Partida Rol por web

-Okay, jefe, había dicho Twitchy al cruzarse con Cashpaw. Pero en realidad, el pistolero no había dado ninguna opción a Rayne. Fue directo a por el dedo meñique de la mano izquierda, y sin dejar de mirarle los ojos había cortado con extrema lentitud el dedo que ahora sujetaba en la mano.

Cuando Cashpaw regresó, Ryan seguía jugando con el afiladísimo cuchillo con una expresión en su rostro que recordaba al éxtasis inducido por el opio del doctor antes de perder el dedo. Ahora los ojos de Rayne estaban abiertos como platos, y aunque no sentía el dolor aún, era consciente de que sangraba y que pasado unas horas, el dolor le iba alcanzar.

-Creo que ya está listo para hablar, dijo Ryan y se echó a un lado. -¿No es así, Dr. Opio?

-Ahhh, noto do-lor, dijo Rayne y suspiró. En su mente, supo que el efecto del opio iba a durar unas horas, tal vez tres o cuatro. Y que después iba a sentir el peor de los dolores, si es que seguía vivo. Ahora, el dolor le permitía centrar sus pensamientos y alejarse del dragón al que perseguían los que consumían aquella droga.

-Es fu-erte... Más pu-ra. No la mie- no - como Dragón Lu-cky. Es más... Y puedo des-ti-lar... para be-ber-la.

De repente, comenzó a llorar. No como un niño. En realidad, se mantuvo bastante entero y parecía incluso resistir parte de los efectos de la droga que había ingerido en cantidad. Tal vez porque la conocía a pesar de no ser un consumidor habitual. -Yo no que-ría. No proble-mas con los chi-nos. No que-ría te-ner ese ali-jo. Mal-di-ta suerte la mía. Pe-ro te-nía que des-ha-cer-me. Y en-ton-ces. Stich. Me. Dijo. Como. Hacerlo

¿Stich? ¿A quien te refieres Samuel?

La droga habia actuado y la voluntad del Doctor comenzaba a ceder confundida por la alteracion de los sentidos.
El opio producia una falsa sensacion de control que reljaba la mente derribando los muros que sustentaban la templanza.
El Dr terminaria dicendome lo que queria tanto si lo pretendia como si no.

Debiste acudir a mi desde un principio Samuel...pero todavia no es tarde... le console acariciando su pelo sudoroso.
...dime quien esta detras de todo esto y yo te protegeré de él y de los chinos. Juntos formaremos un gran equipo, como tendria que haber sido desde el principio
Mi interrogatorio se habia transformado en una oferta de paz, colaboracion, en un negocio. Y mi voz pretendía ahora sonar compasiva.

Stich... El nombre le resultaba familiar. Se formó en su mente la imagen de un delincuente de poca monta, con un curioso sombrero y una afinidad para las cartas, las putas y el opio, aunque no necesariamente en ese orden.

No era nadie realmente importante. Le llamaban "Stich", pero era Stanford. O Stanton. Hanson. Algo así. Sin hogar, sin familia, sin pasado. Había merodeado por los locales de Cashpaw, bebido su whiskey y ganado y perdido en las mesas de Faro y jugando a la ruleta. Un muchacho astuto. Le habían dado un buen trabajo en las oficinas de Bordeaux. Pero como pasaba con otros muchos, se dejó llevar por el ocio y por el vicio del Crossing.

Y lo que no había hecho era pagar la deuda. Había puesto tierra de por el medio. No era mucho dinero tampoco, pero Cashpaw tenía una reputación que mantener. Así que les había dicho a sus hombres lo que tenían que hacer si ese "Stich" se atrevía algún día volver por Judas Crossing. Y nunca pensó volver a escuchar nada de aquel pobre hombre.

-Él... me a-yudó, dijo el doctor. Hablaba algo más claro, pero seguía bajo los efectos del opio. -No sabía qué ... ha-cer. Tenía ese opio. Mucha cantidad, y no era de nadie. Opio pu-ro. Sin cortar. Sabía que los chi-nos me ma-tan si se enteran. Stich me ... me di-jo qué ha-cer.

Tragó saliva y miró a Cashpaw con una suplica en sus ojos entrecerrados. -Tenía que haberte... dicho. Pero iba a ser so-lo un poco. Para deshacerme de ese mal-di-to o-pi-o. Pero empecé a embotellarlo, crear soluciones. Y de una onza sa-co mucho para ven-der en fras-cos. Stich me di-jo... comprar en Lucky Dragon dos y yo vendía diez. O veinte de lo que tenía. Las compras eran para di-si-mu-lar, ¿sabes? Y ese alijo no terminaba nunca. Una pe-sa-dilla...

Las gotas de sudor empezaban formar un charco visible a los pies del Dr Rayne, no muy lejos de donde había vomitado parte del Opio.

La droga finalmente había conseguido doblegar la inesperada voluntad del Dr. Ya tenia la información que buscaba, y sin embargo, todavía quedaban flecos por resolver...

Esta bien Rayne...lo has hecho bien... dije con cierto aire cansado.

¿Lo ves? todo se hubiera resuelto mucho antes...y sin perdidas añadí señalando el dedo amputado con un gesto de resignación.

Solo una cosa más y podrás descansar un rato...

Ese opio, ese...alijo inesperado, ¿de donde demonios lo sacaste? los tablones del cobertizo rechinaban a mi paso mientras mis manos jugueteaban divertidas con el cuchillo de carnicero goteante de sangre.

Observé con detenimiento al Dr esperando una respuesta, pero su mente parecía haberse montado temporalmente en el Dragon y probablemente tardaría un tiempo en regresar. Pero el tiempo es un recurso demasiado valioso para alguien de mi posición.

Cuando te diga de donde cojones ha sacado el Opio, vendale la mano y limpia esto un poco...cuando se le pase el colocón tráele el botiquín...el sabrá que hacer...pero no lo sueltes ni le quites el ojo de encima hasta que termine. Luego vuelve al Saloon.Ordené a Twitchy, y sin mediar más palabra deje el cuchillo donde lo había cogido, lejos del alcance del Dr y regrese al Saloon.

En el camino de vuelta mi mente bullía con nuevas y provechosas posibilidades...el Dr podría serme de utilidad en los días venideros...pero para ello, todavía tendría que retenerlo durante un tiempo mas, al menos hasta que entendiese que cooperar conmigo era su única posibilidad.