Partida Rol por web

Turno 34 - Halbered

Desde el lado opuesto a Aaren, en lo alto de la meseta, el sargento de Sil Auressë observaba la escena. Luego gritó: -¡Aaren! En posición, preparado con el caballo.

Su grito se escuchó por encima del trueno y la de tempestad de los caballeros. Luego revisó una última vez los nudos de las cuerdas que soportaban la polea. Gracias a aquel artilugio, un solo animal de tiro podía hacer caer la piedra pues tiraba con la fuerza de tres o cuatro. Halbered lo había visto en la construcción del castillo de Sil Auressë.

-Turno 34:

El montaraz sintió una gran descarga de adrenalina cuando vio como su capitán entraba al fin en el desfiladero, y no sólo eso, sino que su semblante serio y preocupado se relajó al ver como él iba a la zaga, recuperando terreno, tras el pequeño lapsus que había tenido anteriormente. Sin duda alguna, aquel pequeño paréntesis de los lobos había sido un regalo de los Valar, por su parte, tenía claro que los dioses tenían que compensarle muchas cosas, pero le daba cierta alegría ver como al fin el destino le sonreía...

Así pues, apremiando a su corcel para ponerse al lado de los suyos, se dispuso a entrar de una vez por todas en el desfiladero; aún quedaba una gran batalla por venir, y tenía mucha tarea por delante, de momento había rescatado a todos cuantos pudo, pero no tenía ninguna duda de que su aportación no cesaría aquí...

Turno 34

Theon pudo ver como dos huargos interrumpían su lamento y comenzaban a seguirlo, con ojos furiosos y sed de sangre. Eso era justamente lo que esperaba, así que se dio a la carrera nuevamente. Había avanzado lo suficiente como para acercarse a la posición de la emboscada, la soga sobre el desfiladero estaba a la vista e indicaba la ubicación de sus compañeros. Desvió su caballo hacia un lateral y gritó con fuerza - Dos huargos, por el centro! - con la intensión de que los arqueros estuviesen preparados para recibirlos.

Mientras avanzaba, sintió con fuerza la llegada de los jinetes de Melechtor, sin duda habían entrado al paso, esperaba con ansias que los diez lo hubiesen logrado, aún así no volvió la vista atrás, primero debía terminar con los huargos que estaban delante de ellos y luego caerían las piedras una vez que los jinetes hubiesen atravesado el punto indicado, ese era el plan y se concentraba solo en eso por el momento.

Turno 34

En centro del desfiladero podía sentirse el sonido de fondo de caballos galopando y el latir del suelo indicaba que podían ser  muchos. En medio de la oscuridad la voz de Theon se alzó - Dos huargos, por el centro! - seguido por los gritos que daba a su montura para lanzarse a la carrera. 

Turno 34

Agnor estaba impaciente. Sentía temblar el suelo y sabía que llegaban sus compañeros. ¿Con cuántas bajas? ¿Y perseguidos por cuantos? No podía cargar todavía, primero debían dejar que los supervivientes llegaran. Y que lloviera piedra y fuego sobre los enemigos. Solo entonces podría saberse si debía azuzar a Atreo y contraatacar.

Turno 34

El estruendo de la caballería se dejo oír a través del paso acallando los aullidos atormentados de los Huargos.

Los hombres de Mellechtor se acercaban al punto sin retorno y la tensión aumentaba con cada sonido de cascos que llegaba desde la loma.
Asentí a las palabras de Halbered con un gesto y tragué saliva mientras asía fuertemente las riendas del caballo de carga.

Theon se había adelantado ya hasta el cuello del desfiladero y daba ordenes precisas a los hombres que se encontraban allí apostados. Los Huargos lo perseguían a escasos metros, pero parecía dominar la situación.

Para bien o para mal, todo se resolvería en los próximos segundos. Solo esperaba no fallar en la parte que me había tocado dentro de aquella decisiva batalla.
Miré una ultima vez al cielo de la noche y una plegaria silenciosa se escapo de mis labios para suplicar la fortuna de la Diosa...las luces de Varda seguían vivas, brillando en algún lugar, detrás de aquel firmamento henchido de negrura...

Turno 35

¡La caballería liderada por Melechtor avanzaba por el desfiladero! Melechtor iba de los primeros, y el resto de la unidad con dos o tres jinetes de ancho por el estrecho Paso. En su camino se encontraron con un huargo y luego con otros dos más adelantados, y delante de los huargos vieron a Theon. Y más lejos aguardaba una pequeña unidad de arqueros a pie bajo las órdenes de Eärnil. Estaban en posición para disparar a los huargos que llegaban tal y como había avisado a Theon. Detrás de los defensores de Sil Auressë, un pequeño contingente de cinco jinetes esperaba la llegada. Agnor estaba en el centro, y tenía a un lado a Bakar y al otro a Caldrim.

Cerrando la unidad de Melechtor se pudo ver a un jinete que los alcanzaba. Era Tarbrand, que se había separado de todos para ir a buscar a los jinetes desafiando la oscuridad y el fuego. Ahora regresaba con el resto, y detrás del dúnadan llegaba una mancha oscura, como una sombra de multitud de ojos brillantes que perseguían a los jinetes. Estaban a unos cien metros, pero ya habían entrado en el desfiladero. Por último, en lo alto de la meseta, a ambos lados del Paso, había algunos defensores. Y una cuerda que cruzaba el desfiladero. En el lado izquierdo desde la posición de Melechtor estaba Aaren, listo para hacer caer bloques de piedra y fuego para sellar el Paso. Todo se iba a decidir en cuestión de segundos…

-Turno 35:

El montaraz había conseguido internarse en la grieta junto al resto de su unidad, atrás había dejado a la manada de huargos y el grueso del ejército enemigo, sí sin duda había sido una tarea hercúlea, haciendo que su éxito fuera más gratificante si cabe, pero por lo que parecía, aún quedaba lo peor por llegar; no obstante podrían enfrentarlo juntos, codo con codo, luchando como héroes y no como presas indefensas de la jauría de huargos...

Así pues, viendo la escena que le rodeaba, le pareció ver a Aaren arriba, cerca de una montaña de piedras, no sabía exactamente cuál era su propósito, pero por lo que parecía, pretendía bloquear la entrada "Espero que lo haga cuando haya muchos enemigos debajo, y que no la cierre prematuramente, pues así, aunque algunos lleguen hasta el otro lado, podremos sepultar a un gran número y disfrutar con el miedo que se sembrará en sus impíos corazones..." pensaba para sí el dúnedain en caso de que él fuera el encargado, mas mejor no decir nada aún, por si los jinetes enemigos sobrevivían e informaban a los demás.

Por ello, aprovechando la inercia de su carrera, se acercó al huargo más cercano y se dispuso a golpearle sin detener su carrera, aprovechando que le daba la espalda. No fue un espadazo muy elaborado, pero al menos serviría para entretener a su enemigo y evitar que se juntara con sus compañeros, los cuales con un poco de suerte, morirían ante la pesada carga de sus aliados...

Turno 35

Theon casi había llegado ya a mi nivel. Mis manos se mostraban impacientes, pero todavía debía aguardar un poco.

Los hombres de Mellechtor acompañados por Tarbrand, acababan de irrumpir en el paso, y tras ellos una marea de Huargos amenazaba con aplastarlos contra el fondo del desfiladero.
Cuando el ultimo de los jinetes estuviese a punto de cruzar la cuerda tiraría de las riendas para empujar la piedra. No quería que más huargos de los necesarios cruzasen de aquel punto y los mas rezagados todavía tendrían unos segundos para evitar el derrumbe que sobrevendría...si algún jinete se había quedado aislado, probablemente aquello significase su sentencia de muerte, pero no existía otra forma. Era la vida de unos pocos, contra la vida de muchos.
Nunca había deseado tal responsabilidad para mi, pero allí me encontraba, y en mis manos estaba mahora decidir sobre el destino de las vidas de aquellos que luchaban por Sil Auresse y por un futuro mejor para todos.

Que los Dioses me perdonen por lo que estoy a punto de hacer... pensé en silencio.

Turno 35

Venía galopando a toda velocidad desde que había logrado sacar de su trance a dos huargos y provocarlos para que lo siguiesen. La idea había sido arriesgada pero era el único modo de llevarlos hacia la emboscada y evitar que los jinetes que venían detrás tuviesen que enfrentarlos. No lo habían alcanzado, eso ya era un buen signo de que aún podían sacar ventaja de eso.

Los arqueros estaban en su posición, y Theon era consciente de que debía hacerse a un lado para lograr un tiro limpio, por lo que desvió su caballo a un lado sin detener su carrera. Ignoraba cuantos hombres dispararían a esas dos criaturas, pero si lograban herirla lo suficiente, entonces el grupo de jinetes que los esperaba detrás sin duda acabarían con ellos. -Ahora !!!- gritó, confiando en que esas flechas lloverían de inmediato.

Sintió el sudor de su caballo, estaba agotado pero aún así daba todo de sí -Solo un poco mas, amigo- dijo, recordando que esa misma mañana el animal había estado encerrado en el establo de una granja, prisionero de un Uruk y sus orcos, y que todo lo que vivenció luego sin duda era más de lo que había experimentado en toda su vida. Y lo entendía, lo mismo le sucedía a él.

Turno 35

Caldrim le daba palmadas en el lomo a su caballo de guerra. Su montura estaba habituado a la batalla, pero les servía a ambos para mantener la calma ante la avalancha que venía hacia ellos.

-¡DEJAD LIBRE EL CENTRO!, instruyó a los jinetes que esperaban estáticos la llegada de la unidad de Melechtor. Estaba claro que no iban a poder detenerse, y era importante dejarles un espacio amplio para no chocarse y así formar un tapón en el peor momento. -¡BAKAR, CONTRA LA PARED!

-¡Arqueros! ¡PREPARAD PARA DISPARAR!

Turno 35 Se da cuenta que está apretando los dientes con la misma intensidad con la aferra sus armas, no participaría en la siguiente descarga de flechas . Respira profundamente."Arqueros!!! Preparaos para disparar como en la vez anterior!!! Tensad las cuerdas!!! Fijad blanco!!! Disparad!!!

Turno 35

– ¡Bravo! –gritó de entusiasmo al ver a los jinetes.

La tromba de jinetes llegaba con mala compañía. Los jinetes de Agnor no podían interponerse para detener a los huargos que los acosaban porque eso, simplemente, acabaría por taponar todo el paso. Se convertirían en un bocado fácil de la jauría que llegaba detrás.

Tiró de las riendas y mandó a Atreo, pero también a los hombres, siguiendo el ejemplo de Caldrim.

– ¡Contra la pared! ¡Dejad paso!

Agnor ya dudaba de que pudieran siquiera hacer una contracarga contra la jauría. Los jinetes debían pasar y atravesar la posición de los arqueros, y entonces entre todos debían ocuparse de los huargos infiltrados. Mientras, la jauría que les seguía debía ser detenida por las rocas y el fuego. Aquellos lobos que sobrevivieran seguirían adelante. Pero los jinetes estarían demasiado cerca para cargalos.

Sin embargo, sí estarían preparados para resistir su embite.

– ¡Adelante, compañeros! ¡Adelante! ¡Paso libre para los héros del paso! –animó a los que llegaban.

Turno 35

Cirian tensó el arco, y se concentró en el disparo. -No podemos fallar, dijo a los que le acompañaban. No como antes, pensó. Era difícil olvidar cómo los anteriores huargos habían pasado como un rayo ignorando las flechas hasta llegar a los jinetes. Eran increíblemente rápidos y se movían de forma imprevista zigzagueando. La experiencia anterior tal vez iba a servirles.

Vio cómo Eärnil llevaba sus armas de cuerpo a cuerpo. -¡Igual que antes, disparad al de vuestro lado!

-¡AHORA!, ordenó y soltó la flecha. Pero en el momento de hacerlo supo que de nuevo había fallado.

El hombre^ES1 posicionado a su derecha tuvo mejor puntería, pero aunque la flecha impactó en el blanco no atravesó la piel del huargo que siguió corriendo. El otro soldado^ES2 del grupo de Cirian también falló.

Turno 35

Brangon vio de reojo cómo las tres flechas de sus compañeros erraron. Respiró hondo, y soltó la suya apuntando al otro huargo^H2 pero ya pensando en cambiar de arma y retroceder. 

-¡Las flechas no sirven! ¡RETROCEDED! ¡SACAD LAS ESPADAS!

Por encima de sus cabezas, la cuerda que cruzaba el Paso se tensaba.

Turno 35

El sargento respiró hondo. Todo estaba a punto, pero no había margen para el error. -¡DISPARAD!, ordenó a los hombres posicionados al borde del desfiladero. -¡UNA SOLA FLECHA, DESPUÉS TOMAD LAS TINAJAS DE ACEITE!

Si salía vivo de la Batalla de la Loma, iba a recordar que las flechas no servían contra aquellas bestias. Eran demasiado ágiles y demasiado feroces.

Turno 35

La alegría le desbordó a Melechtor al ver a los defensores en posición. Reconoció rápidamente a Caldrim, a Bakar y a Agnor encima de sus caballos, firmes como la roca. No quiso mirar atrás, porque había visto las manadas de huargos aullando a la luz del fuego en el Paso, y supo que habían entrado detrás de ellos. Eran simplemente demasiados como para hacerles frente.

-¡NO PARÉIS!, les dijo a sus jinetes al ver cómo se abría un pasillo para pasar entre los jinetes que les esperaban. -¡SEGUID ADELANTE!

Turno 35 - Resolución

Los jinetes cabalgaron por el desfiladero. Los más rezagados atacaron a su paso con sus lanzas al tercer huargo^H3, y con el primer golpe el animal se quedó herido al atravesar la punta de la lanza de caballería su pata derecha. Acto seguido, recibió otro golpe de otro jinete^J8, esta vez en el costado con tal fuerza que lo levantó del suelo y lo estampó contra la pared lateral del Paso. Ninguno de los jinetes se detuvo para rematar al huargo, pues tenían seguir hacia delante.

El último de la unidad de caballeros no era otro que Tarbrand. Con su espada atacó al huargo a su paso. No era un ataque fuerte, ya que el montaraz no tenía tiempo para entretenerse con este enemigo. De todos modos, los tres ataques cumplieron con su función: dejar a uno de los huargos fuera de combate y herido. Si todo salía bien, no le iba a dar tiempo retomar la persecución.

Así pasaron los hombres liderados por Melechtor cruzando las posiciones de los hombres a pie liderados por Eärnil, y las de los hombres dirigidos por Agnor. Y siguieron cabalgando todos, o casi todos.

Por su parte, los dos huargos más adelantados apenas habían sufrido daños. El primero mordió con fuerza la pierna de uno de los arqueros^ES2 que gritó de dolor. El animal no soltaba la presa, y siguió atacándole a unos pocos metros de los jinetes. El huargo de la derecha^H2 avanzó hasta el jinete más próximo a la pared, y saltó para intentar morderle. No obstante, el caballo se mantuvo firme y el huargo perdió parte de la fuerza en el salto y el escudo del soldado hizo el resto.

Turno 36

Abajo los Jinetes empezaban a llegar. A su paso pude observar como algunos intentaban poner fin a la vida de los Huargos que habían llegado dispersos, separados de la manada principal.

Las flechas volaron, y los primeros gritos de dolor y angustia ascendieron por las paredes del desfiladero.
No resultaba sencillo presenciar todo aquello a sabiendas de que en un solo gesto de mis manos se encontraba la solución definitiva a la marea de muerte y destrucción que irrumpía ya desde la entrada del paso.

Pero debía ser paciente, aguardar el momento preciso...de otro modo enterraría a enemigos y aliados por igual. Sabia que habría bajas allí abajo, pero no podía dejarme llevar por la compasión en aquellos momentos...la vida de muchos estaba en juego.