El profesor meditó por unos instantes la pregunta y posterior reflexión de Strike.
—Sí, Max, sin duda sería una opción que ni Wilken ni ninguna otra secta se vería venir. Y las opciones que propones, Samuel, son correctas. Tanto Levi como Alexander podrían abrir un portal al artefacto. A cualquiera de sus manifestaciones, de hecho. Recordad que ambos objetos son, en realidad, el mismo. Seguís mi razonamiento, ¿verdad? No tengo manera de confirmarlo por el momento, pero si mi hipótesis es correcta, no haría falta molestar al señor Levi para encontrar nuestro escurridizo libro.
Sin embargo, al ver la reacción de Patrick, se apresuró a acercarle una taza con una infusión de eucalipto.
—Vaya, parece que has vivido cosas bastante duras, eh. Te diría que uno se acostumbra, pero no es tan sencillo. Tus compañeros también han visto cosas que pondrían la piel de gallina. Solo necesitamos un pequeño esfuerzo más y podrás dejar esto atrás, si ves que es demasiado para ti.
Alexander estaba de acuerdo respecto al señor Leví.
- Si le podemos dejar fuera, mejor; ya ha sufrido suficiente y por el estado en que se lo llevaron no sé si estaría en condiciones de ayudarnos. Asumiré la parte de abrir el portal.
Max asintió.
-Si hay algún modo de dejar a un lado al pobre Leví, voto por ello. De todas formas Alexander, no te preocupes. No estarás sólo en esto ¿si? -comentó el veterano periodista intentando ser positivo.
Luego se dirigió al extraño sabio y añadió: ¿Cuando cree que podríamos empezar los preparativos? Mejor actuar lo antes posible, aunque debemos estar bien preparados.
—Realmente, lo idóneo sería ponerse manos a la obra cuanto antes —respondió el profesor—, pero no es buena idea que lo hagáis en estas condiciones. Acabáis de pasar por un viaje un tanto particular. Iros a descansar, si podéis y reuniros mañana o pasado para comenzar los preparativos.
Shrewsbury se levantó para recoger los materiales que había empleado para el ritual. Hasta el momento apenas se habían fijado en los pétalos de amapola que habían quedado en la alfombra persa.
—Y, aunque supongo que ya habéis pensado en ello, creo que también deberíais informar a Armitage sobre el paso que estáis a punto de dar. Aunque sea una llamada rápida a ese cascarrabias de Llanfer.
-Si... desde luego, hay que avisar al bueno de Henry. -comentó Max.
-Y también estoy de acuerdo en descansar. Muchísimas gracias señor Shrewsbury. Nos ha dado usted una vía para resolver todo este entuerto. Sin esta experiencia no la habríamos encontrado. Ahora que sabemos lo que tenemos que hacer, sólo resta tener las fuerzas, trazar el plan y que la suerte esté de nuestro lado. -añadió mirando a sus compañeros con ánimo.
Al menos habían salido de allí con una posibilidad de derrotar a aquellas cosas que ni siquiera entendían, pero había algo que podían hacer.
Los investigadores se despidieron del profesor, agradeciéndole una vez más su ayuda con el ritual. Todavía no terminaban de creerse lo cerca que estaban de terminar con aquella locura, aunque aún era pronto para cantar victoria.
No pudieron evitar notar el tímido optimismo de Shrewsbury. Tampoco que, pese a tener esperanzas, seguía preocupándose por el bienestar del grupo y prefería no dar pasos en falso. Se había molestado en hacer notar cada uno de los posibles peligros a los que podían enfrentarse. Les recordó, en cierto modo, al propio Armitage, aunque siendo mucho más abierto en lo que se refiere a investigar otros caminos más directos pero poco ortodoxos.
Les aguardaban un buen descanso en el que reunirían fuerzas, tanto físicas como mentales, para enfrentarse a lo que se les venía encima.
Fin de la escena. Continuamos en Escena 6 - Alicia a través del espejo.