parte, por pequeña que sea y aunque pierda la vida en el intento. Si se me ha dado una segunda oportunidad es para hacer algo de provecho con ella, y esta vez no pienso malgastarla.
Mientras estoy sumido en estos pensamientos veo como Ink toma el vial, sus heridas se cierran y brazo reaparece, como si nunca lo hubiera perdido. Hay algo antinatural en todo el proceso, pero me alegro de verla completa de nuevo. La miro sorprendido cuando dice que se va a quedar sola y que los demás debemos irnos. El portal sigue girando como un torbellino, veo de nuevo las calles del Bronx, pero las calles del Bronx tendrán que esperar. Pongo una mano en el hombro a Ink:
—Ni de broma pienses que vas a quedarte sola. En el barrio no dejamos a nadie tirado, hermana.
Red se despide, y siento cierto calor en el pecho al saber que se va algo menos roto de lo que vino, que ha encontrado paz de espíritu y que ha encontrado a alguien al que amar y ser amado de vuelta.
—Encuéntrala, y cuidad el uno del otro… Y si algún día pasáis por el Bronx buscad un mural con un ángel y osito de peluche.— Le grito esperando que aún pueda oírme antes de que cruce el umbral. Siento una mezcla de amargura y alegría al sentir que Lyria se va.
Kiran lanza sus preguntas a Ephi y a la criatura, y le miro cuando me dice que no podemos condenarnos todos por altruismo mal dirigido.
—Yo... No le estoy pidiendo a nadie que se quede. Solo se que yo no puedo irme sin saber que he contribuido de alguna forma a luchar contra la injusticia de este lugar. Y creo que a tí te pasa igual. Como ha dicho el pavo de los faros, a los humanos nos mueve el amor. ¿Cómo lo haremos? Aún no lo sé, pero confío en que encontraremos la manera…
Escucho a Átropos de nuevo, no puedo evitar tragar saliva al ver cómo el ambiente se carga de electricidad estática. Su humor está afectando directamente a la forma en la que se manifiesta. Siento la amargura en su voz: ha pagado un precio por ayudar al Burnell, y no está preparado para hablar de matar a uno de sus hermanos. Tiene razón en que no somos mejores que ellos si esa es nuestra solución… Quizás de la misma forma que él ha cambiado podamos encontrar la manera de hacer cambiar a su hermano.
De pronto el cielo se ilumina como si saliera el sol, la sala parece volver a su ciclo natural. El juego se ha reiniciado, y nosotros tenemos que encontrar la forma de avanzar sin sacrificar a nadie. Burnel nos anuncia que nos acompañarán, al menos durante el tiempo que sea posible.
-Gracias, Burnell. No os fallaremos. —Espero, pienso.
Y acto seguido mis ojos se mueven al rededor del templo, buscando entre las columnas, con canaladuras y bases de estilo dórico. Intento hacer memoria.
—En los templos solía haber un lugar para los sacrificios dirigidos a los dioses… y debería estar en la cabecera… por ahí.
Motivo: Investigación
Tirada: 1d20
Resultado: 18 [18]
*el pavo de los faros: Átropos xD
Erik observó el cierre del vórtice con una punzada en el estómago. El brillo fugaz de la posibilidad de volver a su antigua vida se había desvanecido, reemplazado por la sombría realidad de su elección. Ink, con su nuevo brazo y su determinación inquebrantable, les había dado una oportunidad a los demás, además de una llama de esperanza.
Asintió a la decisión de Ink, un nudo de admiración y preocupación apretándole la garganta. - No vas a estar sola en esto, Ink. - dijo con sinceridad, su voz ligeramente áspera. Luego miró a Ephi, cuya resolución de luchar brillaba en sus ojos y una punzada de respeto lo recorrió, formando una sonrisa en sus labios. Ya no era la marioneta del Anfitrión, sino una guerrera.
Escuchó las explicaciones de Átropos sobre su pasado y la amenaza de Láquesis con creciente gravedad. La idea de enfrentarse a una fuerza de destrucción tan primordial helaba la sangre, pero la alternativa de dejar a incontables almas atrapadas era aún peor.
Las palabras de Burnell, cargadas de cansancio y una extraña mezcla de advertencia y resignación, resonaron con una verdad incómoda. No había garantías, solo la promesa de un camino arduo y lleno de peligros, pero en la mirada del antiguo Anfitrión, Erik también percibió una sombra de esperanza, una voluntad de luchar a su lado.
Cuando Duke habló de no poder irse sin intentar cambiar las cosas, Erik asintió con firmeza. - Totalmente tío. - dijo, lleno de determinación, aquél grupo le generaba una confianza enorme y sentía que juntos podían con todo. - No vinimos hasta aquí para darnos la vuelta ahora. Si hay una oportunidad, por pequeña que sea, de acabar con este infierno, tenemos que intentarlo.
La partida de Red y Lyria lo había dejado con un sabor agridulce. Se alegraba por su oportunidad de encontrar la felicidad, pero sentía la ausencia de sus compañeros. Al escuchar la pregunta de Kiran sobre otra forma de detener el ciclo, Erik se sintió identificado con su anhelo de encontrar una solución pacífica. Pero la amenaza inminente de Láquesis les obligaba a considerar todas las opciones.
Cuando Átropos y Burnell ofrecieron acompañarlos, Erik sintió un atisbo de esperanza en medio de la oscuridad. No confiaba completamente en ellos, pero reconocía la necesidad de aliados ante un enemigo tan poderoso. El enemigo de mi enemigo es mi amigo.
Sus ojos recorrieron el templo, siguiendo la mirada pensativa de Duke hacia la cabecera. La mención de un lugar para sacrificios despertó una sombría curiosidad. ¿Qué clase de sacrificio se requeriría para cambiar el destino de este lugar?
Con una determinación renovada, Erik se irguió, sus hombros enderezándose. El miedo seguía presente, un escalofrío recorriéndole la espalda, pero ahora estaba templado por un propósito más fuerte. - Bien. - dijo con voz firme, mirando a sus compañeros. - Entonces vamos, a la sala del Anfitrión. Averigüemos cómo acabar con este juego de una vez por todas. - Su mirada se endureció. - Y si Láquesis se interpone en nuestro camino... lucharemos.
-No pretendo que... Pierdas a tu hermano -digo al Djin con tono de disculpa-. Pero... Bueno, por lo decís, no tiene mucha pinta de que el tema se pueda hablar tranquilamente con él para llegar a un acuerdo...
El portal se cierra, y aún no entiendo por qué no que corrido para cruzarlo, si nos han dejado bien claro que no se puede romper el ciclo de Láquesis y liberar a todas las sombras.
Pero, al menos, podemos luchar por Ephi.
Aunque sigo sin entender por qué ganamos de nuevo nuestros pases y el de ella por llegar a la sala de inicio. Supongo que no tengo que entenderlo, solo hacerlo.
Lo que si me ha quedado claro es que vamos a perder cosas en el camino.
Espero que no sean más brazos.
Aprieto la honda en mi bolsillo y me acerco a inspeccionar la vasijas que no se han roto.