Partida Rol por web

El temido pistolero del Consejo Cashpaw se incorporó sin aceptar la mano tendida de Jebediah. Después, con un movimiento exageradamente lento, recogió su característico sombrero fedora y con cara de asco quitó algunos pegotes de barro o de excrementos mojados.

Las palabras del prospector sobre pagar la factura de la lavandería no parecían registrarse en su cabeza. Seguía con la mirada perdida, confuso y con ganas de pegarle un tiro a algo ... o alguien.

La tensa escena mantuvo en vilo a los pocos lugareños que observaban a aquellos dos hombres. La fama de Twitchy Ryan eran sobradamente conocida, y su reacción imprevisible. Con cuidado, entraron en las tiendas o locales para dejar la calle despejada. Se hizo un extraño silencio, pero entonces éste fue roto por los ladridos de un perro.

Machí había encontrado a Stich y ahora le tiraba de la pernera del pantalón para llevarle hasta Jebediah. Stanton parecía estar de buen humor, pero entonces vio el estado lamentable de Twitchy Ryan. 

-Pero bueno... ¡Cómo te has puesto Twitchy! ¿Eh?, dijo sonriente y le miraba sin apartar la mirada. -Vamos, señor Broud. Ya tengo lo que necesitaba, y está todo hablado.

El final de su frase parecía más dirigido a Twitchy Ryan que a su jefe Jebediah. En cualquier caso, Paul Stanton comenzó a andar hacia la tienda y Ryan le observaba con una mirada asesina pero sin hacer nada.

-Vamos Jebediah, no se quede allí mirando. Tenemos que preparar el viaje.

Gerardo regresó a la tienda cargando una caja de madera con extraños objetos de cerámica con forma de vasos invertidos, y un rollo de alambre.

Según le informó a Nathan, eran para arreglar la línea de Telégrafo si se encontraban con un punto en que estaba rota cerca del camino. Zack se había ido a comprar las provisiones, y de Jebediah no sabían nada de momento. Ni de Stanton tampoco.

Nathan seguía revisando el carro, ahora ya más por matar el tiempo que porque fuera a descubrir o arreglar más de lo que había podido hacer, así que cuando Gerardo regresó con aquellos extraños vasos se interesó por el tema del telégrafo. Sabía lo útil que resultaba pero desconocía completamente el funcionamiento del mismo.

-¿Y sabe usted arreglar el telégrafo Señor Mezcal? -Preguntó sin ocultar su escepticismo.- No le tenía por un hombre de tales conocimientos. ¿Puedo echar un vistazo?

Señaló al alambre y a los vasitos de cerámica con curiosidad, quizás un vistazo más de cerca podría darle cierta idea de como aquello conseguía pasar mensajes a tanta distancia y a tal velocidad.

Jeb se encogió de hombros cuando el pistolero se alejó ignorándolo. Lo cierto es que no se sentía responsable del choque o al menos, no más de lo que lo era ese tal "Tichy" o como se dijera. Habría que ser muy mezquino para no aceptar su amigable proposición en una situación como aquella. Estuvo para soltarle alguna chanza, pero la prudencia y sobre todo, la aparición de Machí trayéndose a Stitch, interrumpió a tiempo la escena.

El muchacho al verlo, comenzó a hablar como excusándose.

-¡No me vengas con eso de Señor Jebediah!-dijo Jeb fingiendo estar más enfadado de lo que realmente estaba-¿Dónde demonios te habías metido, muchacho? Hay mucho que hacer en el la tienda y Nathan y yo tenemos que partir. Anda, ven conmigo y ya me cuentas por el camino que has estado haciendo mientras nosotros trabajábamos.

Luego dedicó una mirada a Machí.

-Y tú, bien hecho. No sé qué problema te veía Hank, pero a mí me gustas ¿eh?

Luego de darle un par de afectuosas palmadas en el lomo, comenzó a andar de vuelta a la tienda, esperando que ambos le siguieran.

-No he estado ocioso, Jeb, contestó Stanton sonriente. -He hablado con el telégrafo para aprovechar el viaje de ida para arreglar la línea, y...

Stich se quedó en silencio al ver pasar a algunos transeúntes. Luego susurró: -Ese Twitchy... por un momento pensaba que se iba a volver loco y sacar la artillería. No le hagas enfadar, Jeb. Él y su compañero Copeman... Hacen el trabajo sucio para su jefe. Y hacen que las personas se conviertan en comida para los cerdos.

Entonces vio a Zack junto a una tienda de suministros. Le saludó con la mano y se acercó para ayudarle a llevar las cosas hasta el carro.

Zack no tardó en volver, y con él venían Stich, Jebediah y el perro de éste último, Machí. El animal llevaba un trozo de carne curada en la boca, seguramente como premio por el trabajo bien hecho. Jeb y Stich cargaban con los suministros necesarios para el viaje, y cuando entraron vieron a Nathan y a Gerardo junto a la caja del operador de telégrafo.
 

Gerardo se rascaba la cabeza mientras Nathan observaba los contenidos de la caja.

Pues no, compadre. La verdad es que no tengo ni idea. Sé que tendremos que tender cable, y que los mensajes viajan por él, pero no sé para qué son los tarros estos, ni si hay que hacer algo especial con ellos.

Jeb le dio un par de palmadas en el hombro a Stich.

-No te preocupes de eso ahora. Yo me encargo.

Entró en la tienda.

-Vaya, vaya. Miren ustedes a quién me he encontrado por ahí-dijo mientras señalaba con su pulgar derecho hacia atrás donde estaba Stich-Yo temiendo que se estuviese metiendo en líos y el muchacho estaba trabajando. Cuéntanos muchacho, ¿cómo es eso del telégrafo? Parece que justo estaban tratando este tema por aquí.

- Eso no tendrá que ser muy complicado. Esos chismes blancos habrá que subirlos a los postes, clavarlos a la madera para que no se muevan con unos buenos clavos, y luego atarles el cable con unas cuantas vueltas para que quede bien fijo y listo. Coser y cantar - dijo Isaac despachando el asunto con celeridad - Lo importante es que he traído las provisiones y una botella de whisky para brindar por el éxito del viaje antes de la partida.

Dejando la caja con las provisiones sobre el suelo del almacén, colocó una caja más grande a modo de mesa y procedió a servir un vaso de whisky para cada uno.

- Esta vez también hay uno para ti Stich, has conseguido lo que te encargué a la perfección, y además creó que lo mejor sería que los acompañases en el viaje. No me veo a Jeb subiendo a los postes del telégrafo - dijo rompiendo a reír al imaginarse a su socio intentando trepar por uno de ellos.

Nathan meneó la cabeza contrariado. Él tampoco tenía ni idea de como podía funcionar el telégrafo, solo del resultado final, tampoco sabría arreglar una línea rota si encontraban alguna. Hizo un gesto de saludo con la cabeza cuando sus jefes entraron acompañados de Stich.

-El Señor Mezcal trajo todo esto para arreglar la línea de telégrafo, al parecer está rota. Pero no tiene ni idea de como se usa. Yo tampoco. 

Aquello le parecía un despropósito. Si querían arreglar el telégrafo lo normal sería que mandaran a alguien que supiera hacerlo. Tener los materiales y no el conocimiento era como si le dieran a un niño un rifle desmontado y pretendieran que se pusiera a disparar. Para su sorpresa, o quizás no tanta, Isaac despachó el asunto con una sencillez tremenda.

-Lástima que no pueda acompañarnos Señor Rubenstein, parece el único capaz de arreglarlo. -Miró a Jeb y a Stich. Quizás ellos si supieran, sobre todo el joven pues de otra manera Isaac no le hubiera incluido en el viaje, aunque ante aquello Nathan tenía otra inquietud más acuciante que lo del telégrafo.- ¿Sabes disparar Stich?

Todo aquel que supiera disparar sería un gran aporte para el grupo, de lo contrario solo una preocupación más a la que tener que proteger en caso de tiroteo y eso no le hacía tanta gracia. Al menos la perspectiva de tomar un poco de buen wishky le animó.

-Aceptaré encantado ese trago Señor Rubenstein.

-Me explicó el funcionamiento el señor Emory, el que opera el telégrafo, intervino Stich. -Es como dice Isaac. No parece nada del otro mundo. Las líneas tienen que pasar por los huevos estos y dar tres o cuatro vueltas en esta parte. Los cables se pueden empalmar, añadió mostrando cómo se unían dos trozos de cable.

A simple vista parecía fácil. -Seguro que nos las arreglamos, dijo y se tomó un trago de whiskey.

Al ser preguntado por si sabía disparar, se encogió de hombros. -No soy un pistolero. Pero tengo un arma y alguna vez he tenido que usarla. No os preocupéis por mí. Además, conozco Lazarus y eso puede seros de utilidad.

Stanton estaba con ganas de participar en el viaje. En general, se le veía animado con participar.

-Buen trabajo, muchacho-dijo Jeb sonriendo-Parece que te vienes con nosotros. Y tú también, chucho del demonio. No veáis como me trajo a Stich. Jajaja.

Jeb se detuvo a hacerle unas carantoñas al animal. Estaba empezando a cogerle cariño.

El buen humor de Jeb pareció desvanecerse por un instante cuando Stich habló de su escasa habilidad con las armas, lo que le recordó a su primer encuentro. Miró un segundo al muchacho y asintió.

-Si, será mejor que enseñemos al muchacho cómo defenderse. En una ciudad como esta es más que necesario. A propósito, mientras buscábamos a Stich tuve un encontronazo con ese pistolero brabucón de Cashpaw...Twichy, creo que le llaman. Encontronazo en el sentido más literal de la palabra; tropezamos al doblar una esquina y el tipo cayó en un charco de barro lleno de heces de caballo. Ni siquiera entonces se inmutó el desgraciado.

Jeb interrumpe en esta parte su relato para contener una carcajada. 

-...Intenté calmar la situación pidiéndole disculpas aunque lo cierto es que tanta culpa tuve yo como él. Incluso me ofrecí a costear los gastos del tinte, pero ni me dirigió la palabra. Me da que ahora me tiene entre muela y muela. Lo digo para mantenerles al tanto por si hay algún disgusto.

El disgusto lo tendrá ese pendejo si se acerca siquiera al carro... -dijo Gerardo, bravucón.

En fin, voy a ver cómo va Morty con los caballos.

Gerardo salió de aquél lugar en dirección a los establos, impaciente por comenzar el maldito viaje.

Nathan no terminaba de entender aquello del telégrafo, pero le aliviaba saber que a Stich alguien se lo hubiera explicado y que el muchacho les acompañara finalmente, además decía conocer Lazarus y eso nunca sobraba, él solo había estado de paso una vez. Que no fuera un pistolero consumado no le preocupaba, no mientras supiera defenderse y así parecía ser.

-Nuestro amigo el Señor Mezcal nos ha prestado estos rifles. -Nathan señaló el saco donde estaban, era mejor que Stich también tuviera uno.- ¿Has disparado alguno? Con estos se puede disparar varias veces seguidas sin recargar, coge uno.

Por lo general la gente de cierta edad solía haber disparado alguna vez con pistolas y rifles pues la guerra estaba aún reciente, aunque no todos había participado, pero si había una pelea era necesario estar más o menos familiarizado con las armas. El tema del encontronazo con el tal Twichy le preocupaba un poco más, ese tipo de personas no le gustaba nada, aunque tampoco les temía.

-Usted hizo lo que debía Señor Jebediah, si ese hombre no aceptó sus disculpas ni la reparación que con tan buena fe le ofreció no es problema suyo. Pero ha hecho bien en ponernos sobre aviso, tendremos los ojos abiertos por si acaso.

Nathan se hubiera disgustado mucho de ser él el que hubiera acabado en un charco, pero un accidente era un accidente y además el Señor Broud había sido educado y generoso, de eso no tenía duda, así que si el tal Twichy quería buscarle las cosquillas no se lo iba a permitir.

Los cinco se quedaron hablando un buen rato en la tienda compartiendo la botella de whiskey, y ya con todo listo para partir se fueron a descansar algunas horas para poder aprovechar el día siguiente el máximo de luz para el viaje.