Siguieron conversando, pero evitando el tema del señor Bordeaux que indudablemente le incomodaba a Uriah Clemens. Prefería hablar de las facciones, y divagar sobre la historia del pequeño pueblo. Al parecer, había cierta competitividad entre los poderosos para hacerse con la lealtad de los recién llegados. Los Lobos Negros buscaban sobre todo a los marginados o a los miembros de las minorías, además de contar entre sus filas con prácticamente todos los mejicanos. Los Aristócratas incluían a los de mayor patrimonio que a su vez buscaban la mayor diversión y entrenamiento. Por ese motivo, también había lugar en su facción para los artistas y para los extravagantes. El Consejo Cashpaw reunía bastante poder de las precarias instituciones de gobierno, además de un entramado de negocios ilícitos considerable. Entre esos negocios estaba el opio del barrio chino. Por último, la Cuadrilla de Yeates incluía a los pequeños comerciantes, y sobre todo a los de mayor rectitud moral. Además de las facciones, había otros dos grandes grupos: los independientes, como Uriah, que no se alineaban con ninguna facción, y los rodamundos que no tenían intención de echar raíces en la ciudad, y por lo tanto no les interesaban a los poderosos.
¿Todas las facciones tienen locales y terrenos a la venta? Pensé que quizás sus negocios fueran diferentes y que cada una se dedicaría a otra cosa
-Tienen negocios muy diferentes. Los Lobos tienen terrenos en propiedad, pero no suelen venderlos. Los Aristócratas tampoco, pero el banco sí. Y el banco es propiedad de la Señorita D’Vialdi. De hecho, ella está haciendo un gran esfuerzo para permitir la apertura de nuevos negocios para personas trabajadoras con pocos recursos. No sé qué pretende con eso, pero mucha gente está en deuda con ella, en más de un sentido.
Le suena un francés llamado Pierre D'Rue.
-Hmm, me suena. Un joven remilgado de la costa este, con acento francés… Pero no he coincidido con él. Ah, pero sé quién puede saber algo. El señor Bonhomme. Es un bróker de terrenos y de parcelas, justo de lo que estaba hablando ahora con el señor Ollerton. D’Rue trabajó un tiempo al menos con el señor Bonhomme.
-Estoy seguro que ha hecho lo correcto señor Broud, no es culpa suya si a partir de ahora el chico no se comporta y el Señor Cashpaw no debería pedirle ninguna responsabilidad, aunque supongo que no es de ese tipo de personas. Esperemos que vaya todo bien.
Había conocido más gente como Cashpaw, que sabía darle la vuelta y sacar provecho a cada situación pensando que los demás debían servirle, no le gustaba pero siendo una de las personas más influyente de Judas Crossing no tendrían más remedio que aguantarse y esperar que las cosas siguieran con calma, tal y como Uriah trataba de explicar. Por su parte seguiría el consejo del viejo y trataría pasar desapercibido haciendo el trabajo que Isaac o Jebediah le mandaran para ganarse la vida mientras estuviera allí.
-Aunque supongo que las mejores zonas son las de las concesiones ¿Verdad? Donde hay más posibilidades de encontrar oro.
Nathan no entendía mucho del tema, pero se imaginaba que si alguien vendía concesiones era porque serían terrenos ventajosos o donde ya se había encontrado algo de oro con anterioridad. No le pasó desapercibido el tono del anciano al hablar del señor Bordeaux, no parecía una persona que arrancar muchas simpatías, claro que también podría tratarse de simples habladurías.
Ciertamente la Señorita D'Vialdi se ha esforzado bastante en concedernos un crédito para poder abrir la tienda.
Nathan pensaba que lo que buscaba era la prosperidad del pueblo. El oro iba y venía, pero si lograban construir un asentamiento con una buena población y negocios estables quizás el pueblo aguantara aunque el oro desapareciera, además que todos ellos eran potenciales futuros clientes para confiarle sus ahorros. Era una mujer inteligente, de eso no cabía duda.
Sonrió satisfecho por las señas que Uriah les estaba dando de aquel misterioso Pierre D'Rue, si había trabajado con aquel tal Bonhomme seguramente su socio sabría donde encontrarlo.
- Huele de maravilla y estoy seguro de que sabrá aún mejor - dijo Isaac cuando le pasaron el plato con el estofado - Todas las facciones necesitan ropa, y para eso vamos a estar nosotros ahí, para ofrecerles las mejores prendas que hayan visto en su vida. Vamos a conseguir que Judas se llene de gente con estilo.
Tras lo comentado tenía que reconocer que no le parecía tan buena la idea de presentarse a la hija del Sr. Bordeaux, había tenido problemas en el pasado con maridos celosos, pero un padre cabreado podía ser mucho peor. Lo mejor sería tirar del hilo mediante el Sr. Bonhomme y esperar a que la hija del Sr.Bordeaux se cruzase en su camino.
La mención de la Srta. D'Vialdi volvió a hacer que su imagen volviera a su cabeza. Sabía que era bella y lista. Y ahora por lo que parecía también tenía un gran corazón. La próxima vez que se encontrasen intentaría conseguir un trozo de ese corazón, con uno pequeño se conformaba. Pero mientras eso no pasase la idea de volver al saloon del Cashpaw después de cenar era cada vez más atractiva...
-Sin duda-dijo Jeb sonriendose con complicidad en respuesta a las palabras de su socio-Además tengo algunas ideas para hacer ropa para prospectores. Por experiencia sé que es un trabajo duro y quizá una ropa cómoda y resistente al agua pueda servir para hacerles un poco más fácil su trabajo.
Luego se dirigió a Clemens de nuevo.
-Así que ¿cómo funciona esto?¿Las facciones nos enviarán a alguno de sus representantes para intentar que nos..."afiliemos" o como se diga?¿Cómo hace uno para rechazar una invitación sin enemistarse? No parece cosa fácil. Corre uno el riesgo de que buscando la neutralidad, lo que consiga es enemistarse con todo el mundo.
El joven Mortimer se había unido al brindis por las personas decentes de Judas Crossing, pero la mayor parte del resto de la cena mantuvo la boca cerrada. Estaba algo nervioso delante las personas que había invitado Uriah Clemens. Además, las pocas veces que intervenía en las conversaciones, las palabras se le atragantaban y tartamudeaba. Así que se limitó a seguir las conversaciones de momento, y a comer el estofado del anciano que le había acogido cuando había llegado al pueblo.
-Las concesiones te permiten proteger tu yacimiento. Primero se encuentra oro, luego se solicita la concesión. Pero a veces algunos se pasan de listo y encuentran algo de color y reclaman tres o cuatro concesiones alegando que todas tienen. Luego las venden a los incautos. Esas no valen ni el papel en que fueron impresos.
Sobre cómo actuaban las facciones con los recién llegados, Uriah dijo: -Depende, amigo. A veces se limitan a conseguir información sobre las personas. De muchas formas. Puede parecer un encuentro fortuito pero rara vez lo es. Y recordad que las paredes tienen orejas y que hay muchos ojos puestos en todo lo que se mueve en el pueblo.
El efecto del alcohol era cada vez más evidente en el viejo Clemens, y tal vez por eso siguió hablando sin tapujos. –A Cashpaw le gusta jugar con los incautos. Juegos mentales…
Se tocaba la sien con el dedo índice. Luego agitaba ese mismo dedo para seguir hablando. –Los Lobos Negros. Vienen del Viejo Méjico. El honor lo es todo. Sabréis que os han aceptado cuando de repente se tocan el ala del sombrero cuando os cruzáis con ellos por la calle. A los Aristócratas les gustan más las invitaciones formales. A cenas, y partidas de "bridge" y cosas de esas, pero dudo que ninguno aquí sea del agrado de aquel club tan selecto.
Clemens acompañó el último comentario con risas.
-¿Rechazar una invitación? Hmm, es algo excepcional. Mejor acudir, y luego declinar. O hablar abiertamente de las afiliaciones de cada uno llegado el momento. Pero … ¿yo qué voy a saber de estas cosas? Solo soy un viejo chiflado que vende carbón y que ha estado aquí desde los tiempos de Surly.
La cena había resultado agradable e informativa, y acordaron en volver a verse en otra ocasión. Era hora de retirarse por aquella noche, y además su anfitrión ya estaba dando cabezadas en la silla. Así que recogieron los platos y emparejaron las cosas del lugar antes de marcharse a pasar el resto de la noche.
En unos pocos días, los cuatro habían pasado a codearse con los poderosos de Judas Crossing, y ahora ante ellos se abría un nuevo horizonte de grandes oportunidades. Y de grandes peligros que acechaban más allá de las fachadas de los edificios, y de las apariencias.
FIN DE LA ESCENA Y FIN DEL CAPÍTULO I
Reparto de puntos de desarrollo (BP):
Y la tabla de “Interés inicial” de las facciones. Es el interés que habéis suscitado al entrar en el pueblo. No incluye los últimos acontecimientos (el banco y los negocios incipientes). Es meramente ilustrativo de momento y a medida que avanza la historia se explicará mejor.
Fin del Capítulo I
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