-Toma el tiempo que quiera, faltaría más, dijo sin titubear. Sobre las opciones para dormir, comentó: -Allí, al fondo del pasillo antes de llegar a las celdas... Hay un cuarto con una cama incómoda. Dormía allí al principio. Ahora tengo ... otro arreglo.
Miró hacia el suelo. No quería dar más explicaciones. Era un soltero joven en una ciudad en franca expansión, donde el ocio y el vicio se daban la mano. En su caso, no le gustaba en exceso ni el póker ni los demás juegos, pero sí le gustaba dormir acompañado.
-Puede usar el cuarto y dormir aquí, dijo.
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