Partida Rol por web

Isaac saludó a Lizzy con la mejor de sus sonrisas.

- Buenas Lizzy, hoy estás mas guapa que de costumbre - dijo cogiendo su mano y besándola como si fuera una señorita - Yo siempre defenderé a todos los ciudadanos de Judas por todos los medios que sean necesarios. Y vosotras sois parte de los ciudadanos que más valoro. Por cierto, venía a ver a Sappho. ¿Sabes si está libre?

Se quedó esperando la respuesta, mientras valoraba si Lizzy podría conocer donde se encontraba la croupier. Parecía que se enteraba siempre de todo.

-¿Sapho? Claro, preguntó Lizzy y le guiñó el ojo de forma cómplice al señor Rubenstein, aunque no pudo disimular una pequeña punzada de decepción. -Ahora te la busco, a Sapho le gusta pasar sus ratos libres entreteniendo a alguna de las chicas.

Lizzy subió por las escaleras y sus caderas se movían de una forma que ponía a prueba la tela de su ajustado vestido. Al rato, le hizo una seña a Zack desde arriba, y él subió. Lizzy le llevó a una habitación pequeña, un cuarto con una ventana pequeña en lo alto que daba a un callejón estrecho. Y una cama con un colchón viejo y duro.

-Aquí la tienes..., dijo Lizzy con una voz seca y cortante. Ante de marcharse hizo un gesto señalando a Sapho que estaba sentada en la silla que era el único mueble del cuarto, además de la cama.

Sapho arqueó la ceja cuando Lizzy se había marchado del pequeño cuarto. Había cerrado la puerte con un golpe que resonaba en las paredes desnudas. -Creo que le gustas, señor Rubenstein, dijo y se mostró amable, aunque sin una pizca de sensualidad. No mostraba interés en seducir al hombre que había solicitado su compañía.

-Y creo que no tiene motivos, añadió. -¿No has venido a ... bueno...?, se sorprendió de su propia reacción al apuntar a la cama. Normalmente no se mostraba nerviosa con los hombres. Maldito seductor...

La tienda de Rubenstein y Broud

La espera se le hizo larga a Morgan en la tienda de Zack y de Jeb. Después de cenar, se tomó una copa de whiskey y se sentó en un sillón del almacén y se quedó mirando la cama donde descansaba el Viejo Clemens. No parecía estar en peligro, al menos no por las heridas sufridas en la paliza. Pero tampoco tenía pinta de que fuera a despertarse. Tenía ganas de hablar con el viejo para saber qué le habían preguntado los malnacidos ayudantes de Ridgeway.

Se hizo de noche, y Morgan cerró los ojos unos instantes para pensar en lo que había descubierto...

- No, no, no - respondió Isaac agitando las manos, luego rápidamente rectificó esperando no haberla ofendido - Eres una hermosa mujer con la que gustosamente me dedicaría a disfrutar de ciertos placeres. Pero hoy me trae una necesidad urgente de proteger a una ciudadana de Judas.

Se sentó en la cama y le hizo un gesto a Annie para que se sentase también.

- Necesito encontrar a la croupier. Su vida corre un grave peligro. Tiene cierta información que haría de Judas un lugar mejor para todos aquellos ciudadanos que viven de forma honrada ganándose el jornal con el sudor de su frente, pero que pondría en peligro la forma de vida de los que viven de explotar a los demás.

Alargó una mano para tomar la de Annie y prosiguió.

- Por favor, Annie, intenta recordar cualquier detalle que nos pueda permitir identificarla o saber donde está ahora en Judas. Peinado, estatura, color de los ojos, en que sitios la has visto. Nos estamos jugando el destino de Judas...

Alabaster Moon

Sapho arqueó una ceja. -¿La croupier? No la había conocido antes, pero creo que trabajaba en esos barcos fluviales. Su nombre era algo corto. Liv. Lis. ¡Viv! Eso era, Viv, creo.

La prostituta trató de acordarse de más detalles. Le describió a una chica delgada y con cabello rubio y rizado. -La he visto en Judas. Pero no en ninguno de los burdeles. Creo que estuvo un tiempo limpiando habitaciones en algún hotel. Y también en el teatro. Es todo lo que sé.

Antes de despedirse, le preguntó: -Señor Rubenstein, ¿por qué dices que nos estamos jugando el destino de Judas Crossing?

Issac puso un gesto serio.

- Hay gente de poder en Judas que solo quiere ganar dinero a costa de aprovecharse de los demás y hacen lo que sea. Cosas como dar una paliza a un pobre viejo. Si no les plantamos cara ahora nos someterán y nos convertiremos en algo peor que sus esclavos.

Soltó la mano de Annie y se levantó de la cama.

- Ahora debo irme. Si la encuentran ellos antes que nosotros es posible que la croupier corra peligro.

Sappho pareció entender la gravedad de la situación, y se quedó observando en silencio como Zack se marchó de la habitación. Después él salió a la calle. Era ya por la tarde, y necesitaba buscar más pistas. De momento, lo que tenía era una descripción vaga y un nombre. Viv.

La prostituta había mencionado hoteles y el teatro como posibles lugares donde había estado trabajando. El teatro estaba cerrado, así que decidió preguntar en varios de los hoteles, aunque no sin antes pasar por la oficina del Telégrafo para enviar el mensaje de Morgan. Seguir la pista de Viv no resultó fácil, ya que a las limpiadoras se les pagaba por día o jornada, y era un poco según quién se presentaba. Pero tras unas horas, pudo constatar que alguien llamado Viv había estado en Judas Crossing hasta hacía poco. Por lo tanto era muy posible que aún seguía en el pueblo.

Zack caminaba de regreso a su tienda cuando ya había anochecido. Estaba pensando si Jeb, Nathan y Gerardo habían tenido suerte o no por su lado, cuando escuchó disparos lejanos. Zack estaba a punto de doblar la esquina cuando escuchó los disparos que llegaban de dirección de la Casa Bordeaux. También vio que su tienda seguía vigilada por los hombres de Ridgeway. Entonces sintió la mano de alguien en su hombro. Era Stich.

-Zack, susurró Stich mientras observaba la calle en la penumbra. -Me he acercado con la multitud al lugar de los tiroteos. Hay al menos dos cadáveres, pero ninguno es de los nuestros. También están Ridgeway y el mismísimo señor Bordeaux allí. Ya está tranquilo allí, no se escucha nada de ningún intruso.

Miró a los que vigilaban la tienda. -¿Quieres que los distraiga para que entres? ¿O prefieres acercarte a la casa de Bordeaux?

- Es mi tienda y entro y salgo cuando quiero. No hace falta que los distraigas. - Issac se preocupó al oir sobre el tiroteo y los dos muertos. Esperaba que la croupier no fuera uno de ellos, pero tenía que asegurarse. - ¿Sabes si alguno de los cadáveres es de una mujer?

Si había una mujer implicada tendría que acercarse para comprobar la descripción de Viv, aunque esperaba no tener hacerlo. Los ánimos por la mansión estarían calentitos y es posible que la tomasen con él.

-No, los cadáveres eran de dos hombres. Uno era el de un tal Delacross, la mano derecha del señor Bordeaux, dijo Stich bajando al voz hasta casi convertirla en un susurro. -Y el otro fiambre era un borracho del pueblo, según cuentan. Alguien que acabó en el lugar equivocado en el momento equivocado. En la casa vivía la amante de Bordeaux, pero a juzgar por los gritos cuando descubrió los cadáveres, seguía viva después del tiroteo, añadió Stich.

Sobre la necesidad de una distracción para entrar en su propia tienda, Stich asintió. -La tienda es suya, señor Rubenstein. Pero lleve cuidado, están los ánimos muy caldeados

Isaac asintió a las palabras de Twitch, pero no iba a dejarse amilanar por los matones. Y menos en su ciudad y en su tienda.

No obstante decidió volver a la tienda por el mismo camino por que que había salido caminando por la acera de enfrente de los matones sin mostrar miedo. Con la mano en la cintura apoyada en su Colt por si alguno de ellos hacía algún movimiento de acercarse.

Zack caminaba con paso decidido hacia la puerta de la tienda. Se había despedido de Stich que había querido ver si podía averiguar algo más de lo que estaba sucediendo en el picadero del señor Bordeaux. La calle estaba a oscuras, sin apenas gente. Al otro lado, los secuaces de Ridgeway se movieron con cierto nerviosismo. La mano de Zack estaba cerca de la culata de su arma, y al parecer fue suficiente para evitar otro incidente en aquella noche. Sin perder de vista a los que le vigilaban desde la distancia, Zack abrió la puerta y entró en la tienda.