Wow... Cuántas líneas de diálogo tienen algunos y yo sin recordar las mías. En fin, toca improvisar... Él problema es que me marea tanto diálogo superpuesto, ¿dónde entro yo, y cómo? Vale. Dos preguntas generales (y supongo que las idearon para que la audiencia conozca a los personajes) son origen y habilidades. Nací en las Guayanas Francesas, pero no es muy cool eso. Mejor elijo alguna de mis residencias, ¿París o Manhattan? París. ¿Habilidades? Soy modelo, soy actriz... Ay, no. Encima negra, en un slayer estoy muerta la primera. Mejor decir lo que hacía antes del accidente: triatleta.
—Hola, chicos. Soy Zoë, Zoë Laurent, de París. Era triatleta, hasta que un lamentable accidente me sacó de las competencias. Mi última participación fue en las Olimpíadas Juveniles del año pasado, las Grenoble 2046 —explico y sonrío.
Listo, ya metí lo mío. A todo esto, ¿cuándo harán un corte? Necesito avisarle al técnico que mi micro no funciona...
Ephi tosió, medio atragantándose con su propia saliba. Si fueron las del año pasado serían las del 86, las de 1986. La pobre debía haber enloquecido. ¿Quién puede culparla?
Ricardo (¿Red?) dice que le hubiese encantaría ver mi grafiti.
—Espero que algun día puedas verlo, porque eso significará que los dos hemos salido de aquí con vida.
La conversación empieza a discurrir e intento prestar atención a todos e ir quedándome con los nombres y detalles de cada uno. Conocer a tanta gente de golpe es algo abrumador. Ephi confiesa que llevaba poco tiempo trabajando en un videoclub, cosa que a mí me parece de lo más normal, pero que parece que a Kira le parece vintage.
—¿Cómo que si todavía existen…? Solo han cambiado los VHS por los DVDs, pero sigue habiendo videoclubs encada barrio.
Red parece delirar por momentos, su verborrea me es difícil de seguir.
—Lyria tiene razón, somos de sitios muy distintos.—digo, al oírla.
En ese momento se presenta una de las chica que había hablado menos hasta ahora, Zoë. Nos cuenta que fue triatleta olímpica pero que lo dejó por una lesión. Arqueo una ceja cuando dice que fue en las Olimpíadas Juveniles de Grenoble 2046. Me río, imaginando que está de broma, pero lo que dice Ephi después me hace click.
—¿Cómo que 86, hermana? ¿Estáis de vacile? Las últimas Olimpiadas fueron las de Atenas, 2004. —Las miro y empiezo a pensar que no es una broma, aquí nadie parece estar broma. Salvo Ricardo, quizás. —¿Estáis diciendo que no venimos solo de distintas partes del mundo sino que también de distintos años? ¿Cómo es eso si quiera posible? ¿de qué año sois vosotros? Y... ¿en qué año estaremos ahora?
De pronto ya no tengo tan claro que Ricardo pueda llegar a ver mi grafiti.
¡Genial! Le estoy encontrando la vuelta a esto. ¡A darle!
—Nací el 4 de mayo de 2030. —Hago una pausa dramática. — Quizá no estemos en un "tiempo" tal cual lo conocemos...
Musica de tensión.
Ja, esto mejora...
¿También estamos envueltos en cosas temporales? - se abrazó a sí mismo, aún más confuso con toda aquella situación, mirando el suelo y sintiendo la total ignorada del Anfitrión en su nuca. - Yo nací en el 2010 y sin embargo, aquí y ahora, tengo una edad similar a alguien que nació en el 2030.
No pudo evitar soltar una leve y breve risa, llena de desesperación. - A cada pregunta que nos planteamos y respondemos, surgen muchas más. - Tras un visible escalofrío, cerró los ojos e intentó recomponerse nuevamente. - No creo que la lógica nos lleve muy lejos, no deberíamos juzgar nada por nuestros conocimientos del mundo que conocemos - sentenció, intentando calmar el miedo. - Como ha dicho el Anfitrión, esto es un juego, por lo que imaginemos que estamos dentro de un videojuego. Tenemos que comprender como funcionan las leyes de este mundo y no dar nada por sentado.
—Sí. —Asiento a Kiran—. Soy de Filipinas. Teletrabajo desde casa, tengo mi propio negocio. —Sé que no es información exacta y también que el resto espera que dé algún detalle más de a qué me dedico exactamente. En realidad me siento un poco mal por mi trabajo, pero cada uno tiene que hacer lo que tiene que hacer si quiere llevarse algo de comer a la boca cada día—. Soy una estafadora del amor.
Todo queda en un segundo plano cuando nos damos cuenta de que provenimos, no solo de diferentes lugares, sino de diferentes años.
—Yo nací en 2006, tengo 19 años. Para mí, estamos en el año 2025—. Miro a mi alrededor con cara de preocupación. ¿Cómo demonios hemos acabado todos en el mismo lugar?
Ah…Yo… Tengo 15 años y ¿Soy la mayor? Ephi se había prometido adaptarse a todo, creerse cualquier cosa, por extraña que fuera…Pero aquello la había superado. Escucha que alguien le pregunta algo pero, en ese momento, tiene mucho que procesar.
—Déjame sacar cuentas, dijiste que "el año pasado fue 1986" y ahora dices que tienes 15 años... —Arrugo el ceño, calculo. (Las matemáticas no son lo mío.) —Entonces naciste... en 1971. No, en 1972. ¡Naciste dos años antes que mi abuela! Y ella cumplió... ¡73 años! —Mi cara de "sorpresa" ante aquel "descubrimiento" es un poema.
Esta miniserie la va a petar, ya me lo veo...
Cosquilleo, inquietud, fuego, dolor máximo, desesperación, angustia.... Bueno, pues hasta aquí he llegado... por macarra...
Cuando el anfitrión decidió darle una nueva oportunidad a su corazón para que volviera a latir parece que hasta el propio órgano se dio cuenta de lo cerca que había estado de palmarla porque empezó a bombear sangre como si estuviera palpitando por su vida (cosa que no era del todo falsa....).
- Aggghhhhh....!!!!!!.-Chilló Paco cuando recobró sus sentidos.
Se sentó como pudo agarrándose el pecho y viendo a la china (Lian, creo que había dicho que se llamaba...) que había acudido a socorrerlo, le dijo en un suspiro entrecortado:
- Tres dedos.
No podía decir nada más. Literalmente, no podía.
Su cuerpo estaba al límite y, poco a poco se estaba recuperando.
Cuando al fin parece que su pecho y respiración se calmaron miró a los ojos a Lian y a otro chico que también había venido a ayudarle pero que no recordaba el nombre y les dijo: Gracias. De verdad creía que moría....
En su interior, el miedo asomó y vino para quedarse. Había estado a punto de palmarla, joder... No volvería a caer en el error de cabrear a este puto loco....
¿De qué país soy? Pues de aquí como tú, no se en que parte de la ciudad estemos pero yo vivo cerca del rodeo, de hecho yo conozco muy bien al dueño. Si salimos de esta con gusto los invito. El señor Valdemar siempre me deja entrar - respondo a Lyria.observo cómo la señorita asiática me mira con cierto recelo y le digo:
- No temas, soy conductor certificado con 4.8 estrellas. Las cinco solo son una hermosa leyenda.
Y le digo en tono confidencial a Kiran:
-La señora alien parece muy centrada en lo suyo. Parece una Diva adolescente. Esta guapa la señora ¿Verdad? Y si, se que muchas grandes cosas extraordinarias de la vida son blancas: los tabacos rubios, los polvos mágicos, la leche, mi camisa y la estética de esta habitación. Si, te amo blanco, eres el principio y el fin blanco. Pero hay otros colores que extraordinarios como el negro o el rojo, sin ir más lejos.
De pronto me doy cuenta, junto a los demás, que el hombre de Neptuno es una especie de malvado Dr. Manhattan y caigo en cuenta de las edades. La señorita alien podría ser mi hija. Tiemblo ante la idea y le digo a Kiran:
-Retiro lo dicho, aunque no parezca tengo mis límite. Vaya, estará difícil ir todos juntos al rodeo.
Lian dio un pequeño brinco cuando Paco volvió de entre los muertos. O quizás fuese un gran salto, porque estuvo a punto de caer. El corazón se le disparó al momento, amenazando con escapársele por la boca. Vaya susto. Logró asentarse. O, al menos, a fingir que así era. Asintió cuando Paco le dio la respuesta correcta a los dedos que le había mostrado. Matemáticas al rescate. Soltó aire, suspiró. Sonrió al muchacho, se alegraba de que estuviera vivo. También el otro, el pelirrojo inestable. No supo que responderle sobre sus estrellas. Desde luego, a ella no le tranquilizó.
No se imaginaba jugando con aquellas personas a algo macabro y cruel. Solo eran, bueno, como ella, chavales. ¿No?
Lo siguiente fue más demencial. Empezaron a hablar de fechas. No venían de la misma época. Lian había estado preguntándose como habían podido secuestrarles a todos en diferentes partes del mundo. No solo era eso, sino que el Anfitrión parecía poder viajar en el tiempo a voluntad.
—Einstein aseguraba que si fuéramos capaces de viajar a la velocidad de la luz lograríamos viajar al futuro. Gödel afirmó que, según sus cálculos, era posible viajar al pasado pero que no podíamos hacerlo ya que teníamos una limitación física que lo impedía. ¿Y si todos esos teoremas se han estudiando en el futuro y han sido resueltos? No es una idea tan descabellada. Los números siempre han estado allí, la puerta. Pero nos faltaba la llave.
Y ahora la tenía un maníaco.
Se percató de que había hablado demasiado y en voz alta. No era su estilo, solía pasarle cuando un tema le fascinaba. Quizás aquella sala blanca era una máquina del tiempo. O los relojes. Y todos esos trucos de magia no eran más que alta tecnología. Aterrador, pero también había esperanza allí. Porque si todo era posible gracias a la ciencia, ésta podía entenderse, comprenderse. Desgranarse. Un juego, se volvió a repetir. Era un juego. No era un videojuego como decía aquel chico ¿Erik? No se trataba de apretar botones, sino de entender el sistema de pulsación que había detrás de esos botones.
Todo podía reducirse a incógnitas, números y variables, las matemáticas eran el lenguaje de Dios. Incluso la magia o aquel horrible lugar podrían llegar a comprenderse en su totalidad a través de los números.
—Yo vivía en el 2022, tengo 19 años.
Aquello no aportó mucho, pero tampoco se atrevía a compartir sus convicciones. Miró el reloj. Había una hora allí. Quizás ¿Indicaba el año en el que se encontraban actualmente?