Partida Rol por web

Una hora después de que Ashe os haya dejado, llega una nueva visita. Thaldein llega cubierto de nieve, lo que unido al sonido del viento os hace pensar que la ventisca ha decidido cancelar la tregua. El guerrero murmura un saludo que más bien parece un gruñido, antes de daros la espalda para colgar su capa de un saliente en la pared.

Bedelia había tratado reflexionar sobre el problema al que debían enfrentarse los primeros quince minutos, pero cuando decidió sentarse junto al fuego, el sueño y la tensión la habían anestesiado hasta el punto de dejarla dormitando al lado de la chimenea. Cuando Thaldein cruzó la puerta dio un respingo, sobresaltada y con los huesos doloridos de haberse quedado tumbada sobre el frío suelo. Con los ojos enrojecidos se pasó los dedos por el cabello. Observó que llegaba solo, y casi lo agradeció.

Le dedicó media sonrisa somnolienta sin añadir nada más. Necesitaba prepararse psicológicamente para volver a defender su causa.

Saga había permanecido en su mundo particular, alejada de aquella sala hasta que por hastío decidió hacerse un ovillo junto al fuego, envuelta en la capa sin mediar palabra con Bedelia. Parecía enfadada, quizá frustrada por todo aquello, pero el sueño la atrapó demasiado rápido como para entretenerse rumiando cosas que ya no importaban.

La llegada de Thaldein hizo que abriese los ojos despacio, estirándose cual gato bien a gusto junto al fuego. Seguía teniendo las manos negras y la punta de la nariz por fin caliente, una sensación que le produjo un placer inusitado. Sentía que el tiempo se había movido de forma extraña a su alrededor, pero no le importó demasiado; había podido descansar sin que cada crujido le diese un vuelco al corazón.

Se puso en pie estirando los brazos y tras restregar las manos contra la pernera del pantalón se acicaló el pelo recogiéndolo con en la nuca con un movimiento rápido y bien ensayado. Después tomó asiento, dejando la mirada posada en Thaldein y sus movimientos, dejando que fuese él quien iniciase la conversación.

Thaldein deja las armas junto a su capa, luego se sienta con vosotras.

-Menuda habéis organizado, ¿eh?

Su tono es amable, casi chistoso, pero por debajo se nota un profundo cansancio.

Quizás es que hoy estás muy perceptiva pero, al igual que con Ashe, notas que Thaldein parece afligido por algún tipo de sentimiento negativo, ya sea pena o rabia. Un brillo en sus ojos, la manera que tiene de agarrar la mesa... Tu instinto te alerta de que ese hombre no es tan fuerte como aparenta ser. A diferencia de ella, sin embargo, el pesar de Thaldein es más reciente... Lo cuál, por otro lado, no es extraño. Al fin y al cabo, varios de sus compañeros han muerto la noche anterior.

-Lo siento... Sólo pretendíamos ayudar -pronunció en tono quedo, con una calma y paz que desde luego no había demostrado frente a Ashe-. Por favor, espero que me creáis cuando digo que lamento muchísimo vuestras pérdidas. Ojalá, a pesar de todo, podáis despedirles como merecían.

Con quietud, posó las manos sobre la mesa, zurda sobre la diestra, y esperó.

-Difícilmente. Ese puto bicho se llevó sus cuerpos, no ha dejado nada.

Thaldein sacude la cabeza, como espantando malos espíritus.

-No hace falta que os disculpéis. No sois vosotras quienes habéis traído a... Eso.

"Sólo se alimenta de carne humana"

Las palabras de la historia de Saga reverberaron con el comentario de Thaldein y un escalofrío recorrió la espina dorsal de la sureña, que se había acercado hasta él formando un triángulo con la hedense.

-Aun así, causamos mucho revuelo anoche y esta mañana. No era nuestra intención. ¿Han colaborado los Yormef?

-No sé. Han ido hace algo menos de una hora. Deberían estar al caer, si todo ha ido bien.

Hace una pausa, en la que se permite evaluaros de arriba a abajo durante unos instantes.

-La buena noticia es que creo que habéis sido honestas ahí afuera, en el thing. Yo mismo mostré mis dudas ayer ante Einar, que se dejaba llevar por la ira. La mala noticia es que esos dos han matado a dos de los míos, uno de ellos bastante cercano a mí. No les auguro un buen futuro.

Niega con la cabeza.

-Pero no he venido aquí a hablar de esos dos. Hay temas más urgentes, y Ashe me ha contado que sabéis algo sobre la bestia.

Bedelia asintió.

-¿Hasta dónde te ha contado Ashe? Por resumir.

Llegadas a ese punto, no había perdido el respeto por las formas, pero si que olvidaba el voseo.

-Me ha contado lo que te he dicho: Que sabíais algo. Por otro lado, tampoco es que tenga todo el tiempo del mundo, así que te voy a pedir que seas breve.

Parece que Thaldein ha optado también por abandonar el trato formal.

Bedelia asintió una vez más y se aclaró la garganta, dispuesta a repetir todo lo que le habían contado a Ashe. Cuando terminó, escrutó la cara de Thaldein, buscando muecas, gestos o la mas mínima expresión.

-Sólo tengo una pregunta, Thaldein. ¿Sentisteis el frío?

No añadió nada más, ni adjetivos ni explicaciones innecesarias. Si había pasado por aquello, sabría exactamente a lo que se refería.

Durante unos segundos, silencio. Thaldein ha mudado su expresión a una de desconcierto, que pronto se torna en gravedad.

-Sí. Fue lo primero que sentimos, antes siquiera de que llegara.

Saga asintió brevemente compartiendo el mismo silencio. Con cuidadosa lentitud, alargó las manos con la palma hacia arriba, como pidiendo que las tomase.

-Entonces, por favor, no ignoréis lo que acabamos de contar -pidió entre susurros, buscando su mirada con la esperanza tiznando el gris de sus ojos-. Esto... va mucho más allá de los Yormef. Esto podría borrarnos de la faz de Gaïa en un suspiro.

Thaldein asiente.

-Einar era uno de los mejores guerreros que he conocido. No tuvo ninguna oportunidad.

Se apoya en los codos, echándose hacia delante y colocando las manos cruzadas frente a su rostro.

-Quizás creéis que voy a ordenar una partida de caza para acabar con esa cosa. Sé que muchos dirán que es lo más acertado. No es esa mi intención, sin embargo... Porque sería un suicidio. Vosotras lo sabéis, yo lo sé. Pero Sultünge está en una situación delicada, y hay que tomar una decisión.

Asintió brevemente, pasándose la punta de la lengua por los labios cuarteados al tiempo en que alzaba la mirada, cavilando. Era un asunto complicado y por primera vez podía poner en uso aquella excelente capacidad de manejar la situación con palabras.

-Es un tema de argumentación, Thaldein: todo depende de cómo presentes la información. No los vas a convencer a todos, pero puedes ganarte a la mayoría. Como yo lo veo... No puedes decirles que hay una bestia asesina ahí fuera: les aterrorizará y desesperará. Pero tampoco puedes sacrificar más vidas. Necesitan venganza, pero sobre todo necesitan sobrevivir. Tu prioridad número uno ahora mismo es encontrar víveres. Estamos bastante seguras de que la criatura sólo ataca de noche o al atardecer. Organiza grupos, que vayan a recoger comida antes del anochecer. Hazles entender que lo esencial para Sultünge ahora es armarse para enfrentar el invierno. Tienen que saber que nada es más importa, porque si no encontráis comida, moriremos todos. Después... Tienes que darles venganza, hacerles saber que esto no quedará así. No necesitas salir de caza y tienes una buena baraja en tu mano: a dos acusados en camino. Aunque su juicio vaya a ser más tarde y aunque esté por determinar su futuro, hazle saber a tu pueblo que van a pagar con creces. Que los tuyos serán vengados. Di que no puedes violar la petición del jarl, pero que se les hará pagar por sus crímenes. Y, aunque no haya cuerpos que enterrar... Haced una ceremonia. Yo puedo oficiar si es necesario, pero se merecen despedir a vuestro líder. Eso les ayudará a aceptar lo ocurrido y a comenzar a moverse. -Suspiró y miró a Bedelia-. Creo que esa es tu mejor baza a la hora de lidiar con tu gente, y nos dará algo de tiempo para saber cómo enfrentarnos al verdadero problema.

-Ya saben lo de la criatura. Se lo hemos dicho en el thing.

Saga resopló, impaciente. Se echó ligeramente hacia atrás, dejando espacio literal y metafórico para pensar.

-Sobrevivir sigue siendo la prioridad, tienes que hacerles entender eso por encima de todo. Yo podría ir con algunos hombres, tratar de averiguar algo más y regresar antes de la noche... Con eso dejas claro que no estás pasando por alto este asunto, pero tus hombres deben saber a qué se exponen y estar preparados para la lucha.

Thaldein medita sobre las palabras de Saga.

-Son buenas ideas -Acaba por decir, cruzándose de brazos-, sobre todo teniendo en cuenta la crisis de alimentos por la que estamos pasando. Tampoco es que tengamos mucha opción. Aunque estés equivocada, y los hábitos de esa criatura se extiendan también al día, quedarnos aquí encerrados es un suicidio.