Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

6.10 - Trance

Cargando editor
18/05/2017, 21:45
Will

Will te mira durante un segundo, luego asiente.

-Estaré fuera, si me necesitas.

Cargando editor
18/05/2017, 21:45
Andrel

Una vez solos, Andrel te mira.

-Saga...

Notas de juego

Entiendo que también despachas a Jorik. Ni siquiera sé si está dentro, porque no sé como acabará la otra escena, pero la verdad es que no es importante. En caso de que hubiera entrado, no se daría por aludido hasta que Saga le pidiera directamente que saliera, algo que entiendo hace en algún punto entre que sale Will y empieza a hablar con Andrel. No hace falta que lo roleemos.

Cargando editor
19/05/2017, 00:02
Saga Olrik

Se mordió el labio superior un instante. 

- Lo siento... ¿Ayuda el fuego?

Cargando editor
19/05/2017, 09:21
Andrel

Andrel ignora la pregunta, sus ojos fijos en los tuyos. El crepitar de las llamas es lo único que se oye durante un rato que se te hace eterno. Cuando ya has decidido que, probablemente, ni siquiera ha escuchado tu pregunta, Andrel habla de nuevo.

-Lo vi, Saga... -su aura parece brillar con mayor intensidad-. Lo vi... Puedo mostrártelo.

Alza una mano y la acerca a ti, aunque la detiene a medio camino. La luz de las llamas traspasa su brazo escarchado, dándole un aspecto irreal. Como si todo fuera un mal sueño, y al despertar te dieras cuenta de que seguís estando en aquella casa de vuestra infancia, a la espera de cualquier excusa para poder evitarse el uno al otro.

Cargando editor
19/05/2017, 16:16
Saga Olrik

Miró su mano con cautela, dividida. Por un lado la absoluta certeza de que aquel gesto iba a devolverle una visión aterradora que su mente apenas podía comprender. Por otro, la vana posibilidad de un ínfimo contacto que, con todo a favor, no le iba a hacer ningún bien.

Hizo ademán de tomar su mano, pero se contuvo en el último instante.

-Necesito saber qué viste primero.

¿El monstruo? ¿Más allá de él? ¿La causa primigenia de todo aquello? Qué o quién era la clave, y se presentaba con urgencia.

Cargando editor
19/05/2017, 18:21
Andrel

-Su historia. Lo que fue. Y... A Él.

Sus ojos se abren de par en par, su boca se tuerce en una mueca de terror.

-¿No lo ves, Saga? Primero unos, luego otros. Y en el centro, la sangre.

Extiende un poco más la mano, pero vuelve a detenerla a unos centímetros de la tuya.

Notas de juego

Menos mal que no estamos jugando Cthulhu.

Cargando editor
19/05/2017, 18:54
Saga Olrik

Saga inhaló el aire cálido, pero no sintió confort en ello. Y cogió su mano.

Notas de juego

Menos mal, sí...

Cargando editor
19/05/2017, 19:01
La silueta de los dioses

Una descarga de electricidad recorre tu mano, subiendo por tu brazo hasta llegar al resto del cuerpo. Sin poder moverte, contemplas impotente como todo se desdibuja, y el alma de tu hermano toma el control. Un destello azulado te ciega, y de repente ya no estás en Sultünge.

"¿No lo ves?"

Flotas, en la oscuridad, percibiendo con claridad los latido de tu corazón, que retumban en la cabeza. Tu respiración se oye en todas partes, pero fuera de ti, como si viniera de algún punto en el horizonte. No notas tus brazos, ni tampoco tus piernas, ni tu pecho, ni tu cabeza. Pero sí otras cosas... Extremidades que no puedes describir, apéndices que dormían latentes en tu interior. Te deshaces de cualquier atadura física, e incluso tus recuerdos, tu personalidad, tu mente... Las líneas se vuelven borrosas, y tu silueta se expande por aquel microcosmos.

A lo lejos, una luz pálida, azulada. La sigues, de forma instintiva, movida por la curiosidad. Te mueves por medio del pensamiento... No, por medio de algo más profundo, latente en tu interior, independiente de tu voluntad: El deseo. Como un navío que te protege y guía en aquella oscuridad, palpita en tu interior, exigiendo ser libre. Liberada de cualquier atadura racional, desatas su poder, te bañas en su gloria. La marca del heredero del invierno, presente incluso en un lugar tan apartado como este, se deshace a tu paso. La escarcha desaparece, y la luz se acerca. O tú a ella. En lugares como este, el punto de referencia pierde sentido.

"¿Es que no lo ves, Saga?"

Un túnel de luz os une... Y las imágenes empiezan a inundarte. Imágenes procedentes de una fuente externa, extraña, ajena a ti o a tu hermano. Implantadas allí por una conexión impía, por la colisión entre un aura maldita y un alma condenada. Obtenidas por accidente, forzadas, incontenibles... Imágenes que ahora Andrel comparte contigo de la misma manera. Sin poder retener el flujo, te rindes ante las visiones... Y ves.

La oscuridad deja paso a imágenes vívidas y coloridas, imágenes de un bosque otoñal, frío y muerto aunque hermoso a su modo. Tus manos callosas y fuertes sujetan las riendas de la carreta con firmeza, guiando a los caballos por un terreno accidentado y embarrado. Las ruedas de madera repiquetean al golpear sobre piedra y vegetación, los radios lamentándose continuamente debido a las sacudidas. A tu lado, la persona que te acompaña entona un silbido alegre, una canción que no identificas pero que te infunde una agradable sensación de paz. De repente, todo se tambalea, y el mundo empieza a dar vueltas...

La imagen cambia. Esta vez, la única luz procede de una hoguera, y a pesar de que solo ves, la forma de mirar a tu alrededor, acompañada de pequeñas sacudidas, te indica que estás temblando, posiblemente debido al frío. Junto al fuego, un hombre de mediana edad te dirige una sonrisa y te ofrece un pedazo de comida. Estás tumbada (¿tumbado?) en el suelo, y no puedes moverte. ¿Por qué? De repente, una sombra inmensa aparece en el límite de la fogata. Tu acompañante se gira y palidece, completamente aterrado. La sombra os engulle.

Una nueva imagen. Esta vez una luz mortecina te permite ver con toda claridad los tonos rojizos que te rodean. Sangre, sangre sobre la tierra, y trozos de... Te retuerces, intentando contener las náuseas. Entonces una figura tapa la luz, y algo se acerca a ti: Una mano, inmensa, retorcida e inhumana, acabada en unas terribles garras. La mano sostiene un trozo de carne... ¿De quién? No, lo sabes perfectamente. Se detiene junto a ti, en actitud amistosa, casi paternal, ofreciéndote el festín... Y al mirar arriba, la ves.

Incluso en el estado embotado en el que te encuentras, la reconoces. La reconocerías en cualquier contexto, pues su imagen está grabada en fuego en tu memoria. Y esta vez, sí es ella.

La bestia original.

"La sangre maldita".

El asesino de tu hermano.

Las imagen desaparece en cientos de jirones. Liberados por fin de aquella carga, las dos esencias vuelan libres por el vacío. El alma de Andrel responde a tu llamada. Palpita, buscando tu cercanía, anhelando tu calor... Y entonces, una barrera que ninguno de los dos puede franquear os detiene. La barrera de la muerte. Un caparazón podrido que recubre el núcleo que define a tu hermano. Una línea que nunca podréis traspasar...

El frío te inunda. Las almas de los muertos y las almas de los vivos deben estar separadas, así está escrito. Y aquella cercanía viciosa, casi adictiva, trasgrede esa ley esencial. El universo se rebela ante ello, indignado, y una fuerza empieza a tirar de ti, obligándote a replegarte. No, no una fuerza... ¡Tú! Tu propia mente, habiendo despertado a medias del embotamiento al que había sido sometida, intenta alejarse de allí, percibiendo el peligro. Otra parte de ti tira hacia tu hermano, resistiéndose a abandonarle, proyectando el calor de los vivos en aquella bóveda inerte y estéril, derritiendo la escarcha con el simple poder de su presencia... Y dañándote. No como la herida que uno se hace al caer al suelo o al ser cortado por el filo de una espada; un daño espiritual e interior, un daño incapaz de ser curado por métodos convencionales.

La balanza se mantiene en equilibrio, y cada fuerza es cada vez más poderosa, más imperiosa en su insistencia. Temes que aquella proyección astral que te engloba vaya a partirse en dos... Y lo entiendes. Solo un peso minúsculo, apenas el espectro de una decisión, en un sentido u otro... Y la balanza se desequilibraría.

Notas de juego

Aleh, decide.

Cargando editor
20/05/2017, 00:25
Saga Olrik

No recordaba ni recordaría cosa semejante, ni sueños o pesadillas, ni delirios por la fiebre o por ciertas plantas que expandían lo que uno conocía como el límite de su propia realidad. Allí, en aquel momento se encontró lejos de cualquier ápice de cordura a la que aferrarse, y el entendimiento no bastaba para darle sentido. Era una marea, una avalancha de fuerza inconmensurable a la que había accedido y cuando quiso hablar y preguntar, su voz resonó en una cavidad exterior sin un origen concreto y en un idioma que carecía de palabras, sílabas o sonidos, si es que era posible.

Era... difícil. Pero en todos aquellos años había aprendido que ciertas cosas no estaban para ser cuestionadas o negadas. Su propósito era otro, mayor, diferente y difícil de explicar más allá de la barrera lingüística. Lo más cercano que se le ocurrió era el más puro instinto que yacía latente en todo ser vivo. Sencillamente, uno debía seguirlo, dejarse arrastrar tras una bocanada de aire y así lo hizo cuando su ser encontró la determinación para hacerlo. Y vio.

No pudo decidir si comprendía, al menos del todo, mientras su mente se revolvía en torno a detalles insignificantes y a la vez se extendía hasta donde llegaba la memoria. Había cosas, sentimientos que abordaban su ser contra su voluntad. Hechos y certezas y conexiones absurdas sin sentido, y todo llevaba al principio. A él. A Él. Y había algo absolutamente profano, terrible en aquella verdad que no quiso aceptar. Deseaba apartarse, negarlo, pero no podía o no sabía cómo.

Estaba allí. La Sangre.

Andrel... Sácame de aquí, quiso decir. No estuvo segura de haberlo hecho, al menos con su voz. O con el pensamiento. Se traducía en una imperiosa urgencia de huir, y como quien ve sus súplicas escuchadas... De repente las imágenes se desvanecieron dejándola en un lugar donde, por unos instantes que bien podrían haber sido 5 segundos de reloj o 100 años de espera, encontró calma. Y también encontró a Andrel.

Y después, el frío.

Llegó y todo empezó a resquebrajarse como el hielo, con un sonido abrumador que estremecía el alma. No supo qué era, o quizá no quería saberlo, hasta que la verdad fue más que evidente y el dolor empezó a acentuarse acrecentado como mil agujas bajo la piel, pero en el alma.

Y supo que lo peor estaba aún por llegar.

Un río con dos extremos, ambos a corriente y en contra, un libro que ocultaba dos finales en la misma página, una manzana entera y sana y a la vez podrida. El momento en el que la luna y el sol se juntaban proyectando una sombra infinita que lo cubría todo de oscuridad. O algo imposible pero que estaba ocurriendo y sobre lo que debía decidir y para lo que definitivamente no estaba preparada. 

Estaba... ¿Tenía que...? Debía. Pero no entendía cómo... O si... ¿Importaba...?

Extendió la mano, o al menos ese fue el gesto que pretendió lograr en una reminiscencia de tener un cuerpo que le pertenecía y obedecía. Porque lo racional no terminaba de casar. Y dijo:

Estoy aquí. Andrel, estoy aquí.

Notas de juego

Lo que está ocurriendo en realidad:

*Saga en la cabaña teniendo un ataque epiléptico mientras se le cae la baba

Cargando editor
20/05/2017, 10:48
Andrel

Y todo ese universo contenido en vuestras mentes tiembla, vibra, se sacude con violencia. Tu presencia allí no es bienvenida, y la energía que tira de ti insiste en sacarte, en expulsarte de aquel recinto prohibido. Pero tu voluntad se impone, y ni siquiera las fuerzas que dominan la realidad son capaces de imponerse a ella. Defines tus propias líneas, caminas en un espacio estrecho entre lo prohibido y lo permitido, arriesgándote a la aniquilación, pero consciente de que no podrías perdonarte a ti misma abandonándole...

Otra vez.

Y la escarcha se derrite. Te conviertes en una supernova, una explosión apocalíptica de vida que baña aquella carcasa muerta que rodea el alma de tu hermano. Palpitas, reinventas tu forma, te diluyes en la oscuridad sin dudar, implacable en tu determinación, inmaculada en tu divinidad. Destruyes las marcas podridas de aquel demonio, y las sustituyes por partes de ti.

"Saga..."

Una mano (¿tenéis manos?) coge la tuya con firmeza y cariño. Notas una sustancia viscosa que la rodea. Huele a tierra embarrada y a montaña congelada, a pescado amontonado en las redes de un barco. A tumba. Una fina capa de muerte... Y sin embargo, debajo existe todavía algo conocido, algo que te provoca una oleada de nostalgia. La añoranza, la pena, la búsqueda de ese calor perdido... Sentimientos que os unen, que os acercan incluso a través de la barrera que os separa.

"... Perdóname..."

El proceso es doloroso. Arde tu alma, incapaz de contener los latigazos de energía que pugnan por sacarte de allí. Te acercas peligrosamente al terreno desconocido que solo los hechiceros más poderosos pueden llegar a moldear, y la falta de preparación y experiencia te pasa factura. No basta con querer; también hay que saber. Y tú no sabes lo suficiente... No sabes casi nada. Las fuerzas arremeten de nuevo contra ti, empujando esta vez con furia, con indignación. La galaxia, compuesta por solo las dos estrellas que sois tú y tu hermano, se encoge y se expande con violencia, y parece a punto de romperse...

Notas de juego

Quítate 20 punticos de vida. Apúntalos aparte, que se recuperan a ritmo de sacrificio (5 al día, por mucho que descanses)

Si quieres continuar con la sobredosis de LSD, tira voluntad a dificultad 15. Si no, eres expulsada (puedes narrarlo a voluntad, no hay reglas para este tipo de cosas). Ya no queda mucha escarcha, así que eres libre también de dejarte llevar y salir automáticamente.

Cargando editor
20/05/2017, 17:39
Saga Olrik

Pensó en gritar y en algún lugar de su existencia lo logró, aunque eso no remitió el dolor ni la sensación de estar deshaciéndose en pedazos. Era... Indescriptible, todo aquel poder y el descontrol. Se sintió de repente absolutamente diminuta e insignificante, perdida en una multitud de dioses y gigantes y criaturas mucho más poderosas que ella. No sabía lo que hacía ni cómo, pero debía hacerse. Debía hacerlo porque eran familia pero también eran más. Habían empezado con ellos, con ambos, y no podía terminar de otra manera que no fuese juntos.

Pero había un largo trecho entre lo que uno deseaba y lo que uno podía hacer, y Saga estaba muy lejos de comprender o controlar aquello. Eran emociones plenas y absolutas lo que comandaba a ritmo de tormenta. Funcionaba a un alto coste, y en verdad era un coste que no le importaba. El dolor pasaría. Y el cansancio y la mala suerte. Pero el horror de dejarle ir de aquella manera, consumido por el frío no era una opción.

Quiso tirar de algo, empujar y desatar la rabia que había sentido antes para luchar por quedarse, pero no había nada contra lo que pelear. Su voluntad y sus fuerzas se vieron doblegadas por lo desconocido y supo que no podía hacer más y que probablemente seguir insistiendo iba a resultar en algo mucho, mucho peor.

Dijo lo siento, o perdona, y no puedo más. Pronunció su nombre en mil dialectos al mismo tiempo y después, no supo cómo, ya no estaba allí.

- Tiradas (1)

Motivo: Voluntad por mis barbas

Tirada: 1d10

Dificultad: 15+

Resultado: 1(+9)=10 (Fracaso)

Cargando editor
21/05/2017, 09:46
Will

Abres los ojos de par en par, mientras tus pulmones se inundan de aire. El cambio repentino hace que tu espalda se arquee, y sin poder remediarlo, toses. A tu lado, retazos de la cabaña empiezan a aclararse en la periferia de tu visión. El ruido de una puerta abriéndose se oye,y unos pasos corren hacia ti. Una voz te llama, aunque suena lejana, todavía. Ni siquiera entiendes lo que dice.

Mientras, tu mente intenta reponerse de aquel torbellino de información al que te has visto sometida, sin conseguirlo del todo. Al fin y al cabo, hay realidades que solo pueden entenderse cuando se apaga el cerebro, y cosas que antes tuvieron todo el sentido ahora no son más que interrogaciones inconexas. Recuerdas que volabas, que Andrel te mostró unas visiones... Que lograste ayudarle con tu calor. Como en un sueño, los espacios entre detalles se vuelven borrosos, y cuanto más lo piensas más te olvidas de lo ocurrido. Es frustrante, tener todas las respuestas en la punta de la lengua, saber que en ese otro plano, en esa otra realidad, pudiste comprender misterios sobre la vida y la muerte, lo humano y la divinidad, la naturaleza del alma y la magia que mantiene atada al mundo, quizás a un nivel más profundo del que muchos humanos llegarán a entender nunca... Y, sin embargo, ahora todo ese conocimiento, esa comunión con el universo, se escapa entre tus dedos como el agua de un manantial. Lo único que no se emborrona son las visiones.

Poco a poco, tu mente empieza a encontrar un contexto al que agarrarse. Tienes la espalda apoyada en las piernas de alguien, que te sujeta la cabeza con delicadeza, acunándote en sus brazos. La voz preocupada de Will resuena en tus oídos.

-¿Qué hacemos?

Notas de juego

Saga solo recuerda detalles inconexos de lo ocurrido, a excepción de las tres visiones (porque el origen es externo, proceden de la bestia). También queda la idea de que ayudó a su hermano de alguna manera, y el conjunto de sentimientos que la invadieron, un poco de forma general (tristeza, rabia, amor por su hermano, etc...), pero esas cosas se recuerdan más como cuando un par de horas después de levantarte intentas acordarte de algún sueño intenso que hayas tenido y no puedes sacar más que algún detalle general. No hay tirada de memorizar o resistencia que valga para intentar evitar este efecto, pues está directamente atado a la Gnosis.

Cargando editor
21/05/2017, 10:08
Ashe

Ashe, inclinada junto a vosotras, parece a punto de responder, pero entonces te mira y ve que tiene los ojos abiertos.

-Espera. Parece que ya está volviendo en sí. No dejes de sujetarla, pero dale algo de espacio.

Cargando editor
21/05/2017, 10:10
Will

Will hace lo propio, mirándote con la cara desencajada.

-¡Saga! ¿Me escuchas? ¿Puedes oírme?

Cargando editor
21/05/2017, 15:20
Saga Olrik

Vio sin ver, y supo que algo estaba terriblemente mal en todo aquello. No era donde debía estar, pero estaba, y sin saberlo movió la mano tratando de agarrar algo o a alguien. A Andrel. Tenía la certeza -o eso creyó- de haberle abrazado, y quiso llorar por ello. Y porque no entendía qué pasaba, ni por qué Will estaba allí ni quién era esa mujer rubia, ni por qué la casa de sus padres era tan diferente. El miedo era oprimente y doloroso, aunque no entendía por qué.

Toda aquella confusión se vio traducida para Will y Ashe como un balbuceo incomprensible, muecas y desorientación, seguidas de varios manotazos aleatorios hasta que ganó fuerzas para doblarse hacia otro lado y vomitar violencia entre espasmos. Su cuerpo se tensó y por unos agónicos instantes que le parecieron horas pensó que iba a terminar echando las entrañas por la boca. No había alimento en su estómago, pero su cuerpo encontró otros fluidos de los que deshacerse... Hasta que no quedó nada y no le quedó otra más que asentar la cabeza de nuevo en su realidad.

No supo por qué, pero no quería estar allí aunque había algo muy importante que debía hacer.

- ... -

Descansó un momento apoyándose en algo (alguien, seguramente). O al menos a ella se le antojó un momento. Un momento largo y lleno de dudas para todos que terminó en una idea absurda y repentina y que no podía dejar pasar.

-Bedelia. Bedelia vio una carreta -dijo en un tono mucho más quedo del que imaginó en su mente, acompañado de un vano intento de levantarse que terminó en la habitación girando y ella girando y su estómago a punto de devolverle más.

Cargando editor
22/05/2017, 08:21
Will

-... ¿A qué te refieres?

Cargando editor
22/05/2017, 08:24
Ashe

-Estabas delirando, Saga -Ashe se inclina junto a vosotras-. Y convulsionando. ¿Cómo te encuentras?

Cargando editor
22/05/2017, 08:26
Andrel

Junto a la hoguera, percibes el cuerpo de Andrel, flotando inerte como un ahorcado colgando del techo. Aunque tiene los ojos cerrados y no se mueve, el estado en el que se encuentra parece haber mejorado: Muchas de las heridas han desaparecido, y aunque la escarcha continúa viéndose en algunas zonas de su cuerpo, se ha derretido en muchas otras.

Cargando editor
22/05/2017, 16:11
Saga Olrik

-No. Am...

Ni siquiera supo a qué había respondido. Sus ojos saltaron de Ashe a su hermano, paralizada ante la visión. ¿Dormía? Debía ser, pues no podía estar muerto una vez muerto, al menos en presencia. O al menos esa fue la conclusión que sacó tras abrir y cerrar la boca varias veces sin emitir sonido alguno.

Se limpió la boca con la manda, haciendo un mohín, sacudió la cabeza -mala idea- y después extendió el brazo hacia la nada esperando una ayuda para incorporarse.

-Sé dónde empezó todo. A noche, nos topamos con... con una carreta extranjera. Bedelia la vio. Fue ahí, sus... Ahí regresó la bestia, la primigenia. La primera. Tengo que ir.

Cargando editor
22/05/2017, 18:20
Will

Will te ayuda a levantarte, y luego asiente con la cabeza, consciente de la urgencia que se percibe en tu voz.

-De acuerdo. Te sigo.