Partida Rol por web

Al ver el mortífero útil, extiendo la mano y hago el amago de tomarlo pero sin llegar a tocarlo. 

—Hay una víctima más de ese mismo asesino: monsieur Pierre d'Rue, a quien gané en la partida de póker la concesión. No sé lo que sabrán de lo sucedido en el Paradisio, pero desde luego algo muy importante debe ocultar ese pedazo de tierra si ha costado la vida a tantas personas. 

Eramos cuatro en la mesa de póker: Morty, Matt, Pierre y yo. El azar quiso que yo tuviese la mano ganadora y me quedase con ese pedazo de papel cuando Pierre lo puso en la mesa al quedarse sin efectivo con el que continuar apostando. 

Pierre y Morty se retiraron a sus propios camarotes tras finalizar la partida y Matt y yo pasamos la velada juntos. Unas horas después, en plena noche, Morty nos avisó de que había visto a monsieur d'Rue en la puerta de su dormitorio en el que se hallaba durmiendo hasta que lo despertaron ruidos fuera. Pierre estaba magullado y con una herida visible en el cuello. Le conminó a avisar a Matt mientras él daba aviso al capitán. 

Fuimos los tres al camarote de Pierre d'Rue donde hallamos un arma exactamente igual a esa.

Fue la última vez que vi a Matt...- mi voz se quiebra mientras bajo la vista a la mesa, alejando la mirada del nefasto instrumento y recordando un breve pero dulce momento de mi pasado.

Como ya habían ido averiguando, aquella maldita concesión estaba provocando una verdadera sangría y lo peor de todo es que se estaba cebando con algunos conocidos suyos, ahora tan solo quedaba la señorita Vivian y no podían permitir que le pasara nada malo, al menos le debía a Matt aquello.

-Siempre sospeché que lo que le pasó a Matt no había sido un simple accidente. -Dijo con mucha tristeza.- Lamento no haber estado aquí para cubrirle la espalda. Esos malnacidos se han ido cargando a todos de una manera vil y cobarde, pero ahora ya sabemos lo que quieren y no vamos a permitirles que sufran más inocentes, pero debemos ponerla a salvo Señorita Vivian, ahora mismo las cosas en el pueblo están muy revueltas. ¿Tiene algún sitio donde quedarse?

Ahora cada vez le quedaba más claro que aquel mal nacido estaba detrás de los asesinatos, por fortuna ya estaba camino del infierno y no haría daño a nadie más. Pero aún quedaban muchos hombres como él en el pueblo dispuestos a hacer cualquier cosa sin escrúpulos por un puñado de dólares.

-Oro. Eso es lo que hay, obviamente. En cantidad suficiente para hacer que un hombre no tenga que trabajar en el resto de su vida...o varios hombres incluso-Dijo Jeb intentando contener su enfado por la historia que acababa de escuchar-. 

-Es lo que siempre está detrás de todo. No se puede caer más bajo. Parece usted una mujer resuelta. Debería esconderse en algún lugar hasta que esto pase. Su información ha sido de gran ayuda, se lo agradezco.

Hay una víctima más de ese mismo asesino

 —Pero ya no habrá más... al menos no de ese tipejo —sentenció Gerardo, mientras se servía a si mismo otro vaso ya que el resto no parecían hacer el amago.

Todo aquello de la concesión le traía sin cuidado. Si se había visto envuelto en aquello había sido por la muerte de Morty, que ya había vengado. Aunque seguía habiendo culpables en la sombra a los que no le importaría hacer pagar también, o simplemente hijosdeputa sin los cuales Judas sería un lugar mejor, Ridgeway entre ellos.

- Oro tal vez, pero el Sr. Bordeaux tiene dinero de sobra - Isaac se acariciaba la barbilla mientras pensaba - Lo que el quiere es poder y controlar toda Judas. Es posible que esa concesión pueda afectar a sus planes del ferrocarril. Mañana a primera hora voy a ir a informarme del trazado de las vías.

Entonces se acordó de algo y se dirigió a Vivian.

- Disculpe Señorita Vivian ¿Ha dicho que cuando vieron a Pierre sólo estaba magullado? Me dijeron que al día siguiente desapareció del barco y no lograron encontrarlo. ¿Es posible que escapase?

Jeb sonrió asintiendo cuando Gerardo hizo presente que Delacross¹, el lacayo de Bordeaux, había muerto. Aunque en realidad, como cristiano que era, nunca se alegraba de la muerte de nadie.

-Así es. Si la venganza significa algo para ustedes, ha sido llevada a cabo.

Pero en realidad eran las palabras de su socio las que más llamaban su atención.

-¿Insinúas que esa concesión podría estar justo por donde pasa el ferrocarril?-dijo Jeb sin ocultar su escepticismo-No sé...no está de más comprobarlo, pero se me hace extraño. Suelen preferir terreno llano y bajo para eso. Resulta más barato y rápido. En todo caso, quizá tenga algo que pueda ayudarnos a esclarecer lo sucedido. Esperen un momento. 

Jeb bajó hasta la planta baja y al cabo de un rato, subió con un atado de legajos y cuartillas que posó sobre la mesa. 

-Echemos un vistazo a esto. Y mejor no pregunten cómo lo conseguimos.

Jeb regresó con varios documentos y un cilindro de cuero endurecido que contenía varios mapas de la zona del río Delores. El mapa de mayor tamaño contenía varias notas difíciles de descifrar, y la ubicación de Judas Crossing y de la mina de Bordeaux le recordó a Jeb su aventura por el Delores superior a poco de llegar al pueblo:

Mientras exploraba los alrededores, siguiendo el curso del río Delores, Jeb había viajado al norte y había encontrado algo de oro más arribade donde se ubicaba la gran operación minera de Bordeaux. Y era precisamente en aquella región donde murió aquel perito de la Costa Este. El afluente inferior del río llevaba a la zona de las minas de Bordeaux,  la operación minera más importante de la región. La mayoría de los prospectores buscaban a ambos lados de las concesiones de Bordeaux para conseguir su parte del botín. Pero el mapa que había en la mesa parecía centrarse en otra zona.

El resto de los documentos eran tablas y números que de momento no les decían nada, pero todo giraba en torno al oro y a los dólares. El tren era un símbolo del inevitable progreso, pero Judas Crossing vivía y moría con las vetas del preciado metal. Y algunos líneas en el mapa pasaban cerca de la mina, pero otras muchas se habían dibujado en otra parte alrededor de una frase:

"TERZO CIELO"

Por otro lado, Vivian había nombrado a Pierre D´Rue. A Zack, Jeb y Nathan les sonaba ese nombre, y una reunión con la directora del First Bank of the West.

First Bank of the West...

Cuando Zack y Jeb inauguraron la tienda, necesitaban financiación. Y Caprice D´Vialdi les concedió una hipoteca con unas condiciones muy ventajosas. A cambio de una única petición, formulada por su mano derecha Orpheus Anthony:

El grandullón se colocó al otro lado de Caprice. La dueña del banco estaba flanqueada por dos temibles leones que harían lo que fuese por protegerla.

-Miren, Pierre D'Rue -dijó mientras señalaba el primer nombre escrito, como para darle más énfasis- Es un francés amigo nuestro. Hace algunos meses, le fue concedida una concesión minera, la 3CL. Poco después de eso, asistió a una fiesta a bordo del barco Paradiso... y ya no supimos nada más. Desde ese momento le perdimos la pista a él y a la concesión, es como si la tierra se los hubiese tragado...

Hizo una pausa, mientras con el dedo señalaba el Paradiso, claramente el punto de inicio de todo este misterio.

-La cuestión es que nos gustaría saber que ha pasado con nuestro amigo. Y con la concesión, claro. Si tuvieran a bien investigar sobre ello, sería algo que la señorita De Vialdi les agradecería. Por lo poco que sabemos, una de las asistentes a esa fiesta fue la joven hija del señor Bordeaux. Dudamos de que ella tenga algo que ver, pero quizá podría saber algo sobre el francés. Evidentemente no es una persona a la que se pueda abordar así como así, se tiene que ir con un poco de tacto. Quizá lo principal sería buscar a los acudieron al barco y saber quien pudo estar allí aquella noche y si vio algo.

Desde entonces, Zack sobre todo había estado buscando a las personas que habían acudido a aquella fiesta. Pero no habían encontrado ni rastro de Pierre D´Rue. Pero les constaba que, de su parte, Orpheus Anthony y Blossom Shikibu habían estado investigando también.

-Señores, si realmente pensaban plantificar el ferrocarril por este lugar, probablemente es porque no sabían lo que vale. Pero Bordeaux lo sabe, sin duda e intentaría hacer que cualquiera que tuviese semejante idea, cambiase de opinión. He tenido ocasión de conocer esa zona, el propio Clemens me la rec...¿Clemens? ¡Vaya!

Jeb se frotó la cara como si acabase de percatarse de algo. Se quedó mudo por un momento y señaló el mapa justo en la zona marcada.

-Es eso. Sin duda alguna.

Nathan observó el mapa que habían conseguido Gerardo y Jeb mientras pensaba en las posibles maquinaciones de Bordeaux.

-Los ricos y poderosos nunca parecen tener suficiente. Está claro que esa concesión vale lo suficiente para ir dejando un reguero de cadáveres. ¡Malditos! -No podía evitarlo, la sangre le hervía al comprender de qué manera tan cruel había muerto un buen hombre como Matt y el resto de los fallecidos. En cualquier caso miró a la señorita Vivian arrepentido.- Mis disculpas señorita, no era mi intención ser malhablado. -Antes de volver su vista al mapa y los documentos quiso comentar algo más.- Creo que deberíamos hablar con la señorita De Vialdi, ella y su banco estaban muy interesados en averiguar sobre Piere D'Rue y lo que había sucedido con la concesión, probablemente puedan saber qué es lo que realmente está pasando con ella y porqué Bordeaux tiene tanto interés. Además creo que la señorita Vivian estaría segura con ellos mientras arreglamos todo este asunto.

Seguro que la señorita Caprice estaría dispuesta a protegerla y ella tenía los recursos y un edificio muy protegido para hacerlo, le parecía una buena opción, aunque ahora tocaba intentar averiguar algo por su cuenta mirando los documentos a ver si sacaban algo más en claro.

Nathan observaba el mapa y los papeles que había puesto Jeb. Entendía los mapas desde sus tiempos en el ejército confederado, y tenía una mente ágil para buscar las relaciones entre las anotaciones del mapa. Aún así, le faltaban algunos datos.

El mapa tenía líneas y símbolos que tenían que ver con hallazgos de oro. Afloramientos y venas del preciado metal que surgían de forma irregular en distintos puntos, pero que guardaban relación con el filón desde el que se emanaba todo. Y en ese complejo esquema, tal vez la concesión 3CL encajaba como una pieza clave del puzzle.

Lo que les faltaba era ubicar exactamente la concesión en el mapa.

Envuelta en una tela, escondida en un agujero en el suelo del teatro... Vivian recordaba dónde había escondido la concesión 3CL que tantas muertes había causado.

Faltaba pasar a recogerla... Pero ya no trabajaba allí, y no era fácil entrar a escondidas. Quizá, si fuera a acudir a una obra como invitada, ella podía encontrar un momento para desaparecer y recoger la concesión. Miró a Rubenstein. Le había visto alguna vez acudir como público.

Se estaba haciendo tarde, y quedaba solo un día antes de la reunión entre D´Vialdi y Cashpaw. Decidieron descansar la noche para recuperar fuerzas. El día siguiente, la prioridad era localizar la concesión 3CL para guardarla a buen recaudo y evitar que acabase en manos de Ridgeway, y por el otro ultimar los preparativos de esa reunión. Y tal vez aprovechar la reunión para terminar de descifrar el misterio de la 3CL.