Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

6.4 - El juicio

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04/04/2017, 19:55
La silueta de los dioses

La mente humana es traicionera.

El hombre más cabal puede cometer el acto más depravado, dado el tiempo y las circunstancias necesarias para ello. Ante unos incentivos suficientemente poderosos, la estructura construida durante años de educación y vivencias se derrumba como un castillo de arena cuando llegan el viento y las olas. La locura llama a la puerta, entra como un río desbordado. La entereza mental se rompe tan fácilmente como la física, y el derrumbamiento puede llegar a ser igualmente espectacular. Lo que al principio parece una tarea fácil pronto se convierte en un horrible descenso a la negrura.

Apenas unas horas de soledad, nada más. De repente, la psique se encuentra en el borde de un pozo negro, lejos de cualquier claro o remanso de paz en el que hubiera habitado apenas unas horas antes. De repente, lo inesperado. Sorprendente la rapidez con que la luz empieza a parecer más escasa, con que la esperanza empieza a resultar algo más lejano y distante. Unos pocos escalones, y más allá el abismo. Verdad, verdad, verdad. Mentira. Todo se mezcla, la realidad no es más que un borrón, una nota al pie de página.

La mente navega por extraños derroteros, pero luego vuelve al cauce. Las primeras veces. Entonces las horas pasan, y uno percibe que esos extraños pensamientos, tan peligrosos y cercanos al caos, cada vez son más frecuentes, cada vez se quedan durante más tiempo. El miedo, una araña diminuta que habita en la cabeza de todo ser racional, empieza a tejer sus hilos, deshilachando al mismo tiempo aquellos que tejían la red anterior, la red de la cordura, la red del raciocinio. Uno intenta aguantar, se dice a sí mismo que hay que mantener la calma. Y, sin embargo, cada vez el cristal parece más resquebrajado. Hasta que la monotonía y la constante presión triunfan allá donde el temor y las palabras de odio fracasaron. Hasta que se hace una grieta.

Entonces empiezan los susurros. Susurros casi inaudibles, al principio. ¿De dónde salen aquellos espíritus crueles, aquellos traviesos duendes que se empeñan en hacer la tortura más dolorosa? El cerebro responde: De mí mismo. Luego añade: De la oscuridad. La que todos tienen dentro, la que ruge enjaulada, revolviéndose para liberarse. Luego los susurros se hacen más fuertes, más ominosos, más amenazadores, y uno empieza a cuestionarse la premisa. ¿Acaso los sentidos son tan perfectos e infalibles? ¿Acaso los locos solo ven lo que hay dentro de su cabeza, o es quizás una nueva capa lo que perciben, un nivel invisible y vedado a aquellos que se aferran a lo terrenal, un universo de nuevas verdades, a cada cuál más aterradora que la anterior, que bailan entre nosotros sin que lleguemos nunca a saber de su existencia? Lo que dicen podría ser un producto de la propia angustia, de la tensión que cada vez aprieta con más fuerza desde dentro. O podrían ser algo más. El sueño se resquebraja, la Vigilia se comunica con lejanos destellos.

La mente humana fácil de romper. Solo hay que encerrarla consigo misma.

El silencio que nace entre vosotros al principio, producto de vuestra desconfianza, de vuestro rencor mutuo, pronto se convierte en una condena. Como una maldición susurrada, aquellas que todos temen mencionar en alto sin motivo alguno, os encadena de nuevo al mutismo, y la barrera cada vez se hace más alta. La humanidad que hay en cada uno clama por un contacto, por una presencia amiga, o al menos consciente, por un elemento del mundo que no le sea indiferente. Tendemos a buscar la compañía, incluso los más solitarios, incluso los más independientes. Y la negación de dicha compañía, sea autoimpuesta o, como en vuestro caso, elegida, es un paso más en el descenso hacia aquella oscuridad tan temida.

Pero no hacéis nada por romperlo. Es algo inexplicable, pero que los dos sabéis. Y es que, a pesar de estar acompañados, estáis solos. Paradoja que se hace más real, más aterradoramente real, cuando os dais cuenta de que evitais las miradas del otro, de que aquellos primeros reproches crearon una zanja que ahora se ha convertido en un muro, un muro que ninguno se atreve a escalar. ¿Qué más dan los motivos? Temor al rechazo, autoengaño obsesivo, rencor acumulado o cualquier otra excusa. Emociones fuertes todas ellas, pero no suficientes para justificar aquel comportamiento tan extraño. La verdadera razón subyace en una capa más profunda: La certeza de que el otro no es sino un extraño, y de que en aquella desgraciada cadena de sucesos, al final no hay más que soledad en vuestro camino.

Y esa soledad es la que os está matando.

Las horas de silencio, el frío, la certeza de que aquella parodia, vano intento de evocar el sentimiento de justicia por parte de vuestros captores, no acabará bien para nadie. Las visitas os ayudan a abstraeros, pero son apenas islotes en medio del solitario mar de vuestro cautiverio. Ni siquiera el trato con Yngrid, que parece cada vez menos certero, menos creíble, menos viable, os arranca de las garras de la desesperación. La risa de Nauthiz resuena en vuestros oídos, recordándoos que el destino puede ser tan caprichoso como implacable. Solo un loco, un psicópata o un fanático permanecería impasible en un momento así.

Notas de juego

Tirada de voluntad (1d10) para ver como habéis sobrellevado el encierro:

* < 7: Estáis completamente destrozados.

* 8-10: Las horas de soledad han sido más duras de lo que podríais admitir. Estáis completamente maltrechos, y el miedo a ser ejecutados aprisiona vuestro corazón, impidiéndoos respirar. Habrá penalizadores a tiradas sociales, mentales y perceptivas.

* 11-12: El encierro os ha pasado factura. Aunque podéis mostrar cierta entereza todavía, se os nota cansados, tristes o derrotados. No hay efectos a nivel de reglas, pero vuestra interpretación debería dejar clara vuestro estado.

* 13-14: Ha sido duro, pero habéis resistido con firmeza. Podéis mantener cierta entereza, y aunque se os nota por vuestra expresión y tics que no ha sido fácil, podéis sobrellevarlo con dignidad.

* 15-16: No ha sido fácil, pero vuestra fuerza de voluntad se ha impuesto. Iréis al juicio con la cabeza bien alta, sin dar muestras de cansancio o abatimiento.

* > 17: Como si nada. Exceptuando el frío, la falta de sueño y la incomodidad general, un día como cualquier otro.

PD: Me he salido de la página antes de postear y he tenido que reescribir el post entero. Se acabó por hoy :)

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04/04/2017, 20:29
Sigbjörn

Una figura entra en la cabaña al rato de irse Ahmel.

-Ya es la hora.

La voz grave de Sigbjörn no deja entrever sus emociones. Apenas una estatua recortada contra la tenue luz que entra desde fuera, tras ella se pueden distinguir otras figuras, esperándoos en la ventisca.

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04/04/2017, 22:54
Thorir Espada de Hielo

Thorir se gira hacia la puerta donde Sigbjörn se perfila, "Ya es la hora", bonita frase para empezar todo aquello, sin más, Thorir se levanta como puede, maltrecho por el cautiverio y sus heridas, pero con el orgullo aún latente en su corazón.

Se coloca sus ropajes lo mejor que puede, y se dirige hasta la puerta. 

- Tiradas (1)

Motivo: Voluntad

Tirada: 1d10

Resultado: 2(+6)=8

Notas de juego

Entiendo que nos habrán desatado, sino edito

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05/04/2017, 09:53
Drunfo Ulfrym

Drunfo observa a Thorir derrotado, al fin y al cabo sigue siendo un niño que teme a la muerte. Acto seguido se incorpora él también.

- Tiradas (1)

Motivo: Voluntad

Tirada: 1d10

Resultado: 8(+9)=17

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05/04/2017, 21:24
El hambre

La mañana llega de forma perezosa, casi inadvertida. La constante ventisca, cuya insistencia ahora parece justificada debido a aquel extraño círculo, si acaso no por alguna otra razón más oscura y retorcida, oculta la poca luz que pudiera pasar entre un cielo ya de por sí cerrado y deprimente. Las guardias nocturnas parecen haber pasado factura a los que se han ofrecido para hacerla, lo que prácticamente incluye a la totalidad de los hombres adultos que restan en la aldea. El frío casi insoportable de la noche y el miedo a recibir el ataque de la bestia en mitad de aquella negrura no debe de ser algo fácil de sobrellevar, y en sus expresiones de cansancio se puede leer la mala experiencia. Sin embargo, no son los únicos que tienen mala cara. Incluso entre los que no han hecho guardia se distinguen muchas ojeras y miradas perdidas. El miedo a una muerte inminente, que podría llegar en el momento menos esperado; el ruido atronador de la ventisca, apenas mitigado por las paredes de madera; las múltiples pérdidas y horrores a las que se han visto sometidas; y el hambre, que debido a un racionamiento especialmente conservador por parte de Ashe, empieza a arañar las entrañas de todos los presentes. Todos ellos malos ingredientes para poder conciliar un sueño reparador. Incluso los niños, esponjas para las emociones que destilan sus mayores, parecen haber perdido el aparentemente inagotable optimismo de la niñez. La excepción que confirma la regla es un pequeño llamado Dag, que parece haberse propuesto levantar los ánimos de sus pares aunque sea lo último que haga. Desentona con el ambiente, pero nadie parece atreverse a reprochárselo. Al fin y al cabo, es solo un niño.

Solo unos pocos se salen de la media, para bien o para mal. Ashe, por ejemplo, parece cargada de energía otra vez, como si la noche le hubiera permitido absorber las fuerzas que los otros han perdido. Una inspección más cercana deja claro que algo en su interior está tan roto como en el de los demás, pero la mujer parece estar obsesionada con no dejar que el resto lo perciba. Y aunque es evidente para unos forasteros como vosotros, y por tanto probablemente también para las personas que la han conocido durante tantos años, lo cierto es que todo el mundo parece haberse sumado a aquella mentira. Como si quisieran creer que realmente es más fuerte que ellos. Como si necesitaran algo en lo que apoyarse, y tuvieran que elegir entre aceptar que no hay nada, ni nadie, que pueda ayudarles, o autoengañarse a sí mismos.

Otro caso especial es el de Ahmel, que parece estar de bastante buen humor, lo cuál mosquea a todos los que están cerca suya. Que Add, el otro sureño de piel oscura, tampoco parezca especialmente preocupado, no ayuda a que los habitantes de Sultünge puedan desechar cualquier tipo de recelo racista que pudieran albergar ante individuos tan destacables en tierras como las suyas. Aunque en realidad sus etnias son distintas, para gente que no está acostumbrada a ver forasteros de apariencia tan pintoresca, los detalles pasan desapercibidos. En consecuencia, la desconfianza no es más que una reacción natural e instintiva, a pesar de que no solo su aspecto sea diferente, sino también su personalidad. Como el día y la noche, la charlatanería y presencia del primero contrasta claramente con la actitud reflexiva y aislada del segundo.

Por último, están los ausentes, o casi ausentes. Thaldein, que parece haberse despertado, aún está muy débil, por lo que su mujer ha insistido en que nadie le moleste. Sin embargo, y aunque su aspecto es lamentable, la esperanza de que sobreviva es cada vez más fuerte. Ingur, por otro lado, no ha despertado en toda la mañana. Y, aunque respira, está mortalmente pálido. Parece que el trauma masivo causado por la amputación le ha hecho perder mucha sangre, aunque todavía es muy pronto para decir si su estado es mejor o peor al de Thaldein. Por último, tampoco hay rastro de Yngrid, quién a pesar de la insistencia del resto decidió regresar a su cabaña el día anterior, antes de que anocheciera, para dormir sola. Una verdadera locura, pero por alguna extraña razón, a nadie le sorprende. Su presencia allí, dada su relación con el pueblo, habría sido algo incómoda. Y, sin embargo, es fácil ver de que algunos están preocupados por ella. Quizás no es la persona más querida, pero parece consenso el que es una de los suyos. Y uno se preocupa por su gente.

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05/04/2017, 22:04
Eskol

La primera parte de la mañana transcurre sin demasiados incidentes. Ashe presenta a Will como una viajera que llegó por la noche. Cuenta su relación con Saga, y explica que sobrevivió gracias a la ayuda de unos viajeros, poniéndose en marcha para encontrar a su amiga cuando se encontraba mejor y acabando por tanto en Sultünge. La gente, cansada y ya acostumbrada a aquellas inexplicables coincidencias tras los últimos días, parece aceptar la historia sin más. Varias voces, sin embargo, se oyen entre los murmullos, quejándose de la mala suerte que aquella nueva forastera trae con ella. Un mal signo, comentan algunos, una boca más que alimentar, comentan otros.

Eskol, que parece encontrarse en mejor estado que el día anterior, anuncia a primera hora de la mañana que el juicio no se retrasará más. Así que tras dar cuenta de un pobre desayuno, apenas un par de bocados debido al estricto racionamiento, la gente de Sultünge lo prepara todo para aquel momento que llevan tanto tiempo esperando. La sala está llena de murmullos cuando los hombres que han ido a buscar a los presos entran por la puerta. Los Yormef les siguen.

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05/04/2017, 22:11
Eskol

Cuando los Yormef entran por la puerta principal del edificio, todas las voces se callan. El pueblo, reunido en su totalidad, clava su mirada en aquellos dos hombres que tanto han causado, que tanto han dado que hablar. Miradas de miedo, de odio, y quizás incluso de compasión. Una mezcla de lo más variopinta.

Los hombres que llevan a los Yormef les escoltan hasta la parte frontal de la sala, entre el pasillo que han formado los pocos habitantes que aún quedan en Sultünge. En la silla del jarl, Eskol, todavía débil por sus graves heridas, les espera sentado con expresión pensativa.

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05/04/2017, 23:03
Bedelia

Bedelia se despertó sobresaltada, había dormido mal la segunda mitad de la noche. Retales de un sueño confuso y opresivo se arremolinaban en su ya torturada mente. Cerró los ojos.

Recordaba el rumor de un arroyo cercano y a sí misma agachada, masticando. Recordaba el crujir de huesos y el olor a podrido. Recordaba sus manos negras y llenas de pústulas, corruptas y viscosas, como si se hubieran descompuesto debajo del agua. Pero lo peor es que también recordaba a Frederick, comiendo junto a ella con sonidos guturales y mostrando unos dientes puntiagudos e irregulares, gruñendo de vez en cuando como si temiera que la comida fuera a acabarse. Un torso descansaba mutilado frente a ellos, demasiado pequeño para ser de un adulto. Demasiado pequeño incluso para ser de un niño.

Abrió los ojos y respiró profundamente tres veces, no iba a ser tan estúpida como para dejarse alterar por un sueño. Además, descansar le había sentado bien y aunque seguía sintiendo ese molesto pinchazo en el pecho y esa sensación de culpa cada vez que miraba a Ingur o Thaldein, ahora tenían un objetivo claro. Matar a la bestia.

Estirándose sin disimulo, se acercó hasta Ashe. No había querido molestarla por la noche, pero aprovechó aquel interludio para comentarle la disposición de los Yormef a ayudar y el hecho de que necesitarían sus armas.

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06/04/2017, 17:41
Resmit Kruik
Sólo para el director

Cuando desperté por la mañana apenas había dormido, mi cuerpo dolorido por el cansancio le cuesta levantarse de la improvisada cama del salón, pero hoy era el día. La espalda me dolía, los parpados pesaban como sino hubiese dormido, pero era hora de levantarse. El alboroto y ajetreo del la sala me impediría volver a dormirme y no solo eso. Con lo acontecido la noche anterior su había sumado un "problema" nuevo, ya estábamos atrapados por la bestia, pero aún podríamos tener la posibilidad de ir a un pueblo cercano para pedir ayuda, aunque esa posibilidad queda descartada con la aparición del "circulo".

Aún no me había quedado claro y alcanzaba comprender de que se trataba ni la magnitud de la situación, pero lo que estaba claro es que no podíamos ir muy lejos del pueblo.

El hambre nos acecha, Baklar y sus hombres no andan lejos y si tienen razón con el circulo, es cuestión de tiempo que ataquen el pueblo. Además está el tema del incendio... ¿Quién lo inició? Podría haber sido Baklar para sembrar el caos, podría haber sido el ataque del monstruo y al morir el guardia la antorcha inició el fuego, podrían haber sido los Yormef, aunque no sé por que les creo cuando dicen que no fueron ellos. Serán unos idiotas incoscientes, pero no tiene sentido que atacasen el pueblo y se quedasen cerca...

Suspiro profundamente mientras aún estoy tumbado mirando de reojo y sin prestar mucha atención de los movimientos de la gente en el salón.

Einar murió, el lider de Sultünge está muerto y ahora su hijo quiere ocupar su lugar, no le conozco mucho, pero parece un hombre violento y poco sensato; Thaldein por otro lado, podría ser un buen lider y es lo suficientemente cauto y maduro como para liderar el pueblo con cordura, aunque le falten huevos... Ashe en cambio, también podría dirigir el pueblo, es una mujer fuerte y a demostrado saber apañárselas, más ahora que los otros dos candidatos apenas pueden tenerse en pie. Sin duda, ahora es la mejor opción que tiene el pueblo.

Thaldein, amigo, como estarás - dirijo la vista hacia donde estaban situados él y su familia -  Debes recuperarte y no te preocupes, te vengaré, la bestia no hará más daño a nadie del pueblo y así nos quitaremos un problema del medio.

Quiero que los Yormef paguen sus crímenes, pero es cierto que Eskol fue tras ellos y solo se defendieron... Solo hay dos opciones. O les perdonan o los ejecutan. En ambos casos les necesito para matar al mosntruo.

Si no recuerdo mal sus armas están en la sala de atrás, si deciden acabar con ellos tendré que sacarlos y llevármelos de caza. Bedelia también nos sería útil, incluso la chica de anoche, Will. Si de verdad hizo lo que dice nos vendrá bien su ayuda. También le pediré ayuda a Lamont y Fredrick, son amigos de Thaldein y estarán dispuestos a vengarlo. Entre todos podríamos acabar con el monstruo de seguro y quitarnos un problema del medio, podríamos cazar y buscar los recursos que se Svik.

Que complicado se está volviendo todo...

Me levanto y recojo la cama, todavía me cuesta mantener los ojos abiertos pero empiezo a despejarme. Creo que soy de los últimos, la mayoría ya estarán fuera, asique cojo mis cosas y salgo para reunirme con los demás. Estaba equivocado, al salir la gente está bastante activa e incluso Eskol parece que puede mantener en pie ¿Se habrá recuperado? El juicio se celebrará en breves asique permanezco atento a los presentes, puede que alguno intente algo. Pero llama mi atención el hombre de piel quemada Ahmel Bal’Karim. 

Decía ser un hombre "en busca del conocimiento" es posible que sepa algo del circulo y de magia.

Por desgracia parece ser un poco bocazas, por lo que tendré que medir mis palabras para que no acabe diciéndolo por todo el pueblo. Me dirijo hacia él y le pido hablar en privado.

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06/04/2017, 19:58
Drunfo Ulfrym

Según le escoltan, Drunfo, no deja de mirar a todo el mundo, buscando caras conocidas y desconocidas para intentar discernir si falta alguien. Hay quien se atrevería a decir que está contando el numero de personas.
 

Notas de juego

Por fin todos juntos de nuevo en una misma sala a la vez :D

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06/04/2017, 20:04
Drunfo Ulfrym
Sólo para el director

Efectivamente, quiero saber cuanta gente hay en la sala y quien falta. ¿Está el señor sureño, la mujer que se supone que nos va a ayudar, etc?

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06/04/2017, 21:49
Thorir Espada de Hielo

El encierro ha pasado factura para Thorir, hace un tiempo un noble, ahora sólo un preso que se dirige a lo que parece una muerte segura, lejos de lo que los demás puedan pensar no es a lo que teme, teme a morir sin conseguir sus objetivos.

Mientras se acerca a Eskol intenta alzarse, levantar su orgullo e intentar resurgir de sus cenizas, piensa en su padre, en su hermanastro, y en aquella chica que tuvo que dejar atrás, luego mira las caras de los allí presentes, evaluando sus caras, buscando, quizás alguien que le de apoyo, esa mezcla se sentimientos hace reponerse en cierto modo a Thorir y sacar de su corazón su orgullo de noble.  

Cuando llega a la altura de Eskol se cuadra, y con un leve gesto con la cabeza saluda al Jarl.

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07/04/2017, 21:58
Bedelia

La sureña descansaba apoyada en una mesa cerca de la parte frontal, con los brazos cruzados, aparentemente tranquila. Respiraba con lentitud, y aunque no había conseguido reponerse del todo se encontraba notablemente mejor que la noche anterior, física y anímicamente.

No sonreía, simplemente esperaba pacientemente a que el juicio diera comienzo. Lo que si hacía era pasear la mirada por la sala, reparando en los distintos rostros como ya había hecho otras tantas veces. Cuando entraron los norteños les examinó con detenimiento, valorando su estado físico. Volvió a sorprenderse de la rapidez con la que sanaban las heridas de Drunfo.

Sólo esperaba, por todo lo sagrado, que mantuvieran las formas.

Notas de juego

Si! Ha costado reunirnos otra vez. Ahora a ver cuánto dura xD

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08/04/2017, 21:03
Saga Olrik

Aunque el sueño había sido interrumpido por la sorprendente aparición de Will, Saga parecía más calmada, más resuelta. Había estado con los más jóvenes por la mañana, contando historias y entreteniéndoles. Una acción sin mayor contribución pero que mantenía los ánimos calmados y a los adultos les permitía dedicarse a sus cosas, a sus problemas. Les había presentado a Will, y después había comenzado a narrar pequeñas e improvisadas aventuras más allá de los Yermos, en la costa de los piratas y las lindes de los encantados bosques de Moth.

Antes del juicio, había dedicado varios minutos a comprobar el estado de Ingur. Era un imbécil que se lo había buscado solo, pero se había quedado con ellos. Había perdido una pierna y eso significaba que su vida acababa de tocar fondo de una forma desagradable que Saga no llegaba a comprender. Pero pensaba en Will, y en general en cualquier persona que vivía de la espada, y sabía que era un golpe fatal.

Eso y otras cosas que se guardaba para sí.

Notas de juego

Breve update de lo que hace Saga antes del juicio. Cuando saque otro rato posteo para todos.

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09/04/2017, 07:12
Saga Olrik

Aguardaba, como el resto; vestía de verde y nobleza, con el pelo suelto sobre los hombros, un dragón por tiara y la mirada gris fija en el vacío. Casi se diría que ella no lo era, pero inevitablemente poco tenía que ver con las gentes de aquel lugar, y eso se notaba incluso en la porte y la forma regia de encarar la situación.

No había hablado con los Yormef desde la mañana anterior, cuando habían amanecido en extrañas circunstancias, sólo para descubrir que apenas había comenzado aquel desfile de incongruentes errores y retorcidas casualidades. Y para ser honestos, Saga tampoco sabía qué decirles. No tenía más que añadir. Sus hechos decían suficiente, y si no lo creían así, entonces es que no había más que añadir. Y aunque se sentía segura de su comportamiento, había una sombra de duda que en general pasaba desapercibida pero que le impidió mirarles como si temiese haber errado enteramente en su juicio.

Estaba junto a Bedelia, como solía ser costumbre. A su diestra, Will, como debía ser. Parecía ausente, pero cuando los acusados llegaron junto al jarl, su mirada se quedó con este y no con ellos. 

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09/04/2017, 20:39
Ashe

La respuesta de Ashe no es tan esperanzadora como habías esperado. Aunque parece estar de acuerdo contigo en que los Yormef serían de gran ayuda en una batalla contra la bestia, también deja claro que Eskol es quien debe decidir. Tras unos segundos queda patente que, en realidad, no confía en los Yormef lo suficiente como para interceder a su favor en el juicio.

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09/04/2017, 20:45
Ahmel Bal’Karim

Cuando te dispones a hablar con Ahmel, el juicio da comienzo. Alegando que desea contemplar el proceso con atención, te asegura que luego charlará contigo y se aparta para poder tomar notas mientras se desarrolla.

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09/04/2017, 20:51
Director

Os llaman la atención varias personas entre la gente allí reunida. Thaldein, el hombre rubio que os recibió al llegar al pueblo el día anterior, parece estar gravemente malherido. Hay otro hombre también malherido, que no conocéis, al que le falta una pierna.

Ahmel os observa desde un extremo de la habitación, habiéndose asegurado de coger una buena posición para observar el juicio. No deja de tomar notas, e incluso sonríe. No hay rastro de Yngrid.

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09/04/2017, 21:09
La silueta de los dioses

Se hace el silencio. A un lado, el jarl, solo frente a su pueblo. Al otro, los Yormef, cuyo aspecto es tan dispar como llamativo. La simbología de la escena llama la atención. Que Eskol se encuentre solo, sin guardaespaldas o consejeros que le acompañen, frente a un pueblo mermado que evalúa sus reacciones con detalle. Que Thorir se muestre cansado, casi abatido, pero al mismo tiempo desafiante, en cierto sentido, insinuando su postura la terrible situación en la que se encuentra, la horrible tortura mental a la que ha debido de verse sometido durante el día anterior. Que Drunfo permanezca igual de amenazante e indiferente que antes, como un gigante de leyenda, tan inhumano e inmutable como para hacer que aquellos que aún pudieran guardar empatía por él empiecen a dar crédito a los rumores sobre su naturaleza bestial. Y por último, todos los ojos. Todas las mentes, formando sus propios juicios privados.

La soledad de un líder.

La crueldad de un castigo.

La fortaleza de un guerrero.

El ojo del huracán.

Todos lo sentís, de alguna manera. Sentís los hilos, finos y frágiles, que rodean aquel momento. Hilos que pueden romperse, generando múltiples reacciones en cadena. Lo que se decida en aquel momento tendrá un impacto en todo lo demás, para bien o para mal. Y sin embargo, de alguna manera, el sentimiento de inevitabilidad también es fuerte, como si cientos de rocas estuvieran a punto de caer sobre vosotros, y no pudierais hacer nada para evitarlo. La balanza se inclinará hacia un lado, y no solo el destino de los Yormef se decidirá para entonces.

¿Hay acaso algún desenlace adecuado para aquella situación?

Notas de juego

Mañana más y mejor, que al final el finde se ha quedado corto.

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09/04/2017, 21:25
Eskol

Eskol habla.

-Nos encontramos ante una situación singular -su voz, firme y tensa, deja relucir aún su débil estado tras su trance entre la vida y la muerte-. Ante nosotros, dos fugitivos buscados por su propio clan, enemigos de Einar -un deje de furia se intuye al pronunciar el nombre de su padre-, culpables del asesinato de dos de nuestros más cercanos amigos, Halki y Poika. Y por poco, del de Renmo y el mío propio.

Sus primeras palabras caen como una losa sobre los dos Yormef. Mal empieza el juicio.

-Y sin embargo... Aquí nos encontramos, celebrando un juicio. Mientras la furia del invierno azota nuestra puerta. Mientras el hambre roe nuestras entrañas. Mientras la desesperación anida en nuestros corazones. Mientras los huecos vacíos empiezan a ser cada vez más evidentes entre nosotros. Huecos de gente mucho más válida, mucho más bondadosa que estos dos individuos. Pero aquí estamos... Cuando deberíamos haberos ejecutado ayer mismo.

Algunos hombres se remueven. Se oyen varios murmullos, acallados por la mano de Eskol, que se alza para pedir silencio.

-Y así debe ser. Así lo requiere la antigua ley. Así lo piden los dioses. Y así se hará. Porque Sultünge solo sobrevivirá de una manera: Evitando el caos. Se os concede el privilegio de defender lo indefendible. De intentar justificar vuestros actos.

Entrecierra los ojos.

-¿Y bien?

Notas de juego

Voy a utilizar el sistema de juicios de Gaïa, con un par de ajustes (por eso de que en los Yermos, muy de juicios no son, vaya). Los modificadores a las tiradas los tengo apuntados en secreto para no fastidiar el suspense, pero aviso de que tendrá MUCHO peso lo que se diga o haga en las siguientes páginas, proporcionando bonificadores (o penalizadores) a las tiradas, o incluso haciendo que acabe por ignorar el sistema y decidir el resultado si es muy obvio.

Se entiende que ahora tienen el turno de palabra los Yormef, pero luego podrá pedirlo quien quiera, todas las intervenciones son bienvenidas (aunque podéis decidir justamente que queréis manteneros al margen, lo cuál para algunos quizás es la opción más sensata).