Partida Rol por web

Drunfo tragó saliva.

-¿Es totalmente necesario? ¿Que es tan importante Saga? Hay algo en todo esto que no acabo de encajar.

-¡No!

Bedelia se reveló, aunque si la decisión estaba tomada poco más habría que hacer. Además, si de verdad ahí empezó todo...

-Yo...Espera un poco, ¿vale? Después lo hablaremos, pero no ahora mismo. Tengo más cosas que hacer, y necesito cambiarme de ropa, estoy helada.

Y, efectivamente, la ropa de la sureña chorreaba. Dio un paso atrás, esperando por si alguien quería añadir algo antes de que se marchara.

-¿Dónde vas?

Thorir permanecía atento a todo lo que allí ocurría, no entendía muy bien que estaban tramando e intentaba juntar todas las piezas de aquel complejo puzzle en su cabeza.

Fue a responderle al pelirrojo cuando la reacción de Bedelia la noqueó por completo. Se quedó mirándola de forma inaudita, como si no la creyese capaz de gritar de tal manera -o mejor dicho, de gritarle a ella así-. No le quedó otra más que asentir.

-... vale. Hm.

Como hablaría con Saga más tarde (o así esperaba que fuera) se giró hacia Ashe.

-No creo que pueda decírtelo, pero por lo pronto a ponerme algo seco.

Bueno, ya sabíamos que estaba activa durante el día, la última vez nos atacó cuando había luz...

Asique por eso no estaba cuando las buscaba... 

¿Cómo se habrá mojado?

-Espera ¿Que te hace pensar que hay más de uno? - miro al resto antes de seguir - ¿Y el carro ese...? ¿De que estais hablando? 

Ashe ignora deliberadamente a Resmit, y responde a Bedelia directamente.

-Basta ya, por favor. No más secretos: Suficiente división existe ya entre nosotros. Estamos confiando en vosotros a pesar de que no os conocemos de nada y de que habéis llegado el mismo día en el que empezó todo. Exijo la misma confianza por vuestra parte.

Suspira.

-O vete, no te detendré. Pero entiende esto: No acostumbro a dar segundas oportunidades.

Bedelia se esforzó mucho por no poner los ojos en blanco. Ashe estaba hablando como si haber salido del pueblo hubiera sido traicionar su confianza, como si hubiera ido a negociar con la bestia su inmunidad a cambio de los niños.

-He colaborado con vosotros tanto como he podido, incluso cuando entré en el bosque, sola, intentaba colaborar-Empezó, con calma y evitando cualquier inflexión acusadora en el tono-Pero no puedo deciros donde voy porque no es algo que me competa a mi, porque precisamente sería traicionar la confianza de una tercera persona, ¿entendéis?

-Entonces es esa persona la que está actuando por su cuenta, y tú eres su cómplice -se cruza de brazos, implacable-. No pongo en duda tus buenas intenciones, Bedelia, pero sí tus métodos. ¿De qué sirve tanta charla sobre cooperación y unión si luego cada uno hace lo que le da la gana?

Bedelia miró a Ashe sin expresión en el rostro durante unos segundos, evaluando la mejor forma de contestar. Cuando lo hizo, volvió a usar un tono calmado, pero firme.

-La última vez que entramos en el bosque volvimos con un Thaldein al borde de la muerte y un Ingur mutilado. Si, se que he actuado por mi cuenta y si, se que resulta muy hipócrita hablar sobre unión cuando soy la primera que va por libre, al menos a este respecto. Pero he vuelto sana y salva, y aunque por supuesto para acabar con la bestia vamos a necesitar colaboración, de momento puedo burlarla yo sola. Si no he avisado es porque imaginaba que os opondríais o que querríais acompañarme, como efectivamente ha pasado, y no estoy dispuesta a que cada vez que entremos en el bosque exista la posibilidad de volver con menos gente. Lo he hecho, y si ésto significa conseguir beneficios sin poner en peligro a más personas, lo volveré a hacer.

Hizo una pausa en la que aprovechó para recuperar el aliento.

-Respecto a mi complicidad, en una situación como ésta la gente necesita seguir haciendo parte de su vida con normalidad para sentir que sigue existiendo cierto control sobre la situación. No vamos a elaborar un detallado plan para acabar con esa cosa a vuestro margen, porque sería absurdo. Vamos a intentar que esta situación no lo condicione todo.

Esperó pacientemente (aunque todavía algo alejada del grupo, preparada para partir) a que Ashe replicara.

No había sido del todo sincera. Primero, no había burlado a la bestia con tanta facilidad como quería hacerles creer, pero si planeaba volver al bosque ese punto le beneficiaría (a ver quién decía, llegado tan lejos, que durante unos momentos casi pudo sentir el aliento de aquel bicho sobre su oreja).

Tampoco sabía exáctamente qué iba a hacer con Yngrid, pero si que tenía una sospecha muy clara, así que había decidido lanzar aquella afirmación a ciegas. No era una mentira completa, pero de igual manera tampoco una verdad.

-Mira, haz lo que te de la gana.

-Um... Ashe -llamó, casi en un susurro y con una delicadeza en lo voz poco acostumbrada en Saga-. Tienes razón y creo que Bedelia y yo hemos tirado de tu paciencia con creces. La gente está ahora mismo entretenida con Ahmel. Quizá es un buen momento para sentarnos, todos -miró al resto-, que traigas los oídos que necesites de entre tu pueblo y responder a todas vuestras preguntas. La bestia, la carreta... Por qué sé las cosas que sé. Todos los fragmentos de este... puzzle.

Suspiró y miró a la sureña.

-Estoy segura de que cuando sea oportuno y correcto, Bedelia también nos explicará esto. Igual que cuando sea oportuno y correcto, tú le dirás a los tuyos todo.

Thorir dio un paso hacia delante, -Creo que soy el menos indicado para hablar- dijo con tono tranquilo mientras se colocaba la piel de lobo que llevaba en sus hombros, dejando unos instantes para que la gente le prestara atención, -Pero, ..., esta mujer- señala a Saga, -Al igual que Bedelia están haciendo lo imposible para salir de esta situación, al menos dejad que se expliquen y confiemos en ellas, no es momento de disputas entre nosotros- dicho esto Thorir volvió a su sitio inicial, retrocediendo hacia el segundo plano en que se hallaba.  

-Muy bien. No más disputas -se gira hacia Saga, con cierto brillo llameante en la mirada-. El tiempo es ahora. El lugar es aquí.

Acto seguido da un paso hacia Bedelia, con actitud combativa.

-Quiero confiar en ti, de verdad. Quiero pensar que eres una buena persona. Pero hasta yo tengo un límite, y por muy amiga que seas de Saga, su labia no te va a sacar de aquí. Según lo veo, tienes dos opciones, sureña: Quédate y explica todo este embrollo, o vete a hacer lo que tengas que hacer. Vas a perder algo hagas lo que hagas, pero... ¿Sabes qué? Así es la vida. En el norte, nunca hay decisiones fáciles. Decide.

Bedelia no perdió ni un ápice de tranquilidad, a pesar de que si le había sorprendido bastante lo violento que se había puesto todo.

-Muy bien. Haced las preguntas que consideréis necesarias para que me explique, pero por favor os pido concreción y rapidez.

Saga no hizo preguntas, aunque no por falta de curiosidad, sino más bien para demostrar de algún modo, más a ella misma, que confiaba en Bedelia y no necesitaba más. Pero sí hizo algo, y fue quitarse la capa y pasársela por los hombros, quedándose a su lado.

Bedelia aceptó la capa y le dedicó una amplia sonrisa, arropándose con ella y cerrando un instante los ojos, transportada por el calor. También captó su silencio y le apretó el brazo en agradecimiento.

-¿Dónde vas?