Sobre la mesa hay fotografías —las borrosas y los errores de revelado— esparcidas sin un orden aparente. Un caos metódico en al que Alexandra parece haber dedicado cierto esfuerzo.
Al principio no entiendes a qué se refiere, pero no tardas en entender que te estaba señalando las manchas de revelador y las quemaduras, que se juntaban creando marcas. Trazos sin sentido, como una de esas composiciones abstractas que tan de moda están en Europa.
Patrick miró extrañado a su compañera. No entendía a qué se refería, aunque aquello parecía haberla alterado de algún modo, hasta el punto que había recolocado las imágenes como si buscara un orden que sólo ella entendía. Sin embargo, Patrick las miró y no vio nada excepcional. Solo unas marcas difusas y manchas de revelado. Nunca había entendido el puñetero arte moderno.
-¿Qué... qué es? - Dijo todavía sin entender muy bien a qué se refería. -¿Qué son esas fotos?
Alexandra notó que le sudaban las manos cuando Kavanagh le preguntó por las fotografías.
Tirada meramente narrativa. Me parecía adecuado.
Es de dificultad normal y la pasas. Asimilas la situación. Puede que te extrañe que Patrick no sea capaz de leerlo o lo achaques a que la situación te ha sugestionado.
- Las tomé en aquella endiablada habitación. Pensaba que...
Alexandra se frota las muñecas con la mirada fija en las fotos unos segundos. Luego comienza a recogerlas.
- No es nada. Todo esto no es más que basura. Deberíamos irnos.
La periodista busca ávidamente su chaqueta, apremiando con un gesto a Patrick para abandonar su apartamento.
- Compraremos algo de camino. Hace tiempo que no me alimento.
Patrick se rascó el cogote pensativo. Volvió la vista hacia las fotos una última vez mientras ella las recogía, pero nuevamente no creyó ver nada extraordinario.
-Sí, es buena idea. Vamos. - Dijo cogiendo su abrigo y el de ella.
Alexandra todavía notaba un cosquilleo en la herida. La sensación de que alguien los observaba, juzgándoles y riéndose para sus adentros seguía ahí, a casa paso que les acercaba hasta el coche de Kavanagh.
El detective, por su parte, solo quería averiguar qué diablos estaba pasando y qué tenía que ver aquel ecléctico grupo del piso de Gudzuhn con todo el caso. Sin duda, la reunión de la biblioteca era la mejor forma de enterarse. Solo esperaba no llegar demasiado tarde.
Tras un tentempié rápido para tranquilizar los ánimos de la periodista, recorrieron el camino hasta el campus.
[Fin de la escena] Continúa en Nuevas caras.