Tras el abandono repentino de la sala de Sheridan y Carrington, los restantes “compañeros” se sienten con la obligación de concretar sus siguientes pasos.
Ella quiere pasar un rato por casa, pero sabe que será breve y que tendrá tiempo para algo más. Especialmente si quiere reunirse con los demás en los muelles y quiere traer algo de información de valor.
La mujer acaba de releerse los papeles de Armitage así que tiene bastante frescas todas las ideas allí vertidas.
A ella siempre le ha gustado mirar las estrellas cuando se siente sola, pero no cree que ahora por la tarde haya nadie reunido en ese club raro, así que descarta esa opción.
El asunto del tal Kortinc, –“o como se llame el bruto ese de la mañana”- también le produce curiosidad, pero no se atreve a sugerirlo dada su peligrosidad.
Finalmente, y mientras espera a que cualquiera de los hombres de la sala tomen la iniciativa, no puede evitar pensar en esos coches misteriosos. Salían de un hospital, y ella sabe un poco de hospitales. Quizás podría estar más a la altura de los demás con este tema, así que lo expone tímidamente, sin querer adelantarse a nadie.
¿Y si vamos a dar una vuelta por esa calle donde se describe la misteriosa furgoneta? No puede ser muy peligroso, y si nos cansamos o se hace tarde, podemos dejar la búsqueda para otro rato.
Esta semana estoy de vacaciones, así que no voy a soltar ningún tochopost. Solo lo necesario para ir tirando.
Maxwell Finch:
Finalmente se dirigió a Kowalsky: Moses... no quiero importunarle pero... ¿podría ser que todo lo que ha ocurrido con los Documentos del buen Doctor pudieran tener con que se viera visto expuesto al Liao sin saberlo?
Kowalky lanzó una mirada lánguida al periodista y asintió con gran esfuerzo. Hizo un esfuerzo de contestar: Pareciera que todo el discurso anterior le hubiera dejado sin fuerzas. - Yo...- Pero se detuvo allí, sin decir nada.
Dorothy habló entonces, y tras sus palabras Kowalsky hizo un gran esfuerzo para decir:
-Yo, ahora no puedo ir a ningún lado. Me encuentro... mal, muy mal. Necesito descansar, y me tomaré el resto del día libre. Y mañana también, quizás. No lo sé. Puede que no me vean ustedes en varios días. Des... des... despidanme de los demás cuando les vean. Necesito tiempo para.. asimilar todo lo que vi. -
Hizo un amago de despedida de los presentes con una sonrisa triste y empezó a dirigirse a la salida. Si nadie tomaba las muestras de Liao, él se las llevaría consigo.
Pediría una excedencia o una baja por enfermedad a la universidad. Necesitaba un breve retiro a un balneario, quizás incluso pedir ayuda a un especialista.
Irá a que le traten, que esta muy jodido.
A lo sumo, en algún momento irá a a visitar añ pintor amugo de Kitrell para interesarse por su estado y preguntarle que fue lo que el vio en su viaje en solitario. Por lo demás reposo absoluto y búsqueda de ayuda médica.
Respondiendo a Llanfer, Max sólo dijo: [color=#FF8000]Lo cierto es que estaba esperando para ver que se había descubierto para encaminar nuestros siguientes pasos.[/color]
La respuesta de Moses no le sorprendió. Estaba claro que el "viaje" que aquel hombre había emprendido se había cobrado "su precio".
[color=#FF8000]No tiene porqué disculparse Moses. [/color]-añadió con una sonrisa que intentaba darle ánimos- [color=#FF8000]aunque ha narrado usted su experiencia como un auténtico Cicerón, creo que ninguno de nosotros puede llegar a imaginarse siquiera lo que ha debido experimentar. Seguro que yo en su lugar estaría peor... Vaya a casa, descanse y tome un buen almuerzo para recuperar fuerzas. Es lo que siempre decía mi madre: un buen sueño y unas buenas viandas son la mejor forma de seguir en pie.[/color]
Finalmente atendió con sumo interés a Dorothy. Sin perder la sonrisa añadió: [color=#FF8000]Dorothy, sois increíblemente osada. Me quito el sombrero. Su idea de ir a localizar el furgón me parece muy buena, pero, por experiencia se que la noche que debe haber pasado no ha sido agradable. Puedo llevarle a su casa para que tome un breve aunque merecido descanso. Seguro que su marido anda también algo preocupado por todo lo sucedido... yo lo estaría sin duda. [/color]-abrió las manos dando enfásis a sus palabras- [color=#FF8000]Le prometo que no haré nada mientras usted se toma su tiempo y luego podremos ir a investigar el asunto de ese furgón y, finalmente, si nuestros compañeros se animan, acudir a los muelles en busca de mi contacto. ¿Le parece bien?[/color] -terminó diciendo el periodista, como siempre, amable, afable y mostrando el respeto que Dorothy se había ganado por su parte. Parecía que había recuperado parte de su buen humor, o sólo era su forma de encarar todo lo horrible que les había lanzado la realidad.
A Dorothy le daba un poco de vergüenza que Finch viera el sitio donde vivía. Ya le fue bastante embarazoso dejarse acercar por Sheridan hasta su casa, pero claro, el federal ya sabía de sobras que clase de persona era ella.
Además, Armitage le había dado dinero, así que no le dolía tanto coger un taxi.
Creo que el Sr.Kouals…Koualski… -a la mujer parecía que se le atragantaban las palabras complicadas- le hace más falta su ayuda. Sheridan se ha ido de golpe y quizás él –dijo señalando al científico- necesite de su coche para volver a casa. No sé.
Bueno –dijo un poco incómoda mirando a Kowlasky, con quien apenas había intercambiado una palabra desde que se inició toda esta aventura- espero sinceramente que se mejore pronto señor, y que Dios se apiade de usted. Yo siento decirle que con las enfermedades de la cabeza no he tratado nunca, así que no le puedo ayudar, pero me han dicho que hay que tener mucha paciencia. Hasta pronto.
Sr. Finch, -dijo cambiando de interlocutor- me voy un rato a casa. Si quiere que vayamos a buscar esa furgoneta que nombran en los papeles… podemos encontrarnos cerca de mi barrio, en el cruce de las calles Peabody y Clark. A las 15:00 por ejemplo.
Después de escuchar las réplicas de los dos hombres, la mujer se marchó a toda prisa.
Hago un solo post en solitario (ahora lo voy a escribir), y ya estaré listo para continuar.
Cuando Dorothy llega a la casucha donde vive, Jeremy ya la está esperando. Hace cara de haber dormido poco, pero ella no sabe si es porque la ha estado esperando en vela o porque salió a “trabajar” durante la noche.
Jeremy está totalmente sorprendido de que ella haya venido en taxi -¡pagando!- y pronto empieza a regañarla. De hecho Dorothy se queda muy sorprendida de lo enfadado que está su compañero, ya que los gritos no paran de crecer.
“Quizás sí que estaba preocupado, me está cayendo una buena bronca” –piensa mientras aguanta estoica con la cabeza gacha. Por suerte el hombre conoce perfectamente los límites de su relación, y en ningún momento se acerca demasiado a ella. Sabe que los dos más o menos se quieren, pero que ella se puede ir de casa en cualquier momento si así lo decide.
En cuanto tiene una oportunidad, Dorothy se disculpa y le explica que ha estado ayudando a James Sheridan –su “protector” en el FBI, y por lo tanto alguien a quien mejor tener satisfecho- durante toda la noche, y que además el Dr.Armitage ya le ha dado un poco de dinero.
Fue Armitage quién pagó el taxi –dice a modo de disculpa.
Esto parece calmar a Jeremy, quien se relaja y le explica lo preocupado que estaba. Al parecer sus amigos estuvieron esta mañana en casa y al ver que su mujer había desaparecido, empezaron a mofarse de él.
Un poco más relajado, el hombre se va a la cama.
Dorothy se lava, se cambia de ropa y come un poco. Luego se arregla, se maquilla lo mejor que sabe y recoge su juego de ganzúas. “Esperaba no tener que usarlo nunca más” -piensa mientras lo esconde en el fondo de su bolso.
Después de despedirse de nuevo de Jeremy, se para un momento al lado de una mesita de mano. Allí es donde su novio guarda la pistola. Dorothy se acuerda del horror del almacén y un escalofrío le recorre la espalda: tiene que cerrar los ojos para no marearse.
Finch lleva una pistola, y Sheridan también. ¿Debería ir armada yo también? Jeremy se enfadará mucho si se entera de que la he cogido, y además, tampoco sé manejarla muy bien.
Mejor la dejo. Ya se sabe que las carga el Diablo.
Una vez decidida, se va a hablar con Laura.
Mientras recorre los pocos pasos que separan sus casas, Dorothy se acuerda de la reunión de esta mañana. Allí le pareció una buena idea que Laura trabajase en la casa de Zora Smallidge. Quizás de esa forma el bruto de su marido estaría más satisfecho con ella y la empezara a tratar mejor, como antes -pensó allí sentada en la Sala Atenea.
Laura abre la puerta de su casa y Dorothy se la queda mirando.
En cuánto la ve no puede evitar venirse abajo y suplicarle que no, que por favor por nada del mundo acepte ese trabajo.
Al fin y al cabo eran amigas.
Max elevó las cejas ante la premura de la mujer.
[color=#FF8000]Como quiera Dorothy. Estaré a las 15:00 en ese lugar. Yo me ocuparé del buen Doctor... aunque en el coche había sitio para ambos... No iba a dejarle aqui sólo.[/color] -elevó también los hombros.- Una vez se fue, el periodista no pudo evitar dar rienda suelta a su curiosidad:
[color=#FF8000]Qué mujer tan valiosa. Está llena de extrañas y útiles habilidades. Es más de lo que aparenta o lo que dice... Cyrus ¿no sabrá usted por casualidad en qué circunstancias se conocieron Henry y ella verdad?[/color] -lo preguntó con sincera curiosidad para luego dirigirse a Moses: [color=#FF8000]¿Qué me dice Doctor? ¿Le llevo a casa para que pueda comenzar su descanso?[/color]
Me temo que no le queda mucho a esta escena... quizá un par de detalles con Llanfer y ala... a otra cosa mariposa.
- Querida... ¡qué mala cara tienes! - Laura no puede evitar fijarse en las ojeras de la mala noche que ha pasado Dorothy en la comisaría. A Dorothy le parecía que los eventos de la noche hubieran sucedido hace semanas, dadas las revelaciones que habían discutido un rato antes, pero claramente esta noche de mal dormir en comisaría le había pasado factura física, y el buen ojo de su vecina lo había percibido al instante. Laura tampoco tenía demasiado buena cara: los ojos aún algo rojos de haber llorado, y un moratón que se asoma por el cuello bajo la camisa que no llega a tapar a tiempo. - Pasa, pasa, por favor. Tranquila, que hoy Anthony no está en casa. Disculpa por su actitud ayer... está teniendo una muy mala racha, y lo paga con quien no debe. Estoy seguro que cuando se le pase se dará cuenta de todo lo que ha hecho, y volverá a ser el hombre dulce que ha sido siempre...
Una vez en el comedor, sentadas ambas alrededor de la mesita, Laura se muestra algo tímida, avergonzada de lo que va a explicar
- Tengo... algo que confesarte. ¿Te acuerdas lo que te expliqué ayer? ¿Sobre la prometida de Diamond? He... aceptado el trabajo. Anthony llegó esta madrugada hecho una furia: nunca le había visto tan, tan y tan cabreado. No sé lo que le sucedería anoche, pero estava fatal, ¿sabes? Y llegó, y empezó a gritarme, que si soy una vaga, que si no gano bastante dinero en la fábrica, que si estaba haciendole un feo a Diamond rechazando esta oportunidad, que si... De verdad, que si no se enteraron desde el los Rotterham del bajo hasta la pintora esa pija italiana del ático, no se enteró nadie, de lo muchísimo que gritaba todo eso. Me sentí fatal, y estaba asustadísima de lo que podía pasar. Y es que es mi culpa, ¿sabes? Anthony lo estaba pasando fatal, todo por estar a buenas con su jefe y seguir trayendo las lentejas a casa, y yo, egoísta de mi, diciéndole que no a lo de ayudar a la futura señora Walsh sabiendo que es lo que debería haber hecho. ¿Y por qué? ¿porque me daba un poco de mala espina? ¿y si mi negativa era lo que le había causado estos problemas a Anthony estos días? Quizás Walsh se pensaba que era un soplón, o que no era leal, por culpa mia... Mi miedo no es nada, comparado con el miedo que me da de lo que le pudiera pasar a Anthony. Pero tu me entiendes, ¿verdad? He hecho bien, dime que si... - su cara muestra preocupación ante la decisión tomada - Esta misma tarde paso por la fábrica a decir que lo dejo, y iré a casa de la señorita Zora a presentarme...
- La verdad es que no tengo la más remota idea de cómo el profesor puede haber entablado amistad con una señorita de esta clase... digamos pobre. Es posible que fuese familiar de algun alumno que entablase amistad con Henry, pero lo sinceramente desconocía la existencia de la señorita Mort hasta hace dos días...
Cyrus Llanfer se despide, comprometiéndose a informar a Armitage del encuentro del libro para ver si es capaz de leerlo. "Tenga, señor Kowalsky, la otra copia de la llave del despacho. Parece que todos los demás han salido sin fijarse en ella de nuevo... Espero que se mejore tras un merecido descanso, me apena verle tan decaído...".
Un pequeño viaje con coche deja a Moses en su apartamento, dandole tiempo a Finch de pasar por su propio apartamento a comer y dejar constancia en su diario de lo narrado en la reunión, algo antes de dirigirse a la reunión con Dorothy.
En cuanto Dorothy acabe una miniescena, abro la escena con ella y Finch.
Dorothy se quedó helada cuando escuchó de boca de Laura que ya había aceptado el trabajo. ¡Que desastre! Si se confirmaba que esa tal Smallidge practicaba ritos no cristianos y cometía pecados de sangre, ¿a qué horrores se vería expuesta su amiga? Se sentía impotente ante las palabras de Laura. La pobre estaba sufriendo mucho y no tenía escapatoria. Era lo que les pasaba a tantas otras mujeres: estaban entre la espada de su marido y la pared de la calle.
Se le partía el alma de ver el moratón que lucía Laura, pero había cosas que quedaban encerradas entre los 4 muros de una casa y que jamás debían airearse. Y desde luego que ella no iba a romper ese silencio. Ella misma lo sufrió en sus propias carnes con anterioridad y sabía lo doloroso que podía ser.
Laura cariño… -solo pudo decir mientras le cogía la mano- No te preocupes, seguro que todo va a salir bien –mintió- Quizás ahora Anthony valore un poco más tus esfuerzos y vuelva a tratarte mejor. Has hecho bien.
Dorothy trataba de tranquilizarla, pero sabía que sus palabras no eran convincentes.
Yo ahora me tengo que marchar, ya sabes que últimamente estoy poco en casa, pero si necesitas cualquier cosa, por favor pídeme lo que quieras.
Si no me encuentras déjale una nota a Jeremy y él me la guardará. Ya sabes que ahora estoy trabajando para gente de la universidad. Gente con dinero y con muchos contactos. Y bueno… -Dorothy no sabía cómo decirle lo que le rondaba por la cabeza- Esta semana he vuelto a ver a ese tipo del FBI con el que mantengo algún trato –ahora Laura no parecía entender por dónde iba la conversación- Él me puede ayudar si se lo pido.
Dorothy no quiso concretar más para no preocuparla demasiado, pero quería dejarle claro que ella la podía ayudar en una situación desesperada.
Me voy cariño. Supongo que por las noches volverás aquí para dormir ¿no? Ya pasaré dentro de unos días y hablamos, y ya verás cómo nos vamos a reír de lo preocupada que estabas sin motivos. Adiós guapa.
Dorothy se fue calle abajo, donde había quedado con el Maxwell Finch, pero tuvo que hacer un gran esfuerzo para no derramar ninguna lágrima.
Hostia, reconozco que me encuentro super a gusto con éste PJ, y que jamás había roleado escenas como estas. Me lo estoy pasando pipa.
- Gra... gracias Dorothy... - masculla Laura ante las buenas palabras de su vecina, agradecida de tener alguien a quién poder explicar sus problemas y preocupaciones sin ser juzgada por ello. Para cuando se despiden, Laura tiene una tímida sonrisa en la cara por la conversación que acaba de mantener.
Me alegro mucho que te esté gustando la partida; yo también me lo estoy pasando muy bien con vuestros pjs :-) Eso si, ten muy en cuenta que es una partida de Cthulhu, lo que implica que siempre existe la posibilidad de que una mala decisión o tirada, te cueste el personaje. Y lo divertido que es llevar un personaje al que tenemos cariño por la senda de la desesperación y la locura... jeje
Por lo demás, la interacción de Laura con Dorothy le hacen recuperar al máximo los puntos de estabilidad gastados (para eso sirven las fuentes de estabilidad, entre otras cosas).