Nathan seguía pendiente de lo que dijera Isaac sobre quedarse allí, estaba claro que ambos socios irían a hablar con el periodista y él no tenía muchas ganas. Cuando Jebediah les presentó al señor Clemens, Nathan hizo una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo.
-Señor Clemens, encantado de conocerle. Y gracias por la invitación, es usted muy amable.
Parecía que Jebediah había hecho amigos rápido en el pueblo y conocía a bastante gente ya, eso era bueno si pensaban abrir un negocio. Claro que por otro lado las palabras del socio de Zack desvelaban que las relaciones con Cashpaw podían ser tirantes. Se guardó su opinión esperando a que el señor Clemens se marchara, además seguramente a Jebediah le interesaba mucho más la opinión de su socio.
-Parece un buen tipo, aunque quizás le gusta demasiado meterse donde no le llaman. Estuvimos tomando algo en el Peacock, pero no creo que estuviera preocupado por la competencia, incluso parecía contento con la presencia del Señor Rubenstein en el pueblo, no vais a abrir un saloon al fin y al cabo. Lo que quería era vender o alquilar las parcelas que tiene. Nos preguntó por usted, por cierto.
-Buen tipo no sé...-dijo Jeb un tanto dubidativo, como si no quisiese llevar la contraria en esto, pero tampoco fuese capaz de estar del todo de acuerdo-.
Miró hacia los lados para asegurarse de que nadie les estuviese escuchando antes de seguir.
-...pero tengo claro que es un tipo con el que merece la pena estar a bien. Es una persona poderosa en el Crossing y no le gusta que le lleven la contraria ¿Saben ese médico desaparecido del que habla la prensa?¿Samuel Rayne? Iba a acompañarme a las montañas para salvar al hombre del que os hablé pues al parecer le debía un favor. Antes de marchar, Cashpaw quiso hablar conmigo para conocernos. Me invitó a un Whisky y me llevó a una habitación donde dos de sus matones nos vigilaban en todo momento. Una ratonera. Su actitud durante la reunión fue cordial en todo momento, pero de algún modo amenazante; como si pretendiese marcar terreno. Le conté de lo nuestro, así como lo sucedido en las montañas. Fue entonces cuando me preguntó, como medio en broma, si no pretenderíamos hacerle la competencia. Sobre lo del muchacho; insistió en que debía acompañarme uno de sus matones. No quise deberle un favor, asi que decliné su ofrecimiento, pero cuando fui a donde había quedado con Rayne, me estaban esperando Sebastian Callahan y uno de los matones de Cashpaw; un pobre diablo al que llaman Palin. Fue el día 17; el mismo día de la desaparición de Rayne. Por lo que sé Rayne y este muchacho podrían tener alguna cuenta pendiente con Cashpaw. Esperaba tener un momento más tarde para poder ir a hablar con él. Es posible que quedase molesto por no aceptar de primeras su ofrecimiento.
Isaac que había estado preguntándole al viejo Clemens por las indicaciones para dar con el reportero, se giró para incorporarse a la conversación:
- Coincido con Nathan. El señor Cashpaw me pareció un hombre muy educado y con muy buen gusto al vestir. Excepto por la excentricidad de no llevar camisa con el chaleco, pero bueno, esto no es la gran ciudad tampoco. Me estuvo preguntando si te conocía. Y he de reconocer que en ese momento estaba muy enfadado y pensaba que habías decidido irte a buscar oro a las montañas y creo que te califiqué como ... timador - el rostro de Isaac pareció enrojecerse - Pero estoy dispuesto a reunirnos juntos de nuevo con él y explicarle que fue un malentendido. También le comenté que la tienda que pensaba abrir era de ropa, como te he dicho en ese momento pensaba que estabas fuera del negocio. Pero podemos volver al plan original, o si conseguimos un local lo suficientemente grande dejar una pequeña parte para sastrería.
Entonces sacó de su bolsillo el reloj y comprobó la hora. Parecía que aún quedaba bastante tiempo pero no había que demorarse. Agarrando del hombro a Nathan comenzó a arrastrarlo en dirección a donde le habían indicado que estaba el reportero.
- Y tú también debes venir Nathan. Yo sólo le rompí los dientes al un desgraciado que tenían apresado contra el suelo. Tú te enfrentaste a dos hombres armados. Fuiste el héroe, aunque creo que el holandés que se llevó una bala tuya en la pierna no pensará lo mismo - finalizó sin poder aguantar la risa.
Jeb arqueó una ceja al escuchar las declaraciones de su socio.
-¿Tengo que recordarte que fui sastre antes que prospector? Y afortunadamente para ambos, es un oficio que se me da bastante mejor. Supongo que habrá que ir viendo lo que se da y lo que no, pero si eso ayuda a limar asperezas con Cashpaw, venderemos solo ropa y ya está. Él sabía que me había ido a las montañas y el motivo de mi retraso. Pudo habéroslo dicho, pero decidió no hacerlo ¿se te ocurre el porqué? Mira,...solo digo que hay que tener cuidado con él. Aunque todo hay que decirlo, el médico que me mandó; ese tal Callahan resultó ser muy eficiente. Si no fuera por él, ese muchacho no lo habría contado.
Más sorprendido pareció cuando Zack le contó lo sucedido en el banco. Incluso impresionado.
-¿Me estás diciendo que fuisteis vosotros dos quienes impedisteis el robo del banco?¡Santa Madre de Dios! No te conocía yo esas habilidades. En ese caso sin duda, deberíais ir los dos a hablar con la prensa. Entre otras cosas, es una excelente publicidad y puede ayudarnos con la financiación ¡Venga, vamos!
Nathan escuchó las palabras de Jebediah sobre el Señor Cashpaw y llegó a la conclusión que sus conclusiones eran acertadas, era un tipo elegante y educado pero parecía que quería tenerlo todo bajo control, sería mejor tenerlo en cuenta.
-¿Crees que Cashpaw se lo quitó de en medio? Es una acusación grave, pero por lo que cuentas parece que hace lo que quiere en el pueblo. Quizás sea buena idea volver a verle y aclarar todo el asunto.
No era el primer tipo de esa calaña que conocía, hombres que parecían educados y elegantes pero que demostraban tener poco escrúpulos y aprecio a la vida de los otros. Claro que de momento era pronto para llevar tan lejos sus conclusiones, quizás todo eran coincidencias. Que el señor Cashpaw quisiera saber si iban a abrir otro saloon en el pueblo le parecía normal, así como intentar vender o alquilarles las propiedades que tenía.
Siempre que no se pase de listo.
Tampoco es que Nathan hubiera ido a Judas Crossing a iniciar una cruzada o una guerra, prefería pasar desapercibido y dedicarse a sus propios asuntos, lo que no quería es que nadie se metiera en ellos.
Finalmente y ante la insistencia de ambos socios tuvo que ceder y acompañarlos a ver al periodista, aunque no tenía ninguna gana ni sentía que contar lo que había pasado fuera ni una heroicidad como quería hacerle ver Isaac, ni nada de lo que la gente debiera saber los detalles.
-Debe dar gracias por seguir vivo. Le advertí dos veces que no desenfundara. -Su conciencia estaba tranquila en ese sentido, en la guerra había matado a hombres por mucho menos, claro que allí era más fácil, solo tenías que mirar el color del uniforme. En todo caso no tenía la culpa de que aquel desgraciado no supiera hablar su idioma.- Iré a ver a ese cuentacuentos, pero más le vale que mañana no se haya inventado nada, espero que esto os ayude a abrir vuestro negocio, así como espero que la Señora De Vivaldi se abenga a hacer buenas negociaciones contigo. -Miró a Isaac y sonrió, tras ver a la dueña del banco estaba seguro que su jefe tendría muchos más motivos para reunirse con ella además de los negocios. Después miró a Jebediah y negó con la cabeza como disculpándose.- Tan solo estábamos allí en el momento menos adecuado, pero no fue para tanto, esos tipos eran unos pobres desgraciados, los vigilantes se hubieran ocupado de ellos sin nuestra ayuda.
Quizás les hubiera costado algo más y podía ser que el cajero no hubiera terminado bien, pero estaba seguro que Orpheus y Clive hubieran podido con ellos.
-Hay cosas que se creen y cosas que se saben-dijo Jeb asintiendo-No sé qué se trae entre manos ese Cashpaw, pero sí sé que Rayne ha desaparecido y creo que Casphpaw está detrás de su desaparición y de muchas otras cosas que pasan en este pueblo. Y pocas de ellas son buenas. Un tipo listo y con don de gentes, sin duda alguna, pero con pocos escrúpulos. Creo que mientras lo tengamos contento, todo irá bien.
Jeb escuchó con atención el relato de Ollerton sobre lo sucedido en el banco.
-Muy al contrario. El momento fue del todo propicio, si ese suceso les va a convertir en los nuevos héroes del Crossing-continuó sonriéndose-No pretenda que un periodista cuente las cosas tal como fueron. Nunca lo hacen. A la gente no le gusta leer la verdad. Les gusta leer historias interesantes.
Nathan escuchó con atención las palabras de Jebediah sobre Casphaw, si el tipo estaba detrás de la mayoría de cosas malas que pasaban en el pueblo sería mejor andarse con cuidado.
-Es difícil mantener contentas a esas personas o al menos peligroso.
No les iba a decir a aquellos hombres que debían hacer pues ya eran adultos, pero le caían bien y creía que merecían al menos una advertencia antes de meterse en negocios con gente así, si es que al final decidían tal cosa.
-Menudos héroes de pacotilla, esos tipos no tenían ninguna posibilidad, uno ni llegó a disparar y el otro no hubiera acertado a un bisonte de tenerlo en frente. Pero estoy seguro que ese periodista hará que parezcamos auténticos tipos duros. -Lo dijo con resignación aunque por un lado podría venirles bien aquello, así cualquier matón de tres al cuarto se lo pensaría dos veces antes de meterse con ellos.- Seguro que las mujeres harán cola en la tienda para conocerle señor Rubenstein.
Nathan sonrió, se imaginaba que además de la publicidad que aquello podría darles en los negocios Zack imaginaba que algo así podría ponerle como protagonista en los mentideros de Judas Crossing y hacer que el interés por su persona de las mujeres del lugar se acrecentara.
-Difícil pero necesario-contestó Jeb asintiendo-a no ser que queramos acabar engullidos por su avaricia. Con el tiempo tendremos ocasión de conocer a más gente en el pueblo. Hay más facciones que la de Cashpaw. Están los aristócratas, los chinos...y qué sé yo. Pero por lo de pronto, mantendría un perfil bajo. No llamar la atención e intentarnos llevar bien con todos, si es que es posible. Será bueno para el negocio. Aunque en lugares como este, al final uno tiene que acabar eligiendo bando. Según el señor Wooten, que regenta ese hotel a la entrada del pueblo en el que he pasado esta noche, en el Crossing entra dinero a raudales. Sí señor,...parece un buen sitio para hacer dinero, pero hay que andarse con cuidado si uno no quiere acabar dos metros bajo tierra.
Se rió a mandíbula batiente ante la idea de ver a Zack atendiento a una cohorte de mujeres bien dispuestas, más interesadas en reclamar sus atenciones que en comprar su mercancía.
-Duros como piedras e inquebrantables. De pacotilla o no, no abundan los héroes en este lugar. Y apuesto a varios de los grupos de este pueblo se interesarán por vuestra historia. Empezando por el señor Cashpaw, claro está.
No podía quitarle la razón a Jebediah, la verdad es que, una vez aclarado el asunto de irse a buscar oro a las montañas, le parecía un hombre bastante cabal, como Zack, seguramente harían un gran negocio juntos. Nathan sin embargo no estaba hecho para ese tipo de juegos, ni preparado para asentarse con algo tan serio como una tienda, falta de dinero aparte.
-Pues vamos directos a la primera plana del periódico del pueblo, yo no llamaría a eso perfil bajo jejeje. -Conocía las ventajas que podía suponer aquello, pero le resultaba incómodo e hizo un último intento de que los socios se lo pensaran y renunciaran a la publicidad.- Supongo que todos los curiosos se acercarán a escuchar nuestra versión y por supuesto la gente importante.
A Nathan no le importaba mucho las grandes posibilidades de negocio que parecía ofrecer Judas Crossing, se conformaba de momento con seguir ayudando a Isaac y a Jebediah mientras lo necesitaran y cuando no requirieran sus servicios buscaría una alternativa para poder pagarse el alojamiento durante el tiempo que estuviera por el pueblo. Lo de no acabar a dos metros bajo la tierra le importaba bastante más, no pensaba morir en aquel pueblucho de mala muerte.
-Ni en este pueblo ni en otros lugares. Los héroes son difíciles de encontrar, pero a la gente le gusta poner etiquetas enseguida. Esperemos que a nuestro "amigo" Cashpaw no le moleste nuestro inesperado protagonismo.
En la guerra, y después de ella, había escuchado a muchos hombres erigir héroes en ambos bandos y como unos y otros eran vilipendiados por los rivales. Al final todos eran simplemente hombres, con sus fallos, aunque Nathan admitía que de vez en cuando uno podía encontrarse con hombres especiales, pero eran pocos los casos.
Como Matt...
Los habitantes del pueblo observaban con mayor o menor grado de disimulo a los tres hombres que caminaban ahora por la concurrida Main Street. En Judas Crossing, el azar y el negocio se daban la mano, formando a menudo extrañas alianzas y sociedades. Las heridas de la reciente Guerra Civil aún seguían abiertas, pero en la Frontera los de un bando y los del otro tenían que a menudo remar en la misma dirección. Se solía decir que en el Oeste el pasado de un hombre no importaba, tan solo el presente y lo que era capaz de hacer.
Sin embargo, en Judas Crossing el poder venía de la riqueza. Y la riqueza venía del oro de las ricas vetas de las Montañas de San Juan. En poco tiempo, se había convertido en un pueblo de grandes oportunidades para los que tenían agallas y olfato para los negocios. Solo se necesitaba algo se sensatez, y una inversión inicial. Y un buen revólver…
La tienda y oficina del “Judas Crossing Pioneer Gazette” se encontraba en la misma calle Main Street que el banco, pero era una modesta imprenta en un edificio de pino de dos plantas, pero de fachada estrecha. Como de costumbre, en la puerta estaba clavada la publicación más reciente…
El “Pioneer Gazette” solía ser de una sola página, como mucho dos. Se publicaba a un ritmo irregular, pero en general varias veces a la semana según si había noticias o no. Casi todos los artículos los firmaba el mismo hombre: el reportero Lee Pembleton.
Por la ventana vieron a un hombre hacer señas para que entraran, así que abrieron la puerta…
seguimos aquí
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