Partida Rol por web

De mí recién desnuda era mi sombrío,
cuando ella me hizo entrar tras de aquel muro,
a traer un alma del pozo de Judas.

                                                                             Canto IX - L25

El sheriff Richard "Bud" McCoy se encontraba trabajando hasta tarde aquella noche en su oficina en la calle First Street, enfrente del hotel Remington y entre el saloon Bloody Knuckle y la morgue. Resultaba poética que el pequeño despacho del sheriff estuviera rodeado de aquellos tres edificios, pero McCoy no era dado a pensar en esa clase de cosas. Trabajar hasta tarde era algo que le sucedía con cada vez mayor frecuencia, no en vano Judas Crossing había crecido de la nada en muy poco tiempo gracias al oro. Y con el oro llegaban los problemas de los pueblos grandes. El hecho de que la jurisprudencia fuera compleja no ayudaba. Estaba en disputa la pertenencia a uno u otro estado, e incluso las Montañas de San Juan tenían parcelas de tierra de los indios.

McCoy se inclinaba hacia atrás y miró el techo. Trataba de hacer lo mejor. Lo correcto. Aunque las dos cosas no siempre iban de la mano. Era difícil elegir entre la virtud y la bondad. Eso era evidente. Y más aún si uno se sentaba en el Consejo Municipal de Judas Crossing, o el "Consejo Cashpaw" como lo llamaban los locales.

El sheriff echó un último vistazo al informe sobre el robo de las puertas de Sly's House of Cards antes de estampar su firma. Entonces escuchó la puerta abrirse. Un hombre de gran estatura y paso decidido acababa de entrar en el pequeño edificio de adobe, y unos pasos detrás de él iba una pequeña mujer de rasgos asiáticos. Fue por ella que los reconoció...

Anthony... y ¿Blossom?

El sheriff se levantó de la silla al estar en presencia de la misteriosa mujer. -Entrad, les ruego. Señor Anthony. Señorita.., dijo invitándoles a entrar con la mano. Luego carraspeó y de repente se puso en tensión. -¿Hay algún problema en el First Bank?, preguntó alarmado.

Orpheus y Blossom regresaban de Lazarus de atender algunos asuntos de la Srta. D'Vialdi. El viaje en diligencia sucedió como siempre sucedía con los viajes entre ellos dos, en silencio. Anthony estaba absorto mirando por la ventana, disfrutando del viaje tranquilo.

Una vez llegaron de vuelta al pequeño pueblo en la montaña que era su hogar, se dirigieron hacía la oficina del sheriff.

Orpheus entró sacándose el gorro y limpiándolo del polvo que había levantado un carromato al pasar por su lado. Levantó la vista cuando escuchó hablar al Sheriff.

-Buenas noches Sheriff. Gracias -dijo a su invitación para entrar mientras volvía a colocarse el sombrero- no no por el banco todo va bien de momento...bueno a parte del intento de robo de hace unas semanas. ¿Se enteró? Bueno da igual... no venimos por problemas en el banco, venimos para saber qué pasó con una persona.

Anthony miro alrededor por si había alguien más en las celdas o algo, antes de preguntar.

-El experto que trabajaba para el banco, el que murió en las montañas. Nos gustaría saber todo lo que pueda decirnos sobre él.

Al grandullón se le escaparon los ojos hacía los papeles que reposaban en la mesita del Sheriff.

Blossom  había seguido a su compañero hasta el interior de la oficina del sheriff, dedicándole un amago de sonrisa cuando éste le había cedido el paso al abrir la puerta. Paradójicamente, Orpheus era una de las dos únicas personas que podía jactarse de haber recibido un gesto de Shikibu en el que, al menos, despegara ambos labios. 

La joven asiática miró al sheriff con una expresión amable mientras su compañero hablaba, pero al mismo tiempo, con el rabillo del ojo, observaba alrededor, atenta a cualquiera que pudiese estar escuchando su conversación. 

Cuando Orpheus mencionó al trabajador del banco, los ojos azabache de la joven se desvaron significativamente hacia la ventana a través de la cual se veía la pared de la morgue, a un lado de la comisaría, y Shikibu se aseguró de que el señor McCoy viera aquella significativa mirada... ¿Les dejaría echar un ojo al cadáver?

-Entiendo..., dijo el sheriff McCoy. Se hizo un extraño y prolongado silencio. En la pared de fondo había carteles de "Se Busca", y encima de la mesa había multitud de papeles. Una gran parte del trabajo del sheriff consistía en preparar informes y expendientes de todo tipo.

-Me suena el caso. Un perito de la Costa Este. Llegó para evaluar algunas concesiones que tenía el First Bank of the West que iban a salir a subasta. No recuerdo ahora cómo se llamaba... Robert. ¿Richard?. No, definitivamente Robert.

Sacó un puro del cajón de su escritorio y le ofreció a Anthony. -A poco de llegar decidió subir a la montaña.

Apuntó con el cigarro hacia las Montañas de San Juan que parecían abrazar el pequeño pueblo. -El bueno de Robert era un urbanita, de manos delicadas y trajes elegantes. Es peligroso allí arriba. Accidentes ocurren.

A continuación encendió el cigarro y pronto el despacho se llenó de humo. No le pasó desapercibida la mirada de Blossom hacia el edificio adyacente y asintió. -Fue hace ya un tiempo. El cadáver fue trasladado a Lazarus, que es el centro administrativo. No falleció en el Crossing, sino arriba en las montañas. Por eso se encargaron del papeleo en Lazarus. Hice el informe correspondiente, claro.

Richard McCoy se quedó en silencio, observando a los dos. No parecía querer hablar más de la cuenta, y se limitaba a responder a las preguntas que le hacían.

Anthony cogió uno de los puros que el sheriff le ofrecía mientras asentía con la cabeza en señal de agradecimiento.

El grandullón se encendió el puro mientras escuchaba en silencio la historia del sheriff. Dejó escapar una leve sonrisa cuando Bud se refirió al perito como urbanita y critico su manera de ser. Él pensaba lo mismo de esa gente de ciudad que vivía entre algodones.

Mientras contribuía a llenar de humo el despacho, desplazó su vista hacía las montañas. Cuando el sheriff se quedó en silencio, Orpheus hizo lo mismo, es lo que acostumbraba a hacer. Ver, oír y callar. Hasta que miró a su compañera y reaccionó. En ese dueto, él era el hablador.

-Nos gustaría ver ese informe. -no era una pregunta- ¿Sabe usted si tuvo algún encontronazo con alguien? ¿A alguien le caía mal? ¿alguien le seguía o preguntaba demasiado por él?

Se quedo en silencio otra vez, pensando en si había algo más.

-¿Escudriñaron el lugar donde apareció muerto? ¿Sabría guiarnos hasta ese sitio?

-Nos gustaría ver ese informe.

Los ojos del sheriff McCoy se entrecerraron y su mandíbula se tensó marcando algunas arrugas. Solo un poco, como tratando de escudriñar algo en Orpheus. No hizo comentario alguno, ni tampoco se movió para buscar el informe. Simplemente les miró un largo rato mientras masticaba el puro.

¿Sabe usted si tuvo algún encontronazo con alguien? ¿A alguien le caía mal? ¿alguien le seguía o preguntaba demasiado por él?

Negó con la cabeza. -Estuvo poco tiempo por aquí. Poco tiempo como para hacerse enemigos. Ni amigos. Aunque creo que hubo una chica a la que ... cortejaba, si se puede llamar así. Quién sabe, igual hubo algún otro pretendiente celoso. No recuerdo su nombre, pero fue la única que se interesó cuando desapareció, y luego acudió aquí a la oficina varias veces cuando habían traído el cadáver.

Se encogió de hombros como si la cosa ya no fuera con él, y sacó de su bolsillo un bonito reloj de plata. Un regalo del señor Cashpaw del que le gustaba presumir. -Lamento no poder ayudaros más. Ya saben, en las montañas pasan cosas terribles a veces. Cuando el cazador halló el cadáver ya llevaba meses muerto. No tenía sentido inspeccionar más ese cuerpo, dijo contestando a una pregunta que en realidad no le habían formulado. -¿El cazador? Supongo que sabrá el lugar exacto. Se llama Henry Harris, o Hank. Vive en una cabaña en las montañas, rara vez pasa por el pueblo. Es un tanto peculiar. La cabaña la construyó con su socio "Borracho" Caval. Él baja más a menudo a por provisiones, y a por whiskey y mujeres.

Orpheus y Blossom le tenían al corriente a su jefa la Srta. D'Vialdi de los avances de la investigación de la muerte del perito de la Costa Este. Por desgracia, no había demasiado de que informar. El sheriff McCoy no se había mostrado con predisposición a colaborar. Era cierto que la muerte había tenido lugar fuera de su pequeña jurisdicción y el cadáver ahllado por los cazadores llevaba ya un tiempo en la montaña. Un accidente más, tal vez. McCoy se había limitado a hacer un informe preliminar y lavarse las manos pasando el asunto a las autoridades de Lazarus.

Además, no les había dado copia de ese informe a Blossom y a Orpheus por motivos que desconocían. Tal vez por no complicarse la vida aún más con algo que no era de su incumbencia, o tal vez porque había algo más. No les hhabía dado el informe, pero sí dos pistas sobre aquel citadino. La primera era que existía una mujer a la que había cortejado a pesar de su corta estancia en el Crossing. Y la segunda eran los dos cazadores, Henry Harris y Caval, que habían encontrado el cadáver. No vivían en el pueblo, y apenas pasaban por allí. Pero era mejor que nada.

Por último, en los registros del First Bank of the West hallaron un recibo de honorarios que el pobre perito nunca llegó a cobrar. En el papel aparecía su nombre: Robert Hayward III.

El siguiente paso era seguir la pista de los cazadores y de la misteriosa chica. Pero antes Orpheus preparó una misiva para el sheriff de Lazarus. Se habían conocido brevemente hacía años en otro lugar, y cuando Orpheus se enteró de su nombramiento para Lazarus se alegró. Se llamaba Patch Coyer, y estaba ya cerca de la jubilación, pero antes había sido un capitán de los Rangers de Texas. Un hombre honrado y capaz sin duda una especie en peligro de extinción por esta zona.

Orpheus confiaba en que podía ayudarles a esclarecer la muerte del citadino, así que agarró con su enorme mano la pluma que le ofreció Blossom.

Estimado Patch,

Nos conocimos brevemente en Fort Worth, y ahora nos volvemos a encontrar en la Caldera. Me alegro de tu llegada a Lazarus, esta región necesita a hombres como tú. En este momento estoy investigando la muerte de Robert Hayward el Tercero, un perito contratado por el banco First Bank of the West. El cadáver fue hallado en las Montañas y el Sheriff de Judas Crossing gestionó el traslado a Lazarus con un informe preliminar. No ha querido mostrar ese informe, si es que existe. Desconozco el motivo. Pero en los archivos de Lazarus debe haber algo del caso. Mientras tanto, voy a intentar buscar a lso cazadores Henry Harris y "Borracho" Caval que fueron los que encontraron el cuerpo. Dejo esta carta con Nathan Ollerton y Jeb Broud, son de confianza y puedes despachar cualquier asunto con ellos.

Se despide,

Orpheus Anthony.